jueves, 2 de diciembre de 2004

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Mirando al pasado

Blancas las paredes blancas,
lo incoloro de todo color,
el dulce frío del fuego,
el intenso temblar del calor,
y el rojo marchito del corazón,
vagando en los rumbos de mi mente,
susurrando débilmente tu nombre
que veo sutil escrito en hojas de color
que volaron de un escritorio
para tornarse vacío,
tan vacío como puedo sentirme ahora.
El teléfono espera el alegre sonar
que podría hacerme levantar,
me pregunto si irá a sonar,
quizás no lo haga, sé que no lo hará,
aún así pienso qué diría si lo hiciera,
seguramente el corazón comenzaría a palpitar,
pero ese sonido ahora es recuerdo,
como aquellos momentos que serán eternos,
aquellos besos, y aquellos otros que ahora son rotas ilusiones,
acepto que perdí y que lloré,
que echaré de menos aquellos planes que algún día haríamos,
que extrañaré esas largas pláticas,
y sé ahora que fuiste mi mejor experiencia.
Cuántas veces pensaré en si está noche estarás bien,
o si necesitarás una mano de apoyo,
o si será importante que te regale una sonrisa de aliento,
y si quizás quieres platicar un poco del día a día,
veo como un filme todo el ayer
que tuvo sus momentos de virtudes y otros que no,
pero los buenos compensaban los que no lo eran.
En mi armario se encuentran ordenados mis recuerdos,
los hermosos siempre a la mano y los otros allá escondidos
pues me gusta más ver lo bueno que fue el ayer,
y omitir por un momento lo que no fue,
es bueno admirar todo el logro pues te hace sentir importante,
pero lo que no lo fue te hace valorar mucho más lo que al final obtuviste,
no me arrepiento de nada, pues ese tiempo me hizo sentir bien,
lo que lamento es el final de la época
porque pensé que sería mucho más larga,
lo suficiente como para ver todos nuestros proyectos realizados,
lo suficiente como para sentirme inmensamente feliz durante siglos.
Verde sobre pasto verde
sentados debajo de un inmenso árbol
donde te dije que tanto te quería,
mencioné también otras muchas cosas,
donde me quedé inmóvil al contemplar tu carita
que coloreaba el más gris de mis día,
caminatas, besos y abrazos todo es un ayer,
todo es un recuerdo, todo fue un sueño,
por el cual luchamos creyendo ser incansables,
una dura batalla contra el mismo mundo y sus designios,
pero no nos alzamos con la victoria,
ahora sólo cerramos puertas y abrimos ventanas
que no sabremos qué nos deparan,
pero con fuerza abriremos una nueva puerta,
entiendo que el mirar el pasado me ha dejado un aprendizaje,
que quizás fue algo costoso realizar el viaje,
y que hubiese preferido detenerme antes del final del camino
pues habría querido fuese diferente, pero no debe ser,
ahora nuevos rumbos debo buscar y en esta batalla he de ceder,
no pidas quedarme cerca, pues no creo poder hacer,
pero sí sé que de un ayer no puedo vivir,
y que mirando el pasado me di cuenta que puedo seguir,
y que es lo que he de hacer porque debo volver a emprender.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

039.Mirando al pasado.Colección El Poder de las Letras.Waldylei Yépez.docx
02/12/04

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