Diez mil promesas guardadas en el baúl de mi mente,
dos mil besos en espera,
andanza entre mundos perdidos,
gotas de miel en mi piel,
sentimiento furtivo,
ansia de tus labios,
anhelo de tus brazos.
En mi mente, tu silueta,
entre mis brazos, tu cintura,
entre mis piernas, tu cuerpo,
entre mis labios, tu boca,
en mi boca, tu aliento,
en mi aliento, tu esencia.
Las costas de mi mar
lideradas por ti están,
tocas la melodía
en la guitarra de mi cuerpo.
En mi espejo, tu cara,
tu respiración en mi cuello,
tus manos exploran la arena,
arena sedienta de mar.
No existen fronteras;
si el mar y el cielo se unen,
¿por qué tú no conmigo?
Déjame tocar tu rostro, despacito
como si no quisiera se acabase el tiempo,
como los últimos sorbos de una bebida,
deja que explore tus labios
con delicadeza, lentitud y constancia.
Tropezar mi camino con el tuyo,
andar por tus avenidas y calles,
tomar el metro y el taxi,
mostrarte quién soy y pararme delante,
hablarte bajito al oído,
y vivir mis sueños contigo.
Así vive mi mente, extrañándote,
buscando tu cara, y mirarte,
pronunciando tu nombre, cada instante,
preguntándome si debo seguir adelante,
la diferencia lo hace que sepas todo esto;
éstas son unas simples andanzas de mi mente,
pero tu querer hará la diferencia;
somos como cualquiera puede ser,
pero no necesariamente debe ser así,
si yo te quiero y tú a mí
la diferencia se hará sentir...
No hay fronteras
cuando de verdadero querer se trata...
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
068.Andanza.Colección El Poder de las Letras.Waldylei Yépez.docx
15/05/05
dos mil besos en espera,
andanza entre mundos perdidos,
gotas de miel en mi piel,
sentimiento furtivo,
ansia de tus labios,
anhelo de tus brazos.
En mi mente, tu silueta,
entre mis brazos, tu cintura,
entre mis piernas, tu cuerpo,
entre mis labios, tu boca,
en mi boca, tu aliento,
en mi aliento, tu esencia.
Las costas de mi mar
lideradas por ti están,
tocas la melodía
en la guitarra de mi cuerpo.
En mi espejo, tu cara,
tu respiración en mi cuello,
tus manos exploran la arena,
arena sedienta de mar.
No existen fronteras;
si el mar y el cielo se unen,
¿por qué tú no conmigo?
Déjame tocar tu rostro, despacito
como si no quisiera se acabase el tiempo,
como los últimos sorbos de una bebida,
deja que explore tus labios
con delicadeza, lentitud y constancia.
Tropezar mi camino con el tuyo,
andar por tus avenidas y calles,
tomar el metro y el taxi,
mostrarte quién soy y pararme delante,
hablarte bajito al oído,
y vivir mis sueños contigo.
Así vive mi mente, extrañándote,
buscando tu cara, y mirarte,
pronunciando tu nombre, cada instante,
preguntándome si debo seguir adelante,
la diferencia lo hace que sepas todo esto;
éstas son unas simples andanzas de mi mente,
pero tu querer hará la diferencia;
somos como cualquiera puede ser,
pero no necesariamente debe ser así,
si yo te quiero y tú a mí
la diferencia se hará sentir...
No hay fronteras
cuando de verdadero querer se trata...
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
068.Andanza.Colección El Poder de las Letras.Waldylei Yépez.docx
15/05/05
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