miércoles, 26 de diciembre de 2007

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Palabras de Navidad

021. Palabras de Navidad. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

El 24 de diciembre es el día de la espera de regalos. El Niño Jesús se prepara para nacer, y en su nombre todos los niños recibirán presentes que irán desde carritos, trenes y bicicletas hasta video juegos y demás. El ambiente yace rodeado de fuegos artificiales y pirotécnicos, la sonrisa en la cara de los más pequeños es lo que reina a la espera del niño. Recuerdo que muchas veces me dije que ésta fecha es para los pequeños, mientras nosotros los adultos festejaremos el año nuevo. Todo parecía marchar con tranquilidad en casa, mientras al fondo sonaba alguna música. Ya casi eran las 12 de la media noche. De repente, mientras caminaba por el pasillo escuché algún susurro. Me detuve pensando que alguien me hablaba pero no había nadie cerca, seguí mi camino hasta la cocina donde preparé alguna cosa para comer, el resto de la familia estaba reunida en la sala. Allí volví a sentir que me hablaban, pero nadie apareció. Puse mi plato de comida en la mesa del comedor y volví a escuchar alguna cosa, pero ésta vez me quedé en absoluto silencio y tratando de poner la máxima atención que pudiera y fue cuando oí:
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jueves, 20 de diciembre de 2007

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A las 12 en punto

020. A las 12 en punto. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Ésta es la hora en que vivo en el pasado, 11:59 p.m. dice mi reloj y 12:01 a.m. posteriormente dirá, así que dentro de un par de minutos estaré en el futuro.

Pasado y Futuro, dos cosas distintas y tan ligadas entre sí pues la gente dice que sin Pasado no habrá Futuro. Me pregunto si realmente el Tiempo existirá, o si sólo es el resultado de una absurda comparación. Pasado es “lo que hice antes de hacer esto”, y “esto” es el Hoy que antecede a “lo que haré más adelante”, llamado Futuro. En fin, no es de mi interés explicar nada y menos sobre el Tiempo, se lo dejo a los expertos.

Por lo pronto, miraré cómo pasan los siguientes segundos hasta que se hagan las 12 en punto. Y luego viviré con sumo gozo los siguientes 60 segundos, pues es el minuto donde todo se detiene, donde no existe ya el ayer con sus innumerables problemas, el estrés del tráfico, del bullicio del centro de la ciudad y la cara de molestia de la mayoría de la gente... es un estrés vivir en el pasado. Es una locura pretender que nuestros instantes de ahora sean igualitos a los anteriores, muy a pesar de que aquellos hayan sido agradables, pues cada uno tiene sus necesidades e ideas que rotan, como rota la tierra, porque absolutamente nada es estático en la vida. Lo estático no avanza, lo estático es contrario al vivir. ¿Y qué es vivir? No detenerse.
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sábado, 8 de diciembre de 2007

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A la partida del tren

019. A la partida del tren. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Se le vio salir con ansía junto a una maleta hacia la estación. No se sabría describir su estado de ánimo, pues parecía una mezcla de tristeza, frustración y rabia. Nadie supo en aquel vecindario qué la movía o determinaba su partida, a excepción de su fiel acompañante y amigo. Él sencillamente prefirió no decir nada al respecto, sólo escucharla.

Llegó unos minutos antes de la aparición del tren. Aún no despertaba el sol. Partiría en el primer viaje del día, así pocos le verían alejarse. De hecho, tampoco le avisó a su amigo del día y hora de viaje, pero igual éste se enteró y la siguió sin que ella se diese cuenta. Por el camino, estuvo muy pendiente de su seguridad y lucho contra sus ganas de pedirle que se quedara.

Él la vio sentarse en un banco de madera. Colocó su maleta cerca y miraba los rieles en espera de su transporte. Cargaba sus botas marrones y el abrigo que él le había regalado en el cumpleaños. La vigilaba desde la cerca, algunos metros lejos y en silencio. Pensaba que debía acercársele y despedirse, pero lo detenía su mente cuando le decía que por algo ella no había querido despedirse de él.

La vio tan frágil, tan desprotegida allí sentada que su instinto protector se desbordaba. ¿Qué era lo que sentía? Estaba triste. Algo muy importante se le estaba yendo de las manos y no podía hacer nada.

Fue entonces cuando apareció el tren sobre los rieles. El ruido típico se apoderó del entorno y su corazón se aceleró. Él se aferró a la cerca.
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jueves, 6 de diciembre de 2007

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Crepúsculo

018. Crepúsculo. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Hace unos pocos días, vi resurgir con el fuego de la tarde al poeta caminante. Lo vi detenerse frente a mi portal y sentarse en la acera. Salí en su encuentro y me senté junto a él. Quedamos un rato en silencio mirando al horizonte donde podía verse las montañas, tiernamente cubiertas por el cálido sol crepuscular. Aquel fue un gran espectáculo natural, no lo olvido pues fue la primera y única vez que vi tan mágico instante.

- ¿Qué has hecho? -. De repente me preguntó.

- No muchas cosas, lo normal y cotidiano -. Fue mi sencilla respuesta.

Estaba acostumbrada al “marchar” del poeta. No se detenía en ningún sitio; como nómada viajaba y viajaba por el mundo, pretendía ser totalmente “libre”. De hecho, cuando lo vi me dije: « ¿Qué hará por aquí? ». En cierta manera, era más distante que la distancia.

Durante largos minutos conversamos trivialidades. No cambiaba su actitud, seguía siendo jovial pero maduro cuando debía.

Al rato, le pregunté:

- ¿Qué te parece la tarde? -.

Miró las montañas unos segundos. Hizo un suspiro profundo, tan profundo que pensé era su corazón quien lo había hecho.

- Es exactamente... lo que nunca tendré -.
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Hoy voy a morir

017. Hoy voy a morir. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Si me preguntan que si quiero decir algo, la verdad es que no.

Si me confiesan que parezco triste, creeré que se equivocan.

Si murmuran acerca de mí, la verdad no me importa.

Si creen saber todo sobre todo, pues... qué me importa.

Simplemente ya no parezco feliz.

Ni rastro queda de la persona más fuerte del mundo.

Hoy quisiera ya no estar.

Ya no temo ni a la soledad.


Si crees que merezco tu lástima, te la puedes guardar.

Si crees que tu alegría me servirá, es mejor que te la quedes, quizás la vas a necesitar.

Si me dices que tu preocupación vela por mí, pues no preocupes.

Si sientes impotencia, presta atención a otras sendas.

Nada me ocurre hoy.

Sólo estoy sin pensar, sin actuar ni meditar,

porque sin querer queriendo hoy voy a morir.
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sábado, 3 de noviembre de 2007

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La vida se esfuma... con cada gota

016. La vida se esfuma... con cada gota. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Encima de mi mesa yace una jarra de agua. Ella es transparente como su contenido, y su asa es de un hermoso cristal. Es una pieza maravillosa, y es una pieza única como la misma vida y cada persona. Sin embargo, hay un detalle que no podrá ser ocultado siempre. Tiene un pequeño agujero, y por allí lenta pero constantemente se vacía. Quise remediar el problema, pero hasta hoy no se ha encontrado la manera. El orificio pasa desapercibido ante la vista, para lo externo todo está perfecto, pero para quién conoce el mero centro de la base, sabe que lo que allí reposa es más que un pequeño mal.

No he encontrado quién pueda repararla, y remediar su dolor. No hay forma de reemplazarla tampoco. Quisiera tener en mis manos la posibilidad de detener su brote, pero sólo me queda mirar cómo se escurren por mis dedos los fluidos.

Ésa jarra lleva mi nombre, ve con mis ojos y escribe con mis manos. Dentro de sí, lleva el fluir de mis recuerdos, de mis anhelos y hasta de lo que he olvidado. Y en la base, lleva lo que me aqueja desde siempre: un escurrir de vida.

Durante días, meses y años, he visto tus quejidos. Tu mal humor. Tus ganas de morirte para no tener que enfrentar tus problemas, y sin pretender comparar, me veo a mí mismo y me digo en silencio: “¿Qué sería de ti, si vivieras lo que yo?”. No lo sé, y no te lo deseo.

Te miro y veo a alguien fuerte, alguien que podría hacer lo que quisiese, pero a pesar de ello no lo quiere. Me miras y me dices que puedo hacer lo que quiera, pero lo que en realidad quiero no puedo hacerlo.
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martes, 30 de octubre de 2007

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Sé que no es el momento

015. Sé que no es el momento. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

No esperaba que está ocasión llegara. Pretendía pensar que todo era “prolongable”, y que los “para siempre” sí existían. Como niña que sueña, quería vivir sumergida en la fantasía pensando que caminar juntos era imprescindible. Quería pretender ser tan importante, que aún la erosión del tiempo no pudiese borrarme. Soñaba tantas cosas, que aunque sólo fuesen utopías, confiaba en ellas ciegamente. Hoy me he dado de frente contra la realidad, e inmersa de soledad y nostalgia echo mi prosa al andar.

Pisando fuerte la tierra, como huella que pisa huella, decidí tomar una decisión. Este quizás no sea el momento más preciso. Como un vaso de agua fría que choca contra el rostro, me temo será mi noticia. Me ha costado un mundo decirte estás cosas, me he llenado de lágrimas mis ojos y de suspiros el corazón, mis dedos desaceleran su paso mientras mi mente viaja como la más veloz de las locomotoras. No sé cómo continuar…

Por mi ventana, diviso a dos pequeñas aves sobre el árbol. Parecen satisfechas de estar juntas, parecen ser felices entre cada salto de rama en rama. Sin embargo, una ha decidido volar mientras la otra me mira con tristeza, luego alza su vuelo en dirección opuesta. Veo que más de uno, correrá la misma suerte que yo.

Ése es el mensaje de mi carta, ha llegado el instante de que me vaya. Sé que no es el momento, justo ahora que comenzamos a conocernos un poco más, la vida se interpone y me hace perder la batalla.
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Desaparecidos digitales

014. Desaparecidos digitales. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Más que una contraseña y usuario
es una vida en un diario,
la verdad enmascarada
detrás de un nick y una espada.

Mientras yacía conectada
y esperaba te conectaras,
tu cuenta ni conectabas
en tantos meses y semanas.

Cercioré la cuenta MySpace
pero ninguna entrada fue incrustada,
pregunté a los Bloggers del momento
y según ellos, no tienen conocimiento.

Verifiqué tu número en mi “cel”,
y de inmediato lo dizque,
me salió: “número equivocado”
a pesar que atentamente, lo había anotado.

Alguien me dijo que quizás cambiaste de Nickname,
y que tu correo ya no es de Hotmail,
que te creaste uno de los tantos millones de Gmail,
y que quizás se te extravió mi mail.

“Un poeta” fue tu nombre
detrás un Roberto, Enmanuel o Luís Conde,
me llamabas: “Niña linda”
mientras era Adriana, Luisana, Fabiana o Maria Luisa.

Muchas veces me enviaste las Tarjetas Gusanito,
y unos correos bien bonitos,
hoy mi buzón está vacío
pues ni Cartas ni Postales fue el envío.

Releí tus correos del pasado
y me han llenado de nostalgias,
ver lo que fue y hoy está olvidado,
ver lo que fuimos, y que hoy se ha marchitado.

Hoy escribo esto a ver si te encuentro…

Atención:
Si eres “el Ángel”, o mi “Romántico Caminante”,
escríbele a la “Niña de Diamantes”…

¡Pronto! Antes que el tiempo… Me haga olvidarte.

30/10/2007 01:32 p.m.
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martes, 23 de octubre de 2007

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¿Cómo decir?

013. Cómo decir. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

¿Será que podemos hablar unos instantes? O mejor dicho, ¿Será que puedes escucharme un momento? Me imagino que estás ocupado, como siempre lo has estado, pero quiero decirte algo. Por favor, deja de escribir o de mirar el objeto que miras, en su lugar mírame a mí que estoy aquí. Sé que el negocio es importante, también comprendo que debes trabajar pero son sólo unos minutos de tu tiempo lo que quiero.

Sí, ya me has dicho que me quieres, y también me has dicho que me piensas. Pero yo sé que, en verdad, sólo es en los instantes que nos vemos, cuando te acuerdas de éste rostro. No por favor, no digas que sólo busco discutir y que nada me satisface. No me ofrezcas cosas materiales, eso no me interesa aunque pienses lo contrario. Yo sólo… te he amado demasiado.

Hoy desperté empapada en silencio, y me puse a pensar cómo decirte todo esto. ¿Podrías dejar ésa llamada para más tarde? ¿Tienes que contestar ése e-mail en éste instante? Sí, yo comprendo… siempre lo hice, y has de admitir que nunca lo agradeciste. No digas eso, no busco discutir, de verdad.

Cada vez que recuerdo tus palabras bonitas, revivo todo lo bueno que me hicieron sentir. También aprendí a conocerte con el tiempo, hasta darme cuenta que sencillamente no me necesitas. Sí, sé perfectamente lo que estoy diciendo.
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sábado, 20 de octubre de 2007

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Puente al Futuro

012. Puente al Futuro. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Era una noche bastante oscura. A lo lejos, los sonidos de las bestias al acecho. Él caminaba rápido entre la maleza de aquel bosque. Se preguntaba así mismo si habría alguna cabaña cercana. No era la mejor situación que vivía.

De repente, oyó el sonido de las piedras arrastradas por el agua.

« ¡Un río! ». Se dijo para sí mismo. Corrió.

Al llegar, se dio cuenta que efectivamente era un cuerpo de agua. Bastante extenso, caudaloso y hondo. No había modo de pasar al otro lado.

Fue entonces que escuchó un ruido débil cerca, también se movía ligeramente un pequeño arbusto. El chico se acercó con cautela, allí pudo divisar a un anciano que titiritaba. Si bien llevaba algo grueso para cubrirse, no le era suficiente para el tenaz frío que los acechaba. El hombre apenas lo miró.

« Y yo que pensé estaba en una pésima situación ». Reflexionó un momento. Luego siguió preguntándose cómo haría para cruzar el río.

- No hay forma de cruzarlo -. Le dijo como pudo el viejo.

- Mañana lo veremos -. Contestó el chico.

Luego se dispuso hacer una fogata, ambos necesitaban calor o la pasarían muy mal en la noche. Le preocupaba más el anciano por su avanzada edad.

« Debo encontrar una manera de pasar ése río ».

A la mañana, el viejo abrió los ojos. Desperezó su cuerpo mientras oía los ruidos de unas aves. Miró a su lado, allí estaba el chico aún dormido. Decidió levantarse para estirar las piernas y buscar algo de comer. Se alejó algunos metros del sitio. Al rato estuvo de regreso, y el chico parecía un oso invernando. Hizo un gesto de desaprobación. Fue entonces cuando tomó una rama del suelo, y se la lanzó encima. Éste se levantó asustado, pues el golpe lo había despertado.
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martes, 9 de octubre de 2007

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El Privilegio de Amarte

011. El Privilegio de Amarte. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

He intentado escribir un par de ideas, pero no he podido plasmar nada concreto. Será que no tengo inspiración alguna, o que no puedo unir satisfactoriamente dos palabras. Sigo intentado decir algo importante, pero las letras superfluas sobran.

¿Qué te puedo contar de ésta noche? Quizás que es una noche como cualquier otra. Creo que no hay nada fuera de lo común, excepto porque ésta vez quiero escuchar tu voz diciendo: “Hola, que tal”. Sí, me encantaría que hicieras sonar mi teléfono.

Mientras escribo puedo imaginarte, allí yaces sentado leyéndome sin motivo alguno, aunque quizás yo te lo pedí o te insté a que lo hicieras. Sin embargo, nunca he pretendido que me leas. Para serte sincera, nunca he esperado nada de ti y aún así, terminas dándome cosas que no esperé, que no pedí pero que necesitaba aunque no lo dijese. He estado preguntándome, ¿Cómo es posible que seas así? Es que me sorprende tus pequeños-grandes detalles que siempre hacen la diferencia.

Estuve repasando los capítulos de mi vida, hace relativamente poco tiempo, y siempre se me ha tildado de ser alguien tal o cual. Pero no sé por qué razón ahora, me gustaría saber cómo me ves tú. Por otra parte, ¿Te gustaría saber cómo realmente soy? ¿Te interesa saber cuáles son mis niñerías? ¿O conocer mi firmeza cuando se trata de seriedad? De mi parte, no sé mucho de ti tampoco, creo que estamos en la misma situación. ¿Quién reside detrás de ése rostro? ¿Quién respira bajo ése nombre tuyo?

Me sorprende verte aparecer cada vez que necesito un apoyo. Me inquieta sentir que, en algún momento, voy a comenzar a necesitarte más de lo normal. Pero para seguir siendo franca, no voy a impedirlo. Me agrada cada uno de tus gestos.
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lunes, 1 de octubre de 2007

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La Librería del Amor

010. La Librería del Amor. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Ana era una mujer dedicada a los libros y las letras, se había casado con Ricardo hacía un par de años. Él había prometido ayudarla con la apertura de la Librería que tanto deseaba. Trabajando juntos se logró hacer para principios del mes de Abril. Ella buscó la ayuda de su mamá para la caja y administración, mientras su esposo continuaría en su trabajo original.

Alejandra, Pedro y Miguel eran jóvenes emprendedores que Ana decidió contratar. Todos tendrían más o menos su edad, se había casado joven y había sido privilegiada con un matrimonio feliz. Estaba alcanzando poco a poco lo que se había trazado.

De ella, podemos decir que era un mujer atractiva, con cabellos largos castaño claro y ojos color café. Su porte era la de una mujer muy segura, decidida y firme. Ana y Ricardo hacían la pareja perfecta; él nunca dio de qué hablar.

En la librería todo marcharía de viento en popa, los empleados eran muy colaboradores y pronto se harían grandes amigos de su jefa. Ana estaba complacida.

Sin embargo, meses más tarde sentiría una caída importante en las ventas, pues la competencia terminó siendo ardua. Esto le llevó a una crisis financiera, que podría acabar llevándola a recortar personal, y era algo que no quería hacer. A pesar de las trabas, se mantuvo junto al apoyo de todos. Pero la situación se hacía cada vez peor.

Un día, antes del horario de cierre, uno de los empleados subió a la segunda planta para hablar con Ana, en su pequeña oficina junto al depósito.

- Disculpe, ¿Puedo pasar? -. Le pregunta Miguel a su jefa.

- Por supuesto, adelante -. Le contesta Ana, mientras se quita sus lentes para leer.

- Estoy aquí porque quisiera presentarle el mayor apoyo y colaboración posible. Me parece que las bases para ésta librería son muy importantes, y le parecerá raro pero me gustaría colaborar con algo de dinero para pagar algunos compromisos. No es mucho, pero estimo que podría sacarla de apuros -.
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Café con leche

009. Café con leche. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

- ¿Aún no terminas ésa pintura? -. Preguntó una voz femenina que retumbó en la habitación.

- No hermanita, aún no la termino -.

Sofía López era la hermana menor de María Emilia, ésta última era toda una artista del lienzo; por su parte, Sofía se encargaba de la Galería de exposición y las presentaciones de las obras de su hermana.

- ¿Pero qué le falta? Yo la veo completa -.

El paisaje representaba un pequeño café en el centro de la ciudad, ciudad que abandonarían pronto puesto que María Emilia se casaría en los próximos meses. La cafetería plasmada, era un lugar cómodo y sencillo con mesas disponibles al aire libre. Marie, que era su apodo artístico, había realizado una excelente imagen de aquel sitio, incluyendo unas mesas con muchas personas, pero había un detalle extraño: la mesa principal yacía con las sillas vacías, y era la única que estaba así.

- No, le falta algo… -. Le contestó Marie a su hermana.

- Bueno, para mí está todo perfecto -.

- Pues para mí no -. Y Marie puso sus pinceles en la mesita que tenía a un lado. - Le falta algo, pero aún no sé qué es -. Y se quedó pensativa.

- Tu última presentación en la Galería será en dos semanas, y prometiste todas las piezas nuevas Marie, es necesario que la termines o la muestres así sin terminar. Sé que no te agrada la idea, no me pongas ésa cara, pero ésta será “tu despedida” y debe quedar bien, de eso me preocupo yo pero necesito que termines tu parte del trabajo -.

- Lo terminaré, o si no hago otro cuadro, no hay problema con eso -.

Sofía le dio una palmada de apoyo y se retiró, mientras Marie seguía pensando cómo acabar la pintura, no tenía falta de inspiración era sólo que no sabía como acabar ésa, precisamente.

Se quedó un rato más pensando pero decidió ir a dar una vuelta, tomó un libro y su chaqueta cuando salió. Caminó alrededor de la plaza y por el centro, terminó llegando al mismo establecimiento que había pintado. Era una buena hora así que aprovecharía de tomarse un cafecito. Todas las mesas estaban ocupadas, espero un rato a ver si alguna persona se retiraba. Unos minutos después terminó desocupándose un sitio.

- Por favor, me da un cafecito con leche -. Le dijo al mesero.

Contemplaba el sitio, las personas que entraban y salían.

« Creo que terminaré pintando otro cuadro, será lo mejor ». Pensó.
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jueves, 27 de septiembre de 2007

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Aunque sea poco

008. Aunque sea poco. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Sabes que para darte, tengo poco. Supongo que mi mayor riqueza es el don que me hace respirar. Y si hablamos de talentos, creo que lo mejor que sé hacer es escribir, tal vez eso es lo único que poseo y que no dudaría en darte. De nada me sirve tantas palabras, si no tengo a quién dirigirlas. Quizás no haría nada de esto, si no tuviese la plena seguridad de que estas letras algún día llegarían a ti. Confío en que tus ojos no se cerraran ante ellas.

No tengo nada material que pueda representar lo que siento. No hay música, bailes o detalles, ni momentos perfectos para decidir amar. Supongo que yo decidí amarte hace mucho tiempo atrás, cuando ni siquiera sabías que existía.

La fuente del amor tiene muchas formas. Yo te he amado en varias de ellas, desde la orilla hasta el origen donde brota. Y a pesar de que tiene muchas formas, sigue fluyendo como río que se mueve y se mantiene, que no se seca ni se detiene.

No tengo mucho para ofrecerte, y aún así, el solo hecho de estar contigo me hace sentir como si no me faltase nada. Porque aunque muchas cosas aparenten estar mal, con mirar un instante tu foto en mi mente, puedo sentir que puedo arreglarlas y que sí vale la pena los esfuerzos, y las cosas que he dejado de hacer para seguir mis sueños.

Sé que es poco, pero permíteme regalarte mi alma en una vocal, en medio de una consonante. Cuán feliz sería si me dejases ser tu verbo presente, no quién te acompaña sino el que te vive. No quién está para complementarte, ser quién está para ser parte de ti y tus instantes.

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martes, 25 de septiembre de 2007

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NO LO LEA... No es importante

007. NO LO LEA… No es importante. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

No mire éste montón de letras, no tiene caso pues no hay nada relevante allí. ¿Qué hace leyendo esto? Vaya, haga algo más productivo, usted tiene una montaña de preocupaciones y cosas que hacer como para que pierda su tiempo conmigo.

Aquí sólo tratamos el caso en que una recepcionista atiende de mala manera a alguien porque está cansada de la gente que le pregunta lo mismo. Entonces la persona sucumbe, y ella piensa que no ha hecho nada mal porque ése era su trabajo: darle una respuesta, no importando que su vida se viese afectada por si ésta era negativa. Y te vas, esperabas que alguien te ayudara pero nadie ha entendido tu situación, nadie está en tus zapatos y no les importa si estabas enfermo, de luto, agonizante o algo así, tú eres del montón que “tiene que esperar”. No culpen a la recepcionista, su trabajo era el decirte que te habían negado la solicitud y punto, tú eres del montón que se hace esperar, nadie está interesado en tu vida, no eres un caso aparte, por tanto no te dan prioridad porque… no es importante.

Más allá vemos a un señor moribundo con problemas de asfixias, y en el ambulatorio le dicen que tiene que hacer la cola, que hay mucha gente y que tiene que esperar su turno, el señor no tiene ni posibilidad de decir algo en su defensa, debería ser obvio que su caso es una emergencia pero no, lo hacen esperar un par de horas, cuando la enfermera lo llama por ser su turno, el pobre viejo yace tendido en un banco muerto hacía una hora. ¡Pero ése era un caso que no tenía importancia!, que podía esperar. “Hay mucha cola, hay mucha gente, dejemos ésta emergencia para después… no es importante”.
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viernes, 14 de septiembre de 2007

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El Seis del Dieciséis

006. El Seis del Dieciséis. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Un día más para la cuenta de las rutinas. Pensé que no habría nada fuera de lugar, pero no siempre es así ¿verdad? Supongo que un día común para cierto número de personas, sería para otros como el fin del mundo. Siempre me preguntaré, ¿Qué mano dirige la vida de las personas? Al parecer, una que no vemos. ¿Decidimos ser lo que somos? Particularmente, creo que sí. Sin embargo, ¿Dónde quedan las circunstancias? ¿Por qué muchos nos dejamos llevar aún por ellas? Pero la pregunta más importante, que quiero formular, no es ésa, sino la que dice ¿Por qué muchos han preferido el camino “incorrecto” (al cual creemos sucumben por una circunstancia)? No lo sé. Podemos formularnos miles de teorías, y hasta los profesionales querrán manifestar su punto de vista, pero quizás no podamos dar con una “causa”, o razón, a nivel general.

Hay que aclarar que cuando la autora utiliza el término “incorrecto”, lo hace para referirse al lado “criminal” en éste texto. Por tanto, ¿Las circunstancias podrían volverme un “delincuente”? Y aquí llegamos a un punto donde el tema, por tratarse de delito, se hace demasiado amplio, así que volvemos aclarar que nos referimos a los hechos de robo o hurto en la presente.

Tengo que decir que hoy he quedado atónita. Anteriormente, no había tenido ni la oportunidad ni la experiencia de “tratar de entender” a un asaltador o carterista. Le voy a llamar “carterista” para comparar a nuestro delincuente con robos “pequeños” a bolsillos. Quedando de acuerdo con éste punto, prosigo.

Esta mañana salí con mi progenitora a casa de una tía. Mientras nos dirigíamos a la parada de autobuses, se nos ocurrió comprar un pan azucarado y jugo para llevar. Posteriormente, seguimos el rumbo. Al llegar a la parada, un autobús que cubre la ruta 16 yacía estacionado, por un instante mi acompañante dudó de montarse allí y me pregunta:

- ¿Nos vamos aquí o esperamos un “rapidito”? -. Refiriéndose a un carrito por puestos.
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martes, 11 de septiembre de 2007

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Hablemos

005. Hablemos. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

¿Por qué será que la vida nos enfrenta con caminos impredecibles? ¿Por qué será que nos presenta verdades, que llegan a pesar tanto? He reflexionado mucho sobre eso último: la verdad. Por ello, quizás es que hoy quisiera hacerle honor, y aceptarla porque seguirle negando de nada sirve, de nada ayuda. No se puede dar más prórroga a lo que es imposible retrasar. Pienso que ya ha llegado el momento de hacer lo que no hemos tenido coraje de hacer: hablar.

Por eso, te he pedido que ésta noche nos sentemos a mirar las estrellas, porque son ellas las que me llenan de calma. Tampoco quiero que nadie nos interrumpa pues, una verdad a medias sólo resulta ser una media mentira.

Sé que quizás te confundan mis palabras, pero no trato de hacer una novela de lo que no fue ni una pequeña prosa. Sólo quiero darle fin a lo que nunca tuvo principio.

Sé que, de tu parte, has dado todo cuantos has podido. No me es desconocido, cuánto te preocupas por mí y todo cuánto me has ayudado. También sé que evitarías decir muchas cosas, que piensas podría causarme algún daño. Y que lo último que quieres ver, es una lágrima rodando sobre mis mejillas. Pero hay cosas que no se pueden disimular, porque sólo se esconde lo que puede ser arropado por palabras, más el sentir mismo no las necesita, por tanto lo que sientes no se puede negar o esconder.

Sé que me tienes un gran cariño, aunque yo te vea como algo más que un amigo. Sé que nunca te enamoraste de mí, aunque lo intentaste pero el amor no yace en el “intento”, el que lo dice llena su cabeza de mentiras. El amor nace simplemente, puesto que es algo que se da y no es algo que se fuerza aparecer.
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sábado, 8 de septiembre de 2007

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Aunque sea lo último que diga

004. Aunque sea lo último que diga. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Uno nunca sabe qué puede pasar en el siguiente minuto de nuestra vida. No llegamos a saber cuántas personas cantan, en este preciso momento, la canción que se escucha de fondo. No, no lo sabemos. Tampoco nos imaginamos cuánta gente se da un beso. Cuántos son los que sonríen o duermen, los que comen o caminan.

Llegamos a conocer muy poco en realidad, ¿no crees?.

No tengo ni la menor idea de por qué te llegó está carta, cuándo lo hizo o si de verdad la leíste. También es cierto que no sé por qué la escribo, por qué dudo tanto en terminarla y por qué quiero hacerlo.

¿Alguna vez te preguntaste si eras escritor o poeta? ¿Músico o compositor? ¿Una persona común y corriente? ¿O una persona más corriente que común?

Redundan mis ideas. Pienso lo mismo que pensé hace un minuto, y me pregunto si dentro de un minuto pensaré lo mismo que ahora. ¿Soy el hijo o soy el padre? ¿Soy la madre o soy la hermana? ¿Soy el ruiseñor o soy el ave que saluda en vuelo alto?.

¿Sabes? Si cierro mis ojos puedo ser lo que quiera, desde el mar a la pradera; el riachuelo o el océano y aún así soy el viento, la luz y el tiempo.
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miércoles, 5 de septiembre de 2007

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Despierta

003. Despierta. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Siempre creí que las cosas me saldrían bien. Sencillamente, pensaba que podría llegar a tener las respuestas adecuadas. Pero me di cuenta que permanecía equivocada, que a veces no miraba con mis ojos ni pensaba con mi mente. Divagué en lo que serían mis pensamientos para darme cuenta que no eran los míos. Me miré al espejo y desconocí aquella imagen. Quise hablar y salieron palabras necias y vacías.

Muy por encima de las voces que habla mi cabeza, escuché una mucho más profunda. Me dije entonces:

- ¿Quién es ésta que veo frente a mí? ¿Quién es la que dice llevar mi nombre? -.

Luego de aquel instante de “locura”, volví a ser la de siempre. Pero muchas veces más, la mujer en el espejo, volvía a presentarse.

Miraba como ella, pensaba y hablaba como ella. No era yo, era ella. Ella era yo, o yo era ella.

Un día de irreparable cansancio, mis pestañas se unieron y soñé. Soñé con el sol y con aquel no-sol del cual todas las estrellas hablan.

Me vi en una habitación sin paredes, sin bombillos y con luz, allí se posó. Tenía mi cara, se hizo dueña y señora de mis gestos pero no pensaba como yo.

- ¿Eres tú o soy yo? ¿Acaso eres lo que no soy? -. Le dije.
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miércoles, 15 de agosto de 2007

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Huellas

002. Huellas. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Todo cuanto somos hoy en día, se ha debido al “trabajo” continúo que hemos hecho sobre nuestro propio ser. Es más fácil confirmarlo de lo que crees, solamente ponte a recordar cómo eran tus actitudes y aptitudes hace cinco años atrás. ¿Eras la misma persona de hoy? Seguramente algunos dirán: “Por supuesto, tengo el mismo número de identificación, la misma cara y huellas dactilares”. Pero, no es eso a lo que me refiero. Yo hablo de la manera de ver al mundo, de ver tus propios problemas y las acciones que tomaste hace cinco años y las que tomarías hoy sobre eso mismo. La pregunta es: ¿Actúas igual que hace cinco años? Yo creo que no. ¿Y sabes por qué? Porque luego de una experiencia cualquiera, terminas aprendiendo si debías actuar de ésa manera o si no debías hacerlo.

De la mano de ésas experiencias, están las personas que ocasionaron las mismas. Puesto que lo bueno o lo malo, en lo cual llegan afectarnos las acciones de otras personas, también residen en quiénes somos hoy.

Pongamos un ejemplo. Hace un par de años alguien traicionó mi confianza, aquello resultó afectarme tanto que pudo nacer en mí un profundo rencor. Ahora, ¿Cómo afecta esto mi personalidad? Pues sencillamente me volvió desconfiado, si soy un pesimista, o me volvió cauteloso, si soy optimista. Adicionalmente, si acepté en mí aquel rencor, esto podrá ocasionarme muchos males, puesto que no es algo que pueda “bendecirte” para nada. Si, por el contrario, trasmuté ése pesar, ya no tendré ése bloque sobre mis hombros recordándome aquel episodio, y lo que se hizo o se dejó de hacer.
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domingo, 29 de julio de 2007

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Aquí de nuevo

001. Aquí de nuevo. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Estoy aquí de nuevo. Sí. Para desnudar el alma entera sin que te des cuenta. Para que pienses que es otro capitulo de la novela, o para que hagas caso omiso de todo lo que mis letras desvelan. Quizás para decir las mismas cosas de siempre. Tal vez para mentirme como lo he querido hacer. De más estará decir todo lo que es necesario, o lo que es preciso. Sin embargo, voy decirte todo y no voy a decirte nada a la vez.

Primero déjame hacerte una pregunta, o un par de ellas al mismo tiempo, ¿Te has puesto a pensar la razón de mis letras? ¿O sólo yo me he preguntado si te lo preguntarás?. ¿Acaso no te has preguntado si te muestro mi propia vida?.

Me hago ante ti profundas preguntas y les doy adecuadas respuestas, tal vez las mismas que me gustaría escuchar de tu boca. Pero que tu boca nunca dirá. Continuamente velas por mi seguridad pero no por ver más allá. Y me pregunto qué es lo que cuidas. Mírame, esta noche estoy desecha por dentro. Y no es que te hayas descuidado, es sólo que velar por mi corazón no estaba en el trato. Puesto que velas por mi apariencia y cuidas de mi progreso. Pero no te interesa ver lo que hay en mi pecho. No te has preguntado si en él he sentido frío o he sentido calor. O si alguna vez tuve alguna herida. Tampoco sabes que le puse tu nombre.

Y aquí estoy nuevamente, apoyada en el marco de mi ventana. Mirando pasar el autobús del mundo, donde hoy no he querido montarme. ¿Para qué? ¿Para decirte lo mismo que ayer? ¿Que estoy bien? Y tú lo creerás.

¿Cuál es la razón de mis letras? Quizás acompañarme entre tanta soledad. Tal vez inventarme mundos que no existen. Tan invisibles como el más pequeño átomo en el mero centro de mi interior. Tan utópico como el pretender que me muestres amor. Sí, he creado las palabras que me gustarían tanto oír pero que no te atreverás a decirme, por eso me las invento. ¡Te amo! ¡Te quiero! ¡Te extraño! ¡Te espero!


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jueves, 19 de julio de 2007

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Mi pequeño viaje

Quizás una de las cosas que hoy en día nos causa gran gratificación es sentarnos a mirar atrás para darnos cuenta cuánto hemos aprendido, los obstáculos que hemos superado, las alegrías encontradas después de un gran esfuerzo. Ver que nuestros problemas pasados, en estos momentos, no representan un inconveniente tan grande como cuando estuvimos enfrentándolos la primera vez.

Supongo que todo se compone de ciclos. Los empezamos y los cerramos, para abrir otros ciclos en nuestra vida.

En mi caso particular, hoy me toca cerrar un ciclo muy importante para darle paso a otro que seguramente será mucho más importante, donde se vendrán más y más retos, pero como se diría por aquí: “¡Yo misma soy!, véngase lo que se tenga que venir que aquí estamos para enfrentarlos”.

Con este ciclo también se cierra la Colección Mi Respuesta, así que “Mi pequeño viaje” resulta ser el último texto de esa colección.

Aprovecho para extender mi agradecimiento a Eduardo Sandoval por ser mi editor, mi guía. Gracias a su paciencia, comentarios y cariño muchos textos tomaron forma pues supo dirigirme y darle sentido a muchas ideas espontáneas.

Sinceramente, ¡Muchas Gracias!


021. Mi pequeño viaje. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

En toda visión, en cada sentimiento o cualquier objeto

siempre podrás encontrar Su Energía allí dentro.

Sí, aquí donde se alzan los más bellos picos de nieve,

acá donde las montañas se apoderan del relieve

y más allá de los ríos, hasta incluir lo que siempre he llamado: mío…

No importa qué pueda tratar de escribir sobre éste u otro paisaje. Nunca podría plasmar la maravilla que representan o lo que hacen sentir. No soy capaz de describir nada, pues comienzo con una idea y termino con otra entre las manos. Quizás lo más acertado sería compararlo con lo que soy a tu lado. Pero ni así. Lo único que puedo considerar cierto es que, en mi Cuerpo Sutil, quedará siempre grabado este pensamiento, sentimiento o visión, los cuales seguramente revivirán en las venas del viento cada vez que añore este instante y cada vez que ansíe volver a verte.

A pesar de todo esto, permíteme intentar mostrarte otras formas. No usemos palabras, ellas jamás te dirían la absoluta verdad. Tampoco creo que mis ojos puedan transmitirte con fidelidad lo que trato de decirte, pues las miradas también tienen su propio lenguaje. Por ahora sólo sígueme, pero no vayas delante ni vayas detrás, debes ir siempre a mí lado, debemos acompasarnos, puesto que no eres ni soy más, somos igual.

Déjame traerte a mi pequeño viaje. Déjate llevar. Confía en mí. Déjame mostrarte que nunca habrá distancias y que me tendrás en tus brazos con sólo quererlo. Yo te enseñaré a verme detrás de la ausencia, delante de la soledad y de lado a la verdad.

Donde quiera que me leas, donde quiera que me pienses: yo estaré allí. Permíteme mostrártelo.

No pienses que habrá alguna interrupción. Tampoco temas, nadie te vigila.

Tus ojos no podrán verme si tu mente no lo permite. Espera, no trates de poner mi imagen en ella, deja que yo surja de la nada. No pienses en la frase: “ojala estuvieras aquí”, es mejor que digas: “que bueno que estás aquí”. No pongas sutiles barreras, yo estoy aquí y soy real y tangible.

Cierra los ojos, por ahora no los necesitarás pues lo esencial se siente aunque no se vea. Ahora sólo escúchame. Sí, estoy a tus espaldas y puedo susurrarte al oído tantas cosas, aunque muchas de ellas ya las sabes. Siente la calidez de mi aliento sobre tu oreja. No pasa nada, déjate llevar.

Siéntete en el pico de la inmensidad. No tengas miedo, no hay forma de que caigas del cielo. Nada podrá arrebatarte el momento. No, aún no digas más.

Deja que la brisa fría se apodere del entorno. De tu piel yo seré un escudo y su capa. Te daré todo el abrigo y la calidez de mi pecho. Siente cómo me adhiero a tu cuerpo.

Por favor, abre tus ojos. No, no pronuncies mi nombre, sólo siente mis dedos que se pasean en tus labios, esos labios que tanto han añorado los míos.

Por Ley, te conviertes en lo que tu mente enfoca, y por ello mismo, siempre vas a dónde se evoca. Cuántas veces te he sentido. Son innumerables las ocasiones que te he pensado. Pero esta vez ha sido diferente, pues has sido tú quien me ha traído hasta ti. Quizás porque me necesitas tanto como yo te he necesitado. Tal vez porque muchas veces me soñaste a tu lado.

Pon tu mano sobre la mía. Puedes sentir mi calor. Y seguramente, puedes sentir mi temblor. Entrelaza mis dedos. Siente el palpitar del silencio.

Sólo puedo quedarme tanto como tú me permitas.

Me gustaría saber si has soñado conmigo. Si abrazando a una almohada has pensado que puedo ser yo. Si enfocando tus ojos a una foto, has acariciado mi rostro. Si has presenciado un atardecer y anhelaste que yo allí este. Si me convertiste en letras para leerme una y otra vez.

Gracias por ser lo que eres. Por ti aprendí a traspasar los duros muros de las distancias y las ausencias.

Eres un sueño que ha vivido para mí, y soy un sueño que ha vivido para ti. No importan los planos, los kilómetros ni el tiempo. No hay espacio cuando lo que manda es la Magna Luz del Corazón, ésa Luz que nunca falla.

Háblame cuando estés durmiendo. Suéñame cuando estés despierto. Abrázame cuando tengas frío. Acaríciame para sentirte mío.

Cuando sólo el silencio sea el que hable, visualízame.

Cuando creas haberme perdido, léeme.

Si crees que soy tu Otra Parte, búscame.

Y cuando me tengas tan cerquita, como ahora, bésame.

Piénsame, para no sentirme sola.

Espérame, ésa será mi razón de lucha.

Quiéreme, ése será mi escudo para nunca dejarme vencer.

Y, por último, Ámame hasta que ya no puedas, y cuando lo hagas me sentiré viva dentro del viaje que representa mi vida. Me sentiré plena. Me sentiré la Mujer más Feliz y Serena, puesto que te amé y me has amado, que te quise y me has querido, que tu corazón se ha encontrado conmigo.

Gracias por ser el acompañante que siempre quise en mi camino, por ser el sueño que se ha convertido en realidad, y aquel instante que me ha hecho sentir viva donde la Princesa se hace Reina, y la Niña se gradúa de Mujer al amanecer.

07/07/07 08:32 p.m. - 09/07/07 05:00 p.m. - 09/07/07 05:28 p.m. - 10/07/07 12:56 p.m.

14/07/07 05:05 p.m. - 14/07/07 05:24 p.m.

15/07/07 12:16 p.m. - 19/07/07 01:45 p.m.

19/07/07 02:00 p.m.
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viernes, 6 de julio de 2007

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No más

020. No más. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

No sé qué pienses en torno a este tema,
quizás discutirlo hasta este de más,
pero necesito desahogar
lo que llevo por dentro y no me deja respirar.
Posiblemente he criticado muchas veces
pero si era a ti, preferí no decir más
para evitarme algún conflicto
y no pelearme contigo.
Pero hoy las cosas han cambiado,
si era tu idea decepcionarme o desilusionarme
… lo has logrado.
Tus crueles actos y palabras,
las criticas descabelladas
han abierto un agujero en mi pecho
y aunque me aguanté tanto tiempo
prefiero decir: ya no más.
Ya no más de tus migajas de cariño,
más ha sido tu daño hecho verbo
que tus buenos tratos conmigo,
más ha sido tu desprecio
que los detalles que has tenido.
A ti parece no importarte nada ni nadie
aunque a veces finges soñar conmigo,
y a pesar de los recuerdos
todo se ha perdido,
y no lo digo con rabia, ni con tristeza
para serte franca, lo digo con alivio.
Ya no temo perderte amor,
o tal vez deba decirte amigo,
quizás sea mejor decirte: desconocido
porque ya no te quiero,
ya no te pienso ni tampoco sueño contigo.
No planeo herirte sinceramente,
pero sabes que detesto fingir
no sé cuántas veces conmigo has fingido,
sólo puedo decir que yo fui real,
cada palabra dicha fue sentida en el alma
y aunque ahora poco valga
quiero decirte que te adoré,
que te quise y de ti me enamoré,
puedes ponerlo en duda
ese será tu problema,
por mi parte no mendigaré más tu amor
porque no me importa, ni vale la pena,
lo que alegra al alma buena
es sentirse querido
y no niego que durante instantes lo fui contigo
pero nada vale aferrarse a lo pasado
cuando ahora te miro a los ojos y no siento nada,
cuando sólo vacío hay donde hubo luz,
donde hay más puñaladas que cuentos de hadas.
No, ya no temo perderte
puedes irte y que tengas suerte.
Amigo, desconocido o como te llames
me alegró conocerte,
no sé qué será de tu vida mañana
sólo puedo recordar que fuiste mi gran amor ayer,
que hoy por mi puerta un extraño pasa
y que ahora se siente tranquila toda mi casa.
Mi mente no se pregunta: ¿Será que le gustará?
simplemente ahora digo: ¡Se ve genial!
no sé por qué siempre necesité tu visto bueno
para cosas que poco te importaban,
supongo que era una especie de respeto
o ligarte de alguna manera a mi mundo y a mis sueños.
Ya no temo tus miradas de rabia
por mí, puedes hacer lo que se te de la gana,
poco importan tus comentarios vanos
lo que importa es que trabajen mis manos.
¿Habré sido muy directa?
¿Acaso seré yo la mala en todo esto?
Mejor es no decir lo que tú me has hecho,
sólo puedo aclarar que mi corazón has maltrecho.
Si te vas o te quedas, a mí me da igual
ya por encima de mí no pasarás,
mis caricias ya no tendrás,
mis detalles, mis te quiero: ya no más.

Ya no temo perderte
porque ya no te pienso,
ya no temo
porque me das igual,
ya no
porque no te extraño
ya no
…porque no te amo…

05/07/07 06:48 p.m.
06/07/07 12:53 p.m.
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lunes, 4 de junio de 2007

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Yo te propongo

019. Yo te propongo. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

A menudo me recuerdas a alguien.

Allí yace en tu forma de expresar, o tal vez en tus ideas. La manera de mirar al mundo y su bullicio, o quizás lo que reflexionas.

Casi parece que sé todo de tu vida, y sin embargo, no conozco ni un detalle de ti.

Pareciera que te comprendo, o quizás que te acompaño y que tú me acompañas.

Siempre me recuerdas a alguien, me recuerdas a mí.

No sé cómo expresarme, pero sé que eso no importa, igual me comprenderás. ¿Cómo lo sé? No podría decirte, no podría explicarte.

Hoy te propongo que veas más allá de lo que conoces.

Porque soy más de lo que los demás ven.

Mírame.

Y Descúbreme.

Yo te propongo que te querré el día de hoy, desde el alba a la aurora. Porque para mí no hay mañanas, ni hay ayer, sólo existe el hoy. YO TE QUIERO HOY.

Yo te propongo mostrarme tal cual soy, y aceptarte tal cual eres. No me importa que te guste el amarillo, o a mí me guste el verde. Me da curiosidad saber que da aquella mezcla. Me da curiosidad saber qué has de pensar, si tan solo es una loca idea o si puede ser verdad.

Yo te propongo escuchar todo cuanto tengas que decir. Háblame de tus virtudes y tus faltas, no te juzgaré. No condenaré tus errores. Porque no quiero que condenes los míos.

Yo te propongo ser el pilar que te sostiene cuando crees derrumbarte. Ser la mano que te libera de la amenaza sombría. Ser el compás que acompaña a tu son. Ser la guardiana de tu corazón, porque tengo tanto para darte y para decirte, mientras tú tienes todo lo que yo quisiera mío.

Yo pudiese proponerte tantas cosas…

Como hacer de esta noche majestuosa.

Quitarme el traje que cubre mi piel, y mostrarte el que cubre mi alma.

Abrir mis puertas y cerrar mis ojos. Conocerte poquito a poco.

Hablarte con suavidad.

Susurrar un: Te Quiero.

Hacerte conocedor de mis más profundos secretos.

Déjame descubrir quién eres mientras descubres quién soy.

Déjame sanar cualquier herida

que pueda haber en tu corazón.

Ven, enamórame.

Ven y descúbreme

mientras me seduces.

26/05/2007 03:19 p.m. 28/05/2007 08:20 p.m. 29/05/2007 02:19 p.m. 04/06/2007 09:41 p.m.
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Migajas de un poeta

018. Migajas de un poeta. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

 A los pies de la majestuosa Cúpula de Constantino, nacía la Plaza de la Piedad. Las calles y paseos adjuntos estaban construidos con piedras grises debidamente talladas. Un monumental Obelisco yacía al centro de una vieja, seca y olvidada fuente. Todo el mundo conocía la plaza por ser la zona de espectáculos callejeros, algo de mercado negro y casa de vagos que dormían sobre los bancos.

Un personaje bastante conocido allí era el chico apodado “El Poeta”, quien rimaba algunos versos en busca de alguna limosna. A veces las conseguía, sin embargo, la mayoría de la gente le gritaba:

« ¡Deja esa tontería de poeta! ¡Vete a trabajar! Bueno para nada…».

Él ni caso les prestaba. Además, se decía que ya tenía un trabajo llevando encargos por la ciudad y que las limosnas solo eran para seguirse ayudando.

 Vivía aquí o allá, era un joven de la calle, pero esto le gustaba pues decía sentirse libre como las aves.

Cierto día, mientras yacía en pleno repertorio en La Piedad, se quedó mudo e inmóvil de golpe. Quienes lo rodeaban se miraron unos a los otros, se preguntaban si aquello formaba parte de la actuación. Entonces el poeta despertó de su letargo y dijo:

 “¡He visto un ángel!”.

Algunos habían mirado en la dirección que aquel chico veía, ante los ojos de esos curiosos se posó la figura delicada de una linda chica. Sus harapos revelaban su humildad y su mirada la inocencia. Tenía más o menos la edad del poeta.

Cuando sus ojos se tocaron ambos quedaron inmóviles. Ella se sonrojó, le sonrió y se retiró. Él estaba pasmado ante aquella presencia, tanto así que no pudo correr tras de ella para averiguar dónde vivía.
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domingo, 29 de abril de 2007

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Mi Maestra y su Discípula

017. Mi Maestra y su Discípula. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

« ¡Yo lo he hecho todo solo, a mí nadie me ha ayudado en nada! ». Alguien gritó.

Di un pequeño brinco de susto al escuchar aquello; el grito me sacó de mi letargo pues venía entretenida pensando… en nada, supongo que simplemente caminaba. Iba por la calle de Las Piedras, rumbo al lugar donde trabajaba, cuando aquel chico salió furioso de su casa. Aunque yo tenía corta edad podía reflexionar con madurez. « ¿Será cierto que podemos hacer algo, a pesar de que absolutamente nadie nunca nos de una mano? ». Y a partir de ése punto del camino, hasta llegar a la casa donde yo limpiaba, pensé en la veracidad de su argumento.

Pero como todo pensamiento es por momento, al arribar a mi destino dejé aquellas reflexiones de lado y me puse a realizar mi cometido.

Mi madre era la que originalmente trabajaba en aquella casa, pero hubo una época que por distintas razones no pudo asistir, en su lugar fui yo voluntariamente para ayudarla a no perder el empleo. La señora Emilia se opuso porque era aún una chiquilla, pero le expliqué la necesidad y mi voluntad de trabajo; no muy convencida me dejó laborar una semana pensando que desertaría, pero para su sorpresa yo regresaba al trabajo siempre.

Ella era una señora adulta muy elegante. Blanca con ojos color café, cabellos cortos dorados y una sonrisa espectacular. Yo pensaba, muy cariñosamente, que ella era mi linda abuelita, pero por supuesto no se lo decía. Tenía dos hijos que no vivían con ella pero que siempre habían estado al pendiente.

La casa tenía una gran biblioteca, llena de muchos libros de distinta índole. Ella le llamaba: “El Baúl del Conocimiento”. Pocas veces yo entraba allí, cuando ella me dejaba y estaba presente; era celosa con sus “reliquias” en letras, decía que todo libro era importante porque de todos se aprendía. Así que los trataba con sumo cuidado.

Un par de años más tarde, vino una joven chica a la casa. Habló con la dueña en el estudio un buen rato. Al despedirse le dijo: Hasta luego Maestra, y se marchó.

« ¿Maestra? » pensé. No sabía que era una maestra, pero debí suponerlo por todo cuanto leía y estudiaba.

Ése mismo día mi madre se reincorporaba a su trabajo, y pues yo tenía que salir de su puesto. Me despedí de la señora Emilia y agradecí el tiempo que me dejó laborar a su lado. Lamentaba aquello, por alguna razón le había tomado cariño a aquella mujer aunque la había contemplado más tiempo en silencio que lo que hablábamos.
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domingo, 22 de abril de 2007

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Alma Gemela

016. Alma Gemela. Mi Respuesta. Waldylei Yépez.doc

En nuestro día a día, vivimos en una constante búsqueda: los mejores libros, conocimientos, senderos, personas,… Y la más ligada al sentimiento: El Alma Gemela, o más conocida como “la media naranja”.

Cuenta la historia que cuando ocurre un eclipse de sol, es porque él encuentra a su par, y que cuando se unen forman el todo. Algunos dicen que los eclipses poco ocurren, pero te digo que todos los días ellos se forman aquí en la tierra, es sólo que los más llamativos se realizan cada tanto tiempo sólo como símbolo y recordatorio.

Se dice que en el principio lo masculino y femenino: era una sola alma, pero que luego se separaron con el fin de que cada uno tuviese la oportunidad de buscar su evolución, pero con la promesa de que algún día se volverían a unir.

Ahora, luego de tantas vidas que tomamos cada día, de eso que algunos otros llamamos vivencias y con el coraje que posee aquel que busca la verdad, tomamos el tren con miras a ése horizonte: unirnos con nuestra otra mitad. Dicen que cuando posees una necesidad, inmediatamente el universo crea la solución junto a ella, por tanto si sientes necesidad, quieres y esperas a tu par: es porque ése par existe en el mundo, puesto que si no existiera no tendrías necesidad de ella, por eso hoy más que nunca siento la fuerte convicción de que estás allí, así como yo estoy aquí para ti.

No quisiera expresarme con estas simples palabras, siento que mereces mucho más. Si te hablo a ti, es porque le hablo a mi alma en ti, por eso quisiese escribir lo mejor y plasmar allí mi corazón, no aquel que reside en lo físico, quiero mostrarte el corazón de mi sentimiento o quizás la parte más pura de mi propia alma, que es también tuya, tu alma en mí. Hemos sido Uno, y seguimos siendo Uno aunque marchemos en cuerpos distintos, tengamos mentes propias y caminemos bajo diferentes cielos.

Yace mi alma al desnudo, sin máscaras ni caretas. No me osaré a prometer lo imposible, sin embargo no dejaré de prometer entregar todo cuanto tengo. No hago alarde de una fuerte retórica pues las palabras no te darán más de lo que yo podría incluso sin ellas.

Me gustaría hablarte de mí. Me gustaría escuchar sobre ti. Pero sobre todo me encantaría esperar a que descubrieras todo cuanto soy, pues soy más que un nombre y tú más que una ilusión.

Te amo aún sin conocer tu rostro; apenas al imaginar el sabor de tus manos y el calor de tu mirada. Me entregaría con ojos cerrados a tu ser. Tomaría de tu aliento un sorbo de vida y de tus brazos la protección.

No quiero toparme con un alma equivocada, no quiero el simple deseo pues este muere al ser satisfecho o al ser olvidado. Quiero toparme contigo, tú mi amada alma gemela. Para poder besar lo sutil de tu ser. Para ser el puerto donde tus sueños puedan anclar, donde las más hermosas flores puedan germinar.

Tengo celos, siento celos al pensar que otra puede estar ocupando mi lugar, que me pueda arrebatar mi otra mitad, que me pueda alejar de mi verdad. No es con celos como quiero amarte, es egoísta ese sentir, además tú eres libre y mi amor no será una cárcel para ti.

Sin embargo, conozco la verdad: aquello que es mío no puede alejárseme ni me puede ser robado; aquello que no es mío, ni lo quiero ni lo necesito.

Por eso sé, que si eres y soy tu mitad nos encontraremos más pronto de lo que pensamos. Por lo pronto, déjame empezar diciendo que te amo…

22/04/2007 09:40 p.m.
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viernes, 30 de marzo de 2007

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Yo Soy

015. Yo Soy. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

Hoy es un día maravilloso, porque tú estás aquí.

Este aire que respiro me llena de vitalidad.

Esta brisa que acaricia con ternura mi rostro me hace entender que soy parte de la Madre Naturaleza y ella es parte de mí.

El Sol disipa el frío que hiela mis manos, estas manos que representan el trabajo de cada día.

Hoy soy una nueva persona, no hay dolores del pasado ni temores del futuro.

Este es mi presente, el instante más importante porque yo elijo lo que será y se hará.

Yo Soy Uno con el Todo, y el Todo es Conmigo.

Soy Hijo del Amor Universal.

Soy lo que he decidido Ser.

Soy Alegre.

Soy Próspero.

Soy lo que Soy, Soy el que Soy.

Actúo bajo mi propio criterio. Respeto las libertades de todos y los Amo porque somos Hijos de mi Padre.

Doy Gracias por estar rodeado de todas estas personas maravillosas y únicas.

Doy Gracias por poseer estos alimentos. Doy Gracias por todos mis recursos.

Bendigo a quiénes me rodean. Bendigo a cada Ser del planeta. Bendigo a mi Padre y a mi Madre, mis Hermanos y Familia. Yo Te Bendigo y Me Bendigo.

Hoy es un día maravilloso, tú estás conmigo y yo puedo sentirte.

Puedo sentir tu apoyo, puedo sentir tu mano que me guía, puedo ver con claridad mi sendero.

Padre he aquí tu Hijo, Hijo he ahí tu Padre.

Tú eres parte de Mí y Yo parte de Ti.

Yo Soy La Divina Presencia Individualizada.

Yo Soy Sabiduría.

Yo Soy Firmeza.

Yo Soy Templanza

y Soy Constancia.

Yo Soy Amor primeramente y segundamente.

Soy lo que elijo Ser, y elijo Ser Mejor que ayer.

Obtengo lo que por derecho me corresponde.

Hoy me siento más Feliz.

Hoy mi cura será reír.

Hoy es un día maravilloso, hoy será un día maravilloso…

Así es y así será.

27/03/2007 03:48 p.m. – 30/03/2007 08:20 a.m.

Agradecimientos a Eduardo y Lilian por la revisión preliminar del texto.

Versión en inglés: I Am.
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martes, 27 de marzo de 2007

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¿Me conoces?

012. ¿Me conoces? Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

¿Quién soy? Es la pregunta que te hago. Quizás quieras contestar con un nombre y un número de identificación. - ¿Acaso es tan simple? -. Puedes decir que sabes más sobre mí respondiendo que: tengo tantos hermanos, los nombres de mis padres, la calle donde vivo, el año en que me gradúe, que en algún lugar has anotado mi número telefónico,... Entonces tú me dices: sí, te conozco y sé quién eres. Y luego te vuelvo a preguntar: ¿Y sabes que hay aquí, dentro de mi corazón? Si puedes responderlo, entonces sabré que sí me conoces hasta donde te lo he permitido. A ésa pregunta podrías contestar que es mucho más fácil todavía: que hay sentimientos, emociones, un lugar especial para mi familia y mis amigos, recuerdos de un viejo amor y lo demás como el resto del mundo. Parece una respuesta lógica y suficiente, pero no es lo que yo espero de ti. Cambiaría entonces la conversación y dejaríamos atrás aquellas “tontas” preguntas. Sin embargo, por esto mismo no te he preguntado nada aún, sólo confirmaría lo que he temido, aquella verdad implícita, el hecho de que: aún no me conoces.

¿Acaso no ves que me escondo de todos, pero a ti no niego nada? ¿Que para la gente soy fuerte, pero que ante ti me muestro tal como soy? Y aún así no me ves ni te das cuenta. Ante ti he abierto todas mis puertas y pasas de largo. Te he regalo el trabajo de mis manos, la ilusión de mi mente, el suspiro que se traba en mi pecho y la lágrima que va creciendo aquí dentro… y aún así no me ves, no me conoces.

No te has detenido a ver mi mundo o mi carencia, y mucho menos mi esencia, sólo has tropezado en mi sendero y tal vez no te interese ser el pilar de mis anhelos. No te has detenido a visualizar los tesoros de mi isla pues quizás: no perteneces a la misma. Has seguido la búsqueda de otra tierra. Pero ya no importa, sigue tu camino marinero, ojala tu barco velero desembarque en la isla de tu correspondencia.

Te pregunto una última vez: ¿Me conoces?, y quizás digas: ya no lo sé, pensé que sí pero ya no lo sé, y cuando lo digas quizás te diré: Me mostré sin reservas y con libertad pero no te corresponde descubrir mi verdad, tal vez no es el momento o tú no eres el hombre que espero.

Si tú a mí no me conoces, entonces yo tampoco podré conocerte. ¿Tan pequeña será mi suerte? O se equivocaron mis ojos o lo hizo el corazón, lo cierto en todo esto es que: tú no me quieres como una vez lo hice yo.


En el mundo viven mundos, se sueña mundos y hay mundos que caminan. Lo que hay dentro de toda mujer: es un mundo, una isla aún no descubierta.

Ella se mostrará cuando sea el momento correcto. Pero mientras, puedes hacer como los conquistadores: intentando viajar cautelosamente para descubrirle.

No intentes enumerar lo que puede haber dentro de Ella, pues aún te quedarías corto; no trates de llegar al final del infinito sólo vívelo y vive dentro de lo que se te obsequia. Si es la ruta correcta y eres el conquistador correcto la tierra abrirá de puerta en puerta todos sus secretos, pero si no es así, si no eres cortés en tu búsqueda podrás llegar a la orilla de la playa pero lo más valioso será conservado en las montañas.

Si tan sólo el mundo de la mujer se fusionara con el mundo del conquistador en equilibrio, sin que uno le quite al otro, obtendrían mejor beneficio. Dar sin esperar a cambio, cuando eso pasa el mundo de mujer dará absolutamente todo y el conquistador le retribuirá. Como dice la frase: “Concede y se te concederá”. 

03/03/2007 10:00 p.m. - 27/03/2007 02:21 p.m.
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martes, 20 de febrero de 2007

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El Silencio de una Mujer

011. El Silencio de una Mujer. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

Por y para: mi protector.

Hace algún tiempo comprendí qué quería decir la palabra -secreto-. Ése día supe que con ella vive -la agonía-. Vivir en agonía por un secreto es aterrador; amar en secreto muchas veces es común y morir en secreto… es la vida de un infeliz.

 Cierto día iba con mi mejor amiga de paseo. Hablamos de todo aquello de lo que hablan las mejores amigas: de compras, artículos de belleza, descuentos y rebajas, de otras amigas y de chicos. Después de algunas risas sonoras llegó su novio, que es también mi mejor amigo. Es decir, mi mejor amiga es novia de mi mejor amigo. Una situación bastante poco común, por lo general, eres amiga de la chica o del chico, o si conoces a los dos: terminas cediendo hacia uno de los bandos. Sin embargo, no era tan fácil para mí puesto que no podía elegir a uno, siempre debía apoyar a los dos. En las discusiones, es obvio que, yo no estaba presente pero es infinitamente conocido que luego, siempre, se acude con una amiga para desahogar la rabia o la tristeza, y esto era de parte y parte, a la final los dos me buscaban para que les escuchara, te podrás imaginar qué hacía yo cuando me contaban: "Es que él (o ella) tuvo la culpa por esto y esto…" entonces yo les decía (cuando podía) - yo no sé, no sé -. Pero cuando las cosas eran más fuertes me quedaba callada sin hacer nada como una pared, lo que a su vez resulta devastador cuando buscas que te apoyen y qué es lo que pasa: nada, no lo hacen.

Recuerdo que ése día por la tarde fuimos a ver una película, éramos un grupo numeroso puesto que habíamos quedado de acuerdo. Posteriormente, comimos helados y nos fuimos a casa de otro amigo donde compartimos algunas bebidas y bocadillos. Ya había pasado la media noche cuando cada uno se fue retirando a sus respectivas casas. Mi mejor amigo tenía auto y se comprometió a llevarme puesto que no tenía cómo irme, así que nos montamos los tres: mi amiga se sentó adelante con él, como corresponde, y yo en los puesto de atrás. De repente, sacaron a relucir una situación poco grata entre ellos mientras yo guardaba silencio, pero sabía que esto podría llegar a ser un problema realmente. Me sentí fuera de lugar, pensé que si querían discutirlo lo mejor hubiese sido cuando yo no estuviera, pero me di cuenta que por un momento se habían olvidado de ése pequeño detalle: yo estaba ahí, y se formó el problema que ya presentía. Mi silencio se hizo mucho mayor y desvié mi mirada hacia el suelo, sólo pensaba: « ojala lleguemos rápido, quiero salir de aquí ». El paisaje iba rotando por cada ventana, me dispuse a ojear lo que aparecía por el lado izquierdo mientras mantenía mi mente un poco ocupada tarareando alguna canción, entonces presentí una mirada pero aún así seguí con la vista clavada en la ventana. Mi amigo había mirado por su retrovisor y al verme recordó que no estaban solos, debió hacerle alguna seña a mi amiga puesto que cambió su conversación tan rápido que fue demasiado obvio, por suerte ya casi llegábamos. Al bajar me despedí de ellos como si nada, como si no hubiese escuchado nada o como si no hubiese estado allí, les dije que les vería al siguiente día y me despedí.
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jueves, 1 de febrero de 2007

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Antes de que muera la noche

010. Antes de que muera la noche. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

¿Cuál será el mejor momento para amar? ¿Será después del trabajo? No sé. No quiero entrar a discutir sobre teorías, sobre razones ni circunstancias. Sólo tengo mi propia creencia: el mejor momento para amarte es ahora, en este momento.

Yo quiero que la luna y las estrellas me regalen su luz en este instante sin sol, y que ésta: pequeña y tenue, entre por la ventana y nos descubra uno frente al otro, sí, así como estamos ahora mirándonos a los ojos.

Quiero llevarte a un mundo que es invisible y que nadie conoce. Quizás pienses que loca puede parecer mi idea, pero quiero que me acompañes; es un lugar mágico que mi corazón inventó y que mi mente ayuda a mantener, pero quiero que entiendas que puedo tratar de describirla con mil detalles pero no tendrá valor si tu corazón no me sigue.

Déjate llevar, déjame llevarte a donde nadie más puede entrar. Déjame sacarte de ésta realidad en este cuarto, déjame disipar tus pensamientos para que nada distraiga tu atención en mí y en mis palabras. Sólo escúchame, escúchame tan atentamente como lo harías al teléfono. Sé que ahora sólo parezco una ilusión en la noche, pero ¿Acaso una ilusión podría hablarte como yo? No estoy, y aún así estoy. Me voy y aún así me quedo.

Toma mi mano y cierra los ojos, vayamos juntos de paseo. Quiero que comiences a mirar pero sin los ojos, mira desde adentro, mira mientras el latir va creciendo. Mira la hierba y el río que suena. Que lindo es el mar que a lo alto vuela.

Siente la brisa que choca con tu rostro, siente mis palabras en mil y un susurros. Siente cómo caminan en silencio mis dedos y cómo mi aliento llega hasta tu cuello.
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miércoles, 24 de enero de 2007

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Dumbar

013. El Escriba. DUMBAR. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc

Cada día es una gran aventura en la vida, ya sea porque este llena de pequeñas cosas hasta llegar a las vivencias un poco más arriesgadas. De las virtudes de la misma -varios concordaran conmigo al decir que- el ejercer con placer una profesión es un sueño alcanzado. Muchas de las carreras llegan a ser honoríficas, y en ésta lista contamos con el periodismo sin lugar a dudas. Por otra parte, las aventuras de un corresponsal son innumerables como las de nuestro amigo Jorge Dumbar; nos pasaríamos mucho tiempo hablando de él y su trabajo, pero quien les relata tiene interés en contarles una vivencia muy particular dónde chocan dos sueños, sí, dos sueños.

Nuestro amigo, un joven corresponsal de unos treinta y tantos años, trabajaba para un reconocido periódico de su ciudad. Su espíritu emprendedor -y quizás un poco de ego- lo habían llevado a luchar por obtener reconocimiento, aunque él muy particularmente le llamaba: Respeto a su trabajo. Tenía una muy buena esposa y un par de niños consentidos. Su vida era exitosa si nos ponemos a compararla, pero él sentía que aún no alcanzaba algo realmente “admirable”, quería tener una experiencia nueva en su labor y se postuló como participante de un reportaje especial que se realizaría en el extranjero. Fue seleccionado junto al resto del equipo y partirían en un par de días, no tenían una fecha de regreso pero esto a él no le importó mucho en ése momento.

Al regresar a casa, su rostro poseía un no sé qué de jovialidad; su esposa Ana - que era muy perceptiva como la mayoría de las féminas - lo notó de inmediato y supuso que algo había ocurrido, sin embargo, no quiso decirle nada hasta que él quisiera comentarlo.

El, a la hora de la cena, le dijo con gran orgullo a su familia que iba hacer un reportaje especial en el exterior, que pasaría algún tiempo fuera pero que descuidasen pues les recompensaría con muchos regalos al volver; su esposa quedó atónita, jamás se había imaginado que su esposo se fuese de viaje así nomás, y de paso tan lejos. La alegría se mostró en la cara de los pequeñuelos, obviamente, resultado de haber dicho: muchos regalos al volver, y abrazaron a su buen papá. Pero, lo mismo no ocurrió con su mujer, ella yacía inerte y no mencionó palabra alguna.

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martes, 23 de enero de 2007

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Amor de niña, entrega de mujer

014. Amor de niña, entrega de mujer. Mi respuesta. Waldylei Yépez.DarkisX.doc

Hace un momento recordé mi farol en la plaza, ése mismo que cada luna nos arropó con su luz, ésa luz que me hizo verte de una manera distinta, o mejor dicho: de una manera perfecta.

Retrocedí al instante en el que entregué mi esencia y hasta un poco más, reviviendo momentos sublimes y soñadores. Aún me cautiva el hecho de pensar en ti:

Con tu camisa blanca, zapato elegante y aquel cuello sin corbata. Una mirada radiante de ojos mágicos, sonrisa tierna y manos suaves. Tono sonoro y generosa personalidad, tu semblante apacible y tus actos de caballerosidad.  

Por mi parte, no tenía ni quince años como decía tener, aún estaba en edad para buscar golosinas en la bodega, apenas estrenaba mi rumbo hacia la mujer que muy pronto sería.

Me perdí en tus palabras bonitas alejándome de la casita de muñecas, cuando jugaba con mis compañeras a la hora del té; de las comiquitas de la televisión… Y en lugar de todo eso comencé a soñarte despierta yaciendo en el sillón.

Fuiste el astronauta de las lunas en mi pecho; el sol del universo que llevo dentro; pintor de las pecas nacidas en mi vientre y el amante que he soñado siempre.

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