lunes, 8 de noviembre de 2010

, ,

De las ruinas del Castillo III: Abriendo las Puertas del Infierno

017. De las ruinas del Castillo III: Abriendo las Puertas del Infierno. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

Mientras en la sala principal el público aclamaba a Razón, en su cuarto-celda la Llama del Amor y Confianza permanecían encerradas.

- Tenemos que salir de aquí -. Decía Confianza, mientras miraba por la ventana aquel espectáculo que protagonizaba Razón.

- Es difícil, hasta para el Amor, ir en contra de todos aquí dentro. Mi objetivo es el bienestar del Castillo, pero hay cosas que terminan por apagar mi flama -. Contestaba con tristeza.

Toc, toc. Sonó la puerta del cuarto. Luego la manilla viró y entró uno de los Generales de Intuición.

- Buenas noches -. Dijo Valentía.

- Buenas noches. ¿Qué se le ofrece mi General? -. Preguntó la Llama.

- Le escuché atentamente cuando se enfrentaba a Razón; creo que usted tiene un buen argumento. Quiero preguntarle algo: ¿Puede encontrar a Intuición y a Corazón? ¿Puede llegar al sitio donde están? Me han dicho que sólo Intuición y Razón saben dónde queda, nadie más… -.

Por un instante, la Llama miró a Confianza de manera dubitativa. Volvió su mirada hacia el General y le dijo:

- El Amor siempre puede encontrar al Corazón, si el Corazón desea ser encontrado -.

El General se quedó mirándola con firmeza y seriedad. Luego le dijo:

- Confiaré en su palabra, y le acompañaré a donde sea necesario con el objetivo de encontrarlos -.

- ¿Traicionarás a Razón? -. Preguntó Confianza con sorpresa.

- No se trata de traicionar, se trata de actuar en el modo que uno considera más justo. Y la justicia sólo existe cuando Razón e Intuición están a cargo del Castillo, no sólo uno de ellos -. Respondió Valentía.

- Los guardias… -. Comentó la Llama.

- Por suerte, ellos están bajo mi mando y están dispuestos a apoyarnos. Usted sólo indíquenos hacia dónde debemos ir… -.

La Llama asintió y salieron sigilosos de aquel cuarto.

Caminaron por diversos pasadizos, algunos bastante oscuros y tenebrosos.

« El Amor, cuando es acompañado por la Confianza y la Valentía, todo lo puede… Incluso enfrentarse a las más profundas oscuridades, para encontrar a un Corazón perdido ».

Los guardias llevaban antorchas consigo.

- Parece que estuviéramos caminando sobre la oscuridad, y no en un pasadizo oscuro -. Comentó alguien con recelo.

- El Amor llega a enfrentarse a tantos obstáculos como oscuridades existen. Al final, el Amor es más fuerte -. Respondió la Llama.

- Eso espero… -. Murmuró entre dientes otro del grupo.

Ruidos los rodeaban, murmuraciones que no podían entenderse. La Llama comenzaba a sentirse mal; Confianza intentaba que se apoyara en ella. Amor le decía que estaba bien, que continuaría el camino. Y así estuvo por mucho rato, hasta que de súbito se detuvo. Se quedó como intentando escuchar algo.

Mientras tanto, dentro de la Caja de Cristal, Corazón se puso muy inquieto. Se levantó de su asiento como intentando escuchar algo.

- ¿Qué sucede, mi Señor? -. Preguntaba Intuición.

Corazón lo miro y se puso el dedo sobre los labios, señal de que se guardara mucho silencio. Se acercó entonces a donde podía verse la puerta de aquel sitio, y colocó su mano encima cerrando sus ojos.

En el pasadizo seguían quienes buscaban la Caja de Cristal. De repente, sus antorchas se apagaron y los guardias fueron invadidos por el temor, al darse cuenta que no podían volver a encenderlas. Además, las oscuridades les hacían ver espectros muy cerca de ellos, se sentían vulnerables porque no podían defenderse.

El Amor pedía silencio y calma. Cerró sus ojos.

- Hay veces que parece que el Amor es ciego, que no tiene ojos. Pero no saben que el Amor aprendió a defenderse entre las oscuridades que querían asustarle, entonces comenzó a guiarse con su sexto sentido, porque lo que veía con sus ojos podían engañarle. Cierren los ojos y los espectros externos no podrán asustarlos -.

Amor dio algunos pasos hacia delante, indicando que no la siguieran. Luego se detuvo y cruzó hacia su derecha. Se detuvo nuevamente y colocó su mano, extendiendo su brazo, sobre una superficie sólida que se encontraba allí.

Dentro de la Caja de Cristal, Corazón abrió los ojos de súbito y aún manteniendo su mano sobre la puerta, dijo:

- Me encontraste… -.

Intuición se extrañó del comentario.

- ¿Qué dice mi Señor? -.

Del otro lado de la puerta, Amor se sonrió y dijo:

- Te encontré -.

La puerta de la Caja de Cristal comenzó abrirse. Ambos quitaron sus manos, y cuando la puerta terminó de abrir ellos se encontraron uno de frente al otro.

- Pero, ¿Cómo logro llegar aquí? -. Preguntaba Intuición claramente sorprendido.

Valentía que se encontraba a unos metros, escuchó la voz de su Director. Abrió los ojos y a lo lejos podía ver luz saliendo de un cuarto. Dio orden a sus acompañantes y se dirigieron al lugar. Allí encontraron a la Llama del Amor junto a Corazón, y el Director Intuición.

- ¡Señor! -.  Saludó el General.

- ¡Valentía! -.  Dijo Intuición.

- La Llama del Amor nos guió hasta ustedes -. Le informó.

Intuición asintió.

- ¿Dónde está mi hermano? -. Preguntó entonces.

- Debe regresar de inmediato, Razón está al mando y no todas sus órdenes parecen ser la mejor opción -.

- ¡Vamos! -.

De repente, la Llama del Amor tomó muy fuerte la mano del Corazón y lo miró con suma preocupación. Corazón entendió su mensaje, pues entre el Amor y el Corazón la comunicación a veces no necesita de palabras.

- ¡Intuición! -. Dijo Corazón mirándolo. - Debes regresar… ¡Ahora! -.

La urgencia del tono de Corazón no era nada bueno. Comenzaron a moverse con rapidez de vuelta a la sala principal, pero no llegarían tan rápido como querían.

En la sala principal, aún Razón era aclamado por sus guerreros. Su sonrisa expresaba la victoria que aún gozaba.

- Podemos sentirnos seguros, estos cambios que se han propuesto le harán muy bien al Castillo y sus habitantes -. Decía Razón.

Entonces un guerrero entró corriendo y gritó a Razón.

- ¡Señor! Debe ver esto -.

Razón asintió y fue a ver. Lo escoltaron varios Guerreros Triunfo e Ilusiones.

Pasaron por otra sala, que era bastante grande, y siguieron hacia un pasillo que llevaba a una gran puerta de piedra. El guerrero que fue avisar, le hizo señal con el dedo que mirara al centro de la puerta. Razón miró, entonces firme y agresivamente preguntó:

- ¿Quién rompió los sellos de esta puerta? -.

El guerrero dijo que no lo sabía. Razón se acercó a la puerta y colocó su mano encima, de repente podía sentir ciertas vibraciones con sus dedos. Su cara mostró preocupación, pero como todo guerrero que va a una guerra y sabe del peligro, enfrentaría la situación con coraje y la determinación de que no importa morir, sino defender al Castillo hasta el final. Las vibraciones se incrementaron, la urgencia se posó en su rostro. Quitó la mano de la puerta y comenzó a retroceder.

- Retírense… -.

- Pero Señor, ¿Por qué? ¿Buscamos a quién rompió los sellos? -.

- Ya no importa quién rompió los sellos de esta puerta… quiero que se retiren -.

Razón seguía dando pasos hacia atrás, caminando de espaldas. Pero los guerreros no entendían por qué, y ellos no se movieron. Comenzaron a sentir que el piso se les movía, como un temblor.

- ¡CORRAN! -. Gritó con desesperó Razón, echándose a correr de regreso a la sala que estaba cerca.

Fue entonces cuando aquellas puertas de piedra se abrieron de súbito, quedaron abiertas de par en par. Una ola terrible de viento y calor fue expulsada hacia ellos, pero el mismo viento y calor retrocedieron al ser succionados por la puerta. Esta succión era tan fuerte que, los guerreros fueron halados hacia dentro. Se escuchaban gritos, algunos intentaron agarrarse de las paredes. Razón también fue arrastrado sobre el piso por la presión, sin embargo pudo resistir. Otros no lo lograron.

- ¡RESISTAN! -. Gritaba Razón.

Una gran luz de llamas infernales mostraba aquel terrible sitio, al cual poco a poco estaban cayendo los guerreros que acompañaban a Razón. Como se abrió, así mismo se cerró la puerta de súbito. La succión dejo de hacer efecto sobre los guerreros que quedaron en el pasillo.

Razón temblaba de impotencia, acababa de perder varios seguidores.

- ¡SALGAN DE AQUÍ! -.Todos corrieron.

Al llegar a la sala contigua, Razón destrozó una mesa de rabia por los guerreros que había perdido.

- Señor, perdimos varios guerreros Ilusión allá -. Dijo uno de los que habían quedado. - ¿Qué es esa puerta? -.

- Las puertas del infierno… Quien rompió los sellos sabía que esto pasaría, quiero que lo busquen y me lo traigan… ¡Ya! -. Una profunda ira albergaba a Razón.

Varios de los seguidores, corrieron a la sala principal en busca de apoyo.

- Las Ilusiones son los primeros en irse al infierno -. Se escuchó de repente una voz masculina.

Razón, que estaba cabizbajo de la rabia, subió la mirada e intentó buscar la fuente de aquella voz. Miro alrededor y divisó una silueta en un rincón oscuro de esa sala.

- ¿Quién eres? ¡Da la cara! -. Le gritó.

La figura se movió hacia delante. Su rostro fue iluminado y Razón pudo ver quien era.

- Tú… -.

Aquel era otro guerrero que llevaba armadura. Su cara también estaba protegida, apenas tenía descubierta la boca y se podía ver su sonrisa maliciosa. Dio unos pasos hacia delante.

- El Guerrero Razón… Escuché que estás a cargo del Castillo, pero no por mucho… -.

- Tuviste que haber sido tú… Los sellos…-.

Se escuchó una leve risa, pero sólo un poco pues aquel otro mantenía los labios cerrados. Risa burlesca y llena de crueldad.

En ese momento, llegaron algunos guerreros Triunfo a la sala.

- Señor, buscaremos al culpable de inmediato… -. Dijo uno de ellos, sin darse cuenta que Razón tenía de frente al guerrero de armadura.

- No creo que sea necesario buscar… -. Contestó Razón sin quitarle la mirada a su oponente.

- Qué bueno que han llegado, así nos divertiremos más… -. Nueva risa burlesca señalando hacia el pasillo, que iba hacia la puerta de piedra.

Razón miró de reojo hacia el sitio y vio el llegar de otros guerreros, estos vestían armaduras oscuras.

- ¿Quiénes son? -. Se escuchó a alguien preguntar en voz alta.

- Ellos son los guerreros llamados: Errores… Eran parte de mi grupo y ahora son mis enemigos, y por ende, enemigos del Castillo -. Contestó Razón.

- Así que te acuerdas de ellos, Razón. ¡Bravo! Pero igual tienes una cuenta pendiente, que te van a cobrar dentro de muy poco, te lo aseguro -.

Los guerreros Triunfo y Errores se prepararon para la lucha.

- La lucha entre Ángeles y Demonios… -. Decía el de armadura mientras sonreía con malicia.

Razón estaba preparado para sacar su espada de un momento a otro.

- ¡Que se escriba en la historia este día! ¡El día en que yo: el guerrero Autocrítica, doblegó al guerrero Razón! Que se abran las puertas del infierno, el lugar a donde te llevaré Razón y también a tu hermanito Intuición. Sólo equivocaciones son capaces de cometer, ustedes no sirven para nada. No saben hacer otra cosa que destruir al Castillo, creyéndose la excusa de que hacen lo mejor por él. No han sabido actuar nunca, hacen todo mal… Yo, lo arreglaré -. Decía la Autocrítica con soberbia.

- Te crees muy perfecto… -.

- Tus propios Errores, Razón, te llevarán al infierno esta noche. De eso puedes estar seguro… -.

Razón desenvainó su espada.

- Cielo versus Infierno -.

- Ángeles y Demonios -.

- Jamás dejaré que te quedes con el Castillo…-.

- Mírame convertirme en el nuevo Emperador -. Y se lanzó sobre la Razón con su espada oscura y afilada.

Mientras tanto las puertas del infierno volvieron abrirse, y comenzaron a salir viejos fantasmas y demonios del pasado. Los cristales de las ventanas y espejos, se rompieron explosivamente. Gritos y murmuraciones se escuchaban entre los pasillos y pasadizos.

Aún en el camino, de regreso a la sala principal, Corazón le advertía a Intuición que había un nuevo ataque al Castillo.

- Pero es imposible -. Decía Valentía. - Yo mismo me cercioré de que todas las puertas estuvieran cerradas, no había forma de que recibiéramos un ataque externo -.

- Éste no es un ataque externo, sino que viene desde adentro -. Advertía Corazón.

- Imposible…-.  Replicaba Valentía -. Nadie se hace daño a sí mismo desde adentro -.

- Eso no es cierto -. Contestó la Llama del Amor. - Los peores fantasmas viven dentro de nosotros. Ellos sí pueden destruir al Castillo, porque pueden atacar al núcleo directamente. Los ataques internos pueden llegar a ser mucho peores que los externos -.

- ¡No podemos permitirlo! -.

- Debes ayudar a tu hermano, todos estamos en peligro ahora -. Le decía Corazón a Intuición.

Corrieron tanto como podían.

« Aguanta hermano, aguanta ». Pensaba Intuición mientras corría.

En la sala de la batalla, los guerreros Triunfo y Errores se destrozaban entre ellos. También de un golpe, Razón cayó al suelo separándose de su espada. Autocrítica se preparó para dar la estocada final y ejecutarlo. Y mientras reía con maldad, le dijo:

- La Autocrítica doblegó a la Razón esta noche. Te he ganado…  -.



“Los monstruos son reales y los fantasmas también, viven dentro de nosotros y algunas veces son los que ganan”. (“...Monsters are real, and ghosts are real too. They live inside us, and sometimes, they win”). Stephen King.


Continuará…

08/11/2010 03:25 p.m.
Continuar leyendo De las ruinas del Castillo III: Abriendo las Puertas del Infierno