Quizás el día de hoy fue como ayer,
pero muy distinto al mañana.
Ya veré si mañana es igual al hoy
o si depende del ayer.
De cualquier manera,
si mi pie sigue al otro en su marcha
seguramente cambiaré de sitio;
así como también tropezaré, si no miro el piso.
Tanta es la razón de la lógica ilógica.
Hay tantas cosas que parecen obvias a la vista,
otras al tacto y al gusto, pero, ¿dónde queda la locura?
y, ¿qué es la locura sin pretender definirla?
¿Acaso hay que definirlo todo? ¿Habrá siempre una explicación?
¿Acaso es requisito para vivir ser lógicos en cada paso?
Muchas veces llegamos a donde queremos dando tropiezos,
y detrás de los tropiezos siempre hubo razones.
Claro, que no nos beneficiaran ya era otra cosa,
pero no creo que siempre se pueda ser racional.
Así empiezan mis pensamientos al querer escribir algo nuevo. El día culmina bailando con un oscurecer un poco frío y silencioso. Y yo, como toda una espía, vigilo los movimientos de la luna para saber si camina o se esconde al son de la noche.
Dentro de poco tiempo se acabará la última vela que me queda. Lo escaso que tenía ahorrado se ha ido al comprar dos pedazos de pan que debo rendir una semana. Mi viejo vestido de seda se encuentra guardado en un cajón, mientras yo ando en harapos.
Por la ventana entra un rayo de luz muy bonito que llega hasta un rincón. Parece un cabello de luna que se ha separado un instante de los demás, quizás ha venido para darme su luz tenue o para acompañarme. Al mismo tiempo ha alumbrado una vieja foto de mi padre. ¡Oh, qué bellos momentos cuando él estaba aquí! Recuerdo que él me enseñó a hacer lápices provisionales con pedazos de carbón, y también me enseñó a leer y escribir aunque la gente del pueblo crea que no sé.
¡Oh, Luna! Es tanto lo que debo contarte de mi vida, pero hay una cosa que me urge decirte en este momento. Sucede algo conmigo, y no sé qué es lo que me afecta en sí, pues este algo que siento es muy extraño, no lo había sentido antes.
En la vida he entendido qué es el hambre y la sed, qué es la ignorancia y la inteligencia, y qué es el arduo trabajo, pero no sé qué es esto que siento en mi pecho; siento que me presiona tanto que mi corazón quisiera salirse por la boca. Y duele, duele mucho. No sé si estoy enferma, pero tampoco puedo ir a un doctor. Acudí al curandero del pueblo, pero me dijo que ya estaba condenada, que sufriría de esto hasta morir, pero que eso no sería pronto. No me dijo cuál era la razón, ni cómo se llamaba esta enfermedad terminal.
Luna, cuánto desearía que me hablaras y me dijeras qué tengo. ¿Cuál es la cura? ¿Por qué siento que algo me falta aquí dentro? ¿Qué es este mal que está sintiendo mi pecho? Parece una emoción muy fuerte e incontrolable. Dime, amiga Luna, ¿qué puedo hacer? Por favor, dame una respuesta. Por favor, contéstame. Tú lo sabes todo. Tú estás en cada lugar. Tú conoces todo, y más allá. Ayúdame a comprender este sentir, ayúdame a sanar este mal al que no le encuentro lógica ni explicación. Por ahí me dijeron que tal vez podría ser amor, pero no sé de qué se trata ese mal ni su razón.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
037.En cada lugar.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
03/08/06 10:26 p.m.
pero muy distinto al mañana.
Ya veré si mañana es igual al hoy
o si depende del ayer.
De cualquier manera,
si mi pie sigue al otro en su marcha
seguramente cambiaré de sitio;
así como también tropezaré, si no miro el piso.
Tanta es la razón de la lógica ilógica.
Hay tantas cosas que parecen obvias a la vista,
otras al tacto y al gusto, pero, ¿dónde queda la locura?
y, ¿qué es la locura sin pretender definirla?
¿Acaso hay que definirlo todo? ¿Habrá siempre una explicación?
¿Acaso es requisito para vivir ser lógicos en cada paso?
Muchas veces llegamos a donde queremos dando tropiezos,
y detrás de los tropiezos siempre hubo razones.
Claro, que no nos beneficiaran ya era otra cosa,
pero no creo que siempre se pueda ser racional.
Así empiezan mis pensamientos al querer escribir algo nuevo. El día culmina bailando con un oscurecer un poco frío y silencioso. Y yo, como toda una espía, vigilo los movimientos de la luna para saber si camina o se esconde al son de la noche.
Dentro de poco tiempo se acabará la última vela que me queda. Lo escaso que tenía ahorrado se ha ido al comprar dos pedazos de pan que debo rendir una semana. Mi viejo vestido de seda se encuentra guardado en un cajón, mientras yo ando en harapos.
Por la ventana entra un rayo de luz muy bonito que llega hasta un rincón. Parece un cabello de luna que se ha separado un instante de los demás, quizás ha venido para darme su luz tenue o para acompañarme. Al mismo tiempo ha alumbrado una vieja foto de mi padre. ¡Oh, qué bellos momentos cuando él estaba aquí! Recuerdo que él me enseñó a hacer lápices provisionales con pedazos de carbón, y también me enseñó a leer y escribir aunque la gente del pueblo crea que no sé.
¡Oh, Luna! Es tanto lo que debo contarte de mi vida, pero hay una cosa que me urge decirte en este momento. Sucede algo conmigo, y no sé qué es lo que me afecta en sí, pues este algo que siento es muy extraño, no lo había sentido antes.
En la vida he entendido qué es el hambre y la sed, qué es la ignorancia y la inteligencia, y qué es el arduo trabajo, pero no sé qué es esto que siento en mi pecho; siento que me presiona tanto que mi corazón quisiera salirse por la boca. Y duele, duele mucho. No sé si estoy enferma, pero tampoco puedo ir a un doctor. Acudí al curandero del pueblo, pero me dijo que ya estaba condenada, que sufriría de esto hasta morir, pero que eso no sería pronto. No me dijo cuál era la razón, ni cómo se llamaba esta enfermedad terminal.
Luna, cuánto desearía que me hablaras y me dijeras qué tengo. ¿Cuál es la cura? ¿Por qué siento que algo me falta aquí dentro? ¿Qué es este mal que está sintiendo mi pecho? Parece una emoción muy fuerte e incontrolable. Dime, amiga Luna, ¿qué puedo hacer? Por favor, dame una respuesta. Por favor, contéstame. Tú lo sabes todo. Tú estás en cada lugar. Tú conoces todo, y más allá. Ayúdame a comprender este sentir, ayúdame a sanar este mal al que no le encuentro lógica ni explicación. Por ahí me dijeron que tal vez podría ser amor, pero no sé de qué se trata ese mal ni su razón.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
037.En cada lugar.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
03/08/06 10:26 p.m.
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