viernes, 1 de junio de 2012

, ,

Viejo amigo, hoy que he vuelto a encontrarte

010. Viejo amigo, hoy que he vuelto a encontrarte. Colección Orígenes. Waldylei Yépez.doc

Viejo amigo, hoy que he vuelto a encontrarte me alegra mucho hacerlo. Escuché por ahí que lograste cumplir tus sueños, sí, ya sé que me preguntas por los míos y me toca sonreír obligadamente. Amigo, te confieso que me encuentras en un mal momento del día, en un mal momento de vida como tantos otros que he dejado atrás. Mantengo mi sonrisa obligada, pues sé que es de mala educación volverte a ver y contarte lo mal que me siento.
Pasó tanto desde que dejé de verte, han pasado tantas pero tantas cosas, y a la vez siento que no ha pasado nada, y la verdad no sé cómo explicarte. Siento que ni siquiera debería explicarte. No sé cómo admitir que hay ocasiones en que me siento a solas con mi taza de té, y miro aquel líquido mientras se disipa su calor pensando en el ayer y en el hoy.
Qué cara me pondrías si en esta conversación confieso lo que no he confesado a nadie, si te cuento mis derrotas y verdades; si te cuento que los días de gloria quedaron muy atrás.
Odio realmente sentirme en desgracia, sentir que todo está mal y que sigo caminos que no puedo retornar porque ya no hay tiempo para volver a empezar, pues ni siquiera quiero volver a empezar.
Amigo, te veo tan sonriente contando de tu vida, contando del buen empleo que conseguiste y de las dificultades que superaste. Te felicito mi viejo amigo. Pero, justo ahora, estoy pidiendo con ahínco que no insistas en saber de mi vida, que no insistas en saber de mi historia y en cómo me siento. Quisiera confesarte que la rabia y frustración me carcome la vida y el cuerpo, que mis propios ojos quisieran llorar las mismísimas llamas del infierno, que mis problemas son los mismos y nunca los he superado. Es tanto lo que he fallado.
Viejo amigo, recuerdo aquel tiempo cuando era capaz de hablarte sinceramente y confiaba en que podía contarte cualquier cosa, que podía incluso dejarme llorar pues no importaba que me vieras. Yo sabía que a nadie lo contarías. Recuerdo cuando era capaz de muchas cosas y hoy sólo soy capaz de muy pocas.
Me dio gusto saber de ti, saber que verdaderamente estás bien. Lamento que, en tu caso, te vayas con un cuadro inventado de mí, ese cuadro donde todo está bien, donde me viste bien porque así lo fingí.
Viejo amigo, hoy que volví a encontrarte recordé aquellos buenos años cuando mis desgracias eran algo trivial, pero ahora cuando todo ya es distinto, cuando mi tranquilidad se ha hecho añicos, mis recuerdos se vuelven precipicios.
Te veo alejarte caminando en la vereda y bajo mi mirada.
Desearía no tener que esconderme bajo una sonrisa falsa, pero a veces es necesario hacerlo. A veces es necesario hacerle creer a todos y hasta a tu mejor amigo que las cosas están bien... aunque disten mucho de ser así.
Aunque disten mucho de estar bien.

01/06/2012 05:03 p.m.

¿Te ha gustado este contenido? Por favor, ayúdanos a mantener el sitio con una donación.

¡Gracias por tu apoyo!


0 comentarios: