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viernes, 29 de octubre de 2021

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El Portal de Nochelín II


—Es realmente cansador trabajar con hojas de cálculo…
El comentario la hizo desconcentrarse.
—¿Disculpa?
—Hojas de cálculo—, decía la ejecutiva señalando la pantalla del computador.
—¡Ah!
—¿Irás a la galería hoy?
—¿A la galería?
—¿En qué mundo vives, niña? Sí pues, a la galería… Recursos Humanos preparó una actividad lúdica para todos los trabajadores y se les ocurrió la idea de que fuéramos a ver arte… ¿Puedes creerlo? Yo habría preferido que nos llevaran a un buen restaurante.
—¡Ah sí! Me entregaron el folleto y la tarjeta de presentación, pero la verdad es que ni los vi.
—Sí, tu mundo son las finanzas, finanzas, finanzas…
—Es mi trabajo, por eso me pagan…
—Sí, pero aunque sea aprovecha las oportunidades que te da la empresa. ¿Vamos juntas a la galería? Digo ya que ninguna tiene a quien invitar…
—Ni me hace falta…
—Pues a mí sí… bueno a veces. Es que mira, tener alguien que te haga un cariñito de vez en cuando es bueno.
—¿Y que te amargue la vida también?
—Mira que tengamos un fracaso matrimonial no quiere decir que estemos condenadas para siempre a estar solas. No necesitas hablarle de demonios a la que lo conoció en persona… pero amiga, eso ya pasó. Me divorcié hace tres años, y tú hace dos…
—En verdad un año, ocho meses y trece días…
—¿Disculpa? ¿Llevas la cuenta en minutos y segundos también?
Ella tomó aire profundamente.
—Sólo puedo decirte que no hay minuto en el que no me duela…
—¡Ay amiga!—, le puso la mano sobre el hombro. —Sé muy bien lo que sientes, pero él ya hizo su vida de nuevo y tiene una familia. Tú debes seguir adelante, y no sólo estar metida en esas hojas de cálculo. Vamos a la galería, y después a comer algo. Si nosotras mismas no nos damos ánimo, ¿quién más lo va hacer?
Ella asintió.
—Recoge tus cosas y nos encontramos en la puerta—, salió de la oficina.
Se quedó mirando la pantalla del computador mientras pensaba que su compañera tenía razón, y que era momento para tomarse un tiempo libre. Apagó todo y salió.
Caminaron rumbo a la galería. Ella disfrutaba del atardecer mientras su compañera contaban cosas graciosas de su vida, o le comentaba sobre la idea de adoptar un perro, y así entre risas e ideas perrunas llegaron a destino. La noche de exposición había sido reservada por la empresa para sus empleados, así que todos los presentes se conocían o al menos se habían visto en algún pasillo. Cerca de la entrada encontraron a un supervisor de Recursos Humanos, él era la razón por la cual la ejecutiva estaba tan interesada en ir a ver la exposición.
—¡Amiga, ahí está! Voy a saludar y nos vemos adentro.
Ella asintió.
«Excelente. Ahora me quedé sola en medio de la exposición». Pensó.
—Esperemos que haya algo interesante—, dijo en voz baja mientras miraba buscando las obras de arte.
Aquélla no era una galería muy grande, así que el número de cuadros expuestos era muy acotado. Sin embargo, aunque no eran muchas obras ella se sorprendió gratamente ante los colores y bellas escenas que representaban.
—¡Qué hermoso!—, dijo mientras se quedaba admirando un paisaje de vivos colores.
—Sin duda hermoso…—, se escuchó una voz masculina que se acercaba.
Ella se volteó.
—Disculpe, no quise interrumpirla. Mi nombre es Antón Ricarte, y soy el representante del artista que creó estas hermosas obras.
—¡Oh!
—Hoy me encontraba en la ciudad y quise pasar por aquí a ver cómo estaba todo.
—Entonces representa al artista, qué bien—, y sintió la llegada de su compañera.
—Buenas noches—, saludó al caballero.
—Amiga, el caballero es el representante del artista que se expone esta noche.
—¡Oh! ¡Qué interesante!
—Si hay algo en lo que pueda ayudarlas no duden en consultar, estaré por acá cerca—, dice mientras se retira unos pasos.
Ellas asintieron.
—Pensé que me dejarías aquí botada.
—Amiga, el chico me gusta y no lo niego, pero yo vine contigo y no te voy a dejar sola.
—Me parece correcto.
—¿Te ha gustado algo?
—No he visto mucho todavía, pero mira ese cuadro… es precioso.
—Sin duda.
Caminó un poco, y otro cuadro puesto en la esquina llamó su atención. Su compañera la siguió.
—Ese cuadro lleva por nombre: “Te espero”—, se escuchó de nuevo la voz masculina.
Su compañera le dio un pequeño codazo, señal de que se había percatado que ella le había gustado al representante. Por su parte, ella le dio una mirada de desaprobación porque no le interesaba el tipo.
—Me gusta mucho los colores utilizados—, respondió a secas.
—Hay algo muy interesante con este cuadro en específico—, prosiguió aunque a ella le habría encantado decirle que ya se retirara porque poco le importaba la conversación, pero ante todo había que ser educada.
—¿Sí?
—Como pueden observar, en él se ve a la figura masculina parada en la puerta de la casa, mientras ella está mirando rosas en el jardín, sin embargo, la figura femenina es tan transparente que es como si no estuviera…
—Tiene razón—, dijo la compañera.
—Creemos que habla de una figura ausente, de un sueño o ilusión. Digo creemos porque el artista jamás ha emitido mayor comentario sobre esta obra en particular. De hecho, si se fijan en la esquina superior derecha está la pared, y pareciera que cuelga un cuadro allí. Algo muy raro porque se supone que lo que vemos es la casa por fuera…
—Es cierto—, responde ella mientras intenta visualizar mejor la pintura.
—No estamos seguros tampoco de lo que expresa el cuadro dentro del cuadro, a lo más creemos que se trata de dos animales y un corazón, posiblemente elefantes…
Ella se volteó a ver al representante.
—El artista nunca ha pintado algo parecido, no al menos que haya mostrado públicamente. Recuerdo que en una conferencia… no sé, un par de años atrás… alguien le preguntó por ese pequeño cuadro dentro del cuadro, pero no dio mayor detalle. Sólo dijo algo así como que: “Hay alguien que sí lo reconocería cuando lo viera”.
—¿Y quién podría ser?—, preguntó la ejecutiva.
Él se encogió de hombros.
—Yo represento al artista en lo público, pero es muy reservado con su proceso creativo. A veces sólo se encierra en su mundo y desaparece, es decir, se desconecta de todo.
En ese momento llega una chica, saluda y le habla en voz baja al representante, él asiente y ella se retira.
—El deber me llama. Ha sido un placer conversar con usted, señorita…—, dice en tono interrogativo mirando a la ejecutiva.
—María… mi nombre es María.
—Ha sido un placer, señorita María—, y con gran interés y sonrisa miró a la otra chica.
—Bela… mi nombre es Bela.
—Un placer señorita Bela, espero que podamos coincidir en otra ocasión. Buenas noches.
El caballero se retira mientras su compañera la mira con cierta complicidad.
—No me mires así. El tipo ni me gustó ni espero encontrármelo otra vez en la vida.
—Todavía estás a tiempo de adoptar un perro como yo.
—Sí, prefiero un perro—, y se echaron a reír.
Su compañera siguió mirando las otras obras, pero había algo que llamaba la atención de Bela. Decidió acercarse para ver con más detalle el cuadro que tenía frente a ella.
Sin duda la figura femenina era como transparente, y era un poco difícil visualizar bien el pequeño cuadro en la pared. Se quedó mirando fijamente unos segundos y corroboró que ciertamente eran dos elefantes y un corazón, y que aquello era muy parecido a algo que ella había visto años atrás. Pero hubo otro detalle que de lejos era mucho más difícil de ver, y que el represente no mencionó. Bela se dio cuenta que había una especie de cartel por encima de la figura masculina, y aunque no estaba muy remarcado igual se podían leer unas palabras. Se acercó un poco más, y luego abrió los ojos muy sorprendida.
«No puede ser». Pensó.
El cartel decía: “El Portal de Nochelín”. Metió su mano en el bolsillo buscando el folleto que le habían entregado, y miró rápidamente hasta encontrar el nombre del artista: “Pablo Nochelín”.
—Es mi cuadro—, dijo en voz baja.
Subió nuevamente la mirada en dirección a la obra.
“Hay alguien que sí lo reconocería cuando lo viera” había dicho el representante. Ella se quedó mirando fijamente y se respondió:
—Sí… yo.


Al siguiente día Bela fue a trabajar, pero de vez en cuando su trabajo con las hojas de cálculo se veía interrumpido por el recuerdo de la galería.
De repente su compañera entró a la oficina y dejó unas carpetas encima del escritorio.
—María…
—¿Sí?
—¿Habías ido a la galería antes? ¿Habías visto esa exposición antes?
—Bueno no había visto los cuadros, pero acá entre nos ayude al chico que me gusta con la organización de esa actividad.
—¿Investigaste sobre el artista?
Su compañera intentó recordar.
—Sólo recuerdo que ésta es su más reciente exposición, y que los cuadros fueron realizados el año pasado… ¡Ah! Y tuvo mucho éxito en años anteriores, no sólo a nivel nacional sino también internacional. Hizo una especie de tour o algo así…
—¿Todos los cuadros son del año pasado?
— Hasta dónde sé… sí. No sé si el tipo esté trabajando en cosas nuevas, pero cuando organizamos la actividad eso fue lo que se ofreció: la más reciente exposición del artista. Pero, ¿por qué lo preguntas?
—Sólo curiosidad…
—Ok. ¿Almorzamos juntas?
—Sí, yo te paso buscando.
Su compañera estuvo de acuerdo, y salió de la oficina.
Ahora Bela tenía más curiosidad, así que minimizó la hoja de cálculo y empezó a buscar en línea acerca del artista Pablo Nochelín. Encontró información reciente en el sitio del Centro de Arte Nacional y otros lugares, y fue así como se enteró que Pablo estuvo en muchas presentaciones internacionales en la última década, que estuvo comprometido con la hija de un gran cantante popular pero que su boda fue cancelada por “diferencias irreconciliables”.
—Sigue tan amargado como siempre…—, dijo en voz baja mientras sonreía.
También vio un sitio de farándula que decía que, después de sus grandes éxitos por el mundo, regresó a vivir a su pueblo natal.
—¿Bela?—, se escuchó la voz de su compañera y ella dio un salto. —Dijiste que irías a buscarme y te quedaste trabajando…
—Se me pasó el tiempo, María. Disculpa.
—Tengo hambre, así que no te disculpo nada. ¡Vámonos!
Ella asintió y bajaron al restaurante que frecuentaban. Ordenaron un rico almuerzo y María se quedó mirando a Bela.
—No está casado…
—¿Quién?—, Bela quedó extrañada.
—Nochelín…—, se sonrió. —¿Vas a contarme algo o todavía no?
Bela se sonrojó un poco.
—No es nada importante…
—Bueno mostraste interés, así que investigué un poco y sí, estuvo comprometido hasta hace un tiempo pero no se casó por…
—“Diferencias irreconciliables”—, Bela completo la oración.
María se sonrió.
—Entonces, ¿no es nada importante?
—Admito… que también investigué.
—Lo conoces… ¿cierto?
Ella asintió.
—¿Recuerdas lo que dijo el representante? Lo del cuadro en el cuadro, que el artista dijo que había una persona que sí reconocería lo que plasmó…
María movió su cabeza afirmativamente.
—Soy yo.
—¿Disculpa? ¿Tú? ¿Me estás diciendo que es una especie de mensaje codificado para ti?—, se mostró interesada en conocer más mientras sonreía. —¡Cuéntame más!
En ese momento llegó la orden, Bela calló mientras servían los platos.
—¡No me dejes así! ¡Cuenta!
—Conocí a Pablo…
—¡OHHH! Ya estamos hablando de “Pablo”, ya no es “el artista”…—, se reía.
—¿Me vas dejar contar?—, se reía también.
María asintió mientras comía.
—Yo acababa de terminar mis estudios de Contabilidad y Finanzas aquí en la capital, pero regresé a mi pueblo y mientras encontraba un buen empleo allá pues acepté un trabajo en casa de Nochelín para limpiar, cocinar, etc. A veces tenía un carácter de los mil demonios, pero era respetuoso y la paga era buena. Estuve allí algunos meses, y terminé cambiando todo porque tal como lo decía su representante: se desconectaba y vivía en su propio mundo. Cuando llegué esa casa era un claro desastre.
—¿Y qué onda con los cuadros y el mensaje codificado?
—Nochelín había pintado un cuadro de elefantes muy bonito y me lo regaló. Entiendo que es la única versión que existe, y la tengo yo… así que por eso creo que usó uno de sus cuadros para hacer referencia al que me regaló a mí.
—¡Espera! ¿La chica transparente eres tú?
Ella se encogió de hombros.
—Pero si eres tú, ¿quiere decir que te está esperando?
—¿Qué quieres que te responda? Yo no lo sé. De hecho, quizás me estoy inventando todas estas cosas.
—Bueno… si fuera real sería algo muy romántico. Sí, sería bonito…
Bela se quedó mirándola.
—Oye Bela, pero para que creas que él te espera a ti es porque alguna señal de amor había… ¿o me equivoco?
Bela se sonrojó. María se sonrió con complicidad.
—Bueno…—, por un instante vaciló. —Se puede decir que sí.
—Soy toda oídos… sigue.
—No sé exactamente en qué momento, pero comenzó a cambiar sus hábitos y empezó a ser más amigable y atento conmigo. Una noche llegó a mi casa con un segundo cuadro, en él había pintado mi rostro y la verdad era un cuadro muy hermoso… pero me sentí incomoda al recibirlo…
—¡Ouch! El tipo no te gustaba…
—Era un poco más complicado que eso. Pablo tenía quince años más que yo, y eso me hacía mucho ruido.
—¿Por qué?
—Eso no puedo explicarlo con palabras. Hoy que soy más vieja pienso que fue una razón muy tonta, pero en aquella época lo percibía como algo importante. Digamos que sentía que una relación con él era un desafío que yo no quería asumir.
—En pocas palabras, el tipo era feo—, y se echó a reír.
—No—, Bela también se rió. —No se trataba de eso. Supongo que no lo conocí en el momento adecuado.


Sábado por la noche y no hay ningún plan. Su fiel compañera María había ido a bailar con el chico que le gustaba y ella estaba encerrada en su departamento. Su control remoto funcionaba correctamente, de eso no había ninguna duda, pero ningún canal trasmitía algo interesante. Tampoco tenía ánimo para ponerse a ver cosas en línea. Soltó el control remoto y se levantó de su asiento.
—Quizás no sería tan malo adoptar un perro que me acompañara—, dijo mientras reía.
Se quedó mirando por la ventana. El cielo estaba despejado y se podían ver las estrellas. Se sonrió y dio un suspiro. De repente, una voz en la televisión dijo:
—Realmente tenemos mucho talento nacional, en todos los ámbitos. Recientemente se publicó una investigación del Dr. Raimundo Cruz que da cuenta de una posible vacuna para ciertas enfermedades, eso es un gran orgullo para la nación. En la arquitectura tenemos a Don Camilo Venegas; en la música a nuestro gran Nacho Conte; en el deporte a Janis Valenzuela y en la literatura a Linda Pontevedra. ¿Qué decir de la pintura? El destacado Pablo Nochelín…
Ella abrió grande sus ojos y se volteó a mirar la televisión, allí pudo ver la foto de Pablo en la pantalla aunque sólo un par de segundos.
—Ok—, dijo mirando hacia arriba. —¿Qué está pasando? Por más de diez años… d-i-e-z a-ñ-o-s nunca lo escuché mencionar ni vi nada sobre él, pero estas dos semanas a donde miro está Pablo… requiero una explicación…
Suspiró nuevamente y volvió su mirada a las estrellas.
¿Qué estaba pasando? ¿Acaso ésta era una confabulación universal? ¿Por qué tenía que saber sobre Pablo? ¿Por qué ahora después de tanto tiempo? ¿La soledad la estaría afectando? ¿Se estaría pasando películas en su cabeza que no corresponderían a la realidad? ¿Acaso muy dentro de sí quería creer en una historia, en un sueño, en una ilusión?
Regresó a su asiento. Giró su vista hacia el closet, y después de unos segundos se levantó de nuevo. Se quedó mirando hacia adentro y divisó una gran caja al fondo, la sacó y la puso sobre la cama. Quitó la tapa y se quedó mirando las cosas que tenía guardadas. Se sonrió al ver una foto suya siendo apenas una bebé, entre otras fotos familiares, y además encontró el cuadro de los elefantes y el corazón. Se quedó mirándolo.
Recordó la ocasión en que abandonó la casa Nochelín, y revivió cada detalle como si no hubiera pasado el tiempo. Estaba absolutamente segura de que debía alejarse de él, y no era porque Pablo no le gustara sino porque él no era lo que ella quería para sí misma; ella quería un hombre de su edad, alguien con quien pudiera aprender las cosas que se aprenden en la etapa de la vida en la que estaba, y Pablo pues ya había vivido esa etapa de su juventud. Simplemente ella no era la mujer adulta que creía que Pablo necesitaba por entonces. Quince años de diferencia era una barbaridad… aunque ahora ya no tenía la menor importancia. Ella pensaba en que algo que aprendes siendo adulta es que las cosas no son tan graves como parecen, o que ciertas acciones dejan de darte vergüenza, claro esto es así cuando estás totalmente decidida; caso contrario, una desventaja es que piensas mucho más, es como si se te acabara la osadía.
Bela ya no era osada, y eso ella lo sabía. Prefería seguir donde estaba, trabajando en lo que siempre había trabajado, siendo absolutamente objetiva al entender que nada es eterno en la vida, y menos el amor… Agustín se lo había enseñado. Bela estuvo casada con él cinco años, y él había prometido amarla siempre; el problema es que cuando la gente dice “siempre” realmente se refiere a un “mientras tanto” o “mientras se cumplan ciertos criterios”. Cuando Bela dejó de cumplir los criterios de Agustín, él simplemente le pidió que se fuera y ella tuvo que ceder porque habría sido una tontería insistir en quedarse en un lugar donde ya eras indeseable. En menos de un año Agustín se volvió a casar y tuvo un hijo, pero Bela se conformó con mantener su trabajo y vivir sola en su departamento. Es cierto, cuando estaba dolida se arrepintió de haberlo conocido y de haberse casado con él, pero también admitía que, independiente del final, había sido una experiencia de mucho aprendizaje. No lo odiaba, pero le daba tristeza recordar toda la felicidad y el dolor que se causaron.
—El amor no es para mí—, se dijo a sí misma.
Puso todas las cosas dentro de la caja y la guardó en el mismo rincón oscuro.


Al día siguiente Bela se encontró con María en un centro comercial.
—¿Qué te parece esta blusa? Se ve maravillosa.
Pero al parecer Bela no estaba prestándole atención.
—“¡SÍ AMIGA! ¡SEGURO TE QUEDARÁ MARAVILLOSA! ESTOY ABSOLUTAMENTE ATENTA A LO QUE DICES”—, dijo enfatizando sus palabras.
—¿Qué?—, Bela despertó de su letargo. —¡Ay! Disculpa, yo…
—Yo… ¿yo qué? Estás en cualquier lugar menos aquí.
Bela se sintió avergonzada.
—¿Por qué no te tomas unas vacaciones?
—¿Para qué? No tengo planes de nada, y quedarme encerrada no creo que ayude mucho.
—¿Por qué no vas a visitar a tus padres?
Bela la miró.
—Si de verdad te está esperando, no lo hará toda la vida—, le sonrió.
—¿Y si estoy equivocada? ¿Y si yo me inventé todas esas cosas del cuadro?
—Ok, supongamos que no es real, ¿qué pierdes con averiguarlo? ¿Qué es lo peor que podría pasar?
—Bueno podría sentir mucha vergüenza si me presento allá y ni siquiera me reconoce…
—¿Y? Tus padres viven allá, no tienes por qué decirle que fuiste por él. Yo sólo sé que si fuera una persona lejana y equis en la vida para ti, jamás te habrías hecho tanto problema y tu actitud no hubiera cambiado después de ver ese cuadro en la galería. Él te importaba y mucho, ¿no es cierto?
Bela se quedó mirando unas prendas y, por unos instantes más, evadió la mirada de María.
—Sí—, por fin confesó. —Yo estaba enamorada de él, pero “lo dejé ir” porque racionalmente consideré que era lo mejor para ambos. Era mi secreto, jamás se lo dije a alguien. Me dolió mucho salir de su casa la última vez que lo vi, sentí como si me arrancaran algo de adentro. ¿Sabes? A veces me quedaba viéndolo mientras pintaba, e incluso cuando estaba enojado me parecía lindo—, reía.
—¿Por qué te fuiste Bela?
—Porque creí que él necesitaba a alguien mejor que yo—, se le enjugaron los ojos.
—Él y sólo él podría saber qué necesitaba o no. Decidiste por él entonces, no lo hagas de nuevo.


—¡Hijita de mi corazón! ¡Qué bueno verte!
—Mamá… Estoy feliz de estar aquí—, se abrazaron.
Saludó a su papá y a su hermano.
—Tu habitación está lista, así que vamos a dejar tus cosas allá—, le dijo su papá.
—¿Ya desayunaste? Yo igual te hice desayuno.
—No te preocupes mamá, estoy bien. Pero nunca está de más un rico café.
—Te lo preparo inmediatamente.
—Gracias mamá—, la siguió hasta la cocina. —He visto varios cambios en el pueblo, así que caminaré un poco y regresaré antes del almuerzo.
—Claro que sí, hijita. Te vas a dar cuenta de lo hermosa que está la iglesia de la Plaza de Armas, y los arreglos que se han hecho. El nuevo alcalde está haciendo un buen trabajo.
Bela tomó su café y luego salió a caminar. Pasó por el centro y la plaza principal; la iglesia estaba abierta así que decidió entrar, y recordó cuando iba con su mamá siendo una niña. Salió y siguió caminando hasta encontrar aquella gran reja que la ponía tan nerviosa. Empezó a temblar y le dio dolor en el estómago.
—Ok, ya estoy aquí… que sea lo que tenga que ser—, se dijo a sí misma.
Cruzó la calle, y se dio cuenta que la reja estaba abierta. Se asomó y escuchó una voz masculina:
—Yo creo que podríamos poner un par de rosas más en esta zona, y otras hacia allá. También hay espacio para un árbol frutal en aquella parte. Podemos poner algunos elementos decorativos, y creo que será suficiente para hacer llamativo el jardín. Estoy seguro de que quien venga a verlo quedará maravillado.
Alcanzó a ver al hombre por detrás y Bela concluyó que se trataba de un jardinero.
—Esa es la idea—, dijo otra voz masculina. —Que cuando venga alguien se enamore del jardín y de la casa, eso hará más fácil el proceso…
Esa era una voz conocida. Se le aceleró el corazón. Había imaginado tanto este momento, y ahí estaba su voz de nuevo.
«Pablo…». Pensó.
Los hombres estaban de espalda así que no se percataron de su presencia en la puerta. Ella dio unos pasos más, y se hizo de la fuerza necesaria para hablar.
—Buenos días.
Ambos se dieron vuelta.
—Buenos días, señorita—, dijo el jardinero.
Pablo tardó un poco más en responder, estaba sorprendido.
—Buenos… días—, por fin respondió.
Se dirigió al jardinero y le dijo:
—Juan, ¿podrías traer las cosas que faltan de la tienda?
—Por supuesto, regreso después del almuerzo para continuar el trabajo. Con permiso.
Pablo esperó hasta que estuvieran solos.
—Es una sorpresa verte, ¿cómo estás?
—Bien.
—Me alegra. ¿Estás visitando a tus padres?
—Sí. Tengo algunos días libres y vine a verlos.
—Qué bueno.
Bela se dio cuenta que detrás de Pablo reposaba un cartel que decía: “Se vende”.
—¿Venderás la casa?
—¡Ah!—, se volteó y señaló el cartel. —Sí, hace un mes decidí vender la casa. Tengo planes para irme a vivir al extranjero.
—¿Y eso?
Él se sonrió.
—A veces hay que volver a empezar de cero. Durante toda mi vida me he aferrado a muchas cosas y a personas… pero ya empecé a soltar todo. Por alguna razón, comienzo a sentirme libre. Qué bueno que estés aquí, eso me permite despedirme también de ti.
Bela sintió como una puñalada en el pecho.
—Dame un minuto, por favor—, y entró rápidamente a la casa.
Ella esperó frente a las rosas, y cuando él volvió se detuvo un instante en la puerta para mirarla de lejos. Se sonrió y se acercó a ella. Traía un paquete en sus manos. Ella volteó.
—No voy a ser capaz de llevarme todo, así que hay cosas que se van a quedar y será decisión de los nuevos dueños si dejarlas o echarlas a la basura. Todavía tengo tu cuadro—, señalando el paquete en sus manos. —Sería una lástima que lo echaran a la basura, así que pensaba dejarlo en casa de tus padres. Pero, para mi sorpresa, el universo confabuló para que vinieras así que te lo doy a ti para que lo dejes donde tú quieras—, le entregó el paquete.
Ella se quedó mirando el paquete.
—“¿El universo confabuló?”—, ella preguntó.
—Sí, yo no creía esas historias, a decir verdad—, se ríe. —Pero hace unas semanas me dio por pedir una cosa… al universo digamos.
—¿Qué pediste?
—Pedí cerrar ciclos. Pedí volver a empezar, pero esta vez en paz.
—¿Había un ciclo abierto conmigo?
—Por supuesto. Tú lo sabes.
—¿Por qué me dejaste ir?
—Porque tú querías irte.
Ella se quedó en silencio.
—Tu presencia me hizo mucho bien. Yo me había encerrado en mí mismo y entre cuatro paredes por años, pero volví a tener fe en la vida y en el amor. Después de ti, de los meses que estuviste aquí, me volvió a interesar los viajes, me enamoré y amé mucho a una buena mujer; no me casé porque no se dieron las circunstancias, pero lo importante es que retomé mi vida y eso me hizo mucho bien.
Dio unos pasos alrededor de las rosas.
—Estuviste muy presente en mi vida, y debo admitir que un día me descubrí esperándote. ¿Puedes creerlo?—, se sonrió. —Gracias Bela.
—¿Por qué? Yo no he hecho nada.
—Me devolviste la alegría… gracias.
—¿Hubieras querido algo más de mí?—, se aventuró a preguntar.
Él se sonrió.
—Lo quería todo… todo. Hasta tu mal carácter—, se echó a reír.
—¡Ja! ¿Disculpa? ¿Y dónde queda tu mal carácter?—, también se rió.
Él volvió a mirarla sonriendo.
—Está bien. El amor no se puede obligar. Entiendo que resulta bastante incómodo recibir muestras de cariño de alguien que no te gusta, o que no quieres. Así que prefiero que hayas sido sincera conmigo, siempre te he agradecido eso.
Ella no dijo nada. Él creyó que ya no había nada más que comentar. Se volteó a ver una zona de árboles frutales.
—Creo que no va ser tan difícil vender la casa.
—¿Te preguntaste alguna vez si yo te quería?
Se volteó nuevamente a mirarla.
—Deseaba con todo mi corazón que lo hicieras, pero estaba claro que no era así.
Ella evadió su mirada y dio unos pasos. Él creyó que se iría, pero se detuvo y miró el paquete entre sus manos. Se volteó a mirarlo a él.
—Yo estaba enamorada de ti…
Él se sorprendió por la confesión. En ese momento tuvo sentimientos encontrados, porque aunque le dijera que lo había querido igual ella hablaba en pasado.
—Me fui porque creía que yo no era lo suficientemente buena para ti, que yo no era lo que tú necesitabas.
Él intentó disimular, esa parte de la confesión no se la esperaba.
—Supongo que ya no importa, pero al menos quiero que sepas que sí te quise.
Ella bajó su mirada y volvió a mirar el paquete. Ahí empezó su marcha.
—¿Y ahora?—, se apresuró a preguntar él. —¿Todavía me quieres?
Ella se detuvo. Vaciló unos instantes y él lo notó. Entonces él caminó hasta ella. La vio con los ojos enjugados.
—¿Hace alguna diferencia saber eso?
—Sí… para mí lo cambia todo—, le respondió seriamente. —Una palabra tuya lo cambia todo.
Ella lo mira de frente.
—Siempre, siempre te he querido. Yo… te quiero.
Pablo abrió grande sus ojos. Había esperado esas palabras por más de una década. Tenía tantas emociones en el cuerpo que no sabía cómo reaccionar. Se le ocurrió besarla, y ella le correspondió.
—Te esperé tanto tiempo—, le decía mientras la abrazaba. —Creí que este día jamás llegaría. Eres todo lo que siempre quise, no necesito más.
La miró de frente. Los dos estaban muy emocionados, y entonces sus labios se fundieron en un beso de amor apasionado.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

021.El Portal de Nochelín II.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
14/08/20 20:00
18/08/20 19:23
18/10/21 21:47



Fuente Imagen: Google.

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jueves, 28 de octubre de 2021

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Volver a empezar


Hay pocas cosas en la vida que se pueden tomar como ley universal, y creo que una de ellas es volver a empezar.

Si aún no te sucede es probable que algún día ocurra, y si ya te ha sucedido es posible que vuelva a pasar.

Porque la vida es así, llena de cambios. Llena de inicios y finales. Y después de los finales siempre hay inicios nuevos.

Algunos finales pueden ser desgarradores, pero hay otros que pueden ser liberadores.

Por su parte los inicios están llenos de expectativas e ilusión. En el inicio todo se ve bien, hay esperanza y fe.

Cada día hay finales e inicios, he allí la dinámica de la vida. Nada es estático aunque parezca. Todo se mueve.

Todo cambia. Todo se ajusta. El problema es no aceptarlo. El problema es querer retener lo que se quiere ir, o lo que se debe ir.

Toca volver a empezar. Volver a aferrarse a la mano de Dios y con Él iniciar el nuevo camino.

No será fácil, y no es que te falle la fe sino que simplemente no es fácil. Dolerá y debes dejar que duela hasta que sane.

La mayor muestra de amor que se puede dar es dejar ir. Dejar ir una situación, a alguien más o a ti misma.

Soltar para que tus manos se liberen y puedas aferrarte a algo mejor para ti. Soltar para que sanen tus heridas.

Hoy toca volver a empezar. Aunque esté deshecha por dentro, y aunque mis pies estén cansados.

Dejaré atrás el pasado. Soltaré las ilusiones que no fueron. Regresaré a mi paz y mi centro.

Sé que puedo hacer más. Sé que puedo hacerlo mejor. Sé que a veces uno es uno, y otras uno es dos.

Valoraré mejor la soledad y la compañía. Me esforzaré por mis nuevos proyectos. Construiré nuevos cimientos.

Y con esos cimientos forjaré un nuevo castillo. Amaré como lo he hecho. Mi entrega será por completo.

Ya no puedo dar marcha atrás. Mi reloj biológico no volverá a empezar, pero yo sí puedo empezar una vez más.

Aquí estoy, con fortaleza y decisión. Aquí estoy, caminando hacia adelante y con fe... porque lo que sueñe lo lograré.



Waldylei Yépez



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020.Volver a empezar.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
17/10/21 21:17
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martes, 26 de octubre de 2021

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Oración a José Gregorio Hernández


Doctor José Gregorio Hernández,
a quien Juan Pablo II llamó El Venerable.

Hoy invocamos tu presencia,
invocamos tu amor espiritual y tu ciencia.

Doctor de los pobres y desprotegidos.
Doctor de los que creen en los milagros surgidos.

Te invocamos para pedir sanación.
Tus milagros provienen de Dios.

Sé el guía del grupo médico,
oriéntalos en el diagnóstico técnico.

Sé el apoyo del intelecto,
y la conexión con el Dios Eterno.

Guía las manos de quien opera.
Ayuda a sanar la leucemia.

Ayuda a sanar la enfermedad terminal,
la artritis, tiroides o problema gradual.

Que la presión arterial ya no sea una alarma,
que los cálculos renales se salgan.

Que el doctor y el paciente sean unidos.
Guía los pasos del que esté perdido.

Que la medicina prescrita sea la correcta.
Que la ciencia y la fe combinen perfectas.

Que toda enfermedad sea sanada,
en nombre de Dios y la Virgen Amada.

Que la salud perfecta nos acompañe,
que nada ni nadie la empañe.

Gracias Padre por el milagro que has concedido.
Gracias por el que he recibido.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

019.Oración a José Gregorio Hernández.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
10/10/21 19:57 - 20:10
13/10/21 15:43
14/10/21 17:06 - 17:12 - 17:18 - 17:26 - 18:28



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lunes, 18 de octubre de 2021

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Oración a la Divina Pastora


¡Oh Madre y Pastora!
Tu rebaño aclama tu amor.

Oye nuestras súplicas, Señora.
Venimos a ti con fervor.

Aquí estamos tus hijos, Pastora.
Te acompañamos en la Procesión.

Pedimos tu bendición y consuelo.
Aléjanos del mal tiempo.

Protégenos de la enfermedad.
Enséñanos sobre hermandad.

De Santa Rosa inicia el camino,
la gran Catedral será tu destino.

Caminaremos con fe y esperanza,
de tu mano siempre se avanza.

Que el enfermo tenga sanación.
Que tu luz llegue a cada rincón.

Gracias Madre por tu bendición y consuelo.
Gracias Madre por proteger nuestro pueblo.



Waldylei Yépez



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018.Oración a la Divina Pastora.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
10/10/21 19:30
13/10/21 15:20 - 15:22
14/10/21 16:23 - 16:47 - 17:02 - 17:03



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jueves, 14 de octubre de 2021

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Oración a la Virgen de Guadalupe


Santa María de Guadalupe,
Madre de todo el pueblo mexicano.

Venimos a implorar tu protección,
venimos a pedir tu bendición.

Señora del Cerro Tepeyac,
Virgen llena de bondad.

Dirige nuestros pasos como a Juan Diego,
enséñanos a ser buenos.

Enséñanos a dar apoyo al hermano,
al amigo y necesitado.

Enséñanos a comprender la voluntad celestial,
y los planes que vendrán.

Irradia tu luz sobre nuestros pueblos,
ayúdanos a alcanzar nuestros anhelos.

Gracias Madre por no dejarnos solos,
Nuestra Señora nos acompaña en todo.

Santa María de Guadalupe,
bendice al pueblo mexicano.

Y al que más allá de las fronteras
también es guadalupano.



Waldylei Yépez



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017.Oración a la Virgen de Guadalupe.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
03/10/21 23:22
04/10/21 16:46
13/10/21 11:56



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martes, 28 de septiembre de 2021

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Cimarrón-Andresote


Desde el Estado Falcón, con las playas de Chichiriviche, Morrocoy y Tucacas quedando al fondo, avanzo hacia las tierras de Morón en el Estado Carabobo, el mismo donde se consolidó la Independencia de Venezuela.

Me muevo sin prisa. Detrás quedan las cálidas aguas del Mar Caribe, el paraíso natural que llevo grabado en mi mente desde aquella niñez donde estaba mi abuela, donde la veo mojarse los pies con un recipiente de plástico y regañarnos porque no y no, no debemos bañarnos justo después de comernos el pan con jamón y queso. Qué recuerdos.

Perdida entre mis memorias, Morón se impone frente a mí de repente. Ya estoy en el Distribuidor Palma Sola, e inicia la travesía por la Autopista Cimarrón-Andresote. Vamos rumbo al Estado Yaracuy, la gran hermana de las tierras del Cocuy.

Me quedo pensando en las carreteras hermosas de Venezuela, y sin duda hay un tramo en esta autopista que es de admirar. Me refiero específicamente al tramo entre San Felipe y el Peaje de Caseteja.

Me encanta pasar por ese tramo; su vegetación y aire fresco te conecta con la naturaleza. Te inspira, y te da una sensación de paz que no he conseguido vivir en ninguna otra carretera.

Pasamos por El Guarataro, Urama y La Raya. Sigo mirando por la ventana, mientras recuerdo que alguna vez me pregunté por qué esta autopista se llamaba así. La curiosidad me empujó a investigar un poco, y leí por ahí que Andresote fue un esclavo rebelde en la época colonial. Una figura de resistencia.

Cierro mis ojos unos instantes, vuelvo la mirada al paisaje que se mueve afuera. A lo lejos diviso las entradas a Los Cañizos, El Peñón y San José. Minutos más tarde la emoción me invade al acercarnos a San Felipe.

Con esta ciudad tengo lo que se podría decir una conexión especial, hay un pedacito de mi corazón por ahí en algún lugar. Gente hermosa y cariñosa. Gente amable y trabajadora.

Mis memorias recorren desde El Terminal de Pasajeros Independencia hasta su Plaza de las Banderas. La visita a la Plaza Bolívar y el camino hacia el Parque San Felipe El Fuerte. Fue impresionante ir a ver el patrimonio histórico; los vestigios, qué gran tesoro.

La historia de esta ciudad está llena de tantos hitos de perseverancia y valentía. Fue arrasada no sé cuántas veces por la Nueva Segovia, pero en todas esas veces se volvió a levantar y no dejó de luchar.

Y luego en 1812 llegó el terremoto que lo destruyó todo, pero eso no los detuvo tampoco. Así como el Fénix que se alzó desde sus cenizas, el nuevo San Felipe se levantó de sus ruinas.

Ha sido tan entretenido recordar todas estas cosas, ni siquiera me di cuenta que ya dejamos atrás a Guama y Cocorote. Nuevamente levanto la mirada y, a la entrada de Chivacoa, me encuentro con la estatua de María Lionza que se impone con su cuerpo desnudo sobre una danta.

Deidad mítica autóctona del folclore venezolano, representación del misterio universal de la feminidad, el amor y la naturaleza. Reina en la trilogía compartida con el Cacique Guaicaipuro y el Negro Felipe. Reina en la cultura nacional.

Atrás va quedando Urachiche, Sabana de Parra y La Piedra. Se abre el camino de la gran autopista en Yaritagua, y vamos rumbo al Cambural hasta llegar a Veragacha.

En cuestión de minutos el Parque Cardenalito nos dará la bienvenida. La bienvenida a mi Barquisimeto querida. La tierra de mis padres y de mis abuelos. La tierra de mi vida… y la de mis sueños.



Waldylei Yépez



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016.Cimarrón-Andresote.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
25/09/21 17:57
26/09/21 20:39 - 20:58
27/09/21 21:32 - 21:36



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martes, 21 de septiembre de 2021

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Carta a mi ex


Querido ex,

Sí, querido porque tengo muchos más recuerdos buenos que malos. Aunque los malos han sido devastadores, pero son ésos los que me empujan a escribirte porque quiero re-significarlos para poder estar en paz.

Durante mucho tiempo te culpé, y fuiste el malo de esta película. Pensé miles de veces en cómo era posible que fueras tan malvado por haberme dejado sola cuando yo más te necesitaba. Por mucho tiempo estuve en el mismo sillón hundida entre sueños rotos y lamentos, llorando mientras este dolor me desgarraba por dentro.

Mi semblante hablaba de tristeza, y también el tiempo se detuvo. Nada me importaba, pensé en dejar todo lo que me gustaba. La vida ya no era de colores, y ya no había ilusiones por las que luchar. Te fuiste y se me fue la vida contigo. Nunca había estado tan destruida, nunca.

Hoy te escribo no para echarte en cara nada sino para agradecerte. Tu ausencia fue el hito que marcó mi vida, y que me obligó a pensar en mí primero. Me costó mucho entenderlo, fueron años de preguntas sin respuestas, de pensar que mientras tú hacías una vida feliz yo seguía esperándote aquí. Fueron años de creer que un día volverías, pero por supuesto no lo hiciste… y te lo agradezco.

Te lo agradezco porque fue todo el dolor que jamás tuvo consuelo el motor que me llevó a avanzar. Fue verme a mí misma en el suelo lo que me impulsó a levantarme aunque las piernas me flaquearan una y otra vez. No te odio por todo lo que sufrí, hasta he entendido que te culpé de cosas de las cuales eras inocente.

Te extrañé mucho, pero hoy puedo decir que estoy en paz. Puedo decir que te recordaré con cariño, porque en número son más las cosas buenas que vivimos juntos. Y sé que ya no somos los mismos —nadie es el mismo después de tantos años— pero recordaré lo que fuimos, y todo aquello que aprendí de ti y contigo.

Supongo que por eso escribí esta carta, para reconocer las cosas buenas y entender que a veces es mejor lo que pasa. Por última vez gracias, porque sin tu ausencia creo que jamás habría aprendido por qué era mejor seguir la vida sin ti que contigo.



Waldylei Yépez



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015.Carta a mi ex.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
18/09/21 18:10
20/09/21 15:23



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sábado, 11 de septiembre de 2021

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Oración a la Virgen de Coromoto


Santa María de los Cospes,
Patrona de la tribu de Coromoto.

También llamada Celeste y Principal Patrona de Venezuela,
¡Dios te salve, Dulce Reina!

Suplicamos tu bendición y tu consuelo,
suplicamos por quien hoy está sufriendo.

Pedimos que tu manto nos cubra,
que nos proteja de la maldad y su bulla.

Que tu luz ilumine los senderos
en cada Estado y cada pueblo.

Patrona del cacique y del obrero,
más de trescientos años bendiciendo nuestros suelos.

Ayúdanos a comprender la voluntad de Nuestro Padre,
ayúdanos a entender sus planes celestiales.

Que no nos falte el pan en nuestra mesa,
y que enfrentemos los desafíos con certeza.

Aléjanos de los caminos oscuros,
de los vicios y de todo lo que no es puro.

Gracias Madre por estar presente,
gracias por proteger a mi gente.



Waldylei Yépez



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014.Oración a la Virgen de Coromoto.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
29/08/21 20:56
30/08/21 22:07 - 22:11
07/09/21 19:55



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martes, 31 de agosto de 2021

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Carta a mi papá en el cielo


Querido papá,

Sé que debí escribirte hace mucho tiempo, pero no estaba preparada para hacerlo. No tenía las palabras adecuadas, o tal vez fue porque no sabía qué decirte. Pero siempre llega el momento en el cual necesitamos expresar lo que llevamos por dentro, y hoy ha llegado ese día.

Primero quiero decirte que te quiero, que te extraño mucho y que me gustaría tanto que estuvieras aquí. Quiero decirte que te he echado mucho de menos, que no hay día en el que no te haya pensado, que no haya anhelado tu presencia.

Te fuiste muy pronto. Siento que no alcancé a ver lo suficiente de todo cuanto eras, que no alcancé a tener la madurez suficiente para comprenderte y apoyarte como lo hubiera hecho si estuvieras aquí hoy.

Me pregunto si estarías orgulloso de verme, de ver en lo que me convertí y de las cosas que he logrado. No sé si desde allá —quizás por alguna ventanita celestial— has podido enterarte de lo que aquí ha pasado, pero aprovecho para decirte que estamos bien.

No ha sido fácil, como ya sabrás la vida nunca lo es, pero nos hemos esforzado por salir adelante y ser felices. Me he portado bien, he sido tan responsable como he podido, y he hecho todo cuanto ha estado en mis manos para ayudar.

Como lo prometí, he cuidado a mi mamá y a mis hermanos. También cuidamos de mi abuela que hoy vive con nosotros, y es quien más nos ha apoyado desde que tú no estás. Ella siempre se acuerda de ti, y de vez en cuando cuenta alguna que otra anécdota donde eres el protagonista.

Papá, me pregunto si tú nos has extrañado. Si alguna vez has soñado conmigo, así como yo sueño contigo a veces. Me pregunto si sabrás cuánto te echa de menos la familia. También me pregunto si allá en el cielo eres feliz.

Yo aún era muy joven cuando te fuiste, siento que no tuve oportunidad de atesorar más momentos, más recuerdos contigo. Creo que la vida fue muy injusta con nosotros, creo que no estuvo bien que nos arrebatara tantas vivencias. Merecíamos que te quedaras más tiempo.

Me habría gustado que compartiéramos un café en este momento, y que pudiéramos conversar largamente porque hay tantas cosas que quisiera preguntarte, hay tantas fotos que quisiera enseñarte y tantos abrazos para darte. Son demasiados los recuerdos que no fueron, y los consejos que no alcanzaste a darme.

Te quiero, papá. Aquí estaré por si algún día puedes comunicarte desde allá. Prometo seguir portándome bien, y seguir cuidando a mi mamá.

Cuídate mucho, papá. Te quiero una inmensidad.



Waldylei Yépez



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013.Carta a mi papá en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
28/08/21 20:16 - 20:27
30/08/21 21:56
31/08/21 16:20



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lunes, 2 de agosto de 2021

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Oración a la Virgen María


Amada Madre, Virgen María,

Quién mejor que tú para entender el amor más puro:
el amor de madre hacia un hijo suyo.

Quién mejor que tú para comprender el sufrimiento,
de ver a un hijo en medio del lamento.

Hoy queremos invocarte, queremos pedir tu intercesión
en favor de aquellos que más te necesitan.

Pedimos por las madres afligidas,
y por los hijos que presentan alguna enfermedad.

Pedimos por los niños con un futuro promisorio,
y los recién nacidos que acaban de llegar.

Protégelos Madre Santa,
sánalos con tu presencia.
 
Bendícelos para que sean nobles y sabios,
y que en sus vidas no hayan resabios.

Oriéntalos en la toma de decisiones,
y que puedan llevar a cabo cada una de sus misiones.

Gracias Madre por todo el bien recibido,
gracias por no dejarnos solos en este camino.



Waldylei Yépez



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012.Oración a la Virgen María.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
02/08/21 11:54



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viernes, 16 de julio de 2021

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Oración a la Virgen del Carmen


Estrella del Mar,

Aunque las aguas estén revueltas,
yo confío.

Aunque la tormenta nos aceche,
a ti yo miro.

Del Monte Carmelo has venido,
siento tu presencia aquí conmigo.

Amada Virgen del Carmen,
Madre Protectora.

Contigo las grandes batallas han sido ganadas,
y la paz eterna garantizada.

Rogamos tu intervención,
rogamos tu protección.

Estrella de la Mañana,
el enfermo te llama.

Y el que está perdido,
tu orientación ha pedido.

Sé la Luz,
y el consuelo del afligido.

¡Oh, Stella Maris!
Protege mi barca.

Ilumina mi camino,
y, en todo momento, quédate conmigo.



Waldylei Yépez



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16/07/21 20:30



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jueves, 15 de julio de 2021

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Carta a mi abuela en el cielo


Amada abuela,

Empiezo a escribir esta carta sin saber aún cómo haré para enviarla. Me pregunto si en el cielo tendrán algún buzón de correspondencia, no importa si es físico o virtual, me adaptaré a la opción disponible porque es muy importante para mí poder comunicarme contigo.

Llevo tanto tiempo sin escuchar tu voz que me da miedo olvidar tu forma de hablar. Desearía haber tenido la oportunidad de tomar más fotos, o haber podido tener la tecnología actual y haber grabado muchos videos de todos aquellos instantes en que fuiste feliz, y en los que te vi sonreír.

Recuerdo cuando preparaba tu comida favorita, y te la comías con tantas ganas. O cuando mi mamá compraba frutas y corrías a ver la bolsa súper feliz. ¿Y qué decir del olor a café recién hecho? Son tantos recuerdos... ¡te extraño tanto!

Abuela, quiero pedirte perdón por si alguna vez te fallé o si me porté mal. Perdón por si no hice lo suficiente, porque uno siempre piensa que se pudo haber hecho más. Perdón por si alguna vez te hice enojar o estar triste, perdóname. La falta de madurez nos hace ser desconsiderados, aunque no nos demos cuenta. Lo siento.

Te cuento que por aquí estamos bien. Todos te extrañamos, y te recordamos mucho. Desearíamos que estuvieras aquí, y volver a ver esa mirada tan encantadora que tienes.

No sé si me puedas responder esta carta, porque desconozco si allá usan lápices o computadores, pero me conformaré con que aparezcas en mis sueños y me digas que estás bien.

Estaré esperando noticias tuyas. Te amo, abuela.



Waldylei Yépez



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010.Carta a mi abuela en el cielo.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
13/07/21 21:40
15/07/21 17:29



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lunes, 28 de junio de 2021

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Carta a mí misma


A mí,

¿Recuerdas aquella ocasión en la que el equipaje que llevabas a cuestas pesaba más que la vida misma? ¿Recuerdas que —como pesaba tanto— ya no podías usar tus brazos y tuviste que empujarlo con tus piernas y rodillas? ¿Y recuerdas que tus rodillas se llenaron de moretones, y que no tenías idea de cómo te obligaste a seguir avanzando cuando todo lo que querías era ponerte a llorar?

Sé que lo recuerdas porque ese día cambió tu vida. Lo habías perdido todo, o al menos eso pensabas entonces. Todo lo que considerabas seguro, se desvaneció frente a tus ojos. Tomar lo poco que tenías para volver a empezar fue terriblemente duro. Pero lo hiciste…

No han sido años fáciles. Has vivido tormentas tras tormentas, y aunque mucho has sufrido hoy tu corazón yace sereno y más fuerte de lo que alguna vez creíste posible.

Hoy quise escribirte para recordarte de dónde vienes. Para recordarte que has vivido adversidades muy difíciles, y no te detuviste. Para recordarte que fuiste muy fuerte y muy valiente, y que nada te puede quitar eso.

Quiero que también recuerdes que te tienes a ti, y a las personas que te quieren sinceramente. Sé que a veces sentirás miedo, que incluso dudarás de tus capacidades, pero debes seguir adelante. Hemos pasado cosas peores, así que con esto también podremos.

De mí para mí misma, te quiero.



Waldylei Yépez



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21/06/21 21:53
28/06/21 18:29



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jueves, 6 de mayo de 2021

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Un gran amor para una mujer


Aquí o allá,
un gran amor para una mujer siempre habrá.

Un amor que le enseñe a soñar,
con el que también aprenda a volar.

Un gran amor que habrá de ser como un regalo del cielo
que llega para consolar al corazón que hirieron.

Ese corazón que quedó sollozando,
en medio del dolor que lo fue ahogando.

Ese corazón tan fuerte que ya no grita,
porque ya todo lo ha gritado.

Pero aunque sintiera como si le hubiesen arrollado,
el dolor queda atrás, muy lejos, muy allá.

Porque siempre habrá un amor que te permite sanar,
que te permite volverte a entregar.

Aquí o allá,
un gran amor encontrarás.

Un amor que sepa vendar tus heridas,
y las memorias tristes de tu vida.

Un gran amor como el que tengo para entregarte,
el día que la vida me permita hallarte.

Aquí o allá,
un gran amor encontrarás.



Waldylei Yépez



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008.Un gran amor para una mujer.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
02/05/21 17:59
05/05/21 16:23
06/05/21 12:39 - 13:13 - 13:19 - 14:52



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jueves, 8 de abril de 2021

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Carta a mi tía


Querida tía,

Hoy he pensado en escribirle una carta para decirle aquellas cosas que no he podido decir antes, para decirle lo maravillosa que es para las personas que la queremos y apreciamos.

¿Sabe? Si tuviera que describirla para que otros la conocieran empezaría diciendo que usted es una persona solidaria, amable, generosa, preocupada por el prójimo, que tiene un gran corazón, que ama mucho y que se esfuerza por los otros. Una gran mujer que siempre que puede tiende la mano y comparte todo cuanto tiene, aunque sea poco y aunque se quede sin nada.

Por su forma de ser tan gentil y amorosa se ha convertido en amiga, madre adoptiva, hija adoptiva, hermana adoptiva de muchas personas. Se le admira profesionalmente porque dio todo de sí siempre, incluso para ayudar a sus compañeros y superiores. Logró lo que casi nadie logra, llegar a lugares y personas muy inaccesibles gracias a su lenguaje corporal y actitud. Se hizo escuchar, respetar y sentir sin importar el rango de su interlocutor. Logró tratos más justos para personas que lo necesitaban, y que quizás jamás lo habrían obtenido si no hubiese intervenido por ellos cuando lo hizo.

Logró que su madre se sintiera “rica” cuando con esfuerzo se hicieron arreglos a su casa; una madre que nació y vivió en pobreza, pero que sus hijos le hicieron sentir que “lo tenía todo”. Me atrevo a decir que su madre se sintió siempre tremendamente orgullosa de cada uno de sus logros. Me atrevo a decir que ha sido el orgullo de toda la familia, de todos sus hermanos. Y a su vez ha sido modelo de quienes, como yo, ven en usted a una persona admirable. Me ha acompañado toda mi vida en las más locas aventuras, nos hemos embarcado a lo desconocido varias veces y jamás me dijo que no. Ha sido mi guía, mi amiga, mi compañera más fiel.

Soy otra hija de todos los hijos que ya tiene, que son muchos, pues usted se ha ganado ese puesto a pulso, el de madre, hija y hermana adoptiva. Y todo lo que ha hecho, lo ha hecho sin esperar nada. ¿Sabe? Usted es un tesoro muy raro, pero muy valioso. Estoy segura de que su mamá está muy orgullosa, aunque ya no pueda decírselo con palabras. Sé que desde donde ella esté siempre la va acompañar. Siempre va estar allí a su lado.

Tía, personas como usted representan ese haz de luz que ilumina cuando uno cree que todo es oscuridad. Ese haz de luz que nos hace volver a creer que la luz nunca podrá ser opacada por la oscuridad aunque lo parezca.

Gracias, gracias, gracias por ser tía, madre, amiga, compañera de travesías de quienes como yo tienen la dicha de tenerla cerca. Somos muchos los que hemos sido bendecidos con su presencia, y estamos muy agradecidos por todas las veces que nos ha tendido la mano sin esperar nada a cambio.

Gracias, mil veces gracias. Gracias por su sonrisa, por su bondad, y por su espíritu de hermandad. Querida tía, que Dios la bendiga.



Waldylei Yépez



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007.Carta a mi tía.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
07/04/21 22:29 – 22:34



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martes, 30 de marzo de 2021

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Me gusta el pasado


Me gusta el pasado...
porque en él las cosas salen bien.

Me gusta porque yo elijo qué recordar
o qué borrar.

También me gusta
porque en él te encuentro a ti.

Porque encuentro nuestras salidas
y nuestros viajes.

Porque encuentro tus promesas de amor,
y las dificultades que superamos con mucho perdón.

Me gusta, me gusta recordarte a mi lado,
y me gusta tu abrazo bajo el cielo estrellado.

Me gusta recordar nuestros planes pasados
de ese futuro que nunca llegó.

Que nunca llegó...

Recuerdo que me encantaba cuando con timidez me decías: “te amo”
mientras te miraba y tomabas mis manos.

Me gusta, me gusta el pasado aunque sea irreal,
aunque sólo en mi cabeza puedas estar.

Me gusta, y a la vez me duelen
las heridas no sanadas de mi mente.

Me duele… la realidad imaginada que me invento,
y las mentiras que he convertido en mis sueños.



Waldylei Yépez



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006.Me gusta el pasado.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
28/03/21 20:48
29/03/21 19:44 – 20:04



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lunes, 8 de marzo de 2021

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A todas... ¡Feliz día mujeres!


A la guerrera que se levanta todos los días,
y con fortaleza extrema enfrenta las travesías.

A la cabeza de familia que aun estando sola,
ha sido capaz de luchar contra las sombras.

A la abuela que forjó una familia desde la nada,
y cuyo corazón es más generoso que el de las hadas.

A la mamá que lo ha dado todo y mucho más,
porque su corazón sólo sabe de amor y bondad.

A las tías que nos acompañan en las locuras,
y que nos protegen así sea con las uñas.

A las primas con las que crecimos,
y de quienes mucho aprendimos.

A las amigas que nos aconsejaron, impulsaron y regañaron,
porque con su presencia también nos forjaron.

A las que no nacieron "ellas",
pero que han sido "ellas" desde siempre.

A las valientes que se plantaron frente la vida,
y le dijeron: "¡Hoy será un nuevo día!".

A las que tomaron con firmeza sus decisiones,
y cuidan con celo sus emociones.

A todas las que vienen en las entrañas,
que la esperanza de un mundo mejor con ellas nazca.

Un saludo para todas las valientes en su día.
Es un honor encontrarte, amiga mía.

¡Feliz día mujeres!
Que Dios las bendiga siempre.



Waldylei Yépez



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005.A todas... ¡Feliz día mujeres!.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
08/03/21 17:31 – 17:43 – 17:46



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viernes, 5 de marzo de 2021

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Arauco tiene una pena... hoy se llama Tomás


Ángel de la Justicia,
algo muy terrible ha pasado,
y el ánimo en Arauco está caldeado.

La inocencia ha sido rota,
las sonrisas opacadas,
y las ilusiones destrozadas.

¿Por qué existe la maldad?
¿Por qué la falta de justicia?
¿Por qué la impunidad?

Que lo justo, justo sea.
Ya basta de falencias.
¡Cuánto embarga esta impotencia!

La niñez es la mejor etapa,
pero, para algunos, fue la única.
Ya no más, que el cielo escuche nuestra súplica.

Más protección para los niños;
ellos son inocentes y sencillos.
No merecen tanta desgracia los chiquillos.

No puedo más que recordar a la Violeta,
cantando con guitarra que "Arauco tiene una pena"...
Arauco tiene una pena... hoy se llama Tomás.



Waldylei Yépez



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004. Arauco tiene una pena... hoy se llama Tomás.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
05/03/21 19:37 – 19:42 – 20:02 – 20:17 – 20:19



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lunes, 1 de marzo de 2021

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La Ciudad del Trueno


Me quedé mirando por la ventana. A lo lejos veía cómo el viento movía insistentemente un árbol de varios metros de alto, y en mi jardín la bugambilia también se movía sin resistencia.

Gotas gigantes de agua golpeaban con fuerza las hojas y las flores. Algunas no resistieron la batalla, y hasta los pequeños ajíes vieron truncado su crecimiento.

Seguí mirando por la ventana. De repente, un centellazo iluminó aquellas nubes grises, y un gran rugido vino después. La Ciudad del Trueno hacía gala de su nombre.

Un sonido muy particular se hizo presente, y fue entonces cuando descubrí que los granizos habían llegado. En el suelo algunos se derretían; otros se acumulaban.

En ese momento pensaba tantas cosas, y a la vez no pensaba en nada. Somos tan pequeños ante la naturaleza. Un solo gran movimiento, y ella podría eliminarnos si quisiera.

Muchos más truenos llegaron. Algunos fuertes y largos. Me sentí protegida bajo mi techo, pero sabía que no todos correrían con la misma suerte.

Somos vulnerables. Algunos más que otros. Vulnerables física, psicológica o emocionalmente. Me quedé callada mientras seguía mirando por la ventana.

Por un instante me sentí sola. Por un instante mi pasado se hizo presente, y la nostalgia llegó con la tarde lluviosa. Un gran vacío me invadió.

Un gran vacío que grita tu nombre con mi voz. ¿Dónde estarás? ¿Cuándo vendrás? ¿Me estarás extrañando mientras cae la lluvia? ¿O será esto toda una locura?

Sin dejar de mirar la lluvia, me acosté en la cama mientras la almohada me abrazaba. Y yo me aferré a ella, tal como me hubiese gustado aferrarme a ti.

Aquí estoy, mirando la tormenta en la ciudad mientras otra tormenta interna me desgarra. Y aquí sigo, gritando mi dolor con cada latido.



Waldylei Yépez



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10/02/21 20:34.
26/02/21 18:03.



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miércoles, 27 de enero de 2021

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El momento en que más te necesité


¿Te has preguntado alguna vez
cuál ha sido el momento en que más te necesité?
¿O nunca has pensado en ello?

Supongo que nunca lo has pensado.
Claro... ¿para qué lo pensarías?
¿De qué te serviría?

Me sonrío. Sigo siendo una tonta...
La tonta que cree que aún piensan en ella.
La que aún cree que la recuerdas...

Alguna vez me dijeron que lo que se va, siempre vuelve.
He confirmado que eso es mentira,
pues tú nunca volviste a mi vida.

Nunca volviste por más que te pensé,
por más que te esperé.
Ni por más que te extrañé.

Y sí. Hubo un momento cuando más te necesité.
Y no. No fue cuando aprendí a dormir sola otra vez.
Ni cuando me hacían falta tus besos y tus sonrisas.

En el momento en que más te necesité, yo extrañé tu mano.
Necesitaba que tu mano sostuviera la mía,
aunque fuera por un instante.

Ese día, lo recuerdo bien,
había perdido a alguien querido.
Ese día, tú tampoco estabas conmigo.

Fue tan duro. Me sentí desmayar de dolor.
¿Y sabes en qué pensaba?
En que quería que me tuvieras la mano agarrada.

Quería sentir tu apoyo.
Quería sentir un: "Aquí estoy contigo".
Fue el instante en que más deseé tenerte conmigo.

Pero no estuviste.
No llamaste.
Y ni te enteraste.

Ese día fue domingo, lo recuerdo bien.
Un domingo hace diez años.
Diez años... me pregunto si a estas alturas ya me habrás olvidado.



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

002.El momento en que más te necesité.Colección 20 años.Waldylei Yépez.docx
27/01/21 17:07 – 17:28 – 18:01 – 18:07



Fuente Imagen: Google.

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