039. Gira-Sol. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc
Este ha sido un día muy lluvioso en la ciudad. Puedes respirar el frío. Esta manta gruesa sobre mi cuerpo me ayuda a no titiritar, aunque mi alma es todo un temblor ahora. Estoy sola entre estas cuatro paredes, con un mundo desordenado en la cabeza, con un tráfico terrible de ideas que no van ni vienen de alguna parte, y ni siquiera sé si realmente son ideas o si serán voces que me atormentan. Olvidé quién soy pues lo que en este momento soy, no es lo que los demás acostumbran a ver, así que digamos que me perdí entre nubes grises, entre rayos y centellas cuando la lluvia llegó.
Mi madre me hizo llamar Sol, porque decía que eso era yo para ella... un Sol. Ya conocen cómo son las madres con sus hijos. Aunque mi padre también me decía lo mismo a veces. Recuerdo que cuando jugaba con él, cuando era pequeña, me tomaba entre sus brazos y comenzaba a girar sobre sí mismo, era entonces cuando me decía: “Gira... Gira... ¡Eso!”. Mi padre siempre fue tan atento, tan divertido y siempre un gran sabio, todo el tiempo tenía las palabras más adecuadas para mí.
Un día fuimos a comprar flores para mi mamá, sería su cumpleaños y mi padre le daría una sorpresa, me decía que nada mejor que regalar rosas para la rosa más bella del mundo. Sin embargo, a mí me gustó otra flor, no dejé de mirarla ni un instante.
- ¡Listo! Ya tengo el mejor regalo para mi rosa, que es la rosa más bella y sutil que nació una madrugada de abril...-.
Fue entonces cuando se acercó a mí.
- ¿Te gusta? -. Me preguntó.
- Es la más linda...-. Él se sonrió.
- Se llama Girasol -. Me dijo. Luego nos fuimos a casa.
Días después jugamos a dar giros nuevamente, lo escuché decir: “Gira... Gira... ¡Gira Sol! ¡Eso!”. Al final nos sentamos un rato.
- Papá... -.
- ¿Si? -.
- Cuando estábamos jugando me decías que girara, y me di cuenta que cuando uniste Gira y mi nombre quedaba como el nombre de aquella flor que vimos: GiraSol -.
- Fíjate que es verdad y no me había dado cuenta -. Y se echo a reír.
- ¿Qué significa ese nombre? -. Le pregunté.
- Bueno el nombre viene de girar y sol, por la propiedad que tiene la flor de irse volviendo hacia el sol -.
- ¿Eso será como lo que yo hago? -.
- ¿Cómo? ¿Qué es lo que tú haces? -. Me preguntó extrañado.
- Giro contigo y miro hacia el cielo, es cuando el viento y los rayos de luces del sol acarician mi rostro... además me siento muy feliz y me hace sonreír -. Le expliqué.
- Es algo así mi Sol -. Se sonrió y acarició mis cabellos. - Eres mi GiraSol, una flor muy bella que busca la Luz y me trae muchas bendiciones, y no solamente “giras al sol” sino que tú también eres un Sol. Recuérdalo siempre... -.
No entendí del todo sus palabras en aquella ocasión, sabía que me llamaba Sol pero que fuera un Sol como tal no me creía porque no irradiaba luz.
Años después vi a mi padre muy enfermo, aquello era terrible. Un día me dijo que toda la vida yo había sido su Sol, que la luz que irradiaban mis ojos fue lo que a él le permitió superar los peores obstáculos que tuvo la familia. Se llenaron mis ojos de dolor y llanto, nunca creí y nunca he creído que pueda ser una luz para alguien pero ese día sus palabras calaron tan fuerte y tan hondo en mi alma que parecía se estuviesen escribiendo a fuego, también sabía que aquello era su despedida y así me dejó sola.
Hoy me siento terrible. El frío congela mis entrañas. Ha pasado algún tiempo ya desde que él no está conmigo, y ahora me hace tanta falta que creo que si estuviera para dedicarme unas palabras mi alma no estaría congelada. Lo peor es que no tengo a nadie a quien acudir, ayer estuve esperando las palabras necesarias pero no llegaron. Creí que si no había un conocido que con sus palabras pudieran guiar mi camino, entonces tal vez algún extraño mencionaría lo que tanto necesitaba escuchar pero ninguna cosa pasó. He tenido las palabras adecuadas para otras personas, pero no las tengo para mí misma. Intento girar al sol como lo hacía cuando era niña y no alcanzo a verlo. Miro a la ventana y el agua de la lluvia se escurre sobre ella.
No hay nadie más en estas cuatro paredes y es ahora cuando más necesito de alguien. El silencio prevalece pero de vez en cuando los truenos salen o entran a mi cabeza. ¿Cómo alguien que para el mundo es fuerte, ahora yace en el piso agonizando de frío? Me gustaría acurrucarme en los brazos de mi padre, tal vez él tampoco tendría la respuesta que tanto necesito pero, por lo menos, sentiría algo cálido del cual apoyarme entre tanto frío. Él me dijo un día que yo era un Sol, y tal vez lo fui aunque no estoy segura, pero aseguro que en este momento no lo soy, no tengo forma de brillar además de que los eclipses también existen, creo que estoy viviendo en uno. Intento ser entonces como el Girasol que busca la luz, pero tampoco la encuentro.
Aquí yace el ocaso de Sol,
no sabía que el sol lloraba pero sí lo hacía yo,
aquí se riega con las lágrimas de Sol
tal vez algo bueno resulte a la cosecha,
tal vez Sol levante su manto de tristeza.
El eclipse transformó al sol
y le impidió iluminarme como cuando giraba,
cuando volvía mi rostro al viento y a la luz,
cuando al son de un “Gira y Gira” me volví Gira-Sol.
Hoy le digo al sol que gire hacia mí
pues pareciera que rehúye a mi presencia,
lo he buscado, lo he soñado y esperado...
sol-Gira pues ya no aguanto...
ya no aguanto este frío...
ya no aguanto, regresa conmigo...
28/02/09 11:23 p.m. - 11:31 p.m. - 11:40 p.m.
Este ha sido un día muy lluvioso en la ciudad. Puedes respirar el frío. Esta manta gruesa sobre mi cuerpo me ayuda a no titiritar, aunque mi alma es todo un temblor ahora. Estoy sola entre estas cuatro paredes, con un mundo desordenado en la cabeza, con un tráfico terrible de ideas que no van ni vienen de alguna parte, y ni siquiera sé si realmente son ideas o si serán voces que me atormentan. Olvidé quién soy pues lo que en este momento soy, no es lo que los demás acostumbran a ver, así que digamos que me perdí entre nubes grises, entre rayos y centellas cuando la lluvia llegó.
Mi madre me hizo llamar Sol, porque decía que eso era yo para ella... un Sol. Ya conocen cómo son las madres con sus hijos. Aunque mi padre también me decía lo mismo a veces. Recuerdo que cuando jugaba con él, cuando era pequeña, me tomaba entre sus brazos y comenzaba a girar sobre sí mismo, era entonces cuando me decía: “Gira... Gira... ¡Eso!”. Mi padre siempre fue tan atento, tan divertido y siempre un gran sabio, todo el tiempo tenía las palabras más adecuadas para mí.
Un día fuimos a comprar flores para mi mamá, sería su cumpleaños y mi padre le daría una sorpresa, me decía que nada mejor que regalar rosas para la rosa más bella del mundo. Sin embargo, a mí me gustó otra flor, no dejé de mirarla ni un instante.
- ¡Listo! Ya tengo el mejor regalo para mi rosa, que es la rosa más bella y sutil que nació una madrugada de abril...-.
Fue entonces cuando se acercó a mí.
- ¿Te gusta? -. Me preguntó.
- Es la más linda...-. Él se sonrió.
- Se llama Girasol -. Me dijo. Luego nos fuimos a casa.
Días después jugamos a dar giros nuevamente, lo escuché decir: “Gira... Gira... ¡Gira Sol! ¡Eso!”. Al final nos sentamos un rato.
- Papá... -.
- ¿Si? -.
- Cuando estábamos jugando me decías que girara, y me di cuenta que cuando uniste Gira y mi nombre quedaba como el nombre de aquella flor que vimos: GiraSol -.
- Fíjate que es verdad y no me había dado cuenta -. Y se echo a reír.
- ¿Qué significa ese nombre? -. Le pregunté.
- Bueno el nombre viene de girar y sol, por la propiedad que tiene la flor de irse volviendo hacia el sol -.
- ¿Eso será como lo que yo hago? -.
- ¿Cómo? ¿Qué es lo que tú haces? -. Me preguntó extrañado.
- Giro contigo y miro hacia el cielo, es cuando el viento y los rayos de luces del sol acarician mi rostro... además me siento muy feliz y me hace sonreír -. Le expliqué.
- Es algo así mi Sol -. Se sonrió y acarició mis cabellos. - Eres mi GiraSol, una flor muy bella que busca la Luz y me trae muchas bendiciones, y no solamente “giras al sol” sino que tú también eres un Sol. Recuérdalo siempre... -.
No entendí del todo sus palabras en aquella ocasión, sabía que me llamaba Sol pero que fuera un Sol como tal no me creía porque no irradiaba luz.
Años después vi a mi padre muy enfermo, aquello era terrible. Un día me dijo que toda la vida yo había sido su Sol, que la luz que irradiaban mis ojos fue lo que a él le permitió superar los peores obstáculos que tuvo la familia. Se llenaron mis ojos de dolor y llanto, nunca creí y nunca he creído que pueda ser una luz para alguien pero ese día sus palabras calaron tan fuerte y tan hondo en mi alma que parecía se estuviesen escribiendo a fuego, también sabía que aquello era su despedida y así me dejó sola.
Hoy me siento terrible. El frío congela mis entrañas. Ha pasado algún tiempo ya desde que él no está conmigo, y ahora me hace tanta falta que creo que si estuviera para dedicarme unas palabras mi alma no estaría congelada. Lo peor es que no tengo a nadie a quien acudir, ayer estuve esperando las palabras necesarias pero no llegaron. Creí que si no había un conocido que con sus palabras pudieran guiar mi camino, entonces tal vez algún extraño mencionaría lo que tanto necesitaba escuchar pero ninguna cosa pasó. He tenido las palabras adecuadas para otras personas, pero no las tengo para mí misma. Intento girar al sol como lo hacía cuando era niña y no alcanzo a verlo. Miro a la ventana y el agua de la lluvia se escurre sobre ella.
No hay nadie más en estas cuatro paredes y es ahora cuando más necesito de alguien. El silencio prevalece pero de vez en cuando los truenos salen o entran a mi cabeza. ¿Cómo alguien que para el mundo es fuerte, ahora yace en el piso agonizando de frío? Me gustaría acurrucarme en los brazos de mi padre, tal vez él tampoco tendría la respuesta que tanto necesito pero, por lo menos, sentiría algo cálido del cual apoyarme entre tanto frío. Él me dijo un día que yo era un Sol, y tal vez lo fui aunque no estoy segura, pero aseguro que en este momento no lo soy, no tengo forma de brillar además de que los eclipses también existen, creo que estoy viviendo en uno. Intento ser entonces como el Girasol que busca la luz, pero tampoco la encuentro.
Aquí yace el ocaso de Sol,
no sabía que el sol lloraba pero sí lo hacía yo,
aquí se riega con las lágrimas de Sol
tal vez algo bueno resulte a la cosecha,
tal vez Sol levante su manto de tristeza.
El eclipse transformó al sol
y le impidió iluminarme como cuando giraba,
cuando volvía mi rostro al viento y a la luz,
cuando al son de un “Gira y Gira” me volví Gira-Sol.
Hoy le digo al sol que gire hacia mí
pues pareciera que rehúye a mi presencia,
lo he buscado, lo he soñado y esperado...
sol-Gira pues ya no aguanto...
ya no aguanto este frío...
ya no aguanto, regresa conmigo...
28/02/09 11:23 p.m. - 11:31 p.m. - 11:40 p.m.
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