En las pequeñas cosas yacen eternas fortunas o infortunios.
El otro día cuando hablaba con él
se disculpaba por el silencio en que se sumió.
Me decía: tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia,
pero está bueno ya...
Nunca te olvidaré.
se disculpaba por el silencio en que se sumió.
Me decía: tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia,
pero está bueno ya...
Nunca te olvidaré.
Su decisión fue como bomba
que cayó en mi cabeza,
y me convirtió en un zombi:
caminando sin caminar,
sin comprender,
y estando sin estar.
que cayó en mi cabeza,
y me convirtió en un zombi:
caminando sin caminar,
sin comprender,
y estando sin estar.
Las pequeñas cosas hicieron que significara mucho para mí.
Pero el otro día lo vi callarse cuando llegué.
Su familia comenzó a fingir.
Y la seriedad de la relación
se la llevó la imaginación.
Su familia comenzó a fingir.
Y la seriedad de la relación
se la llevó la imaginación.
Pero...
No se trata de ti,
ni de tu familia,
… llegamos hasta aquí.
No se trata de ti,
ni de tu familia,
… llegamos hasta aquí.
Así me convertí en zombi:
caminando por el mundo
sin caminar.
Mirando sin estar.
caminando por el mundo
sin caminar.
Mirando sin estar.
Derrumbó mi mundo,
¿Y ahora cómo lo recupero?
¿Y ahora cómo lo recupero?
Y así me decía:
tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia...
pero esto llega hasta aquí.
tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia...
pero esto llega hasta aquí.
Es tan fácil para ti,
pero yo... ¿Cómo vuelvo a vivir?
pero yo... ¿Cómo vuelvo a vivir?
Waldylei Yépez
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