011. El Silencio de una Mujer. Mi respuesta. Waldylei Yépez.doc
Por y para: mi protector.
Hace algún tiempo comprendí qué quería decir la palabra -secreto-. Ése día supe que con ella vive -la agonía-. Vivir en agonía por un secreto es aterrador; amar en secreto muchas veces es común y morir en secreto… es la vida de un infeliz.
Cierto día iba con mi mejor amiga de paseo. Hablamos de todo aquello de lo que hablan las mejores amigas: de compras, artículos de belleza, descuentos y rebajas, de otras amigas y de chicos. Después de algunas risas sonoras llegó su novio, que es también mi mejor amigo. Es decir, mi mejor amiga es novia de mi mejor amigo. Una situación bastante poco común, por lo general, eres amiga de la chica o del chico, o si conoces a los dos: terminas cediendo hacia uno de los bandos. Sin embargo, no era tan fácil para mí puesto que no podía elegir a uno, siempre debía apoyar a los dos. En las discusiones, es obvio que, yo no estaba presente pero es infinitamente conocido que luego, siempre, se acude con una amiga para desahogar la rabia o la tristeza, y esto era de parte y parte, a la final los dos me buscaban para que les escuchara, te podrás imaginar qué hacía yo cuando me contaban: "Es que él (o ella) tuvo la culpa por esto y esto…" entonces yo les decía (cuando podía) - yo no sé, no sé -. Pero cuando las cosas eran más fuertes me quedaba callada sin hacer nada como una pared, lo que a su vez resulta devastador cuando buscas que te apoyen y qué es lo que pasa: nada, no lo hacen.
Recuerdo que ése día por la tarde fuimos a ver una película, éramos un grupo numeroso puesto que habíamos quedado de acuerdo. Posteriormente, comimos helados y nos fuimos a casa de otro amigo donde compartimos algunas bebidas y bocadillos. Ya había pasado la media noche cuando cada uno se fue retirando a sus respectivas casas. Mi mejor amigo tenía auto y se comprometió a llevarme puesto que no tenía cómo irme, así que nos montamos los tres: mi amiga se sentó adelante con él, como corresponde, y yo en los puesto de atrás. De repente, sacaron a relucir una situación poco grata entre ellos mientras yo guardaba silencio, pero sabía que esto podría llegar a ser un problema realmente. Me sentí fuera de lugar, pensé que si querían discutirlo lo mejor hubiese sido cuando yo no estuviera, pero me di cuenta que por un momento se habían olvidado de ése pequeño detalle: yo estaba ahí, y se formó el problema que ya presentía. Mi silencio se hizo mucho mayor y desvié mi mirada hacia el suelo, sólo pensaba: « ojala lleguemos rápido, quiero salir de aquí ». El paisaje iba rotando por cada ventana, me dispuse a ojear lo que aparecía por el lado izquierdo mientras mantenía mi mente un poco ocupada tarareando alguna canción, entonces presentí una mirada pero aún así seguí con la vista clavada en la ventana. Mi amigo había mirado por su retrovisor y al verme recordó que no estaban solos, debió hacerle alguna seña a mi amiga puesto que cambió su conversación tan rápido que fue demasiado obvio, por suerte ya casi llegábamos. Al bajar me despedí de ellos como si nada, como si no hubiese escuchado nada o como si no hubiese estado allí, les dije que les vería al siguiente día y me despedí.