Mostrando entradas con la etiqueta Cartas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cartas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de enero de 2024

, ,

Declaración de amor a quien no me ama


Querido amor que no me ama,

Es tan duro escribirte esto, porque siempre pensé que cuando te declarara mi amor sería algo muy hermoso. Pensaba en contarte todos aquellos sueños donde tú y sólo tú eras el centro de mi atención. Deseaba tanto que llegara el momento en que me eligieras a mí.

Lo soñé, soñé que me elegías. Soñé que llegabas y me abrazabas desde atrás, para luego besarme sorpresivamente. Soñé que me decías que querías todo conmigo, y yo te correspondía.

Esperé, tanto tiempo esperé que ese sueño se manifestara. Deseaba tanto que un día despertaras y pensaras como esa versión del mañana, de ese mañana donde yo pasaba a ser el centro de tu atención.

He llorado tantas veces por ti, aunque creo que en verdad lloraba por mí misma. Lloraba por haberte idealizado tanto, por inventarme la perfección de la que siempre careciste. Perdón, perdón por no vernos como realmente éramos.

Sí, he estado muy enamorada de ti. Eso me ha hecho muy feliz, y también me ha hecho sufrir mucho. Es que era tan lindo ese efecto que tenías en mí. A través de tus palabras y acciones yo sentía que volaba, eso me hacías sentir.

También he estado muriéndome de celos, porque al final la elegiste a ella y no a mí. Así supe que mi sueño sólo era eso, un sueño. Así entendí la verdadera forma en la que me mirabas. Así entendí que quererte no bastaba.

Hoy te declaro mi amor aunque sé que no me amas, aunque sepa que nunca podrás hacerlo. Aunque comprenda que éste es el verdadero final de la historia que nunca fue. Y voy a extrañarte, voy a extrañarte de una forma que no imaginas.

Gracias porque, sin querer, pusiste en mi corazón un amor muy bonito. Porque tus palabras me ayudaron más de lo que puedo contar. Por haberme acompañado cuando en la oscuridad no tenía ninguna compañía. Por haberme hecho creer, y esta vez sin dudar.

Te voy a querer siempre, aunque dentro de poco nos distanciemos y pasemos a ser extraños. Sé que así será, y tal vez es el curso normal que deben tomar nuestras vidas. Duele entender que, a veces en la vida, nos convertiremos en sólo un recuerdo.

Amor que no me ama, gracias por las cosas hermosas que dejas en mi memoria. Gracias por darme la mano cuando más te necesité, y gracias por hacerme soñar con aquello que nunca fue.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

011.Declaración de amor a quien no me ama.Colección Resignificando.Waldylei Yépez.docx
10/01/24 11:37 - 11:46



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Declaración de amor a quien no me ama

martes, 21 de septiembre de 2021

, ,

Carta a mi ex


Querido ex,

Sí, querido porque tengo muchos más recuerdos buenos que malos. Aunque los malos han sido devastadores, pero son ésos los que me empujan a escribirte porque quiero re-significarlos para poder estar en paz.

Durante mucho tiempo te culpé, y fuiste el malo de esta película. Pensé miles de veces en cómo era posible que fueras tan malvado por haberme dejado sola cuando yo más te necesitaba. Por mucho tiempo estuve en el mismo sillón hundida entre sueños rotos y lamentos, llorando mientras este dolor me desgarraba por dentro.

Mi semblante hablaba de tristeza, y también el tiempo se detuvo. Nada me importaba, pensé en dejar todo lo que me gustaba. La vida ya no era de colores, y ya no había ilusiones por las que luchar. Te fuiste y se me fue la vida contigo. Nunca había estado tan destruida, nunca.

Hoy te escribo no para echarte en cara nada sino para agradecerte. Tu ausencia fue el hito que marcó mi vida, y que me obligó a pensar en mí primero. Me costó mucho entenderlo, fueron años de preguntas sin respuestas, de pensar que mientras tú hacías una vida feliz yo seguía esperándote aquí. Fueron años de creer que un día volverías, pero por supuesto no lo hiciste… y te lo agradezco.

Te lo agradezco porque fue todo el dolor que jamás tuvo consuelo el motor que me llevó a avanzar. Fue verme a mí misma en el suelo lo que me impulsó a levantarme aunque las piernas me flaquearan una y otra vez. No te odio por todo lo que sufrí, hasta he entendido que te culpé de cosas de las cuales eras inocente.

Te extrañé mucho, pero hoy puedo decir que estoy en paz. Puedo decir que te recordaré con cariño, porque en número son más las cosas buenas que vivimos juntos. Y sé que ya no somos los mismos —nadie es el mismo después de tantos años— pero recordaré lo que fuimos, y todo aquello que aprendí de ti y contigo.

Supongo que por eso escribí esta carta, para reconocer las cosas buenas y entender que a veces es mejor lo que pasa. Por última vez gracias, porque sin tu ausencia creo que jamás habría aprendido por qué era mejor seguir la vida sin ti que contigo.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

015.Carta a mi ex.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
18/09/21 18:10
20/09/21 15:23



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a mi ex

martes, 31 de agosto de 2021

, ,

Carta a mi papá en el cielo


Querido papá,

Sé que debí escribirte hace mucho tiempo, pero no estaba preparada para hacerlo. No tenía las palabras adecuadas, o tal vez fue porque no sabía qué decirte. Pero siempre llega el momento en el cual necesitamos expresar lo que llevamos por dentro, y hoy ha llegado ese día.

Primero quiero decirte que te quiero, que te extraño mucho y que me gustaría tanto que estuvieras aquí. Quiero decirte que te he echado mucho de menos, que no hay día en el que no te haya pensado, que no haya anhelado tu presencia.

Te fuiste muy pronto. Siento que no alcancé a ver lo suficiente de todo cuanto eras, que no alcancé a tener la madurez suficiente para comprenderte y apoyarte como lo hubiera hecho si estuvieras aquí hoy.

Me pregunto si estarías orgulloso de verme, de ver en lo que me convertí y de las cosas que he logrado. No sé si desde allá —quizás por alguna ventanita celestial— has podido enterarte de lo que aquí ha pasado, pero aprovecho para decirte que estamos bien.

No ha sido fácil, como ya sabrás la vida nunca lo es, pero nos hemos esforzado por salir adelante y ser felices. Me he portado bien, he sido tan responsable como he podido, y he hecho todo cuanto ha estado en mis manos para ayudar.

Como lo prometí, he cuidado a mi mamá y a mis hermanos. También cuidamos de mi abuela que hoy vive con nosotros, y es quien más nos ha apoyado desde que tú no estás. Ella siempre se acuerda de ti, y de vez en cuando cuenta alguna que otra anécdota donde eres el protagonista.

Papá, me pregunto si tú nos has extrañado. Si alguna vez has soñado conmigo, así como yo sueño contigo a veces. Me pregunto si sabrás cuánto te echa de menos la familia. También me pregunto si allá en el cielo eres feliz.

Yo aún era muy joven cuando te fuiste, siento que no tuve oportunidad de atesorar más momentos, más recuerdos contigo. Creo que la vida fue muy injusta con nosotros, creo que no estuvo bien que nos arrebatara tantas vivencias. Merecíamos que te quedaras más tiempo.

Me habría gustado que compartiéramos un café en este momento, y que pudiéramos conversar largamente porque hay tantas cosas que quisiera preguntarte, hay tantas fotos que quisiera enseñarte y tantos abrazos para darte. Son demasiados los recuerdos que no fueron, y los consejos que no alcanzaste a darme.

Te quiero, papá. Aquí estaré por si algún día puedes comunicarte desde allá. Prometo seguir portándome bien, y seguir cuidando a mi mamá.

Cuídate mucho, papá. Te quiero una inmensidad.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

013.Carta a mi papá en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
28/08/21 20:16 - 20:27
30/08/21 21:56
31/08/21 16:20



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a mi papá en el cielo

jueves, 15 de julio de 2021

, ,

Carta a mi abuela en el cielo


Amada abuela,

Empiezo a escribir esta carta sin saber aún cómo haré para enviarla. Me pregunto si en el cielo tendrán algún buzón de correspondencia, no importa si es físico o virtual, me adaptaré a la opción disponible porque es muy importante para mí poder comunicarme contigo.

Llevo tanto tiempo sin escuchar tu voz que me da miedo olvidar tu forma de hablar. Desearía haber tenido la oportunidad de tomar más fotos, o haber podido tener la tecnología actual y haber grabado muchos videos de todos aquellos instantes en que fuiste feliz, y en los que te vi sonreír.

Recuerdo cuando preparaba tu comida favorita, y te la comías con tantas ganas. O cuando mi mamá compraba frutas y corrías a ver la bolsa súper feliz. ¿Y qué decir del olor a café recién hecho? Son tantos recuerdos... ¡te extraño tanto!

Abuela, quiero pedirte perdón por si alguna vez te fallé o si me porté mal. Perdón por si no hice lo suficiente, porque uno siempre piensa que se pudo haber hecho más. Perdón por si alguna vez te hice enojar o estar triste, perdóname. La falta de madurez nos hace ser desconsiderados, aunque no nos demos cuenta. Lo siento.

Te cuento que por aquí estamos bien. Todos te extrañamos, y te recordamos mucho. Desearíamos que estuvieras aquí, y volver a ver esa mirada tan encantadora que tienes.

No sé si me puedas responder esta carta, porque desconozco si allá usan lápices o computadores, pero me conformaré con que aparezcas en mis sueños y me digas que estás bien.

Estaré esperando noticias tuyas. Te amo, abuela.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

010.Carta a mi abuela en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
13/07/21 21:40
15/07/21 17:29



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a mi abuela en el cielo

lunes, 28 de junio de 2021

, ,

Carta a mí misma


A mí,

¿Recuerdas aquella ocasión en la que el equipaje que llevabas a cuestas pesaba más que la vida misma? ¿Recuerdas que —como pesaba tanto— ya no podías usar tus brazos y tuviste que empujarlo con tus piernas y rodillas? ¿Y recuerdas que tus rodillas se llenaron de moretones, y que no tenías idea de cómo te obligaste a seguir avanzando cuando todo lo que querías era ponerte a llorar?

Sé que lo recuerdas porque ese día cambió tu vida. Lo habías perdido todo, o al menos eso pensabas entonces. Todo lo que considerabas seguro, se desvaneció frente a tus ojos. Tomar lo poco que tenías para volver a empezar fue terriblemente duro. Pero lo hiciste…

No han sido años fáciles. Has vivido tormentas tras tormentas, y aunque mucho has sufrido hoy tu corazón yace sereno y más fuerte de lo que alguna vez creíste posible.

Hoy quise escribirte para recordarte de dónde vienes. Para recordarte que has vivido adversidades muy difíciles, y no te detuviste. Para recordarte que fuiste muy fuerte y muy valiente, y que nada te puede quitar eso.

Quiero que también recuerdes que te tienes a ti, y a las personas que te quieren sinceramente. Sé que a veces sentirás miedo, que incluso dudarás de tus capacidades, pero debes seguir adelante. Hemos pasado cosas peores, así que con esto también podremos.

De mí para mí misma, te quiero.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

009.Carta a mí misma.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
21/06/21 21:53
28/06/21 18:29



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a mí misma

jueves, 8 de abril de 2021

, ,

Carta a mi tía


Querida tía,

Hoy he pensado en escribirle una carta para decirle aquellas cosas que no he podido decir antes, para decirle lo maravillosa que es para las personas que la queremos y apreciamos.

¿Sabe? Si tuviera que describirla para que otros la conocieran empezaría diciendo que usted es una persona solidaria, amable, generosa, preocupada por el prójimo, que tiene un gran corazón, que ama mucho y que se esfuerza por los otros. Una gran mujer que siempre que puede tiende la mano y comparte todo cuanto tiene, aunque sea poco y aunque se quede sin nada.

Por su forma de ser tan gentil y amorosa se ha convertido en amiga, madre adoptiva, hija adoptiva, hermana adoptiva de muchas personas. Se le admira profesionalmente porque dio todo de sí siempre, incluso para ayudar a sus compañeros y superiores. Logró lo que casi nadie logra, llegar a lugares y personas muy inaccesibles gracias a su lenguaje corporal y actitud. Se hizo escuchar, respetar y sentir sin importar el rango de su interlocutor. Logró tratos más justos para personas que lo necesitaban, y que quizás jamás lo habrían obtenido si no hubiese intervenido por ellos cuando lo hizo.

Logró que su madre se sintiera “rica” cuando con esfuerzo se hicieron arreglos a su casa; una madre que nació y vivió en pobreza, pero que sus hijos le hicieron sentir que “lo tenía todo”. Me atrevo a decir que su madre se sintió siempre tremendamente orgullosa de cada uno de sus logros. Me atrevo a decir que ha sido el orgullo de toda la familia, de todos sus hermanos. Y a su vez ha sido modelo de quienes, como yo, ven en usted a una persona admirable. Me ha acompañado toda mi vida en las más locas aventuras, nos hemos embarcado a lo desconocido varias veces y jamás me dijo que no. Ha sido mi guía, mi amiga, mi compañera más fiel.

Soy otra hija de todos los hijos que ya tiene, que son muchos, pues usted se ha ganado ese puesto a pulso, el de madre, hija y hermana adoptiva. Y todo lo que ha hecho, lo ha hecho sin esperar nada. ¿Sabe? Usted es un tesoro muy raro, pero muy valioso. Estoy segura de que su mamá está muy orgullosa, aunque ya no pueda decírselo con palabras. Sé que desde donde ella esté siempre la va acompañar. Siempre va estar allí a su lado.

Tía, personas como usted representan ese haz de luz que ilumina cuando uno cree que todo es oscuridad. Ese haz de luz que nos hace volver a creer que la luz nunca podrá ser opacada por la oscuridad aunque lo parezca.

Gracias, gracias, gracias por ser tía, madre, amiga, compañera de travesías de quienes como yo tienen la dicha de tenerla cerca. Somos muchos los que hemos sido bendecidos con su presencia, y estamos muy agradecidos por todas las veces que nos ha tendido la mano sin esperar nada a cambio.

Gracias, mil veces gracias. Gracias por su sonrisa, por su bondad, y por su espíritu de hermandad. Querida tía, que Dios la bendiga.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

007.Carta a mi tía.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
07/04/21 22:29 – 22:34



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a mi tía

lunes, 2 de noviembre de 2020

, ,

Carta a un ser querido fallecido en los tiempos del COVID


 

Parece un poco loco que te quiera escribir una carta después de que te has ido, pero cuando se ha querido tanto a alguien y cuando sabes que ni siquiera lograste despedirte como querías… pues ya no resulta tan loca esta idea…

Quiero decirte que ha sido extremadamente difícil lidiar con tu partida tan repentina, pero lo ha hecho aún más difícil no poder vivir el proceso de despedida de una manera normal.

Nos tocó vivir un duelo tan rápido como un relámpago. No alcanzamos ni a darnos cuenta de que ya no estabas. No fuimos parte ni siquiera de tu funeral porque estaba prohibido por una medida sanitaria. No importaba la razón por la que te fuiste, simplemente era el mismo protocolo estricto para todos.

La pandemia nos separó los unos de los otros. En medio se impuso la llamada: distancia social. Pero de ti no nos separamos uno o dos metros, nos separamos una vida. Y no pudimos verte. No pudimos estar contigo, ni tampoco pudimos tomar tu mano para acompañarte en ese último respiro.

Nos prohibieron llevar flores. Nos prohibieron el abrazo de consuelo. Quince minutos para decirte adiós, y sólo diez personas… No, no estuvimos los tantos que te queríamos. No nos dejaron. “La pandemia…” decían ante cada uno de mis reclamos.

Quiero creer que sólo te has dormido, y que has despertado en un plano mejor. Quiero creer que nada malo pasa en el lugar a donde fuiste. Que ahí ya no hay dolor, ni miedo o desesperanza.

Quiero creer que vendrás a visitar y que sonreirás a todos los que te quisimos… a todos los que te extrañamos. Quiero que sepas que no ha sido fácil para nadie, pero nos reconforta saber que ya no hay nada que te duela.

Probablemente los libros de historia hablarán mucho de los tiempos de la pandemia, y yo recordaré que fue la época en la cual muchos de nosotros fuimos separados de nuestros seres queridos; la época en la que se prohibió el beso y el abrazo.

Pero sé que superaremos esta mala racha, y nos reencontraremos con más amor, amistad y fortaleza. Y con ustedes —allá en el otro plano— también nos reencontraremos cuando sea el momento adecuado.

Con lágrimas en los ojos te escribo mi carta, y mentalmente te abrazaré hoy y mañana. Perdona si no pude tomar tu mano cuando más lo necesitaste, no fue mi culpa. Perdona si no he podido llevarte ni una flor a la tumba.

¡Te quiero! Siempre te querré. Y sé que llegará el día en que nos volvamos a ver...



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

013.Carta a un ser querido fallecido en los tiempos del COVID.Colección Séptima Región.Waldylei Yépez.docx
28/10/20 08:59 p.m. – 09:18 p.m.
29/10/20 01:26 p.m. – 04:44 p.m.



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta a un ser querido fallecido en los tiempos del COVID

viernes, 23 de octubre de 2020

, ,

Carta de los migrantes


 

Migrante: Persona que se traslada desde el lugar en que habita a otro diferente. RAE (2020)

 

Queridos amigos,

Me embarga una constante nostalgia. Una nostalgia que nace con cada sol, y se duerme con cada luna. Una nostalgia que llena cada minuto de mis días, y que trae hacia mí innumerable recuerdos. Recuerdos de un pasado y las ideas de un futuro añorado.

Me siento como si estuviera entre dos existencias distintas: en una camino y a veces vivo sin vivir, y en la otra vivo en un lugar a donde mi mente y corazón viajan, pero en verdad no están allí.

Añoro tantas cosas… ésas a las que jamás presté atención. Ésas que parecían tan insignificantes, pues ¿quién podría extrañar el jardín y las plantas de la mamá? ¿Quién podría extrañar sentarse en las sillas de su casa? ¿Quién podría extrañar el olor a limpio de las sábanas que ella lava o su café de la mañana?

Admito que el café que yo hago no sabe igual, y mirar por la ventana tampoco lo es. Claro, el olor a tierra mojada se parece mucho, pero estas tierras no son las que me vieron nacer… Discúlpenme, hay ciertos días en los cuales me pongo así, y con más intensidad llegan los recuerdo de mis raíces… de mi ciudad.

Vienen a mí los recuerdos de los lugares que me hicieron feliz, o de aquella caminata monótona hacia la escuela —o hacia el trabajo— que no sé por qué hoy recuerdo tanto. Y qué decir de aquel color del atardecer, y el de la mañana que renacía con más fuerza y más luz.

También me he quedado pensando en las huellas que dejaron mis pasos, y que el viento y el tiempo probablemente ya borraron. Luego me pregunto si toda aquella construcción que vi iniciar ya fue terminada, o si el pasto de aquel parque se ve tan verde como cuando yo pasaba del otro lado de la calzada.

Me quedo imaginando… imaginando que voy por aquellos caminos que no sé si volveré a recorrer. Por aquellos lugares que el tiempo no ha podido arrancar de mi memoria. Todos esos recuerdos son un mágico tesoro… un tesoro invisible.

Aún puedo sentir la sueva brisa que acariciaba mi rostro. Revivir el crepúsculo que enrojecía el horizonte de los cerros, valles y montes. Y volver a ver a la Virgen que se mueve de sur a norte.

No me fui porque quisiera. La vida me lo exigió. Me lo exigió como a los miles que navegan, caminan o vuelan. Me fui por esa cosa que llaman supervivencia.

Admito que ha sido duro, pero no ha sido tan malo. El costo emocional es lo que me está matando. Extraño lo que jamás pensé extrañar.

Entre migrantes nos entendemos. Mucho aguantamos estando lejos, pero día a día batallamos esperando mejore este calvario. El calvario de estar lejos de tus amigos, familiares y hermanos.

Agradezco las puertas abiertas. No me quejo de lo que me ha tocado vivir, aunque no sé qué me depara el porvenir.

Hoy más que nunca llevo clavado en el pecho el amor por mi patria, mi mar y mi lecho. Y si Dios lo permite volveremos a vernos, y lloraré al contarles la falta que me han hecho.

Gracias a todos por estar presentes, los llevo en cada paso aquí en mi mente. Son mi motivo y también mi aliciente. Son la esperanza de un sueño naciente.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

011.Carta de los migrantes.Colección Séptima Región.Waldylei Yépez.docx
07/10/20 10:38 p.m.
16/10/20 07:33 p.m.
22/10/20 12:37 p.m. – 03:05 p.m. – 03:23 p.m.
23/10/20 12:57 p.m.



Fuente Imagen: Google.

Continuar leyendo Carta de los migrantes

sábado, 28 de marzo de 2020

, ,

Carta a un amor no correspondido



Esta carta no es para nadie. Bueno sí es, pero jamás la va recibir. Esta carta quizás es muy cursi, pero es la única forma que encuentro para desahogar las palabras que no se pueden decir.

Me he enamorado… me he enamorado de un loco de las artes. De un hombre tan inteligente, tan buen hijo, y tal vez – algún día – tan buen padre. Me he enamorado de un hombre que se propone aprender tanto, que sería capaz de resolver casi cualquier cosa.

El problema es que éste es un amor no correspondido. Él no me ama como yo podría hacerlo. No me quiere hablar de sí mismo, de sus más secretas ilusiones, ni de lo que hay en el fondo de su corazón. Él tan sólo quiere mostrarme su cuerpo, y me va pedir que le muestre el mío apenas tenga la confianza de hacerlo.

Advertí que ésta sería una carta muy cursi, pero no me importa. He decidido abrir mi corazón y decir lo que pienso. Y yo pienso que el cuerpo no es lo primero que le ves a la persona por la cual sabes que puedes sentir cosas muy profundas. Eventualmente lo verás, lo tocarás, y entregarás el tuyo… pero no es lo primero. Cuando quieres algo realmente profundo con alguien, todo empieza con una conexión mental y emocional, luego viene lo físico. La equilibrada combinación de los elementos es lo que hace que una relación personal llegue a ser significativa, y eso es lo que yo busco: una relación significativa… pero que no encontraré con él.

No quiero ser malinterpretada. No estoy diciendo que él sea un “mal hombre”, o que yo sea una “víctima” porque no me ama como yo hubiese querido. Sólo estoy diciendo que buscamos cosas distintas en el otro, cosas que ninguno de los dos tiene para dar, y que hace que este intento de ilusión esté condenado al fracaso.

Lo siento, mi amor… Sí, “mi amor” porque aunque este sentir sea apenas una semilla, ya está dentro de mi pecho. No soy lo que buscas ni lo que esperas, y tú tampoco eres lo que yo quería, pero eso no me impide extrañarte cada vez más porque no estás presente. A diario te echo de menos, y me pregunto si estarás pensando en mí, si tú me extrañarás como yo. Sé que no, pero a veces  – y sólo a veces – me gusta pensar que sí.

Quiero soñar, soñar que eres el hombre que yo quiero ver. Sé que sufriré porque sólo será un sueño, pero son tantas mis ganas de amarte, es tanta la ilusión que ya siento que, al menos, quiero soñarte como el hombre que yo quería. Como el hombre que jamás serás, pero por un instante te quiero soñar.

Y después de soñarte, tomaré un momento para despedirme de ti, de la ilusión que has sembrado en mí. Te extrañaré a diario. Te amaré a diario, aunque sólo sea en medio de esta distancia que nos separa. Aunque sea en medio de estas emociones tan distintas que cada uno lleva en el alma. Aunque sea en medio del todo, pero más cerca de la nada.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

005. Carta a un amor no correspondido. Colección Séptima Región. Waldylei Yépez.docx
29/02/20 06:05 p.m.
28/03/20 05:52 p.m.



Fuente Imagen: Google.
Continuar leyendo Carta a un amor no correspondido

lunes, 24 de diciembre de 2018

, ,

Carta de Navidad


Ya casi va nacer el Niño Jesús y lo veremos en el pesebre sin posesiones materiales, pero acompañado del amor de sus padres. Miro de nuevo el pesebre y me quedo recordando el tiempo de mi infancia, cuando recibía regalos en Su nombre, y recuerdo lo feliz que era. Nunca me di cuenta de los sacrificios que se hacían para que yo pudiera tener ese regalo de Navidad. Hoy agradezco profundamente el amor recibido y cada uno de los obsequios que me fueron entregados, pero no es sólo un agradecimiento por lo material sino porque cada gesto de amor me permitió crecer y madurar equilibradamente.

Claro, no puedo evitar pensar en todos los niños que hay en nuestras ciudades, y no sólo niños sino adultos que en medio de un “pesebre” no tienen un regalo de Navidad. Uno pudiera creer que un regalo tiene que ser un objeto caro, pero la verdad un regalo puede ser hasta un pequeño gesto de amor. Hay tantas personas necesitando una llamada telefónica, una postal, un plato de comida. La vida de alguien puede cambiar por completo si recibe las palabras correctas en el momento justo, y eso también es un regalo.

Hoy en mi carta de Navidad quiero honrar a nuestros niños y padres. A los primeros porque representan nuestro mañana, porque representan la inocencia, los sueños y las ilusiones que creemos posibles; ellos representan un mejor futuro. A los segundos porque con total amor se sacrifican por sus hijos durante toda la vida ―pues aunque los hijos crezcan siempre serán pequeños para ellos―, y porque en sus manos está nuestro futuro; de sus gestos de amor y entrega de valores depende nuestro mañana. Así que éste es el día para festejar a la Familia, que es la luz de nuestros corazones y lo que nos hace ser mejores.

Tomo lápiz y papel nuevamente, así como lo hacía cuando era niña, y empiezo mi carta al Niño Jesús:

Querido Niño Jesús,

Cada año te pedí un obsequio para mí, y jamás pensé en dar un obsequio para ti. Sin embargo, hoy no pediré regalos para mí, pediré la oportunidad de regalarte a ti ayudando a quien lo necesite.

Sé bienvenido a nuestro hogar. Sé bienvenido al corazón de esta familia que te espera, y que tiene la esperanza de que tu presencia ilumine a las personas y situaciones que nos rodean. Que tu presencia traiga bendiciones a nuestro hogar.

Niño, sé que nuestro mundo a veces puede ser un lugar muy hostil, pero confío en la entrega y amor de los padres, que al igual que tus padres, darán lo mejor de sí mismos y así puedan guiar por el camino correcto a todos los niños en nuestras ciudades logrando un entorno más seguro y más justo para todos.

A Dios Padre le pido nos siga protegiendo y nos siga bendiciendo. Gracias por tantas cosas, gracias por todo aquello que incluso hemos olvidado agradecerte.

¡Feliz Navidad Niño Jesús! ¡Feliz Navidad para todos!


Waldylei Yépez



Datos del archivo:
014. Carta de Navidad. Colección Amaranta. Waldylei Yépez.docx
22/12/18 05:57 p.m. – 07:45 p.m.


Fuente Imagen: Google.
Continuar leyendo Carta de Navidad

sábado, 22 de septiembre de 2018

, ,

Carta a una suegra fallecida o suegro fallecido


Querida (o) suegra (o),

Recuerdo como si fuera ayer el día en que nos conocimos, lo recuerdo de una forma tan vívida que me parece mentira que usted ya no esté físicamente. Esto de las despedidas, bueno es una de las cosas humanas que jamás he podido entender, y hasta ahora sólo me he resignado a aquella frase que dice que “la vida es así”, que nacemos y morimos, o que cada uno tiene su “fecha de vencimiento”… pero soy como todas las personas, sabemos que la muerte nos alcanzará algún día, pero esperamos que tarde mucho en llegar… lastimosamente, para usted ese día llegó; llegó sin avisar, sin poder prepararnos para el dolor; para esta ausencia que nos desgarra el alma; para esta herida que nos deja su partida y que no tiene cura, tan sólo podemos aprender a vivir con ella.

Miro las fotos de los cumpleaños y recuerdo sus risas y sonrisas, sus consejos y opiniones. Recuerdo las anécdotas contadas, los viajes en familia y hasta el café que me ofrecía. Recuerdo la discusión que un día tuvimos, y el perdón que también nos dimos. Recuerdo sus obsequios, abrazos y comidas; que le encantaban los dulces, el queso y la cecina, y que cuando me dolía la barriga me daba un té de manzanilla. Y de tanto recordar estas cosas, ayer fui hasta su casa para ver si podía encontrarle, me di cuenta que la ha invadido una gran soledad; además, nadie está preparado para buscarle y no encontrarle allá… ¡Ay Dios! ¿A dónde van a parar tantos sueños y recuerdos? ¿En cuál pedacito de universo su ser se asentará? ¿Cómo habrá de ser su nuevo hogar? ¿Acaso nos está viendo por alguna ventanita del “más allá”? ¿Vendrá de visita alguna vez al “más acá”?

Por mi parte tengo mucho que agradecerle, algunas de esas cosas se las dije en vida, pero otras me las guardé y ahora me arrepiento. Debí haberle dicho que siempre pensé que usted era una persona maravillosa, no importaban los defectos que tuviera o las críticas que pudiera realizar, para mí siempre fue una gran persona. Le agradezco su amabilidad y empatía; que se preocupara por mí, y por ayudarme si es que se podía. Agradezco su generosidad, solidaridad y sinceridad. Agradezco el esfuerzo que hizo al criar a sus hijos, al inculcarles valores y principios, por apoyarlos e incentivar la confianza en sí mismos; en ellos usted ha de vivir siempre, en sus ojos y en el parecido de sus rostros.

¡Qué difícil es despedirse! Qué difícil es entender que físicamente no volveremos a verle, es realmente muy difícil. Pero yo le recordaré cada día, le recordaré con la mejor de sus sonrisas y el mejor de sus atuendos, con esos ojos bondadosos y los labios que hablaban de amor al prójimo. Le recordaré con ternura y con mucho amor, también con la ilusión de volver a vernos aunque sea sólo en sueños.

Hasta siempre querida (o) suegra (o), que Dios me le bendiga y le proteja. Que los ángeles le acompañen en este nuevo camino, y que desde donde esté nos recuerde con cariño.

¡Hasta siempre! De esa forma me despido, pues me niego a decirle adiós a quien mucho se ha querido.


Waldylei Yépez



Datos del archivo:
011. Carta a una suegra fallecida o suegro fallecido. Colección Amaranta. Waldylei Yépez.docx
19/09/18 08:29 p.m.
20/09/18 05:49 p.m.  – 05:57 p.m.


Fuente Imagen: Google.
Continuar leyendo Carta a una suegra fallecida o suegro fallecido

viernes, 21 de septiembre de 2018

, ,

Carta a una madre de su hija gay


Mamá,

Me es muy difícil hablar contigo, desearía que te dieras el tiempo de escucharme por primera vez en la vida, que dejaras de victimizarte y echarme la culpa de toda la desgracia que ha llegado a ti. Cada vez que intento hablarte es lo mismo, me echas la culpa de todo, me recriminas que no te ayudo en nada y me humillas en la forma en la que te acostumbraste. He optado por dejar de hablarte muchas veces porque siempre me digo: “¿Para qué voy hablarle si a la primera oportunidad me va tratar como “de las patadas?”. No entiendo tu forma de querer mamá, no sé a qué le llamas “amor”, no entiendo qué es lo que tengo que hacer para hacerte feliz o para que dejes de creer que sólo he traído deshonra y vergüenza a tu vida y a la vida de papá.

Elegí escribirte esta carta, aunque no sé si te darás el tiempo para leerla, porque quizás es la única forma en que pueda decirte las cosas que siento sin que me mandes a callar antes de concluir mis ideas. Siempre eres la única que habla, claro en los momentos en los que no estás gritándome, y siempre quieres o crees tener la razón, la última palabra, el punto y final de todo, pero eso no es así mamá. Si tan sólo me escucharas…

Me has dicho que papá está sufriendo mucho, que tiene un gran dolor y muchísima vergüenza por lo que le dije en la última discusión. ¿Vergüenza por qué mamá? ¿Vergüenza por lo que puedan decir o pensar los demás si llegan a saber que su hija es gay? ¿O como él dice: “marica/marimacha”?

¿Sabes lo que realmente debería darle vergüenza a ambos? La manera en cómo tratan a su propia hija, al “fruto de su amor” como alguna vez dijeron. Sí, el mismo “fruto de su amor” que hoy ven como una desgracia, como un “bicho raro” que nada se parece a sus hermanos: “hombres y mujeres de bien”… ¿“Hombres y mujeres de bien” porque son heterosexuales? ¡Yo no sabía que el instinto sexual definía si se era bueno o no!

Me echaste en cara que no debí decirle a papá que me gustan las mujeres, yo no entiendo por qué sufre tanto por algo que ni siquiera es de su incumbencia. ¿Qué les importa lo que yo haga con mi vida privada? ¿Por qué cada vez que puedes insistes con que quieres que yo te dé un nieto? ¿Crees que si me pongo a parir entonces “lo que está mal en mí” se arreglará? Pero además, ¿por qué crees que hay algo malo en mí? Yo no estoy enferma, no necesito psicólogo ni orientación, y mucho menos necesito la manipulación que intentan conmigo cada día… estoy cansada mamá, cansada de todo esto.

¿Sabes qué me haría feliz? Que me aceptaras, o lo que es lo mismo que me quisieras un poquito. Que dejara de importarte esa gente a la que tú no le importas, porque da lo mismo lo que puedan decir o pensar. De papá yo no espero nada, hasta ahora se ha comportado como un bruto y no creo que eso cambie a futuro, pero de ti, mamá, todavía espero que tu instinto maternal aparezca y me dé ese abrazo que tanto he anhelado. De por sí la vida es dura, imagínate lo difícil que es luchar día a día y no contar con el apoyo y cariño de quien te dio la vida…

Sé que no soy lo que esperas que fuera, pero día a día intento ser lo mejor que puedo ser y es lo que te pido que veas. El amor enseña y orienta, y es lo que has tratado de hacer, pero también el amor acepta porque es empatía. Por favor, mírame tal como soy y ya no como lo que querías que fuera. Deja de sufrir, y deja de hacerme sufrir a mí.

Te quiero mamá, realmente te quiero.

Tu hija.


Waldylei Yépez



Datos del archivo:
010. Carta a una madre de su hija gay. Colección Amaranta. Waldylei Yépez.docx
26/08/18 12:02 a.m.
20/09/18 04:41 p.m.


Fuente Imagen: Google.
Continuar leyendo Carta a una madre de su hija gay

jueves, 15 de diciembre de 2016

, ,

Declaración de amor

Fuente Imagen: Google.

015. Declaración de amor. Colección Definiciones. Waldylei Yépez.docx

Amor mío,

Sé que quizás no seré capaz de escribir algo realmente hermoso para ti. Escribo y escribo, pero no siento que logre expresar lo que quiero. Mejor dicho, no sé si logre encontrar las palabras que me ayuden a plasmar lo que intento.
¿Sabes? Yo no sé definir lo que es el amor, y tampoco sé si la mayoría en el mundo tenga claro este concepto. Pero sí tengo algo claro, y es justamente el hecho de que siento algo muy lindo aquí en el pecho. No, no es la primera vez que siento esto en el corazón, pero sí es la primera que lo siento con tal intensidad y profundidad.
He aprendido mucho a tu lado. Por ejemplo, he aprendido a percibir y valorar la belleza presente en la naturaleza. Ahora cada vez que veo una flor me acuerdo de ti y sonrío. Me has cambiado la vida, amor mío.
¡Me has cambiado la vida! Me has hecho volver a creer en la magia de los sueños. Me has hecho creer en mí, en mi capacidad y hoy me siento más segura de las cosas que puedo lograr. Contigo me he sentido una mujer triunfadora, capaz de alcanzar el éxito en todo lo que se proponga. Tú me has recordado que hago muchas cosas y que éstas son realmente importantes, eso me ha hecho sentir valorada y reconocida.
Te estoy realmente muy agradecida. Agradecida por tu apoyo, por tu compañía y por cada palabra tuya que me ha hecho ver al mundo de otra manera. Hoy me siento distinta, y tengo claro que esto ha sido un trabajo personal, pero tú también has tenido protagonismo e influencia en todo esto.
Hoy quiero declarar a través de estas palabras lo mucho que siento, lo mucho que me has enseñado y lo mucho que quiero estar a tu lado. Porque estar a tu lado es maravilloso, porque conversar contigo por horas no sólo me hace feliz sino que también es enriquecedor. He aprendido desde cómo cuidar a una planta y su flor hasta sobre historia, geografía y religión.
A diario me acuesto y me levanto pensando en ti. Soñando despierta con nuestro futuro, con nuestros planes, con todos los paseos que tenemos pendientes. Me río y me sonrío recordando nuestras conversaciones, sobre todo aquellas donde nos hemos carcajeado al contar un chiste o rememorar un hecho gracioso del pasado. ¡Tú me das alegría! ¡Me haces reír! ¡Me haces soñar!
A diario te pienso. Te pienso en todo momento, y mientras hago cualquier cosa. Eres parte de mi día a día. Y me encanta sentir que soy parte de tu día a día. Me encanta que cada uno se sienta acompañado por el otro, que nos sintamos amados, respetados y valorados. ¡Qué maravilloso es haberte conocido! ¡Qué maravilloso es tenerte conmigo!
Quizás no tengo el talento de un artista, quizás existen palabras más bonitas o quizás son muy pocas estas líneas. Pero aquí está todo mi corazón, mi corazón que quiere expresar esta declaración. Una declaración de amor para que sepas lo mucho que me importas, lo mucho que quiero permanecer a tu lado, lo mucho que quiero construir mi futuro contigo.
Estoy entusiasmada, estoy enamorada y tan ilusionada con este amor maravilloso. Mi querido amor, ¡te adoro! ¡TE ADORO! Que lo sepa la gente, que lo sepa el mundo, que lo sepan todos. Que sepan que yo te amo y te adoro, que sepan que eres mío, que eres mi tesoro.

Cuando no tenía alegría,
tú llegaste y me curaste.

Cuando todo era tristeza,
me enseñaste fortaleza.

Fuimos aprendiendo
y también te fui queriendo.

Hoy digo: ¡Te amo!
¡Gracias por estar a mi lado!

15/12/1601:05 p.m. - 01:11 p.m. - 01:20 p.m.
Continuar leyendo Declaración de amor

martes, 13 de diciembre de 2016

, ,

Las palabras que nunca llegaron: “Lo siento”

Fuente Imagen: Google.

013. Las palabras que nunca llegaron: “Lo siento”. Colección Definiciones. Waldylei Yépez.docx

Muchos dicen que nosotros mismos somos responsables de habernos quedado pegados a situaciones del pasado porque no fuimos capaces de aceptar lo que sucedía. No fuimos capaces de aceptar que todo había cambiado y que las otras personas habían cambiado también. Nos hemos quedado esperando quién sabe por cuánto tiempo, y quién sabe por cuáles cosas. Quizás esperando por ese amor que se acabó; por el hijo que se mudó y que ya no nos escribe o nos visita; por las reuniones familiares que antes se hacían y que ya no; por los amigos con los cuales discutimos y hoy ya no sabemos nada de ellos. Lo peor de todo es que nos sentimos traicionados, porque cada uno de esos actos nos ha causado algún daño en mayor o menor proporción. Pero, ¿qué estábamos esperando? ¿Acaso que volvieran para disculparse? ¿Que pidieran perdón? ¿Que nos volvieran a amar o querer? ¿Que nos dijeran que habían recapacitado? ¿Que nos dijeran que estábamos en lo correcto y ellos no? ¿Qué esperábamos? Y sobre todo: ¿Qué ganamos al esperar? Porque si nos sinceráramos tendríamos que preguntarnos: ¿realmente sucedió lo que esperábamos o llevamos 20 años y aún continúa nuestra espera? ¿Aún sufrimos por situaciones y personas que puede que ni se acuerden de nosotros? ¿Cuánto tiempo más prolongaremos el sufrimiento? ¿Cuándo aceptaremos que las cosas han cambiado y que nada vuelve a ser como antes?
Es duro, es muy duro ver claramente la realidad porque aceptar que hoy ya no nos aman aquellos a quienes amamos, es algo que sólo lo pueden hacer las personas fuertes. Porque darnos cuenta que podemos seguir adelante sin necesidad de que estén los que ya no están, eso implica coraje y decisión. Implica mucha valentía aceptar las cosas que ya no se pueden cambiar, y también se necesita mucho amor propio para soltar los lastres de sufrimiento que hemos tenido a cuestas.
Nadie tiene por qué suplicar amor, suplicar por un poco de tiempo y cariño. Nadie tiene por qué esclavizarse a esperar las palabras que de ciertas personas jamás llegarán, como por ejemplo: “te amo”, “te quiero”, “te extraño”, “lo siento”… Y pensando en todo ello, hoy he tomado una decisión y he decidido decir: ya basta. Hoy se acaba mi espera. Me he dado cuenta que nadie merece mi sufrimiento, y tampoco merece llevar sobre sus hombros la responsabilidad de hacerme feliz haciendo lo que espero que hagan por mí. Hoy he decidido liberarlos y liberarme. Ya basta, realmente ya basta…

Mi siempre recordado y recordada:

Por mucho tiempo he estado esperando que me digas: “lo siento”, porque con tus actos y palabras me causaste mucho daño. Sufrí mucho por lo que hiciste o por lo que interpreté de lo que hiciste.

“Lo siento” esas fueron las palabras que nunca llegaron, fueron las palabras que nunca dijiste porque probablemente nunca lo sentiste.

¿O es que acaso tú pensabas lo mismo que yo? ¿Es que acaso has estado esperando que yo me disculpara en todo este tiempo? Quizás ambos sólo queríamos que el otro reconociera el daño que había causado. La verdad no lo sé.

Lo que es cierto es que te esperé. Esperé tu carta, esperé tu llamada o una visita tuya que resarciera el daño provocado. Pero ya no puedo esperarte. Y no es que ya no me importe, mentiría si dijera eso. Lo que sucede es ya no puedo seguir así. Por ello, yo te libero y me libero a mí.

Guardaré en mi memoria tus bonitos recuerdos. Y de corazón te deseo todo lo mejor. Te agradezco, te agradezco profundamente  por la enseñanza que tu presencia me dio.

Las palabras que nunca llegaron,
son las palabras que ya yo no espero.
Te deseo lo mejor,
te deseo lo más bello.
Y si un día me recuerdas,
recuerda sin lamentos.
Recordando lo mejor:
que es la enseñanza de los dos.

12/12/16 12:32 a.m.  - 10:02 p.m.
13/12/16 01:55 p.m. - 02:09 p.m. - 02:19 p.m.
Continuar leyendo Las palabras que nunca llegaron: “Lo siento”

domingo, 14 de febrero de 2016

, ,

Único en el mundo para mí

Fotografía: C.G.

001. Único en el mundo para mí. Colección Definiciones. Waldylei Yépez.docx

Estaba pensando cómo escribir un mensaje de amor para ti, pues ya abundan los libros y las personas que han escrito cosas inspiradas por el amor. Esto me hace preguntarme si será posible escribir algo nuevo, algo que solamente sea para ti e inspirado por ti. No estoy del todo segura, pero intentaré escribir algunas palabras nacidas de este amor que tú me haces sentir.

Mi amor,

No te mentiré, soy una mujer muy común, no poseo nada que me haga realmente especial, sólo soy tan especial como lo sería cualquier persona. Yo no he hecho cosas muy extraordinarias, al contrario, podría enumerar cada uno de mis fracasos aunque no sería necesario porque ya los conoces, ya te he contado mis glorias y mis derrotas. Me has visto sufrir, me has visto llorar, también me has visto totalmente destrozada y en otros momentos plenamente realizada. Tú me has acompañado en mis alegrías, y has visto la paz que hoy en día hay en mi alma. Tú mismo has sanado mis heridas, y me has orientado en el camino.

Contigo aprendí a ser mejor persona, recuperé la alegría que un día había perdido y volví a sonreír al hablar contigo. Contigo volví a sentir este gran amor que se desborda en mi pecho, esta alegría enorme de sentirte conmigo aunque no estés cerca.

No sé qué razón maravillosa nos hizo coincidir en esta vida, quizás sólo ha sido pura y mera casualidad, pero reconozco que es la casualidad más hermosa que ha cambiado mi vida. Tú has cambiado mi vida.

No importa que ante los ojos de los demás tú seas un hombre muy común, eso no es de extrañar porque no todos los ojos son capaces de apreciar los tesoros que nos rodean día a día. Tú, ante mis ojos, eres un hombre único. Eres único en el mundo para mí.

¿Sabes amor? Recientemente he visto mucha gente hablar del Día de los Enamorados o San Valentín, pero yo no entiendo por qué tanto revuelo, no entiendo por qué tiene que haber un solo día del año para demostrar el cariño que se dice sentir.

Otros hablan del hecho de pasar solo o sola ese día, creo que quizás lo consideran alarmante. Pero yo creo que alarmante no es “pasarlo solo” o no tener dinero para comprar un regalo, creo que lo alarmante es darse cuenta que sólo tienes la atención de tu pareja una vez cada doce meses. O peor aún que necesitas atención, con suma urgencia, justo ese día. Pero, en verdad, un chocolate, una rosa o un peluche no cambiarán nada si te has sentido solo o sola durante meses. Por otro lado, si tanta urgencia hay quizás sea necesario revisar un poco la propia autoestima, y si existe en uno alguna dependencia negativa.

Hay ciertas cosas que, con el tiempo, he aprendido acerca del verdadero amor, por ejemplo, el verdadero amor no se presume, porque no hay necesidad  de “demostrarle” al mundo que uno es o está feliz. Además, la lealtad es tan natural cuando hay amor que tampoco es necesario decir que se es leal o se es fiel.

Cuando hay amor verdadero todo fluye, por eso no se necesita presión y a veces ni siquiera se precisa de una declaración porque las miradas hablan, y el roce de las manos todo lo delata.

Cuando hay amor verdadero no existe traición, no existen mentiras, no hay necesidad de ocultar, pero tampoco existe la necesidad de controlar o supervisar.

Algunos buscan el amor, ¿dónde estará? Yo no lo sé, pero sí sé que cuando no buscas el amor, es cuando el amor llega. Algunos no entienden por qué es así, y la razón es muy sencilla: cuando buscas estás tan enfocado en lo que quieres que incluso llegas a presionar al otro; cuando no buscas, dejas plena libertad al otro para expresar su interés o mejor dicho para que las cosas fluyan. Por tanto, “si necesitas empujar” para que algo suceda, ciertamente no es amor porque el amor nada espera, ni nada busca, nada ata o controla.

Hoy, ya casi en el Día de San Valentín, te he querido escribir sobre el amor, pero no el amor que se expresa tan sólo un día, sino aquel que se expresa a diario. Porque de amores de un día está lleno el mundo, y son los que más bulla hacen, pero los amores de verdad permanecen en silencio porque no necesitan palabras sino que se expresan en acciones.

Quizás parezco muy crítica con el Día de San Valentín, pero no es mi intención porque incluso yo quiero unirme a la fiesta del amor, pero no porque necesite un día para ello porque para mí este día es como cualquier otro: un día para amarte, así como todos los días.

Gracias por estar a mi lado, gracias por recorrer junto a mí este camino que no sé exactamente hacia dónde nos lleve, pero mientras sea a tu lado yo seguiré adelante por nuestro amor.

¡Feliz día, mi querido amor!

13/02/16 07:37 p.m. - 07:49 p.m. - 07:54 p.m.
Continuar leyendo Único en el mundo para mí

miércoles, 30 de septiembre de 2015

, ,

Carta de amor

Fotografía: C.G.

007. Carta de amor. Colección 2015. Waldylei Yépez.docx

Desde hace días he querido escribirte una carta de amor, no sé muy bien qué escribir, pero me gustaría expresarte lo que siento. No sé si pueda, no sé si logre encontrar las palabras adecuadas, porque no sé cómo describir lo que podría expresarte mejor una mirada, una caricia o el roce de mis labios. Sí, esas cosas no necesitan palabras y logran decir tanto, por eso creo que no importa lo que escriba, yo no podré expresarte con letras lo que mi presencia desearía que supieras. Lo que mi cuerpo desearía que supieras.
Me pregunto: ¿cómo es que fuimos a encontrarnos? Y también me pregunto: ¿cómo fue que lograste sanar mi corazón para después llevártelo? ¿Cómo es que siendo tú tan precavido, y quizás tan poco “asequible”, logré esquivar cualquier “filtro” hasta llegar a ese corazón tuyo? ¿Cómo es que dos personas tan distintas lograron sincronizarse de esta forma?
Mi Amor, mi adorado amor... cuando estoy contigo el tiempo pasa sin siquiera darme cuenta; hablamos por horas, nos reímos tanto; has impregnado de humor mi vida, me has devuelto la sonrisa y la ilusión que creí perdidas. Sí, porque cuando te conocí yo era una mujer decepcionada, por entonces mantenía un enorme dolor y vacío en mi alma; hablaba mi cabeza pero no mi corazón, porque el amor me sabía a mentira, me sabía a decepción.
Y tú llegaste el día menos esperado, te diste cuenta de mi dolor y yo conocí el tuyo, allí empezó el camino que nos unió; juntos aprendimos tantas cosas, y fuimos cuidando uno del otro. Tú me impulsaste a enfrentar mis miedos, a reconocer mi verdadero valor, a recuperar la confianza en mí misma, a creer en la vida, a reconocer la belleza en una flor. De ti y contigo he aprendido muchas cosas. Sí, somos diferentes, pero también nos une lo que tenemos en común. Sí, tenemos nuestras diferencias en ocasiones, pero el respeto, la comprensión y la comunicación nos permiten fortalecer nuestros lazos.
Tú sanaste mi corazón, y gracias a ti yo volví a creer en el amor. Hoy en día te siento conmigo a cada instante, te sueño dormida y te sueño despierta; te recuerdo con cada flor, con cada estrella; abrazo a mi almohada creyendo que eres tú, anhelando tu cariño, tus caricias, tu presencia. Escucho y vuelvo a escuchar las canciones que me hacen recordarte, sonrío a la vida sabiéndote presente, sabiéndote conmigo.
Me encantaría ahora mismo acercarme despacito, y pararme frente a ti mirándote a los ojos. Me gustaría rozar y recorrer tu mano con la punta de mis dedos, ir subiendo por todo el antebrazo hasta llegar a tu cuello. Rodearte con mis brazos, y pegar mi cuerpo junto al tuyo. Acercarme a tus labios y fundir tu aliento con el mío; entregarte mis labios, estos labios que son tuyos y son míos.

Te amo, con cada pedacito de este corazón enamorado,
te amo, como se ama con un corazón ilusionado,
te amo, como se ama con un corazón esperanzado,
te amo... y aunque no estés, yo te llevo conmigo a todos lados.


28/09/2015 08:09 p.m.
29/09/2015 01:09 a.m. - 02:08 a.m. - 08:11 p.m. - 08:21 p.m.
30/09/2015 01:21 a.m. - 01:47 a.m. - 02:18 a.m. - 02:27 p.m. - 02:31 a.m.
Continuar leyendo Carta de amor

viernes, 15 de mayo de 2015

, ,

Perdónalos, porque ellos no saben lo que causaron

Fuente Imagen: Google.

004. Perdónalos, porque ellos no saben lo que causaron. Colección 2015. Waldylei Yépez.docx

Querido amigo,

Hoy me gustaría conversar contigo, y quisiera que para ello me siguieras en una visualización. ¿Crees que sea posible? Lo primero que quiero que imagines es que estamos uno a lado del otro, quiero que me sientas más cerca, quiero que al igual que yo puedas mirarme a la cara. Y digo al igual que yo porque en este momento, en mi imaginación, me estás mirando de frente. Bien, ahora quiero que imagines que estamos en un espacio grande, una sala, y en medio tenemos una plataforma con una figura de corazón que es de cerámica, es muy frágil pero muy valiosa. ¿Me sigues? Bien. Ese corazón de cerámica es mi corazón, y lo que le suceda va afectarme poderosamente. Ahora yo te digo que tu tarea será que no le pase nada, debes cuidarlo como si fueras un vigilante. ¿Sí? Pero, ¿sabes? Hay un problema, mientras has estado mirándome y siguiendo mis indicaciones, no te has dado cuenta que han entrado unos niños a jugar a la sala, y que estás muy lejos de la plataforma, pero ellos juegan muy cerca del corazón. Mira hacia la plataforma pero sigue escuchándome, ahí están los niños y con su pelota han golpeado el corazón, a lo lejos miras como si fuera cámara lenta que el corazón de cerámica se tambalea y está apunto de caer al suelo, los niños siguen riendo y jugando como si nada pasara, ríen entre ellos, y el corazón está a punto de caer. Estás muy lejos, no lograrás llegar a tiempo; el corazón llega al borde de la plataforma y cae, choca contra el piso y se hace añicos. Mi corazón está en el piso, está en mil pedacitos, y los niños siguen jugando y riendo. Entonces logras llegar a la plataforma, miras a los niños reír y jugar, pero se detienen a mirarte. ¿Qué les dirías? ¿Les gritarías por haber roto el corazón? ¿Dialogarías con ellos para que entiendan lo que significaba ese corazón? ¿Les darías una charla del valor de las cosas? Son niños muy pequeños, dos o tres años. ¿Entenderían el grado de su falta? ¿Entenderían acaso el dolor que le han acusado a mi corazón? ¿Podrían hacerse cargo de su responsabilidad? ¿Podrían repararlo?
Sí, tú sabes cuánto valor tiene el corazón de las personas, y sabes que hay cosas que no se pueden reparar. Pero, ¿podrías hacerle entender esto a los niños pequeños? ¿Ellos tendrían el nivel de conciencia que tienes tú?
Ahora quiero que me vuelvas a mirar. Ese corazón eres tú, el Yo que fuiste y que sufrió injusticias, el que vivió el dolor de ser menospreciado, de no ser valorado y respetado por lo que realmente era, y él se rompió. Los niños a su alrededor sin ningún tipo de conciencia, sólo creyendo que estaban "jugando" y riendo tuvieron una actuación, pero jamás pensaron en las consecuencias porque pensar en las consecuencias sólo es posible cuando se tiene cierto grado de lucidez y conciencia; fueron niños pequeños no por el lado cuantitativo o de años, sino por el cualitativo y nivel de conciencia. El Yo que veía toda esa actuación desde afuera, eres tú el día de hoy, con la madurez y lucidez de hoy, siendo alguien muy valiente.
Volvamos a los niños, ellos te siguen mirando, ellos son los causantes de haber roto el corazón. Ya sabemos que no tenían ni tienen el nivel de conciencia que tienes tú y que tengo yo, ellos en verdad no saben lo que han hecho. No importa lo que digan, no importa si se ríen porque están nerviosos, ellos están "ciegos" porque no pueden ver lo que han causado. ¿Alguna vez has escuchado la frase de Jesús que dice: "Padre, perdónalos que ellos no saben lo que hacen"? Pues ahora yo te digo: Perdónalos porque ellos no saben lo que causaron. Mírame, no hay forma de que echemos el tiempo hacia atrás y evitemos lo que vivimos en el pasado, no podemos borrar lo que hicieron los demás, lo que hicimos nosotros o lo que dejamos de hacer, pero sí podemos elegir cómo vivimos el día de hoy, y cuando llegue el día de mañana podremos volver a decir: yo puedo elegir cómo vivir el día de hoy.
Tú eres excelente. Tú eres una persona maravillosa. Muchos somos los que te queremos. Estoy orgullosa de ti, has avanzado mucho en tu camino y así debe seguir siendo. Sigue adelante, eres genial.

¡Hoy es un día maravilloso! Gracias por estar aquí.


10/05/15 - 15/05/15 02:48 p.m. Por y para G.M.
Continuar leyendo Perdónalos, porque ellos no saben lo que causaron

viernes, 28 de marzo de 2014

, ,

Carta a un amor perdido

Fuente Imagen: Google.

001. Carta a un amor perdido. Colección Fuerte y Valiente. Waldylei Yépez.docx

Extraño amigo, viejo y olvidado amor,

Hoy ya no recuerdo lo que me hacían sentir tus palabras, ya no recuerdo cómo se sentían tus manos al acariciarme, se ha ido tu tono de voz y la influencia de tu mirada. Pero se quedaron conmigo varios recuerdos, algunos ya borrosos como viejas fotos, deterioradas por el implacable paso del tiempo. No sé por qué hoy me he acordado de ti, o de lo poco que me queda en la mente sobre ti, y he repasado capítulos de nuestra vida en común, sobre todo aquellos donde hoy sé que pude haber actuado mejor.
Es increíble cómo el sentimiento, las buenas emociones, las caricias, todo eso desaparece y sólo te queda en la cabeza las imágenes más feas y las palabras más crueles, sobre todo las que ocasionaron más daño. Pienso en ti y revivo eso. De verdad, ya no me acuerdo de cómo sonreía cuando estaba contigo. Me parece tan triste. Trato, trato de acordarme de los episodios bonitos, y salta la peor de tus miradas, la peor de tus palabras que sin siquiera contener una ofensa grosera, destrozó mi corazón y mi amor volvió quimera.
Pero no escribo ahora para recordar lo mejor o lo peor de la vida que construimos, y que después destruimos. Escribo quizás con nostalgia, o mejor dicho con frustración porque repasando capítulos, como ya dije, sé que pude haber actuado mejor si tan sólo hubiese tenido el conocimiento que tengo hoy.
Dicen por ahí que a veces conocemos a la persona correcta en el momento equivocado, y he llegado a pensar que es cierto, que éramos los correctos que se conocieron en el peor momento. No tuve la preparación necesaria cuando te conocí. Mi ingenuidad, mis ideas y arrebatos nos ocasionaron mucho daño. Tus silencios, prepotencia y cobardía mataron lo poco que tenía y que te había dado, convirtiendo este amor en un amor desgraciado.
Hoy sé que no era tan grave lo que hacías y que no me gustaba. Hoy sé que eran muy pocas razones para pelear o discutir, que podía llegar a ser más tolerante con tus defectos y más flexible con mis ideas de cómo debían ser las cosas. Pero lo aprendí muy tarde, lo aprendí después de que este amor quedó en abandono, después de que se desangró y se volvió desamor. Quizás no te amé lo suficiente, quizás tenía tanta seguridad de que me pertenecías que por eso mismo te perdí… nos perdimos.
A veces siento que hoy soy capaz de ser lo que necesitabas, justo hoy cuando ya no lo necesitas. Tuve que vivir para darme cuenta que no tenía la suficiente experiencia para valorarte y verte mejor en aquel momento, pero hoy ya no importa nada de esto y, de hecho, es mucho lo que ya no recuerdo, tan sólo sé que un día creí que podíamos tener una gran relación y me he preguntado si hoy, si te hubiese conocido hoy, habría funcionado. Tal vez no, jamás lo sabré.
Extraño amigo, no sé quién eres hoy. Viejo y olvidado amor, ni tan olvidado porque por algo te escribo yo.
Un día tuve un gran amor, de lo bonito sólo recuerdo que pensaba que podría funcionar. De lo malo, recuerdo más y aun así días como hoy me pregunto qué pensarías de esto que soy, no de lo que fui porque ya no soy exactamente así. Me pregunto si habría funcionado si te hubiese conocido hoy, supongo que ya no importa la respuesta pues total si todo acabó, ¿para qué preguntar esto si ya no existe nuestro amor? ¿Por qué no dejar que el paso del tiempo mantenga nuestro adiós? O ¿para qué preguntar por algo que el adiós ya mató?

27/03/14 08:27 p.m. - 08:37 p.m.
Continuar leyendo Carta a un amor perdido

jueves, 7 de noviembre de 2013

, ,

Carta de una madre a su hijo gay

Fuente Imagen: Google.

003. Carta de una madre a su hijo gay. Colección Terepaima. Waldylei Yépez.docx

Me encontraba esperando en el terminal de buses de la ciudad, mientras las nubes se hacían cada vez más grises y el día se oscurecía. No cargaba ningún paraguas, ni nada que pudiera protegerme del agua si llovía, en esos momentos temí por la integridad física de un par de libritos que llevaba en la mano. No estaban dentro de una bolsa, así que si llovía estarían expuestos a la intemperie y eso me preocupaba. Sí, a veces uno se preocupa por “pequeñas cosas”, así me criticarían los demás, pero ellos no entienden el tesoro que encierran los libros y, por eso, no les da ninguna lástima si alguno se moja o no.
Por fin pude subirme al autobús. Caminé por el pasillo y divisé un puesto, llegué hasta ahí y me senté junto a una señora. Ella ya había elegido el súper puesto junto a la ventana, así que me conformé con el del pasillo. Miré y vi cómo, en la ventana, comenzaban a chocar las gotas de lluvia. La señora parecía estar entretenida mirando aquello, desde que me senté no volteó a mirarme en ningún momento. Comenzó nuestro recorrido sin mayor novedad, pensé que lograría llegar temprano a casa, sin embargo, luego de unos veinte minutos de carretera nos topamos con una horrorosa cola, habían momentos en que el autobús no se movía ni un centímetro.

- ¡Y yo que quería llegar temprano a la casa! -. Exclamó la señora a mi lado, aun mirando por la ventana.
- Yo también -. Respondí. - Pero parece que no va ser así…-.

Ella se volteó a mirarme, me pareció que sin querer la hice salir de su letargo. Luego hizo otro comentario y yo volví a responder. Así estuvimos unos minutos, después ya estábamos conversando banalidades de la vida… todo se dio como se dan esas conversaciones espontáneas, aquellas que nadie sabe cómo empiezan pero terminas hablando hasta de filosofía. Sí, es una cosa rara.
Yo estaba normal, comentaba y respondía. Pero, de repente, me di cuenta que ella comenzó hablar de problemas personales, o más bien de un problema personal. Entendí que, en esta ocasión, mi rol sería fundamentalmente el de escuchar, pues ella necesitaba sacar todo eso que tenía atragantado. El problema, según ella me comentaba, era su hijo… su único hijo. Él no se portaba mal, no era un delincuente, no era un drogadicto… pero era gay. Habían instantes en que ella lloraba mientras hablaba, otras hablaba como intentando ordenar sus ideas. Yo intentaba no interrumpirla, más bien mis pocas palabras eran para hacerle notar que la estaba escuchando.

- Yo quisiera hablar con él, decirle todas estas cosas. Que me entendiera mi posición, pero sé que no me va entender… -. Me decía.
- ¿Por qué piensa que no la va entender? -.
- ¡Porque él nunca me entiende! No es grosero, no me responde bruscamente, pero no hace lo que yo le digo que haga. ¿Ve? ¡No me entiende! -.
- ¿Sabe? A mí me ha servido mucho escribir, pienso que es un buen método para ordenar ideas. ¿Por qué no le escribe una carta a su hijo? Podría decirle todas estas cosas que me ha dicho a mí. No sabemos si, de verdad, no la va entender o si sí lo hará. Creo que hay que intentarlo aunque sea -.

Sus ojos expresaban desesperación, pero esa desesperación callada, ésa que intentamos ocultar y que nos hace voltear la mirada, como para que no nos sigan mirando el alma porque nos sentimos vulnerables.
Yo no sé si ella escuchó lo que le dije, o si simplemente lo descartó. Lo cierto es que después de eso se quedó callada, volvió a estar absorta mirando por la ventana.
Minutos después hicimos una parada, varios en el autobús se iban a bajar y ella también, me levanté para que pudiera moverse con tranquilidad. Tomó sus cosas y caminó por el pasillo, se bajó del autobús sin siquiera despedirse de mí. Retomé mi asiento. Miré por la ventana y vi cuando le hablaba a un muchacho muy joven, quizás aún no alcanzaba la mayoría de edad. Ya había visto a ese chico, recordaba que iba sentado en el primer puesto y nosotras estábamos casi en los últimos. Medio escuché cuando ella le dijo algo de “tu papá” y supe que él era su hijo, su hijo gay.
El autobús siguió su trayecto, y media hora más tarde yo estaba llegando a mi casa. No podía dejar de pensar en esa señora y su hijo, y en si ella tomaría mi sugerencia.

« Quizás nunca le escriba esa carta, quizás nunca le hable con esa sinceridad con la que me habló a mí… ». Pensé.

Me quedé mirando a cualquier lugar, mirando sin mirar. Hasta que llegó un momento que me dije:

- Quizás ella no pueda escribirla, pero yo sí… -.

Me levanté de mi asiento y fui hasta mi cuarto. Ahí comencé a escribir…

Carta de una madre a su hijo gay

Tesoro,

No he podido estar tranquila desde la noche en que hablaste conmigo de esa manera tan sincera, y desde entonces el miedo me ha embargado como nunca antes. ¿Sabes? A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos con muchas cosas, con muchos problemas de diversa importancia o gravedad, y en la mayoría de ellos yo siempre sabía qué pasos dar o, al menos, por dónde empezar. Pero ahora me he visto superada, no sé cómo enfrentar tu confesión, no sé cómo enfrentar la realidad de entender a cabalidad que seas gay. Sé que para otras personas puede ser más fácil, o, al menos, eso creo. Para mí no lo es, he pasado casi los cincuenta años que tengo dentro de un paradigma conservador y religioso, lo mismo tu papá y, aunque él no lo demuestre, sé que también es duro y que no deja de pensar en “cómo resolver el problema”, porque así es como lo hemos visto en primeras instancias. No hemos conversado de esto, creo que ninguno sabe bien cómo abordarlo, apenas yo estoy intentado escribirlo siguiendo lo que me dice mi corazón de madre, más allá de las estructuras rígidas mentales que sólo están volviéndome loca, porque no puedo conciliar mi mente con mi emoción. Esta es una experiencia nueva para mí, con decirte que a mi edad jamás pensé enfrentarme a algo tan nuevo, tan desconocido, que se saliera de mi “molde mental” como lo es tener un hijo gay. Creo que tu papá y yo hemos visto el tema de la homosexualidad como “el problema al que se enfrentan los demás, pero no nosotros”, siempre las personas hacemos eso: asumir las cosas como “eso no me pasa a mí”.
Le temo poderosamente a los cambios, con el paso de los años les temo mucho más porque atentan contra la estabilidad que siento, y ahora estoy aterrada. No quiero que cambies, no quiero que nada cambie… ¡No quiero verte vestido de mujer! El sólo imaginarlo me pone mal, me pone mal porque quiero protegerte, no quiero que hagas el ridículo, no quiero que los demás se burlen de ti. Vivimos en una sociedad muy dura, muy cruel que no medirá para insultarte, burlarse y hasta golpearte… ¡Por el amor de Dios! Yo no quiero eso para ti, no he hecho más que llorar de sólo pensar que a “mi niñito” alguien quiera hacerle daño. Sí, mucha de mi negación, mucha de mi actitud de oposición vienen dadas por el hecho de que quiero protegerte, porque yo te amo y quiero lo mejor para ti.
Tu padre y yo crecimos dentro de una sociedad para la cual estaba bien burlarse “de los diferentes”, donde estaba bien crearles apodos ofensivos, chistes ofensivos y hasta canciones populares en clara burla que a todos hacían reír. Nacimos, crecimos y aún seguimos en una sociedad que hace lo mismo… sí, yo sé que tú eres optimista, que ahora la gente lucha por la igualdad, que se han creado leyes y hasta en la televisión pasan marchas por la igualdad, sí yo sé todo eso, pero aun así siento miedo por ti.
¿Sabes? Cuando me confesaste tu verdad, lo primero que pensé fue llevarte al médico, creí que podías estar enfermo, por un segundo creí que “si era homosexualidad estábamos a tiempo para curarla”. Mínimo debíamos visitar a un psicólogo, porque “seguramente” estabas confundido. Pasé días buscando información al respecto, encontraba de todo en Internet, leí libros de psicólogos, artículos en revistas… no sabía dónde buscar la solución al problema. Al final, cuando me decidí escribir esta carta, supe que no había solución al problema, porque no había “un problema”. Lo que hay frente a mí es una realidad, una realidad donde no importa si algo pasa o pasó con tus cromosomas o no, porque esto no se trata de que seas “anormal”, así como una especie de “mutante”, o si fue una medicina la que “te hizo este daño”. Todo esto se trata de que tú seas lo que eres, aunque yo me esté muriendo de miedo pensando en las consecuencias de eso.
En mis intentos de llevarte por el camino del bien, te enseñé las normas religiosas que me enseñaron a mí y a tu padre, te enseñé sobre el pecado, sobre los castigos, sobre lo que supuestamente quiere Dios y el temor que le debemos tener. Te enseñé como me enseñaron y ahora veo lo mucho que sufres por esas normas, que en vez de ayudarte en la vida te están aplastando. Pero, querido, también te dije que Dios es Amor, que Dios es misericordioso y eso es lo que yo creo con todo mi corazón, eso es lo que debes mantener presente de Él. No te sientas malo, no te sientas pecador si no has dañado nunca a tu prójimo, no eres pecador porque seas gay. Como sociedad hemos gritado a los cuatro vientos que todos somos hijos de Dios, pero después decimos en voz baja que se aplican excepciones a la regla; que Dios es Amor, pero que también se aplican excepciones a la regla. Hemos hecho muchas cosas buenas, pero también nos hemos equivocado tanto… Es una lástima que a nadie le importen los gay, hasta que hay uno en la familia o entre los amigos más queridos. Sólo cuando la realidad tocó la mía pude comprender tantas cosas, y eso está haciendo tambalear muchas de mis estructuras rígidas, créeme me da temor. A veces siento que ya estoy muy vieja para estar enfrentando estos cambios tan trascendentales, pero aunque no sepa cómo enfrentar esta realidad o no sepa cómo apoyarte, aquí estoy, aquí está tu mamá.
Tenme un poquito de paciencia, haré mi mejor esfuerzo.
Esta noche hablaré con tu papá, después podremos conversar los tres con más calma. ¿Te parece?
Por último, no olvides nunca lo mucho que te amo, nunca, nunca lo olvides.

Tu mamá

05/11/13 04:15 p.m. - 04:25 p.m. Agradecimientos a E.R. y J.V. por la revisión preliminar del texto.
Continuar leyendo Carta de una madre a su hijo gay

martes, 15 de octubre de 2013

, ,

Carta a mi abuela

Fuente Imagen: Google.

002. Carta a mi abuela. Colección Terepaima. Waldylei Yépez.docx

Querida abuela,

Hoy he pasado un día maravilloso contigo. Te he visto reír a carcajadas, te he visto contar con nostalgia sobre tus recuerdos de ayer; también me has regañado por un par de cosas, pero no perdiste tiempo para felicitarme por otras. Abuela, eres una mujer maravillosa. Estoy tan agradecida de tenerte en mi vida, de contar contigo, con la grandiosa presencia de la mujer más fuerte y perseverante que he conocido en la vida. Sí, también eres muy terca con tus cosas a veces, pero eres toda dulzura cuando realmente te conocen.
Nunca te he hablado de mis emociones, he perdido mucho tiempo sin decirte lo mucho que te quiero y necesito resolver eso, por eso te escribo ahora. Sé que ninguno de tus nietos se ha acercado de esta manera, pero no es porque no queramos sino que, quizás, nos da un poquito de vergüenza, o tal vez es que damos por sentado que ya sabes que te amamos. Pero la vida me ha enseñado que no debemos dar nada por sentado, por eso aprovecho esta ocasión para decirte lo mucho que te amamos. Nos llena de mucho orgullo ser parte de esta maravillosa familia que construiste con tanto esfuerzo y sacrificio. Eres genial.
Te veo sentada a lo lejos, hablas con mi mamá, y me quedo mirándolas. Ambas son el regalo más precioso que me ha dado la vida, de ambas he aprendido tantas cosas que me sería difícil escribirlas todas ahora. Toman café mientras platican de la vida, de las idas y vueltas que ésta da. Han pasado por tanto ustedes dos, y nunca se dieron por vencidas. Son un modelo a seguir: aguerridas, sabias, honestas, dulces, hermosas, sinceras…, son todo lo maravilloso del mundo bajo un nombre de mujer.
¿Qué más podría pedir? ¿Qué más podría querer? Son todo lo que alguien pudiera querer o necesitar. Son el apoyo perfecto cuando la vida nos hace sentir tristes, la sonrisa que nos llena de ternura, la mirada que expresa la más absoluta comprensión. Las amo.
Abuela, gracias por estar a mi lado. Por hacerme sentir todo este amor que expresas, por ser el refugio que a veces necesito, por escuchar mis preocupaciones y aconsejarme como sólo una abuela podría. Has hecho tanto por mí, has hecho tanto por todos nosotros. Nuestra gratitud es inmensa, nuestro amor por ti no tiene límite ni tiene fronteras. Gracias amada abuela, gracias por tu sonrisa sincera, por los valores que nos inculcaste, por la generosidad que siempre te ha caracterizado. ¡Te quiero tanto!
Gracias abuela, gracias por estar a mi lado.

¡Te amamos!

15/10/13 05:25 p.m.
Continuar leyendo Carta a mi abuela