Querido ex,
Sí, querido porque tengo muchos más recuerdos buenos que malos. Aunque los malos han sido devastadores, pero son ésos los que me empujan a escribirte porque quiero re-significarlos para poder estar en paz.
Durante mucho tiempo te culpé, y fuiste el malo de esta película. Pensé miles de veces en cómo era posible que fueras tan malvado por haberme dejado sola cuando yo más te necesitaba. Por mucho tiempo estuve en el mismo sillón hundida entre sueños rotos y lamentos, llorando mientras este dolor me desgarraba por dentro.
Mi semblante hablaba de tristeza, y también el tiempo se detuvo. Nada me importaba, pensé en dejar todo lo que me gustaba. La vida ya no era de colores, y ya no había ilusiones por las que luchar. Te fuiste y se me fue la vida contigo. Nunca había estado tan destruida, nunca.
Hoy te escribo no para echarte en cara nada sino para agradecerte. Tu ausencia fue el hito que marcó mi vida, y que me obligó a pensar en mí primero. Me costó mucho entenderlo, fueron años de preguntas sin respuestas, de pensar que mientras tú hacías una vida feliz yo seguía esperándote aquí. Fueron años de creer que un día volverías, pero por supuesto no lo hiciste… y te lo agradezco.
Te lo agradezco porque fue todo el dolor que jamás tuvo consuelo el motor que me llevó a avanzar. Fue verme a mí misma en el suelo lo que me impulsó a levantarme aunque las piernas me flaquearan una y otra vez. No te odio por todo lo que sufrí, hasta he entendido que te culpé de cosas de las cuales eras inocente.
Te extrañé mucho, pero hoy puedo decir que estoy en paz. Puedo decir que te recordaré con cariño, porque en número son más las cosas buenas que vivimos juntos. Y sé que ya no somos los mismos —nadie es el mismo después de tantos años— pero recordaré lo que fuimos, y todo aquello que aprendí de ti y contigo.
Supongo que por eso escribí esta carta, para reconocer las cosas buenas y entender que a veces es mejor lo que pasa. Por última vez gracias, porque sin tu ausencia creo que jamás habría aprendido por qué era mejor seguir la vida sin ti que contigo.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
015.Carta a mi ex.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
18/09/21 18:10
20/09/21 15:23
Fuente Imagen: Google.
martes, 21 de septiembre de 2021
martes, 31 de agosto de 2021
Carta a mi papá en el cielo
Querido papá,
Sé que debí escribirte hace mucho tiempo, pero no estaba preparada para hacerlo. No tenía las palabras adecuadas, o tal vez fue porque no sabía qué decirte. Pero siempre llega el momento en el cual necesitamos expresar lo que llevamos por dentro, y hoy ha llegado ese día.
Primero quiero decirte que te quiero, que te extraño mucho y que me gustaría tanto que estuvieras aquí. Quiero decirte que te he echado mucho de menos, que no hay día en el que no te haya pensado, que no haya anhelado tu presencia.
Te fuiste muy pronto. Siento que no alcancé a ver lo suficiente de todo cuanto eras, que no alcancé a tener la madurez suficiente para comprenderte y apoyarte como lo hubiera hecho si estuvieras aquí hoy.
Me pregunto si estarías orgulloso de verme, de ver en lo que me convertí y de las cosas que he logrado. No sé si desde allá —quizás por alguna ventanita celestial— has podido enterarte de lo que aquí ha pasado, pero aprovecho para decirte que estamos bien.
No ha sido fácil, como ya sabrás la vida nunca lo es, pero nos hemos esforzado por salir adelante y ser felices. Me he portado bien, he sido tan responsable como he podido, y he hecho todo cuanto ha estado en mis manos para ayudar.
Como lo prometí, he cuidado a mi mamá y a mis hermanos. También cuidamos de mi abuela que hoy vive con nosotros, y es quien más nos ha apoyado desde que tú no estás. Ella siempre se acuerda de ti, y de vez en cuando cuenta alguna que otra anécdota donde eres el protagonista.
Papá, me pregunto si tú nos has extrañado. Si alguna vez has soñado conmigo, así como yo sueño contigo a veces. Me pregunto si sabrás cuánto te echa de menos la familia. También me pregunto si allá en el cielo eres feliz.
Yo aún era muy joven cuando te fuiste, siento que no tuve oportunidad de atesorar más momentos, más recuerdos contigo. Creo que la vida fue muy injusta con nosotros, creo que no estuvo bien que nos arrebatara tantas vivencias. Merecíamos que te quedaras más tiempo.
Me habría gustado que compartiéramos un café en este momento, y que pudiéramos conversar largamente porque hay tantas cosas que quisiera preguntarte, hay tantas fotos que quisiera enseñarte y tantos abrazos para darte. Son demasiados los recuerdos que no fueron, y los consejos que no alcanzaste a darme.
Te quiero, papá. Aquí estaré por si algún día puedes comunicarte desde allá. Prometo seguir portándome bien, y seguir cuidando a mi mamá.
Cuídate mucho, papá. Te quiero una inmensidad.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
013.Carta a mi papá en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
28/08/21 20:16 - 20:27
30/08/21 21:56
31/08/21 16:20
Fuente Imagen: Google.
jueves, 15 de julio de 2021
Carta a mi abuela en el cielo
Amada abuela,
Empiezo a escribir esta carta sin saber aún cómo haré para enviarla. Me pregunto si en el cielo tendrán algún buzón de correspondencia, no importa si es físico o virtual, me adaptaré a la opción disponible porque es muy importante para mí poder comunicarme contigo.
Llevo tanto tiempo sin escuchar tu voz que me da miedo olvidar tu forma de hablar. Desearía haber tenido la oportunidad de tomar más fotos, o haber podido tener la tecnología actual y haber grabado muchos videos de todos aquellos instantes en que fuiste feliz, y en los que te vi sonreír.
Recuerdo cuando preparaba tu comida favorita, y te la comías con tantas ganas. O cuando mi mamá compraba frutas y corrías a ver la bolsa súper feliz. ¿Y qué decir del olor a café recién hecho? Son tantos recuerdos... ¡te extraño tanto!
Abuela, quiero pedirte perdón por si alguna vez te fallé o si me porté mal. Perdón por si no hice lo suficiente, porque uno siempre piensa que se pudo haber hecho más. Perdón por si alguna vez te hice enojar o estar triste, perdóname. La falta de madurez nos hace ser desconsiderados, aunque no nos demos cuenta. Lo siento.
Te cuento que por aquí estamos bien. Todos te extrañamos, y te recordamos mucho. Desearíamos que estuvieras aquí, y volver a ver esa mirada tan encantadora que tienes.
No sé si me puedas responder esta carta, porque desconozco si allá usan lápices o computadores, pero me conformaré con que aparezcas en mis sueños y me digas que estás bien.
Estaré esperando noticias tuyas. Te amo, abuela.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
010.Carta a mi abuela en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
13/07/21 21:40
15/07/21 17:29
Fuente Imagen: Google.
lunes, 28 de junio de 2021
Carta a mí misma
A mí,
¿Recuerdas aquella ocasión en la que el equipaje que llevabas a cuestas pesaba más que la vida misma? ¿Recuerdas que —como pesaba tanto— ya no podías usar tus brazos y tuviste que empujarlo con tus piernas y rodillas? ¿Y recuerdas que tus rodillas se llenaron de moretones, y que no tenías idea de cómo te obligaste a seguir avanzando cuando todo lo que querías era ponerte a llorar?
Sé que lo recuerdas porque ese día cambió tu vida. Lo habías perdido todo, o al menos eso pensabas entonces. Todo lo que considerabas seguro, se desvaneció frente a tus ojos. Tomar lo poco que tenías para volver a empezar fue terriblemente duro. Pero lo hiciste…
No han sido años fáciles. Has vivido tormentas tras tormentas, y aunque mucho has sufrido hoy tu corazón yace sereno y más fuerte de lo que alguna vez creíste posible.
Hoy quise escribirte para recordarte de dónde vienes. Para recordarte que has vivido adversidades muy difíciles, y no te detuviste. Para recordarte que fuiste muy fuerte y muy valiente, y que nada te puede quitar eso.
Quiero que también recuerdes que te tienes a ti, y a las personas que te quieren sinceramente. Sé que a veces sentirás miedo, que incluso dudarás de tus capacidades, pero debes seguir adelante. Hemos pasado cosas peores, así que con esto también podremos.
De mí para mí misma, te quiero.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
009.Carta a mí misma.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
21/06/21 21:53
28/06/21 18:29
Fuente Imagen: Google.
jueves, 8 de abril de 2021
Carta a mi tía
Querida tía,
Hoy he pensado en escribirle una carta para decirle aquellas cosas que no he podido decir antes, para decirle lo maravillosa que es para las personas que la queremos y apreciamos.
¿Sabe? Si tuviera que describirla para que otros la conocieran empezaría diciendo que usted es una persona solidaria, amable, generosa, preocupada por el prójimo, que tiene un gran corazón, que ama mucho y que se esfuerza por los otros. Una gran mujer que siempre que puede tiende la mano y comparte todo cuanto tiene, aunque sea poco y aunque se quede sin nada.
Por su forma de ser tan gentil y amorosa se ha convertido en amiga, madre adoptiva, hija adoptiva, hermana adoptiva de muchas personas. Se le admira profesionalmente porque dio todo de sí siempre, incluso para ayudar a sus compañeros y superiores. Logró lo que casi nadie logra, llegar a lugares y personas muy inaccesibles gracias a su lenguaje corporal y actitud. Se hizo escuchar, respetar y sentir sin importar el rango de su interlocutor. Logró tratos más justos para personas que lo necesitaban, y que quizás jamás lo habrían obtenido si no hubiese intervenido por ellos cuando lo hizo.
Logró que su madre se sintiera “rica” cuando con esfuerzo se hicieron arreglos a su casa; una madre que nació y vivió en pobreza, pero que sus hijos le hicieron sentir que “lo tenía todo”. Me atrevo a decir que su madre se sintió siempre tremendamente orgullosa de cada uno de sus logros. Me atrevo a decir que ha sido el orgullo de toda la familia, de todos sus hermanos. Y a su vez ha sido modelo de quienes, como yo, ven en usted a una persona admirable. Me ha acompañado toda mi vida en las más locas aventuras, nos hemos embarcado a lo desconocido varias veces y jamás me dijo que no. Ha sido mi guía, mi amiga, mi compañera más fiel.
Soy otra hija de todos los hijos que ya tiene, que son muchos, pues usted se ha ganado ese puesto a pulso, el de madre, hija y hermana adoptiva. Y todo lo que ha hecho, lo ha hecho sin esperar nada. ¿Sabe? Usted es un tesoro muy raro, pero muy valioso. Estoy segura de que su mamá está muy orgullosa, aunque ya no pueda decírselo con palabras. Sé que desde donde ella esté siempre la va acompañar. Siempre va estar allí a su lado.
Tía, personas como usted representan ese haz de luz que ilumina cuando uno cree que todo es oscuridad. Ese haz de luz que nos hace volver a creer que la luz nunca podrá ser opacada por la oscuridad aunque lo parezca.
Gracias, gracias, gracias por ser tía, madre, amiga, compañera de travesías de quienes como yo tienen la dicha de tenerla cerca. Somos muchos los que hemos sido bendecidos con su presencia, y estamos muy agradecidos por todas las veces que nos ha tendido la mano sin esperar nada a cambio.
Gracias, mil veces gracias. Gracias por su sonrisa, por su bondad, y por su espíritu de hermandad. Querida tía, que Dios la bendiga.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
007.Carta a mi tía.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
07/04/21 22:29 – 22:34
Fuente Imagen: Google.
lunes, 2 de noviembre de 2020
Carta a un ser querido fallecido en los tiempos del COVID
Parece un poco loco que te quiera escribir una carta después de que te has ido, pero cuando se ha querido tanto a alguien y cuando sabes que ni siquiera lograste despedirte como querías… pues ya no resulta tan loca esta idea…
Quiero decirte que ha sido extremadamente difícil lidiar con tu partida tan repentina, pero lo ha hecho aún más difícil no poder vivir el proceso de despedida de una manera normal.
Nos tocó vivir un duelo tan rápido como un relámpago. No alcanzamos ni a darnos cuenta de que ya no estabas. No fuimos parte ni siquiera de tu funeral porque estaba prohibido por una medida sanitaria. No importaba la razón por la que te fuiste, simplemente era el mismo protocolo estricto para todos.
La pandemia nos separó los unos de los otros. En medio se impuso la llamada: distancia social. Pero de ti no nos separamos uno o dos metros, nos separamos una vida. Y no pudimos verte. No pudimos estar contigo, ni tampoco pudimos tomar tu mano para acompañarte en ese último respiro.
Nos prohibieron llevar flores. Nos prohibieron el abrazo de consuelo. Quince minutos para decirte adiós, y sólo diez personas… No, no estuvimos los tantos que te queríamos. No nos dejaron. “La pandemia…” decían ante cada uno de mis reclamos.
Quiero creer que sólo te has dormido, y que has despertado en un plano mejor. Quiero creer que nada malo pasa en el lugar a donde fuiste. Que ahí ya no hay dolor, ni miedo o desesperanza.
Quiero creer que vendrás a visitar y que sonreirás a todos los que te quisimos… a todos los que te extrañamos. Quiero que sepas que no ha sido fácil para nadie, pero nos reconforta saber que ya no hay nada que te duela.
Probablemente los libros de historia hablarán mucho de los tiempos de la pandemia, y yo recordaré que fue la época en la cual muchos de nosotros fuimos separados de nuestros seres queridos; la época en la que se prohibió el beso y el abrazo.
Pero sé que superaremos esta mala racha, y nos reencontraremos con más amor, amistad y fortaleza. Y con ustedes —allá en el otro plano— también nos reencontraremos cuando sea el momento adecuado.
Con lágrimas en los ojos te escribo mi carta, y mentalmente te abrazaré hoy y mañana. Perdona si no pude tomar tu mano cuando más lo necesitaste, no fue mi culpa. Perdona si no he podido llevarte ni una flor a la tumba.
¡Te quiero! Siempre te querré. Y sé que llegará el día en que nos volvamos a ver...
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
013.Carta a un ser querido fallecido en los tiempos del COVID.Colección Séptima Región.Waldylei Yépez.docx
28/10/20 08:59 p.m. – 09:18 p.m.
29/10/20 01:26 p.m. – 04:44 p.m.
Fuente Imagen: Google.
viernes, 23 de octubre de 2020
Carta de los migrantes
Migrante: Persona que se traslada desde el lugar en que habita a otro diferente. RAE (2020)
Queridos amigos,
Me embarga una constante nostalgia. Una nostalgia que nace con cada sol, y se duerme con cada luna. Una nostalgia que llena cada minuto de mis días, y que trae hacia mí innumerable recuerdos. Recuerdos de un pasado y las ideas de un futuro añorado.
Me siento como si estuviera entre dos existencias distintas: en una camino y a veces vivo sin vivir, y en la otra vivo en un lugar a donde mi mente y corazón viajan, pero en verdad no están allí.
Añoro tantas cosas… ésas a las que jamás presté atención. Ésas que parecían tan insignificantes, pues ¿quién podría extrañar el jardín y las plantas de la mamá? ¿Quién podría extrañar sentarse en las sillas de su casa? ¿Quién podría extrañar el olor a limpio de las sábanas que ella lava o su café de la mañana?
Admito que el café que yo hago no sabe igual, y mirar por la ventana tampoco lo es. Claro, el olor a tierra mojada se parece mucho, pero estas tierras no son las que me vieron nacer… Discúlpenme, hay ciertos días en los cuales me pongo así, y con más intensidad llegan los recuerdo de mis raíces… de mi ciudad.
Vienen a mí los recuerdos de los lugares que me hicieron feliz, o de aquella caminata monótona hacia la escuela —o hacia el trabajo— que no sé por qué hoy recuerdo tanto. Y qué decir de aquel color del atardecer, y el de la mañana que renacía con más fuerza y más luz.
También me he quedado pensando en las huellas que dejaron mis pasos, y que el viento y el tiempo probablemente ya borraron. Luego me pregunto si toda aquella construcción que vi iniciar ya fue terminada, o si el pasto de aquel parque se ve tan verde como cuando yo pasaba del otro lado de la calzada.
Me quedo imaginando… imaginando que voy por aquellos caminos que no sé si volveré a recorrer. Por aquellos lugares que el tiempo no ha podido arrancar de mi memoria. Todos esos recuerdos son un mágico tesoro… un tesoro invisible.
Aún puedo sentir la sueva brisa que acariciaba mi rostro. Revivir el crepúsculo que enrojecía el horizonte de los cerros, valles y montes. Y volver a ver a la Virgen que se mueve de sur a norte.
No me fui porque quisiera. La vida me lo exigió. Me lo exigió como a los miles que navegan, caminan o vuelan. Me fui por esa cosa que llaman supervivencia.
Admito que ha sido duro, pero no ha sido tan malo. El costo emocional es lo que me está matando. Extraño lo que jamás pensé extrañar.
Entre migrantes nos entendemos. Mucho aguantamos estando lejos, pero día a día batallamos esperando mejore este calvario. El calvario de estar lejos de tus amigos, familiares y hermanos.
Agradezco las puertas abiertas. No me quejo de lo que me ha tocado vivir, aunque no sé qué me depara el porvenir.
Hoy más que nunca llevo clavado en el pecho el amor por mi patria, mi mar y mi lecho. Y si Dios lo permite volveremos a vernos, y lloraré al contarles la falta que me han hecho.
Gracias a todos por estar presentes, los llevo en cada paso aquí en mi mente. Son mi motivo y también mi aliciente. Son la esperanza de un sueño naciente.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
011.Carta de los migrantes.Colección Séptima Región.Waldylei Yépez.docx
07/10/20 10:38 p.m.
16/10/20 07:33 p.m.
22/10/20 12:37 p.m. – 03:05 p.m. – 03:23 p.m.
23/10/20 12:57 p.m.
Fuente Imagen: Google.
sábado, 28 de marzo de 2020
Carta a un amor no correspondido
Me he enamorado… me he enamorado de un loco de las artes. De un hombre tan inteligente, tan buen hijo, y tal vez – algún día – tan buen padre. Me he enamorado de un hombre que se propone aprender tanto, que sería capaz de resolver casi cualquier cosa.
El problema es que éste es un amor no correspondido. Él no me ama como yo podría hacerlo. No me quiere hablar de sí mismo, de sus más secretas ilusiones, ni de lo que hay en el fondo de su corazón. Él tan sólo quiere mostrarme su cuerpo, y me va pedir que le muestre el mío apenas tenga la confianza de hacerlo.
Advertí que ésta sería una carta muy cursi, pero no me importa. He decidido abrir mi corazón y decir lo que pienso. Y yo pienso que el cuerpo no es lo primero que le ves a la persona por la cual sabes que puedes sentir cosas muy profundas. Eventualmente lo verás, lo tocarás, y entregarás el tuyo… pero no es lo primero. Cuando quieres algo realmente profundo con alguien, todo empieza con una conexión mental y emocional, luego viene lo físico. La equilibrada combinación de los elementos es lo que hace que una relación personal llegue a ser significativa, y eso es lo que yo busco: una relación significativa… pero que no encontraré con él.
No quiero ser malinterpretada. No estoy diciendo que él sea un “mal hombre”, o que yo sea una “víctima” porque no me ama como yo hubiese querido. Sólo estoy diciendo que buscamos cosas distintas en el otro, cosas que ninguno de los dos tiene para dar, y que hace que este intento de ilusión esté condenado al fracaso.
Lo siento, mi amor… Sí, “mi amor” porque aunque este sentir sea apenas una semilla, ya está dentro de mi pecho. No soy lo que buscas ni lo que esperas, y tú tampoco eres lo que yo quería, pero eso no me impide extrañarte cada vez más porque no estás presente. A diario te echo de menos, y me pregunto si estarás pensando en mí, si tú me extrañarás como yo. Sé que no, pero a veces – y sólo a veces – me gusta pensar que sí.
Quiero soñar, soñar que eres el hombre que yo quiero ver. Sé que sufriré porque sólo será un sueño, pero son tantas mis ganas de amarte, es tanta la ilusión que ya siento que, al menos, quiero soñarte como el hombre que yo quería. Como el hombre que jamás serás, pero por un instante te quiero soñar.
Y después de soñarte, tomaré un momento para despedirme de ti, de la ilusión que has sembrado en mí. Te extrañaré a diario. Te amaré a diario, aunque sólo sea en medio de esta distancia que nos separa. Aunque sea en medio de estas emociones tan distintas que cada uno lleva en el alma. Aunque sea en medio del todo, pero más cerca de la nada.
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
005. Carta a un amor no correspondido. Colección Séptima Región. Waldylei Yépez.docx
29/02/20 06:05 p.m.
28/03/20 05:52 p.m.
Fuente Imagen: Google.
lunes, 24 de diciembre de 2018
Carta de Navidad
Claro, no puedo evitar pensar en todos los niños que hay en nuestras ciudades, y no sólo niños sino adultos que en medio de un “pesebre” no tienen un regalo de Navidad. Uno pudiera creer que un regalo tiene que ser un objeto caro, pero la verdad un regalo puede ser hasta un pequeño gesto de amor. Hay tantas personas necesitando una llamada telefónica, una postal, un plato de comida. La vida de alguien puede cambiar por completo si recibe las palabras correctas en el momento justo, y eso también es un regalo.
Hoy en mi carta de Navidad quiero honrar a nuestros niños y padres. A los primeros porque representan nuestro mañana, porque representan la inocencia, los sueños y las ilusiones que creemos posibles; ellos representan un mejor futuro. A los segundos porque con total amor se sacrifican por sus hijos durante toda la vida ―pues aunque los hijos crezcan siempre serán pequeños para ellos―, y porque en sus manos está nuestro futuro; de sus gestos de amor y entrega de valores depende nuestro mañana. Así que éste es el día para festejar a la Familia, que es la luz de nuestros corazones y lo que nos hace ser mejores.
Tomo lápiz y papel nuevamente, así como lo hacía cuando era niña, y empiezo mi carta al Niño Jesús:
Querido Niño Jesús,
Cada año te pedí un obsequio para mí, y jamás pensé en dar un obsequio para ti. Sin embargo, hoy no pediré regalos para mí, pediré la oportunidad de regalarte a ti ayudando a quien lo necesite.
Sé bienvenido a nuestro hogar. Sé bienvenido al corazón de esta familia que te espera, y que tiene la esperanza de que tu presencia ilumine a las personas y situaciones que nos rodean. Que tu presencia traiga bendiciones a nuestro hogar.
Niño, sé que nuestro mundo a veces puede ser un lugar muy hostil, pero confío en la entrega y amor de los padres, que al igual que tus padres, darán lo mejor de sí mismos y así puedan guiar por el camino correcto a todos los niños en nuestras ciudades logrando un entorno más seguro y más justo para todos.
A Dios Padre le pido nos siga protegiendo y nos siga bendiciendo. Gracias por tantas cosas, gracias por todo aquello que incluso hemos olvidado agradecerte.
¡Feliz Navidad Niño Jesús! ¡Feliz Navidad para todos!
Waldylei Yépez
Datos del archivo:
014. Carta de Navidad. Colección Amaranta. Waldylei Yépez.docx
22/12/18 05:57 p.m. – 07:45 p.m.
Fuente Imagen: Google.