lunes, 7 de julio de 2008

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Azul Violeta

028. Azul Violeta. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

En aquel tiempo, cuando el mundo era tan sólo un niño pequeño, se unieron los colores primarios a su alrededor para acompañarlo. Sin embargo, como la vida misma representa un continuo cambio, ellos se cansaron de ser tan pocos en número y se les ocurrió una idea para aumentar la gama de colores que acompañarían al mundo en su proceso de crecimiento. Propusieron, a través de una convención denominada La Convención Unificada, que combinarían lo mejor de cada uno y que de allí nacerían los que faltaban. Ellos habían aprendido algo muy importante, se decían que la individualidad había sido buena por un tiempo, pero que ahora querían probar la ventaja de un trabajo conjunto, un trabajo donde todos tendrían cabida en el entorno y respetarían su propio espacio. De allí partiría la Evolución.

Infinidades fueron las nuevas versiones, y cada color con sus características más resaltantes comenzaron a tener un significado porque iban desde el tono más armónico hasta el que menos cumplía esa cualidad.

Podríamos pasar horas contando la historia de cada nuevo color, pero nuestro propósito actual radica en uno de ellos: el Azul Violeta, comúnmente denominado el Violeta.

Nuestro color partió de la unión equilibrada del Rojo y el Azul, los cuales aportan amor y tranquilidad mental respectivamente, de lo cual podríamos concluir que el Rojo representa la parte Sentimental, y por su lado el Azul representa la parte mental o de Razón.

El Azul Violeta es uno de los colores más profundos que se pueden conseguir, representa: sabiduría, creatividad, independencia, dignidad, serenidad, cambio y transmutación. Sencillamente un color maravilloso.

Ahora, luego de dar este importante preámbulo, me gustaría comentar sobre Los Amores Azul Violeta. Sí, existen amores de colores. Este es uno de ellos.

Parten de la Unión Equilibrada del Rojo Femenino y el Azul Masculino, y forman el más bello amor, armónico, equilibrado, racionalmente-sentimental o sentimentalmente-racional, justo, honesto, sincero, valioso, verdadero.

Para algunos personajes pesimistas puedo estar escribiendo sobre una ilusión, pero aseguro que no lo es. Y para quienes lo viven pues este texto describe el amor que sienten y que yace a su alrededor.

Cuando miramos la realidad nos enteramos rápidamente de los amores que llevan tonos no-armónicos, por X o Y detalle pero esto no significa que todos estén pintados con el mismo color, porque como hemos dicho la combinación depende de ambos elementos y de su justo equilibrio, porque no es lo mismo unir los colores Negro y Amarillo, a unir un Rojo y un Azul que son el complemento perfecto del otro.

¿De qué color es el amor en el cual vives? Espero que tenga un tono de… Azul Violeta.

07/07/2008 05:42 p.m. 08:36 p.m.
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sábado, 21 de junio de 2008

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En silencio

027. En Silencio. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Ella sostenía ligeramente un tenedor común y corriente, jugada con uno de los compartimentos de su bandeja donde había una porción de ensalada. Se quedó mirando a su alrededor mientras mordía un pedazo de pan, sentía que era vigilada por cuanta mirada pasara por su alrededor. Detestaba equivocarse, se preguntaba si estaba agarrando bien el tenedor y el cuchillo - ¿Dónde va el tenedor? ¿En la derecha o en la izquierda? ¿Cómo me comeré este pollo con los cubiertos? ¿Por qué no agarrarlo con la mano? -. Se suponía que aquel era el momento de descanso, el momento de la comida pero estaba tan angustiada por las miradas que prefirió dejar la bandeja casi llena con tal de salir de ahí, se sentía acechada y solitaria, a pesar de que le rodeaban unas ciento cincuenta persona aproximadamente. Entonces salió de aquel comedor, no sin antes escuchar un comentario a lo lejos: “¿Por qué tan triste?”. Ignoro lo que decían, como si no fuera con ella y se marchó.
Comenzó su caminata por la avenida principal.
Miraba la cera mientras caminaba, luego las islas que separaban las avenidas de ida y venida, el correr de los autos. Miraba todo y no miraba nada a la vez.
Se sentía desolada, triste, muy triste.
Su mano rozaba sutilmente la cerca, mientras su paso no se detenía. Le miraban caminar, ella lo sentía pero permanecía en silencio, totalmente en silencio, ni siquiera pensaba en algo, sólo respiraba y caminaba como si eso solamente bastara.
- ¿Por qué debo sentirme así? Y de paso, ¿Por qué me importa tanto lo que los demás piensen? ¿Por qué? - se decía para sí misma.
Después su mente volvió al silencio. Caminó muchas cuadras hasta llegar a su casa. Entró y se fue directo al cuarto. No miró a nadie a los ojos, sólo se encerró en aquella habitación. Lanzó su bolso a una silla y se tendió en la cama. Tomo su almohada y la apretó muy fuerte contra su pecho. Y fue entonces cuando, en aquel silencio y oscuridad, estando de bruces aceptó que se sentía tan frágil y desolada que agradecería tener a alguien que le diera un simple abrazo, pero no había ése “alguien” en quien confiar y en quien apoyarse.
Todo transcurrió en silencio. Tenía a cuestas un problema que le hacía sentir terrible. Su sentir le carcomía el alma pero el silencio le hacía bien en ésa ocasión, porque en silencio no había reproches, burlas ni criticas.

Y así permanecido ella mucho rato… en silencio.

21/06/08 11:38 p.m.
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viernes, 6 de junio de 2008

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Una vez

026. Una vez. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Nunca he escrito mi historia como lo hago hoy, tampoco he escrito ni sobre mí ni sobre mi sentimiento como lo expreso hoy. Sí, son otros pares de letras, pero los más bellos que podría darte jamás, porque es mi corazón quién te escribe, quién hoy ha decidido valerse de las palabras, de la unión de las letras del abecedario para plasmar de alguna manera un sentimiento… mi sentimiento.

Te he dicho que te quiero cientos de veces, y no me cansaré de decirlo, de hecho quiero decirlo un millón de veces más si tú me lo permites. Me encantaría acompañarte todo el tiempo que sea necesario porque es tu amor el que me hace respirar felicidad, porque es contigo que yo me siento completa. Ya lo ves, es mi corazón quién te escribe ahora, es él quién te ha escrito siempre.

A veces tendemos a “medir” cuánto queremos y cuánto nos quieren, pero he aprendido que no es necesario traer una “escala de medida” y que no se debe hacer. Eres digno de recibir el más puro amor, de ser amado sin restricción y sin reservas, por ello yo te quiero sin medidas pues lo hago de manera infinita.

En el mundo, existe una palabra que no tiene igual, que lo expresa todo porque resume de manera importante la inmensidad del universo, lo colosal del océano y la delicadeza de las rosas. Es ella el motivo principal de mis líneas. Una palabra que ha estado implícita a la luz de mis vivencias, pero que a pesar de todo no me he atrevido a decirla abiertamente, pues no se ha dado la mejor ocasión para pronunciarla y que puedas escucharla al salir de mi boca. No era mi intención escribirla para ti la primera vez que la dijera, quería que la escucharas mientras me mirabas a los ojos, y decidí en un momento dado que esperaría la “ocasión más adecuada” para expresarla… aunque eso me llevara una prolongada espera. Sin embargo, hoy platiqué con mi corazón y él me hizo ver un par de cosas importante, primero que eres lo mejor que me ha pasado en el mundo, algo tan maravilloso; y segundo, que me digo que te quiero sin restricción pero me estoy poniendo una “restricción” al decirme a mí misma que “no puedo” decir tal cosa aún, cuando en realidad es lo que siento. Pero hoy decidí que la pronunciaré desde el fondo de mi corazón y la plasmaré en letras al menos una vez, y que la segunda vez que te la diga será cuando puedas verme a los ojos y escucharme.

Hoy me he levantado con tu imagen en mi ser,

y he sonreído a la llegada del amanecer,

porque hoy más que nunca siento esto grande en mi pecho

a pesar de que entre tú y yo exista tanto trecho.

Hoy vine a decirte lo que te diré tan sólo una vez,

pero aunque sea una vez te lo diré con todo mi ser,

desde mi corazón vienen estas palabras

palabras que sólo pueden salir de mi alma.

Hoy vine a decirte tantas cosas resumidas en una sola,

en una sola expresión, y a una sola voz…

cuánto te amo mi amor…

06/06/08 10:17 p.m. – 10:42 p.m.
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miércoles, 19 de marzo de 2008

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Las cartas perdidas de William Andrés

025. Las cartas perdidas de William Andrés. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Un día, como cualquier otro, me encontraba bastante aburrida. Caminé por distintos lugares intentando concentrar mi atención en alguna cosa, pero nada daba resultado, hasta que algo cambió el ambiente, y por ende, el día que llevaba a cuestas.

Terminé frente a una persona que limpiaba un viejo escaparate. Estaba muy entretenida botando y botando viejos periódicos, libros roídos, pedazos de hojas y otros trastos. A su lado yacía una enorme bolsa negra de basura, yo apenas le di una mirada rápida al contenido y a lo que quedaba dentro de las gavetas, lo que no iba ser desechado.

En un momento dado, vi pasar por sus manos varias hojas de papel dobladas, al mirar más detenidamente me di cuenta que eran viejas cartas. Ella les dio una ojeada muy rápida como viendo de qué se trataban y luego las volvió a doblar para dejarlas en su sitio. El tono amarillento era testigo del tiempo, y eso me llamó la atención de ellas así que las tomé y supe que no eran cartas de quien revisaba aquellas cosas, de hecho, eran tan variados los contenidos de aquellas gavetas que estimo habían sido de distintas personas, y todas habían quedado allí en ése escaparate de recuerdos.

Lo primero en lo que me fijé fue en las fechas, no eran para nada recientes, rondaban hacía la conclusión de los años setenta.

« ¡Tengo en mis manos una carta de hace treinta años! ». Pensé.

Me llegué a preguntar cómo había sido la ciudad hacía treinta años. Seguramente bastante distinta de lo que es hoy.

La curiosidad me abordó. La persona que limpiaba seguía entretenida en lo suyo, no le molestaba que tuviese aquellas cartas en mis manos, así que me tomé el atrevimiento de seguir leyendo aquellos pedazos de papel.

Las primeras líneas daban saludo a los destinatarios. La primera de ellas una señora, que ya hoy en día es una anciana, y a su hija. Posteriormente, se hacía mención de conflictos e interposiciones. Lamentablemente, una carta sólo dice hasta dónde se haya plasmado en ellas, el resto de la historia es historia y por ello queda en el pasado. Pero había cierto sentimiento, ése “poder de las letras” que me llamaba la atención, ésa manera y sentir que plasmó quién escribió aquello.
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martes, 18 de marzo de 2008

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Creí conocerme

024. Creí conocerme. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Alguna vez creí conocerme... Pensé que sabía cómo era, que ya había visto todas y cada una de mis expresiones al ser la encargada de manejarme a mí misma. Entonces, ¿Quién mejor que yo para saber cómo soy? Ésa pregunta parece tener una respuesta bastante lógica, sin embargo, la vida da muchas vueltas y terminamos descubriendo otras facetas nuestras. En esto último, debo decir que tienes cierta cuota de responsabilidad, pues has sido tú quien me ha enseñado que apenas conocía la capa de mi forma ya que mi forma es más extensa de lo que creí.

También pensé que podía expresarme con totalidad a través de las letras, que las palabras podían describir cualquier cosa, pero me equivoqué. Comprendí que no está dentro de mis capacidades hacer eso, el expresar cabalmente cualquier sentir o emoción a través de ellas. Eso me lo dijo mi propio corazón cuando emocionado miraba las estrellas y se perdía en la inmensidad de lo que es llamado: sentimiento, sin poder describirlo.

Adicionalmente, soñé que un día llegaría a descubrir qué era eso que todos llamamos Amor. Pude sentir fuertes emociones que se le parecían, y por ello, creí que sabía qué se sentía Amar, pero me volví a equivocar. Creí saber cuáles eran mis límites, pensé que no tenía mucho para entregar y poco lo que podría recibir, pero también cambiaste eso. Cambiaste muchas cosas, tantas la verdad y no hay forma de agradecer.

Creí conocerme… En serio, lo creí. Pero me di cuenta que me faltaba mucho para poder concluir realmente eso, pues cada cosa aquí dentro se movió, y otras se hicieron tan potentes que arrebataron de mí el control, mi corazón corrió como loco en tu busca, mi mente dejó de funcionar y ahora se la pasa viviendo tu imagen. Viviendo… qué hermoso es vivirte, porque no es lo mismo que verte ni pensarte, vivirte es algo que trasciende los límites comunes.
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