sábado, 19 de enero de 2013

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El lado oscuro de un “príncipe azul”

El siguiente texto, que tiene el mismo estilo de la obra “De las ruinas del Castillo”, me gustaría dedicarlo a un joven valioso y extraordinario que ha dedicado muchos esfuerzos para promover dicha obra (creo que él es el mayor fan de la misma). Este joven se dedicó a imprimir el libro de “De las ruinas del Castillo” para prestarlo a las personas que conoce y que ellas pudieran leerlo. Ya le he dicho que sólo falta que lo contrate como mi encargado de relaciones públicas en su ciudad (Risas). La verdad es que me gustaría tener una forma de devolver todo ese apoyo y cariño que he recibido de él, pero no se me ocurre cómo. Por ahora, me gustaría empezar dándole las gracias dedicándole este texto. Además, quiero aprovechar para desearle muchos éxitos en su vida académica y profesional, yo sé que tiene un futuro prometedor. Esto es por y para ti Arnaldo Rodríguez. Gracias por tanto y por todo.

Waldylei

003. El lado oscuro de un “príncipe azul”. Colección Simplemente Waldylei. Waldylei Yépez.docx

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

El Castillo de la vida en cada hombre es un espacio grande y complejo. Cada puerta que abres, cada cuarto y objeto que tocas tiene su propia historia. A veces ocurre que dentro de esos cuartos que consigues, entre tantos pasillos, pueden encontrarse fantasmas de ese pasado que quedó bajo llave. Sí, el pasado yace guardado entre innumerables puertas, que en ocasiones están mal cerradas y, por eso, los fantasmas regresan al presente.
Pero no sólo los fantasmas y los recuerdos habitan el Castillo de un hombre, también lo hacen los diversos Guerreros que se mantienen trabajando sin cesar en cada rincón, dirigidos a su vez por el Guerrero Razón y el Guerrero Intuición.
En ciertas ocasiones, los  Castillos son atacados por fantasmas externos o demonios, y los Guerreros defienden su hogar con todo lo que pueden. Cuando los ataques son feroces, el Castillo puede quedar en ruinas y desde las ruinas el Castillo vuelve a levantarse. El gran problema está cuando sucede un ataque interno...

El lado oscuro de un “príncipe azul”

I

Un imponente Castillo se alza majestuoso en medio de un ambiente rodeado de arbustos. Una puerta gigante de madera protege la entrada, a su lado un cartel identifica de quién es aquel Castillo: Matilda, ése es su nombre. En la parte superior varias torres pueden visualizarse. También algunos Guerreros vigilan tranquilos, pero precavidos, ante cualquier eventualidad.
En la sala principal, la más grande de todas, decorada con bellas imágenes y finas esculturas se encuentra la princesa del Castillo. Lleva un vestido elegante, una cadena con forma de corazón rodea su cuello y su cabello ha sido peinado esmeradamente. Ella se encuentra entretenida mirando la rosa roja que le regaló su amado, sonríe mientras la acaricia. Parece mentira pero, a pesar de vivir tanto amor, él no le había regalado una rosa antes. La princesa no dejaba de sonreír al verla tan viva, tan roja, tan bella.
Comenzó a oscurecer, ella se llenó de emoción pues sabía que al anochecer su príncipe amado vendría. Sonrío como siempre lo hacía cuando pensaba en él. Pensó en contarle entusiasmada sus nuevas ideas, los objetivos en los cuales ambos podrían trabajar en conjunto, esperaba que él se entusiasmara tanto como ella.
Y la noche cayó. Como era de esperarse, el príncipe azul apareció frente a la gran puerta de madera. La misma se abrió para recibirlo como siempre lo había hecho. Él saludó a algunos Guerreros que hacían su ronda de la noche, ellos correspondieron su saludo afectuosamente. Caminó hasta la sala principal donde le esperaba ella muy ansiosa y sonriente. La princesa corrió hacia los brazos de su amado, y él le correspondió como de costumbre. Emocionada le dijo que quería comentar varias cosas con él, apenas le mencionó algunas de sus nuevas metas. Ella se acercó a la mesa donde tenía la rosa roja que él le había obsequiado, él la siguió y se quedó muy cerca de ella. Ella sonreía, pero dejó de hacerlo cuando vio que el rostro de su amado había cambiado un poco. Le pareció que algo le angustiaba al príncipe, lo miró y a él se le enjugaron los ojos, entonces ella se asustó pues pensaba que le pasaba alguna cosa, tal vez tenía algún problema, quizás le dolía algo.
- ¿Qué sucede? -. Le preguntó preocupada.
Él hizo ademán de querer hablar, pero algo en su garganta le impidió poder mencionar alguna palabra.
Fue entonces que pasó justo lo menos pensado, lo jamás imaginado... lo que era “imposible” que pasara.
La princesa lanzó un grito de dolor y su rostro se puso muy pálido. El príncipe la tomó en brazos mientras ella perdía totalmente el equilibrio.
- Matilda... lo siento -. Él le dijo.
Ella lo miraba con ojos muy abiertos, mientras sentía un dolor agudo en su espalda. Gotas comenzaron a caer en el piso, resbalaban por la mano del príncipe que se escondía tras la espalda de ella. El príncipe azul había apuñalado a traición a su princesa. La daga estaba profundamente enterrada, pero apenas rozaba el corazón de ella.
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viernes, 11 de enero de 2013

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Gracias por nunca dejarme caer

Fuente: Google Images.

002. Gracias por nunca dejarme caer. Colección Simplemente Waldylei. Waldylei Yépez.docx

Por y para Luz Araya.

Creí caer en un abismo,
pero antes de chocar con el piso
algo me dijo que no me rindiera,
que era Hijo del Universo,
y que los Hijos del Padre
jamás se rinden.

"Mantente fuerte y firme",
apenas escuché.
Casi sin fuerzas,
pues la oscuridad quiso dejarme sin ellas,
levanté mi mirada al horizonte
y volvió a decir:

"Antes de creer que todos estamos separados,
debes saber que no existen fronteras,
que todos estamos conectados con el Todo,
pues el Todo es con todos,
contigo y conmigo.

Sé la luz en la oscuridad,
debes fortalecer la llama de la verdad.
La esperanza no debe morir,
ni la inocencia en tu corazón.

Sé un Guerrero de la Luz,
no te rindas sin pelear".

Usé la fuerza divina para levantarme.
Y el Cristo que habita en mi corazón se iluminó.

"Yo Soy la Resurrección y la Vida".

Lloré ante la grandeza del amor que me rodeaba.

Recordé entonces una voz en mi cabeza,
la voz de una creyente que oró diciendo un día:

"Señor, no existe algo bajo la tierra que se mueva
y que usted no lo sepa.
Eres un Dios justo y tus juicios son perfectos,
haz ver tu justicia".

Me reconfortó recordar esas palabras.
Entonces respondí al Universo:

"Que se haga tu voluntad.
Que se manifieste el plan perfecto que tienes para mí
cuando sea el momento correcto.
Sé que estás conmigo, sé que nunca me abandonaste".

Me rodeó una hermosa Llama Violeta
y sentí paz.
Me rodeó una hermosa Llama Rosa
y sentí amor.
Mirando al firmamento le di gracias a Dios
por la transformación en mi interior.

"Padre, aunque existan cosas que no entienda, las acepto.
Tú sabes el por qué éstas deben ser.
Sólo tú sabes lo que aún me falta por aprender,
pero me esforzaré en ser,
lo que tú sabes que yo debo Ser".

Gracias Padre por nunca, nunca dejarme caer...

11/01/13 01:07 p.m.
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miércoles, 9 de enero de 2013

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Carta a mi futuro amor

001. Carta a mi futuro amor. Colección Simplemente Waldylei. Waldylei Yépez.docx

No he sido buena para exponer mis sentimientos o expresarme con palabras, siempre he sido como las demás personas que sienten vergüenza si alguien lee lo que escribe, si alguien lee sus vivencias. Pero he estado oculta por mucho tiempo, callada, sin mucho que esperar, hasta el día de hoy.
Durante muchos días las oscuridades me acompañaron. Hasta creo que la oscuridad pretendía quedarse conmigo para siempre, creía que podría adherirse a mí y no soltarme, pero se equivocó. No tuvo más remedio que soltarme cuando mi corazón se llenó de luz.
Hoy quiero escribirle a mi futuro amor, a ese hombre que no conozco y que estoy esperando desde ahora conocer. Cualquier persona podría preguntarme: ¿Por qué quieres escribirle si no lo conoces? ¿Por qué hacer una carta sin destinatario? Y les diría que se equivocan, sí existe un destinatario pues que no lo conozca no quiere decir que no exista.
 
Mi amado futuro amor,

No sé por dónde comenzar a escribir. No sé exactamente qué decirte, pero se supone que debo comenzar hablar sobre mí para que puedas conocerme. Sin embargo, no quiero detenerme en pequeñeces como mi nombre, edad o domicilio, si trabajo o si estudio, o si soy bajita o si soy esbelta. Por el contrario, quiero comenzar hablándote de mi experiencia.
Soy una mujer enamorada, enamorada de la vida y de las buenas acciones. Seguidora de la Divinidad, pues fue justamente la fortaleza divina la que me salvó de una gran caída a un precipicio negro. No quisiera tocar mucho el tema de mi pasado, pues esas son cosas que deben quedar atrás. Quiero hablarte desde mi aquí y ahora, pero también quiero ser sincera y contarte de lo que yo ofrezco para nuestra futura relación, y para eso debo hablarte acerca de lo que aprendí.
Comienzo por contarte que tuve una experiencia de amor que no acabó muy bien, una experiencia que terminó y yo no me di cuenta cuándo ni cómo pasó, sólo sentí el “hachazo” que destrozó mi corazón. Caí en un agujero negro, en una tortura infernal donde casi me vuelvo loca de dolor. Todo eso fue porque no entendía lo que había pasado, había muchas preguntas en mi cabeza y un cerro de suposiciones inciertas. Me ponía nerviosa y descontrolada, tenía pesadillas, casi no comía ni dormía. Mi cabeza no dejaba de decir: “No entiendo, no entiendo...”. Hoy sé que lo que causó tanto dolor, tanto sufrimiento psicológico y emocional fue la mala comunicación. Yo podía entender que un amor cambiara, podía entender que dejaran de amarme y era un derecho saberlo, pero no en la forma tan injusta que me ocasionó más dolor del que merecía vivir. A veces las personas creen que es mejor callar para no hacer sufrir, no se dan cuenta que las personas sufren más sin saber la verdad. Es cierto que la verdad no siempre te hace feliz, pero como dijo Jesús: “La verdad os hará libres” y eso era lo que yo necesitaba. No obtuve la verdad a tiempo, y por eso terminé pasando por las brasas del infierno.
En base a esta experiencia, pude haberme cerrado a la vida y al amor. Pude elegir no amar más, puede elegir sufrir una década por ese amor malogrado, pude elegir no confiar, pude elegir no creer. Sin embargo, no lo hice, no elegí ninguna de esas cosas porque no es lo que quiero para mí ni para ti.
Sé que estás allí. Puedo sentir la esperanza que se agranda en este corazón iluminado, en este corazón que guarda mucho amor para darte. En este corazón que dejará atrás el pasado, y que por eso no va negarte todo el cariño que mereces, porque te amaré sin reserva alguna.
Te ofrezco lo que soy, no más ni menos, sino todo lo que soy. No prometeré cosas que no puedo cumplir, y por eso no te prometo ser perfecta pues nadie lo es. Pero sé que por amor y con amor puedo realizar algunos ajustes, pues mi meta es mejorar cada día para que justamente cada día tengamos una bella experiencia uno a lado del otro. No miento en lo que aquí expongo, no miento cuando te digo que quiero amarte en totalidad con tus virtudes y defectos. No miento cuando te digo que no me daré por vencida aunque las circunstancias sean difíciles.
Te ofrezco una buena comunicación de mi parte. El infierno por falta de comunicación que viví no se lo deseo a nadie, y no voy a permitir que sufras porque no sepas la verdad. Prometo ser sincera, honesta y leal.
¿Qué espero de ti? Espero exactamente lo mismo que quieres recibir, es decir, amor, respeto, lealtad, cariño, buena comunicación (realmente buena comunicación), aceptación, flexibilidad, sinceridad, honestidad y perseverancia porque no siempre las cosas serán fáciles, pero no por eso hay que rendirse.
Cuando nos toque hablar en persona sé que será maravilloso. Sé que nuestros ojos hablarán entre ellos y se dirán miles de cosas. Que nuestras manos se entrelazarán y formarán un futuro bellísimo. Y la Divinidad nos colmará de bendiciones.
Tú y yo, unidos en la Luz, seremos Luz y será maravilloso.
Amado futuro amor, te espero.
Aquí estoy.

09/01/13 09:05 p.m.
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