Ese niño sabio que vive en su interior,
de mente abierta, despierta y creativa,
de manos fuertes y sensibles,
de rostro serio y tierna sonrisa.
Su presencia con energía desbordante,
corazón inocente, abnegado y entregado,
de labios cálidos y firmes palabras,
un hombre justo sin temor alguno.
El hombre que yo amo es el sol que me da vida,
sol exclusivo como la tierra y su satélite,
tan propio como los peces del agua y el azul del mar,
tan necesario como las vitaminas para el alma
dándome luz, amor y esperanza.
El hombre que yo amo le gusta mi boca rozar,
mi cuello y manos besar,
a mi oído muchas cosas decir,
y entre mis brazos dormir.
El hombre que yo amo
sabe que lo amo,
y él también me ama
pues su corazón me lo recita;
sus besos no mienten
pues mis labios lo sienten.
El hombre que yo amo es mi esencia,
él todo lo arregla con su presencia,
dice lo necesario en el momento correcto,
me lleva de la mano volando contra el viento.
Ese hombre no trata de cambiarme,
no trata de dañar mi corazón,
no me deja sola en una tempestad
ni buscará herirme sin piedad.
Navega entre las olas de mi cabello castaño,
vuela como ave entre mis sueños,
camina entre los poros de mi piel,
toca como al cristal mis desnudos labios,
simplifica los miedos que tengo del mundo
rompiendo las paredes que me quitan el rumbo.
El hombre que yo amo quiero que sea sólo mío,
yo quiero ser sólo de ese hombre;
el hombre que aparece por las noches en mis sueños
o que, al despertar del día, se convierte en mis anhelos.
Su andar y el mío siguen unidos,
mi destino a su lado siempre ha sido,
en mi corazón se ha convertido,
y a mi alma se ha fundido.
A mi alma se ha fundido él...
El hombre que yo amo.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
007.El hombre que yo amo.Colección Mi Alma.Waldylei Yépez.docx
03/12/05 10:10 p.m.
06/12/05 06:32 p.m.
de mente abierta, despierta y creativa,
de manos fuertes y sensibles,
de rostro serio y tierna sonrisa.
Su presencia con energía desbordante,
corazón inocente, abnegado y entregado,
de labios cálidos y firmes palabras,
un hombre justo sin temor alguno.
El hombre que yo amo es el sol que me da vida,
sol exclusivo como la tierra y su satélite,
tan propio como los peces del agua y el azul del mar,
tan necesario como las vitaminas para el alma
dándome luz, amor y esperanza.
El hombre que yo amo le gusta mi boca rozar,
mi cuello y manos besar,
a mi oído muchas cosas decir,
y entre mis brazos dormir.
El hombre que yo amo
sabe que lo amo,
y él también me ama
pues su corazón me lo recita;
sus besos no mienten
pues mis labios lo sienten.
El hombre que yo amo es mi esencia,
él todo lo arregla con su presencia,
dice lo necesario en el momento correcto,
me lleva de la mano volando contra el viento.
Ese hombre no trata de cambiarme,
no trata de dañar mi corazón,
no me deja sola en una tempestad
ni buscará herirme sin piedad.
Navega entre las olas de mi cabello castaño,
vuela como ave entre mis sueños,
camina entre los poros de mi piel,
toca como al cristal mis desnudos labios,
simplifica los miedos que tengo del mundo
rompiendo las paredes que me quitan el rumbo.
El hombre que yo amo quiero que sea sólo mío,
yo quiero ser sólo de ese hombre;
el hombre que aparece por las noches en mis sueños
o que, al despertar del día, se convierte en mis anhelos.
Su andar y el mío siguen unidos,
mi destino a su lado siempre ha sido,
en mi corazón se ha convertido,
y a mi alma se ha fundido.
A mi alma se ha fundido él...
El hombre que yo amo.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
007.El hombre que yo amo.Colección Mi Alma.Waldylei Yépez.docx
03/12/05 10:10 p.m.
06/12/05 06:32 p.m.
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