domingo, 26 de febrero de 2006

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Durmiendo en el piso

Hace mucho tiempo que nadie ve hacia mi interior.
Y desde siempre fui lo que soy,
sólo que nadie se percató.
Si por fuera no eres brillante,
¿qué importa si dentro eres diamante?
Fui quién se quedaba en la lluvia
mientras en casa dormían;
quién no tenía nada y menos una sábana,
una manta tendida, o una almohada en mi cama,
pues mi cama siempre fue el piso,
helado, solo y como un risco.

Bebí sólo en vasos de cartón,
y comí poco en platos desechables.
Mi miseria era mucha,
y aparentemente irremediable,
pero mirando al mundo a los ojos
pude ver que soy el más rico de todos.
Yo veía al mundo entero tal cual era,
pero ellos ven lo que quieren ver.
Yo creía que dentro permanecía la riqueza,
pero ellos creían lo que querían creer.
Podían elegir, pero así se mentían.
Yo vi el mundo como era e inventé el mío propio,
lejos de problemas y dilemas
teniendo tiempo de ver la lluvia o las estrellas.
Me di cuenta que la gente su imaginación no usa,
y la importancia de las pequeñas cosas se les pierde con el tráfico,
las malas palabras y el daño de la pintura en el auto.

Quienes se quejan y lloran por algo pequeño
les puedo dar consuelo,
en tanto yo esconderé mis lágrimas
porque aprendí a consolarme en silencio.
Aprendí que soy más libre
porque mi felicidad está en mi ser,
y las del mundo está en alguien o en un objeto:
un par de zapatos o un vestir nuevo.
Dicen ser más libres, y por el contrario son presos
del trabajo, la vida o deseo;
son ricos de lo que no quiero.

No soy protagonista en el mundo,
pero prefiero quedarme así escondido.
Escondido puedo ver el cuadro completo:
a los protagonistas y a quienes intentan serlo.
Observar es aprender y se actúa después de aprendido.
Aquí sobre el piso dormido,
aprendí a ser lo que ellos no han sido:
un observador y amante del día;
con una sonrisa que recibe la luz del sol,
y a las plantas que de sí dan con amor.

Durmiendo en el piso bañado de polvo,
y acompañado del frío,
comprendí que cuando me falta algo
es que veo la necesidad del mismo.
Que si me falta otra cosa puedo sobrevivir,
pero quién tuvo todo y lo pierde
no podrá hacer lo mismo
porque no tuvo tiempo de necesitarlo y ganárselo.
Lo fácil siempre tiene su precio
cuando los tiempos difíciles llegan.
En este piso comprendí eso y más;
en esta cama, he visto en mi vida el andar.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

016.Durmiendo en el piso.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
26/02/06 12:45 a.m.

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