Me gustaría entender el por qué necesito tanto escribirte esta noche.
Me gustaría entender el por qué mi cabeza te piensa tanto,
el por qué mi boca sigue pronunciando tu nombre
y el por qué mi oído no para de escucharte,
a pesar de que tus labios yacen enmudecidos, yacen callados,
pues tus palabras hace mucho que me abandonaron.
No sé por qué siempre termino escribiéndote a ti,
a ti que sólo letras tristes me has inspirado.
¿Cómo puede alguien sembrar tanto acá en el pecho,
y al mismo tiempo sólo dejarte llanto?
¿Cómo es que terminé sintiendo tanto por ti,
y mis letras más tristes también las has inspirado tú?
¡Qué primavera más triste me tocó!
Y a la llegada del verano, pues nada mejoró.
De verdad, me gustaría saber por qué mi cabeza no para de pensarte,
por qué no para de soñarte.
Hoy vivo una noche muy triste,
postergué mi tristeza tanto como la esperanza me dejó,
pero justo esta misma tarde, me dijo que no volverías y se marchó.
Te esperé,
por muchos días y muchas lunas,
te esperé
e intente no creer en supuestos, o en generar hipótesis absurdas,
cada día te esperé,
esperé a que me escribieras y nunca respondiste mi última carta,
quizás por eso no la respondiste, porque querías que fuera la última.
¿Sabes? Hubo un tiempo en que me sentí muy mal,
hubo un tiempo en que mis acciones no fueron adecuadas
y sé que la tristeza se adueñó de ti,
entonces me reclamaste haberte dejado a solas,
a solas justo cuando más me necesitaste
y me arrepentí muy sinceramente,
pero justo ahora quien se quedó a solas fui yo,
a solas justo cuando más te necesité.
Pudiera pensar que ésta fue tu venganza,
pero la verdad es que si lo hubieses planeado
jamás habría sido tan perfecto,
tan perfecto jamás habría resultado.
¿Sabes? He decidido renunciar a ti,
he decidido renunciar a tu recuerdo esta noche,
renunciar a tus cartas, renunciar al abrazo que imaginé me darías,
sí, porque esperaba más de ti, esperaba tu consuelo
pues de verdad te necesitaba,
y sólo encontré tu silencio…
Ya no quiero seguir esperándote,
ya sé que no vendrás,
ya sé que no escribirás,
ya sé que te perdí
y ahora sabes que me perdiste a mí…
A partir de ahora, no serás inspiración en mis cartas,
ni siquiera en aquellas que sólo reflejan tristeza.
Eso que estaba en mi pecho y que sentía por ti,
también acabo de sacarlo de ahí.
Ya no te buscaré,
ya no intentaré encontrarte,
y la verdad no espero que me busques tú a mí,
y tampoco creo que puedas hallarme aquí.
Mi noche acaba de nublarse,
lloverá, tronará y quizás el rayo aparecerá,
y tal vez mañana sea un día oscuro
donde las palabras no saldrán por culpa de este nudo,
y quizás llore un poco porque te perdí
y porque me has perdido,
porque te fuiste
y porque yo también me he ido.
¡Renuncio a este cariño!
Renuncio.
Renuncio a ti…
Renuncio a la relación donde yo te hice daño,
y donde después, tú me hiciste daño a mí…
Renuncio.
Renuncio a ti.
Waldylei Yépez
0 comentarios:
Publicar un comentario