sábado, 30 de enero de 2010

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La Ciudad de Papillon

005. La Ciudad de Papillon. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

« Papillon: que en francés significa mariposa »

La vida no debería ser como es. Esas son las palabras que repito de un tiempo para acá. Ahora más que nunca, estoy segura que creo en utopías irrealizables. Irremediablemente eso me causa pesar, pero es una realidad y la acepto. Si alguien pudiera escuchar mis pensamientos creería que estoy loca, por suerte nadie se puede meter en tu cabeza aunque intenten mirar profundamente en tus ojos. Lo que siempre hago es esquivar miradas como ahora mismo que voy en el autobús del mundo, ¿Cómo más podría decirle a este cachivache viejo con cuatro ruedas y puestos para muchas personas? Aunque al parecer a los conductores se les olvida que el espacio es limitado, aún así siguen montando gente en las paradas, y ese “¡un poquito para atrás por favor!” como si uno pudiera subir a un segundo piso, o lanzarse encima de los demás pasajeros para que ellos estén contentos. Y qué me dicen de ese ajetreo final para bajarse: “en la esquinaaaaaa”, “venga saliendo…” te responden. ¿Cómo diablos te mueves cuando el cachivache viejo ni siquiera se ha detenido? Y para completar, si no te apuras en bajarte pues arrancan cuando tienes una pata en la acera y otra en el autobús. Es toda una aventura esto de vivir la vida… Pero bueno, yo seguiré pensando en las cosas del mundo y a los taxistas los dejo para otro día.
Increíble ver a través de las ventanas a niños en medio de la calle pidiendo dinero, con sus ropitas desgarradas y todos sucios. A veces hasta andan con su mamá, creo yo que es su mamá, y ella con otro bebé en brazos pidiendo dinero. Aún recuerdo las promesas del Gobierno cuando decía que el Presidente iba resolver esa realidad. “No quedará ningún niño en la calle” y todos aplaudían, yo me pregunto: ¿Por qué hoy en día veo a ese niño a través de esta ventana? ¿Acaso esa no era la realidad que se iba resolver hace mucho tiempo atrás? “Hechos y palabras” como dicen por ahí.
Otra noticia que anda corriendo son las manifestaciones de estudiantes. Cuentan que destrozaron bienes públicos y privados, también dicen que están luchando contra las cosas que el Gobierno hace mal. Algunos los creen héroes porque luchan por la democracia, así dicen.
De todas las cosas que pasan, ya no sé en qué creer. Me he desilusionado mucho de la gente, de cómo se manejan las cosas. Me he dado cuenta que cada quién actúa según sus propias intereses, o los intereses de su grupo. Se suponía que aquello resulta obvio, pero no eran tan obvio para mí hasta hace poco…
Una de las cosas que he comprendido es que la política va ligada en todo, y que por tanto van existir al menos dos bandos. También comprendí que la situación de estudiantes va dirigida por ideales políticos (de uno de los dos bandos cuando convenga). Y que se aplica el Principio de Correspondencia, uno de los Principios Universales de la Metafísica, tanto para una Ciudad como dentro de un Recinto Universitario: “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”. Para comprender esto lo pondré como un ejemplo.
Imaginemos que nuestro Recinto Universitario es la Ciudad de Papillon, nuestra ciudad. Su Rector sería nuestra máxima autoridad, por tanto, nuestro Presidente.
¿Qué haría nuestro Presidente (Rector) si los bienes públicos (o privados) se ven amenazados (o destrozados) en una protesta del pueblo (estudiantil)? Pues actuaría como cualquier autoridad, intentaría imponer el orden y dependiendo a los daños causados e identificación de los responsables levantaría cargos (expedientes, investigaciones) que podrían incluso terminar con multas o cárcel (expulsiones del Instituto). Así es, actuarían exactamente igual lo único que los diferencia es el rango de acción.
Otro ejemplo que podríamos citar es el caso de los desligamientos de responsabilidad. Unos aclaman que el Presidente es y será el responsable de absolutamente todo lo que ocurra, porque él es la cabeza del poder. Así dicen que el niño que veo a través de mi ventana es su total y completa responsabilidad, porque él dijo que iba resolver ese problema. Que él debe estar pendiente de que se cumplan las cosas. Entonces volvamos al Recinto Universitario:
El Rector (Presidente) siempre está metido en “cosas muy importantes”, por tanto si en una de las Facultades surge un problema con el Sistema de Computación (unos niños de la calle), él dirá que le pregunten al responsable de dirigir esa Facultad (Gobernador). Luego éste dirá que deben preguntarlo al Director de Sistemas (Alcalde), y por último, se responderá que se les dio la orden a los Técnicos de Sistemas (Consejos de Vecinos). En resumen, quien esté a la cabeza del poder no sólo delegará tareas sino responsabilidades (cuando no debería ser así) porque no se estará dispuesto a aceptar cosas que él “no maneje”. El Presidente no aceptará la responsabilidad de un niño en la calle porque para él “alguien más a cargo” debe o debió hacerlo, lo mismo aplica para el Rector quien no aceptará la responsabilidad de que un Sistema de Computación no funcione porque para él “alguien más a cargo” debe o debió hacerlo. Por tanto, ¿Cómo se le exige a un líder que asuma la responsabilidad de todo, cuando el resto de los líderes (que se lo exigen) tampoco están dispuestos hacer lo que ellos mismo piden?
Cada quién actúa según sus propios intereses y los de su grupo… Muy a pesar de que los líderes se dan cuenta de quién o quiénes son los que fallan dentro del sistema, optan por no hacer nada porque esa persona “es de su bando”. Optan por callarse las deficiencias y dejar las cosas “exactamente tal cual como siempre se hicieron”. Optan por “no ganarse enemigos”, optan por decir “déjalo así”.
En las calles de las ciudades y entre pasillos de clases se nota el surgimiento de dos bandos al menos, cada uno en representación de las toldas políticas. Vemos discriminación de parte de grupos adeptos al Gobierno en curso contra sus Opositores, y en viceversa, vemos discriminación de grupos Opositores contra quienes sean adeptos al Gobierno. Discriminación, violencia física y verbal. Lo mismo que en Recintos Universitarios, exactamente igual pero a “pequeña escala”.
Se dice no a la violencia, se trata de malhechores aquellos que hacen protestas y dañan bienes de Recintos Universitarios, pero se les llama a expresarse en contra de Gobierno y se les tilda de héroes, siempre y cuando dañen otros bienes que no sean los de la Institución, porque se vale defender la democracia pero no destrozar nuestras cercas. Violencia es violencia sea del bando que sea, sea por defender lo que sea.
A veces escucho hablar a las personas en la calle, o aquí mismo en el autobús, y por una parte dicen que el pueblo debe unirse en armonía, paz y amor, y por otro lado salen insultando a las personas del otro bando y “clamando violencia”, eso es ser inconsecuente. No se puede odiar a muerte a alguien (e incluso desear su muerte) y después salir a decir que servirás a Dios con amor. Bueno, a mí parecer esto no se puede, pero he comenzado a creer que el comportamiento humano es más inconsecuente de lo que la misma gente es conciente.
Así como el Gobierno tiene Opositores, las Autoridades de los Recintos Universitarios tienen Opositores. “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” reza el Principio, ¿Acaso no se nota, de verdad, el parecido entre un Territorio y una Universidad? ¿Se nota que el Gobierno es sólo un reflejo de lo que sucede dentro de las Instituciones? ¿Se nota que lo que tanto criticamos nosotros también lo hacemos? ¿Y todavía usted se pregunta por qué tienen el Gobierno que tiene? ¿Se pregunta cuándo las cosas van a cambiar? ¿Por qué no se pregunta cuándo NOSOTROS vamos a cambiar?
Esta es la Ciudad de Papillon, la Ciudad de la Mariposa que aún no se convierte en Mariposa, ¿Y sabe por qué? Porque aún no se ha dado paso un verdadero desarrollo. Se tiene la capacidad de ser una muy bonita Mariposa pero se seguirá esperando el día en que nos convirtamos en eso. ¿Pesimista? Quizás, pero cómo no serlo cuando tengo gente que me empuja porque quieren pasar, porque tengo más quejas en mis oídos que buenas nuevas, cuando yo misma puedo ver el deterioro de la Ciudad de Papillon.
Ojala un día esta Ciudad le haga honor a su nombre, por ahora yo seguiré con lo poco que me queda de mis ideales de justicia y mis utopías. Y si al terminar de leer esto usted se dice: “es verdad, ellos tienen que cambiar” entonces será otro golpe mortal para un buen ideal, y esté seguro que mis esperanzas (las últimas que me quedan) en su manos no las voy a dejar. Y si usted es de la consigna de Respeto y Libertad, acuérdese que no vive solo en medio de esta ciudad, y que otros se verán afectados del cómo usted pueda actuar. También acuérdese que las personas tienen razones para creer lo que creen así usted no lo entienda, y que si esa persona no piensa igual que usted no es porque sea “bruto” tan sólo es diferente a usted.

Esta es la Ciudad de Papillon, si hoy no logras darte cuenta de cómo ES y no trabajas para transformarla… jamás podrás verla como DEBERÍA SER…

30/01/2010 12:50 p.m. - 1:39 p.m.
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domingo, 10 de enero de 2010

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Ausencias

004. Ausencias. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Se abre la puerta y entra en la habitación. Justo en medio un cómodo mueble y frente a él una mesita y una taza de café. Se sienta apenas en la orilla, como cuando te sientas por un instante breve porque volverás a levantarte pronto. Junta sus manos y cruza sus dedos entre ellas y mira al frente.

- Quizás te resulte rara la manera en que me presento ahora ante ti. He irrumpido en tu habitación, en tu vida, así como otras muchas personas lo han hecho. Han virado la manija y han entrado, como yo, se han sentado aquí un instante, otros ni siquiera se han sentado y algunos otros, contadas personas, se han sentado cómodamente en esta habitación creyéndose dueños y señores de ella, de la habitación de tu vida. Muchas son las personas que van y vienen, algunos se quedan más tiempo que otros como ya dije. No recuerdo en qué momento llegué a ti, llegué aquí, y a estas alturas ni siquiera debería aparecerme nuevamente pero lo hago, una vez más, quizás para sentirme un poco mejor por volver a tocar un instante tu vida, porque algo me dejó la vez pasada o quizás fui yo que dejé algo olvidado aquí en tu habitación, la habitación de tu vida. Y si ni siquiera te acuerdas de mí, o de verdad nunca me has visto, no importa, yo no me quedaré más tiempo del preciso ni dejaré algo nuevo en ti, tan sólo soy la persona que camina a tu lado por la acera alguna vez y que quizás nunca más volverás a conseguirte. Dejaré de lado el hecho de que no me conoces, tal vez, y me concentraré en mi objetivo porque de verdad se me acaba el tiempo -.

Toma un pequeño sorbo de café tibio que aún reposa sobre la mesa.

- Yo fui la persona que te dijo que te amaba, que te quería o te extrañaba, aunque hoy no lo recuerdes. O quizás soy la persona que tuvo para ti alguna vez las palabras indicadas para una situación. Es difícil saber exactamente qué fui yo para ti, porque también podría decirte que te cedí mi puesto en aquel taxi, quizás fuiste tú quien me lo cedió a mí, o tú mencionaste aquellas palabras para mí. Justo hoy ya no lo recordamos o quizás sí, porque por algo estoy aquí. Por algo me aparezco en tus recuerdos, por algo te apareces en los míos. No sé quién dejó su huella a quién. Pero si estoy aquí, irrumpiendo tu vida nuevamente, es porque has sido tú quien dejó huella en mí. Mi gran pregunta es si yo dejé algo en ti, si dejé algo que te recordara mi nombre o mi rostro.
¿Sabías tú que es terrible extrañar el pasado? ¿Sabías que duele cuando se aleja alguien que dejó huella en tu vida? Quizás para eso vine, para reprocharte tu silencio y tu ausencia y reprocharme la mía, porque también fui responsable de esa distancia en alguna proporción.
Entiendo que hay cosas que se quedan en el pasado, y que yo en muchas ocasiones también me quedé en el pasado, es probable que sea por ello que no me recuerdes pues borraste mi presencia de tu vida.
Me convertí en el ausente o tú lo hiciste. Así se quedan nuestras habitaciones, nuestras vidas, con tan sólo un mueble y un poquito de café tibio, porque se llena todo de ausencias: ya no estoy y ya no estás.
Esos recuerdos de cuando jugábamos de niños. Las veces que me acompañaste camino a la escuela. Los regalos compartidos en navidad. Todo ha quedado tan atrás.
Sobrevivimos a las ausencias de las personas que dejaron en nosotros un profundo impacto, vemos pasar años tras años y a veces sufrimos mucho por ello. Aunque hay ocasiones en que por quienes sufrimos, jamás sufrieron por nosotros -.

Mira hacia atrás, hacia la puerta que le espera y vuelve su mirada hacia delante.

- ¿Recuerdas el por qué separamos nuestros caminos? A veces me digo que existieron buenas razones y otras veces que tan sólo me hubiera gustado hacer caso omiso a ellas. No he dejado de recordarte…-.

Se abre suavemente la puerta por causa de la brisa, voltea y mira con pesar.

- El paso del tiempo jamás perdona. Es el tiempo quien se lleva las presencias que yacen en silencio y las convierte en lo que somos ahora: sólo ausencias. Estás y estarás presente en mi pasado, y algunas veces te traeré al recordar quién fuiste para mí, porque tú también visitaste la habitación de mi vida y dejaste algo de ti allí: una palabra, un gesto, un cariño. Y se quedó guardado porque no hay forma de sacar lo que dejó tu presencia en mi vida, aunque ahora sólo tenga de ti tu ausencia.
Te dije que si no me conocías no importaba porque no dejaría nada, pero eso no es verdad. Quizás ya no recuerdes quién fui pero ahora acabo de tocar nuevamente tu vida, me recordarás como ese visitante que llegó para hablarte del pasado que no recuerdas, y tomó café tibio contigo y quedó la huella de su mano en esa taza, dejó su huella en tu vida… tal vez esto último era lo que pretendía, dejar algo en ti un instante antes de resignarme al olvido. El olvido me espera en tu puerta…-.

Toma nuevamente la taza de café con pena, con pesar y se le hace un nudo en la garganta. Vuelve a poner en su sitio la taza sin dejar de yacer cabizbajo.

Ausencia es la que vivo,
ausencia es lo que sos.
Si el olvido llama a tu puerta
dile: “ya se fue”, dile que no estoy.
Y si el tiempo abre la puerta
y el olvido me lleva con terror
recuerda mi lamento, recuerda mi dolor,
recuerda a quien con llanto nunca te olvidó
ni supo decir adiós…

10/01/2010 03:56 p.m.


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Cada amanecer es un fin


Fuente imagen: Google Images

¿Recuerdas cuando estuvimos juntos?
Me decías que ese tiempo te hacía bien,
pero al pasar los días, todo cambió.

Cuando te abrazaba me sentía muy bien,
te protegía cuando sentías miedo,
como cambian las cosas:
ahora soy yo quien tiene miedo.

Eras mi compañía perfecta,
y ahora me he quedado sola.
Me dejas de un momento a otro sin avisar,
sin prever lo mucho que te iba extrañar.

Te culpo de dejarme sola.
Yo te necesito tanto.
Te extraño tanto.

Que irónica es la vida
cuando a cada amanecer es el inicio de otros,
pero cada amanecer para mí tan sólo es un fin.

Porque muero cuando amanece,
cuando sale el sol y no estás aquí,
porque me dejaste
y ya no tengo mi compañía perfecta.

Yo yacía muriendo cuando otros nacían,
yo me voy muriendo sin mirar el tiempo.

Yo me voy muriendo... desde tu silencio.
Waldylei Yépez
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domingo, 3 de enero de 2010

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Mi yo pasado, mi yo presente y tú

003. Mi yo pasado, mi yo presente y tú. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Yo quisiera entender tantas cosas, prever para no sufrir y poder apartarme del tiempo como si aquello fuera posible. Tan sólo ahora puedo sentir el roce, la música, el canto de mi piano en esta habitación tan clara y tan oscura. Mi pesar, el decaimiento se hace palpable con cada respiro, en mi aliento yace la tristeza y la agonía de un tiempo anterior que jamás dejé ir y que revivo una y otra vez. Vivo aferrada a mi yo pasado, vive conmigo mientras ese yo re-vive pensando en lo que ya pasó, en lo que me pasó.
Aún puedo ver a mis espaldas ese día, esa hora. Mi yo pasado sonreía al verte, es la única sonrisa que recuerdo de mi yo pasado, porque para mi pasado ya no existen otras sonrisas anteriores, se encargó de culparte de su última sonrisa y de su única razón de pena, razón a la cual se aferró hasta el punto de abatirse terriblemente por ti.
Y aquí estamos, yo en mi viejo piano tocando la canción más triste que pueda porque es así como logro traerte a mí, como logro traer mis recuerdos, y miro aquella escena donde mi pasado sonriente te abre la puerta y tú entras con la sonrisa que despierta mi sonrisa, mi sonrisa pasada. Te posas a un lado de la ventana y tu sonrisa desaparece de tu rostro, me hablas, me dices muchas cosas que ya ni recuerdo muy bien, lo que más recuerdo es que fue la conversación más triste del mundo. Por donde llegaste, te fuiste y me dejaste allí sin comprender nada, volteé y ya no estabas, volteé y él se fue. Corrí hacia el mueble y lloré desconsoladamente y aún lloro mientras toco el piano, lloro sin lágrimas porque se me acabaron ese día. Detengo bruscamente la música al golpear el piano una y otra vez con fuerza, con coraje. Y al levantarme de mi asiento, allí veo a mi yo pasado seguir sufriendo en el viejo mueble del lamento.
Intento entonces consolar a mi pasado diciéndole que pare de tanto sufrimiento, y me responde que eso es lo que es: sufrimiento, le replico diciendo que no, que mi pasado soy yo y me dice entonces que eso es lo que soy: un sufrimiento con corazón. Me quedo perpleja, había una parte de mí que me decía que yo tenía un corazón que sufría pero que yo no era un sufrimiento en sí, más dudaba de aquello al ver a mi yo pasado, mi pasado sí era de un sufrimiento en si mismo. Mi pasado dejó de mirarme a los ojos pero no se apartó de mí. Aún se podía escuchar la melodía impregnada en la habitación y volvía una y otra vez el recuerdo de tu adiós. Y te culpé, porque si mi pasado era un sufrimiento ahora y por ende yo, eso había ocurrido por tu culpa, porque me convertí en lo que tú quisiste que fuera. Me convertí en lo que provocaste, una lágrima, un lamento.
Entonces alguien tocó mi puerta. Mi pasado dio un salto y su corazón se aceleró, se preguntaba si eras tú que habías vuelto porque el pasado vive del ayer, del ayer donde tú estabas y me decías un te quiero. Mi pasado pensaba en términos del ayer, quería que todo fuera como ayer y por eso se rehusaba a mirar los ojos del hoy. Yo no esperaba nada y aún así te esperaba, mi yo pasado y mi yo presente tenían una visión bastante común. Me levanté y abrí aquella puerta, mi pasado corrió detrás de mí, y allí les vimos: un yo y otro yo más. Uno con una expresión más neutra y otro con un rostro de pasado. Les invité a pasar pero el yo nuevo con cara de pasado me dijo que no podría pasar sino hasta mañana, a la llegada del futuro y que entonces se quedaría para no irse. Pero entonces el otro yo me dijo que eso pasaría siempre y cuando yo lo permitiera, y no comprendí.
- Yo mañana seré como yo hoy decida que sea. Yo pasado anuncia un lamento de algo que no quería que pasara, y gracias a eso se convirtió en la tristeza que es pero yo pasado no tiene forma de razonar más allá del ayer, sólo yo presente puede hacerlo y puede darse cuenta que si bien el hecho de quedarse sola fue la causa de su desolación, no es lo mismo estar en sufrimiento que ser un eterno sufrimiento. Si yo pasado controla, yo presente será controlado y yo futuro no será otra cosa distinta. Yo pasado no tiene la fuerza ni voluntad para dejarte. Pudo haber sido causa de quien eres hoy, el pasado en parte es responsable de tu hoy, pero sólo tu hoy será responsable del mañana que aún no nace por tanto el mañana no tiene rostro. Yo futuro puede ser como lo ves en mi rostro, neutral donde tú decidirás cómo será o puede tener la cara del ayer siendo el mañana -.
- ¿Cómo puedo tomar las riendas de mi vida? ¿Cómo hago para tener la oportunidad de decidir cómo seré mañana? -.
- Empieza con quitarte el peso de tu pasado y su tristeza, dile que se vaya con el futuro que él quiere crear y a partir de allí serás libre para decidir como quieres ser hoy, como quieres ser ahora, entonces tu futuro comenzará a escribirse porque tu futuro comienza a partir del hoy. Yo futuro sólo tendrá la cara de yo presente, yo presente es el responsable de elegir cómo enfrentar la vida, si con la cara del yo pasado o su propia cara -.
Era difícil para mí aquello. En las puertas de la habitación de mi vida estábamos: lo que fui, lo que soy y lo que podría ser a partir del camino que tomara.
Despedirme de mi pasado era impensable, a mi yo pasado le debo lo que soy hoy.
Mi yo pasado seguía mirando con su cara de tristeza y esperadote a ti, porque nunca dejó de esperarte ni un instante. Se fue a sentar en el mueble del lamento.
Yo me quedé sin saber qué hacer, mientras los yo del futuro seguían en la puerta esperando entrar en algún momento.
Fue entonces que me acerqué a mi pasado y me senté a su lado.
- Él no volverá -.
- ¡Cállate! -. Me dijo. Mi yo pasado se negaba el mirar los ojos del hoy. Le abracé y lloramos. Te culpamos, dijimos que había sido mentira el mundo papel que construiste y que tan sólo quedo de él las cenizas de otro tiempo. Con amor le dije a mi yo pasado que debía irse, se negó, me rogaba pues no quería quedarse atrás, estar sola. Mi pasado quería quedarse conmigo y yo, no lo negaré, quería quedarme con mi pasado porque si bien tendría una razón constante de tristeza, ya conocía mi pasado y no quería dejarlo ir.
Mi pasado se resistía y yo dudaba de dejarlo, hasta que tomé a mi pasado y lo puse en la puerta junto al yo del mañana con cara de ayer, les pedí que se fueran y cerré la puerta. Me sentí más sola, me había acostumbrado a vivir con mi pasado y en el pasado, ya no tenía a qué aferrarme. Dudé, pensé en abrir nuevamente la puerta pero si lo hacía debía estar conciente que cargaría con mi yo pasado y mi yo futuro que era exactamente igual al primero, ya no era una carga sino dos, no podría con un pasado de sollozos y lamentos y un futuro que me deparaba lo mismo.
Me senté a llorar en el mueble del lamento. Tú me habías dejado, me sentía tan vacía, dependía de ti totalmente. ¿Por qué me habías dicho que te importaba y me habías dejado en agonía un momento después? Te odiaba y al mismo tiempo te necesitaba, quería vivir como antes de ese día, quería que todo estuviera bien y me quedaba pensando en esos instantes contigo, sólo en eso pensaba. Lloré tanto por ti que me dormí entre tanta tristeza.
Me despertó el sonido de la puerta. Abrí y mi yo pasado estaba allí, porque el pasado siempre llama a la puerta. Y la cerré. Había decidido dejar el pasado atrás. Dejé de llorar, dejé de esperarte.
La puerta volvió a sonar, pensé: “Es el pasado que siempre quiere regresar” y no me equivoqué, aunque no conseguí a mi yo pasado esperarme en la puerta sino a ti. Me dijiste: “Volvamos atrás, volvamos a empezar”.

Si hubieras visto mi pasado sabrías cuánto lloré,
si lo hubieras visto, no tendrías la menor duda de que te esperé,
pero has llegado tarde pues para salvar mi presente,
tuve que enterrar mi pasado
y así poder construir un futuro.
Yo no merecía llorar tanto
y aún así lo que recuerdo de mi pasado, es un eterno llanto.
Me pides volver atrás,
no sabes qué significa volver allá.
Volver a empezar, eso hice cuando te dejé atrás.
Mi yo pasado aún anda vagando esperando tu amor,
mi yo presente ya te olvidó.
Y a ti sólo me queda decirte adiós,
por el bien de los dos…

03/01/2010 - 07:54 p.m. - 08:13 p.m.
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