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jueves, 7 de septiembre de 2006

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Pétalos al viento

En el piso, sin nada ya que ofrecer, se encuentra una rosa.
Los que están presentes la creen fea porque está marchita;
porque ha perdido color y ha dejado sus pétalos al viento.

Aquí ya nadie recuerda su historia,
pues todo el mundo olvidó lo bueno que ella entregó.
Quizás yo sea quién mejor conoce lo que pasó,
pero es triste recordarlo.

¡A lo que te llevó tu suerte, mi amiga rosa!
Deslumbrabas con tu encanto y apariencia.
Te encontrabas llena de amor y pasión,
pero te has enamorado, y te han decepcionado.

Ésta es una fría tarde de invierno. Su rostro yace inerte. Está sentada con una mirada sin vida. Ya no siente frío ni siente calor, sólo está allí a la espera sin esperar nada.

Pero esto no siempre fue así. Hace mucho tiempo ella era distinta, era una rosa deslumbrante. Sus éxitos marcaban el paso del tiempo, su valentía la hacía parecer más fuerte de lo que era, y su color de pasión era de entrega total.

Hasta que un fuerte terremoto movió su piso y corazón.

Cuenta la historia que las rosas antes no poseían espinas. Eran bellas y sus ojos eran ilusiones vivas. Pero un día se apareció el Amor junto a un Hombre. Si bien todas las rosas del rosal se parecían, había una que era única y ésa se fue junto a este Hombre. Luego fueron apareciendo más Hombres, y cada uno se llevó su rosa… aunque hubo casos en que unos terminaron llevándose dos (y una de ellas ignoraba la existencia de la otra).

La primera que se fue, no tardó mucho en volver al refugio del rosal. Otras la siguieron en esa misma situación. Ellas habían entregado todo de sí, pero no fue reconocido por los Hombres que se las llevaron. Las vivencias de cada una era distinta, pero algunas tenían similitud. Ciertas rosas contaban que los Hombres les habían engañado con otras rosas de otros rosales, y otras decían que ellos las habían herido en su corazón o su piel. Triste era el episodio cada vez que alguna llegaba con su corazón destruido, y en parte sus pétalos marchitos.

Desde afuera yo veía ese sufrimiento, pero nada podía hacer. Pensaba que, entre tanto dolor, ellas necesitaban una forma de defenderse, porque no era justo estar a merced de tanta injusticia. Y entonces un día el máximo Creador de rosas les concedió un “arma”. Poco a poco sus cuerpos comenzaron a tener espinas. Ellas comenzaron actuar con más cautela, y así se reflejó la vida en sus pétalos. Me sentí orgulloso de verlas renacer, pero aún había una de ellas (la primera que se había ido y que regresó) que estaba muy marchita, y seguía marchitándose sin parar. Entonces le pregunté al Creador:

–¿Por qué ella aún está así si le has dado la misma “arma” y has rociado un poderoso perfume para su revitalización?

Él con una cara un poco triste me dijo:

–A veces las “armas” llegan muy tarde. Por otra parte, lo que le he enviado para ayudarle sólo lo hará si ella lo acepta así. Muchos han llegado para hablarle, pero está sumergida en su dolor. Fue la primera en sentir el primer dolor, ése primer dolor es el más fuerte y ella tiene el coraje de superarlo, pero no lo hará porque no lo quiere. Otras rosas han vuelto de su viaje, pero se han ido de nuevo porque se han vuelto a enamorar; ellas no se escondieron a la vida ni a la ilusión, y decidieron esperar si había que hacerlo para posteriormente ser felices. Pero como ves, ella se ha escondido entre la oscuridad y el frío, eso le ha evitado ver otras cosas y personas. Ayer me preguntaste por aquel chico de allá afuera, él ha entrado en muchas ocasiones a ver el rosal, pero nunca se ha decidido por alguna aunque muchas quieren irse con él. Si él supiera que su rosa está metida en la oscuridad... por eso no la ha encontrado aquí, y tampoco la encontrará en otros rosales.

–¡Creador! Pero eso es muy triste, hay que decirle dónde está para que la busque allí.

–No tiene caso hacerlo. En la oscuridad en la que ella está nunca vería su rostro, y mucho menos su alma. Además, aunque pudiera verla, te aseguró que él sufriría por ella como ella ahora sufre por otro. Para ser feliz debe encontrarse de nuevo a sí misma, y alejarse del pensamiento maligno que la rodea, sólo así su corazón volverá a latir y podrá volver a vivir en la ilusión. Hoy ella culpa al Amor, lo que no ve es que gracias a esa decepción se ha hecho más fuerte y cautelosa, pero incluso esto no lo sabe tampoco puesto que sólo ha pensado en los momentos que fueron y que quiere que vuelvan a ser. Ella vive del pasado y en él. Quizás nunca sepa que su verdadero Amor está allá afuera esperándola.

–Creador, pero ella morirá si no hacemos algo.

–Mi fiel ayudante para ella... eso ya ha ocurrido, y para él que espera allá afuera también pasará. La verdadera muerte es perder la capacidad de amar. En el caso de ella su corazón podría volver a latir, pero su mente no lo dejará. Se aferra al dolor de lo perdido, pero lo que no sabe es que: lo que ella considera perdido, nunca lo tuvo porque nadie posee a nadie nunca.

Me sentí terriblemente triste e impotente por no poder hacer nada, y mientras el tiempo pasaba yo veía cómo los pétalos de su rostro se los llevaba el viento.

Ella sigue sentada en la oscuridad, y él sigue buscando en los rosales.

Qué triste es saber que dos almas debieron encontrarse,
y que una de ellas ha dejado su búsqueda
mientras el otro no pierde la esperanza.

Qué triste es ver cómo ella libera sus pétalos al viento,
y pierde el Amor al Amar.

Qué triste es ver cómo nosotros mismos destrozamos nuestros caminos,
y nos perdemos entre la oscuridad que nos presenta el destino.



Waldylei Yépez



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07/09/06 12:58 p.m.

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jueves, 3 de agosto de 2006

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En cada lugar

Quizás el día de hoy fue como ayer,
pero muy distinto al mañana.
Ya veré si mañana es igual al hoy
o si depende del ayer.

De cualquier manera,
si mi pie sigue al otro en su marcha
seguramente cambiaré de sitio;
así como también tropezaré, si no miro el piso.

Tanta es la razón de la lógica ilógica.
Hay tantas cosas que parecen obvias a la vista,
otras al tacto y al gusto, pero, ¿dónde queda la locura?
y, ¿qué es la locura sin pretender definirla?

¿Acaso hay que definirlo todo? ¿Habrá siempre una explicación?
¿Acaso es requisito para vivir ser lógicos en cada paso?

Muchas veces llegamos a donde queremos dando tropiezos,
y detrás de los tropiezos siempre hubo razones.
Claro, que no nos beneficiaran ya era otra cosa,
pero no creo que siempre se pueda ser racional.

Así empiezan mis pensamientos al querer escribir algo nuevo. El día culmina bailando con un oscurecer un poco frío y silencioso. Y yo, como toda una espía, vigilo los movimientos de la luna para saber si camina o se esconde al son de la noche.

Dentro de poco tiempo se acabará la última vela que me queda. Lo escaso que tenía ahorrado se ha ido al comprar dos pedazos de pan que debo rendir una semana. Mi viejo vestido de seda se encuentra guardado en un cajón, mientras yo ando en harapos.

Por la ventana entra un rayo de luz muy bonito que llega hasta un rincón. Parece un cabello de luna que se ha separado un instante de los demás, quizás ha venido para darme su luz tenue o para acompañarme. Al mismo tiempo ha alumbrado una vieja foto de mi padre. ¡Oh, qué bellos momentos cuando él estaba aquí! Recuerdo que él me enseñó a hacer lápices provisionales con pedazos de carbón, y también me enseñó a leer y escribir aunque la gente del pueblo crea que no sé.

¡Oh, Luna! Es tanto lo que debo contarte de mi vida, pero hay una cosa que me urge decirte en este momento. Sucede algo conmigo, y no sé qué es lo que me afecta en sí, pues este algo que siento es muy extraño, no lo había sentido antes.

En la vida he entendido qué es el hambre y la sed, qué es la ignorancia y la inteligencia, y qué es el arduo trabajo, pero no sé qué es esto que siento en mi pecho; siento que me presiona tanto que mi corazón quisiera salirse por la boca. Y duele, duele mucho. No sé si estoy enferma, pero tampoco puedo ir a un doctor. Acudí al curandero del pueblo, pero me dijo que ya estaba condenada, que sufriría de esto hasta morir, pero que eso no sería pronto. No me dijo cuál era la razón, ni cómo se llamaba esta enfermedad terminal.

Luna, cuánto desearía que me hablaras y me dijeras qué tengo. ¿Cuál es la cura? ¿Por qué siento que algo me falta aquí dentro? ¿Qué es este mal que está sintiendo mi pecho? Parece una emoción muy fuerte e incontrolable. Dime, amiga Luna, ¿qué puedo hacer? Por favor, dame una respuesta. Por favor, contéstame. Tú lo sabes todo. Tú estás en cada lugar. Tú conoces todo, y más allá. Ayúdame a comprender este sentir, ayúdame a sanar este mal al que no le encuentro lógica ni explicación. Por ahí me dijeron que tal vez podría ser amor, pero no sé de qué se trata ese mal ni su razón.



Waldylei Yépez



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03/08/06 10:26 p.m.
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viernes, 16 de junio de 2006

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Phantasma

Mi amor, voy a casa con inmensas ganas de darte mi cariño por eso espero hallarte anhelando mi llegada. Abro la puerta y miro, me doy cuenta que no estás ahí. Todo sigue tan intacto como cuando me fui. Decidí esperarte entonces sentada en el sofá, y ésta vez trataré de no quedarme dormida pues quiero que lo primero que veas sea mi sonrisa.

También quiero repasar los momentos más felices porque he descubierto que si piensas en las cosas buenas constantemente, por más que el tiempo pase, no lo olvidarás… es cierto que llegan junto a ellas algunos recuerdos no muy buenos. Sé que no soy inocente del todo, y que como humana he errado. ¿Sabes? Me gustaría decir unas palabras, no haré un discurso amor lo prometo, yo… no sé por dónde empezar, y tampoco sé si llamarte por teléfono o irte a buscar, o si simplemente como hace rato me siento a esperar.

Amor, he buscado en tu cuerpo el hogar que no he tenido, y siempre anhelé que me tocaras una y otra vez con tus manos de ternura, con tus labios de ilusión. Cada vez que cerraba los ojos estabas tan claro, allí esperabas por mí. Tu calidez cubría todo a su paso porque era tu amor, eras el todo para mí.

Quiero vivir todas esas cosas de nuevo, pero ésta vez que no seas un Phantasma. Ya no quiero dormir con la fantasía sino que tus manos me lleven a ella. Ya no quiero besar a la nada sino que quiero que estés en todo.

Mi Phantasma, eso has sido de un tiempo para acá,
pero ya no lo quiero.
Yo quiero estar contigo,
estar a tu lado, así como el pasado.



Waldylei Yépez



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036.Phantasma.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
16/06/06 10:43 p.m.

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miércoles, 7 de junio de 2006

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¿A dónde fue?

Un día caminamos,
pero ésta no era como otras caminatas.
Nuestros rostros decían mucho,
los gestos podían hablar sin palabras.
Ya no eran las miradas,
ya no eran como ayer,
y ahora me pregunto: ¿a dónde fue?

¿Dónde quedaron guardados los momentos?
Aquellos en los que podía tomarte de las manos,
o donde podía hablarte con delicadeza y respeto;
quizás se han perdido, quizás ya se han ido.
¿Dónde quedaron las promesas?
¿A dónde se fueron tus caricias?
¿Y ahora de quién son tus labios?

Muchas mañanas desperté lejos,
pero no significaba que de ti me olvidaría,
ni que yo destrozaría ese mundo de ensueño
que tanto nos costó construir.

Una vez más hoy desperté aletargado.
Mi modo de escape a tu fantasma es dormir,
pero en sueños regresas a mí.
Creí que con hacerme el fuerte bastaría,
pero apenas alcanzo a no llorar.

Dudé, muchas veces dudé de ti,
de mí y de nosotros.
No pretendía enamorarme, ni quería hacerlo.
Quizás no lo vuelva hacer…
no porque sea malo amar,
lo malo es no corresponder.

Alguna vez pensé que esto así terminaría,
y me decía que diría: ¡qué más da!
Si me deja, ¡ya qué importa!
Si la dejo, ¡será igual!
Pero ahora que ha pasado, ¡el dolor me matará!
Me siento destrozado, me siento aniquilado.

¿En qué rincón has puesto ese peluche?
¿En el cesto de basura mi rosa encontraré?
¿Acaso odias la canción que te hace recordarme?
Por Dios dime, ¿acaso te dolió?
¿Será que sólo yo he llorado?
Pero, ¿para qué decírtelo?
No sé si te jactarás con mi desgracia,
y dirás a tus amigos que comiendo de tu mano me tenías.
Creí que de todo tuve la culpa, pero no fue así.
Lo cierto es que ya no me quieres, y yo aún sí.

¿A dónde? ¿A dónde?
¿A dónde se van las sonrisas?
Mis fotos y cartas, seguro son cenizas.
Mi cama y mi almohada han perdido tu olor.
¿Qué haré con la chaqueta que dejaste en mi balcón?
¿Qué hay con las letras que te escribí algún día?
¿Qué digo si por ti pregunta mi madre o mi tía?
¿Qué hago con las flores que en la esquina te compré?
¿Qué harás con los discos que en tu radio yo dejé?
¿Qué nuevo sitio en vacaciones irás a conocer?
¿Qué pasará con el regalo del que una vez te hablé?
Que si lloro, que si río o si me amargo,
¿acaso ya no importa lo que juntos pasamos?
¿Acaso ya no importo?

No sé si más me duele el no tener respuestas
o que tus respuestas mucho duelan.
Pero antes de irme lejos de tu estar,
necesito saber a dónde fue a volar…

¿A dónde fue el amor? ¿Dónde lo vuelvo a encontrar?



Waldylei Yépez



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035.A dónde fue.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
07/06/06 10:58 p.m.
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martes, 6 de junio de 2006

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Mi renuncia

Sé que quizás esperabas algo más de mí, pero esto no. Cuando ves un ave volando alto dices que es hermosa, pero no cuando anda tan cerca del pantano. Mi ciudad camina tanto como corre, y muchos pasamos desapercibidos en la existencia, sobre todo cuando queremos escondernos porque sentimos que algo nos está destruyendo. Sé que prometí nunca dejarme vencer, sé que juré que seguiría así el mismísimo mundo cayera sobre mí, pero no trataba de hacer de mi promesa la carga más pesada o no esperaba que eso sucediera. Cuando hablaba con mi padre sentía que me escuchaba y prometía y prometía, pero mi escudo se ha desvanecido.

Sabía que eran muchas las dificultades que debía enfrentar, pero ahora necesito que me hables otra vez porque a veces olvido qué debo hacer o hacia qué parte mirar. Necesito de nuevo tus consejos. Sé que en alguna oportunidad mi destino se torció, y pude volver a enderezarlo con esfuerzo. Sin embargo, ahora siento que no puedo más, siento que perdí la habilidad de volar, que he perdido mis alas en medio de tanta tempestad, que volar ya no es para mí y que sólo quiero llorar.

Sé que si renuncio sigo decepcionándote, pero ¿cómo prometer seguir si no puedo? Por eso quiero hacerlo, porque la verdad no hay nada que continuar si eso significa que siga destruyéndome. Por favor háblame otra vez.

Alzo mi bandera blanca pues ya casi no puedo respirar, ya no puedo volar. Perdóname.

Ojala algún día entiendas, o yo entienda el por qué. Por ahora si miro mis pies han sido pegados con cemento, y mi horizonte cada vez está más lejos. Necesito un nuevo escudo que me proteja en las batallas. Quizás sí deba llorar para quitarme la carga de mis ojos. Muéstrame una salida porque ahora no puedo verla con tanta neblina.

Siempre traté de ser la mejor, y eso se esperaba de mí, pero no sé qué ha pasado con esos sueños y metas. Quizás las perdí en el camino o están escondidas detrás de mis ojos, pero ya no puedo verlas.

Cuando mi corazón vuelva a latir seguro sentiré tu energía en mí y podré volar. Por ahora sólo quiero renunciar porque mis cargas no las puedo soportar.

Espero tú me puedas ayudar. Ayúdame, ayúdame una vez más.



Waldylei Yépez



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034.Mi renuncia.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
06/06/06 01:15 p.m.

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viernes, 2 de junio de 2006

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De frente a la realidad

Simplemente soy yo quien escribe. Una voz dentro de mi mente me dice qué hacer; me dice que actúe de manera libre y que los ángeles no existen; que llevo miles de segundos sentada frente a una fantasía dejando la realidad de lado, pero resulta que ella siempre vuelve. Dejé que mi destino me guiará a dónde creí debería ir, y pasaron los minutos en los lugares donde debí estar y de donde sólo me ausenté, pues di más importancia al resto de las cosas que a las más importantes. Cuando la gente se da cuenta de que te va mal porque fuiste descuidado, y porque ya no eres tan bueno como ellos creían, se ciegan a culparte… pero nunca se preguntan: ¿por qué actúa de esa manera? Claro, porque una carrera vale más que un caminito pequeño, porque un título te da cuanta posibilidad no te da un buen trato, pero veme rompiéndome por dentro. Aquí estoy a solas con mi conciencia, pues sí tengo una. Dicen que no aprendí de mi pasado, pero no sé qué debo creer en sí.

Fuera de la línea de lo aceptable me detuve a mirarla, mientras la gente me espera al otro lado. Nunca han tomado en cuenta que no quiero atravesar esa línea, que de ese lado no quiero estar aunque ellos crean que para mí es lo mejor. Quizás mi destino esté escrito o quizás no, pero lo cierto es que me siento como una piedra en medio de la arena que se hunde. Creo que las cosas están mal, pero qué más puedo hacer si no puedo moverme. Estoy sola en medio de la nada, y ni siquiera tengo lágrimas para llorar porque resulta que las piedras no lloran. Veme aquí sin poder respirar esperando que el próximo día llegue, aunque sólo deseo que el dolor pase porque me siento mal en medio tanta arena que me ahoga.

Me siento sola rodeada de agua y arena. Quiero no sentir lo que ocurre, pero mi piel arenosa comienza a sudar lágrimas rojas. Estoy llamando dentro de mí a la última esperanza que puedo sentir, pero nada me escucha y nada me mira. Quizás porque mis ángeles murieron, y los otros se decepcionaron de que soy lo que soy. Es tan triste saber que quiero llorar, y no puedo; que quiero hablar, y ya nadie me quiere escuchar.

¿Será el destino que me puso aquí? ¿Para qué? ¿Para darme cuenta de que, en serio, no soy nada?

No me dejes así, sola conmigo porque mi camino fue errado. Aún espero dejar de ser una piedra, y dejar de estar sola...

No quiero morir, pero no sé qué hacer. No quiero escuchar más insultos ni la excusa de mi mente de que esto no es real, pues la realidad está aquí de frente a mí y de a poco me aplasta como un pequeño objeto que no tiene sueños y que está solo.

Ya no quiero seguir aquí llena de llanto que no sale a la luz porque soy una piedra. Aún espero, aún espero aunque sea para seguir esperando.

De frente a la realidad hay otros caminos, pero ¿dónde están que ya no puedo ver nada, ni sentir ni escuchar?

Sólo eligen qué será mejor para mí, pero nunca me lo preguntaron a mí.



Waldylei Yépez



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033.De frente a la realidad.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
02/06/06 03:13 p.m.
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sábado, 20 de mayo de 2006

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Con la piel del mar

Hoy es como cualquier otro día en la playa, en esta playa que se ha vuelto mi vida, mi tiempo y el amor que tanto idealizo. Mi nombre es María de las Casas, soy joven es lo que diré pues mi edad no importa, pienso que todos los días seré una niña y una mujer al mismo tiempo; lo que ya no soy es tan ingenua como ayer pues el ayer me visitó junto a quien era mi Mar. Supongo que un día todos encontraremos nuestro Mar, ¿pero qué es el mar? Pues eso que te hace volar entre las nubes, y suspirar más de un millón de veces; que te hace cosquillas en la panza, y te pone a temblar como gelatina.

Estoy sentada en la orilla junto a una pequeña fogata. La luna menguante y el agua serena me acompañan; a lo lejos se escuchan mis pensamientos soplando las palmeras. Esta noche decidí contarme mi historia, esa historia que nadie conoce y que nadie sabrá pues muy dentro la he guardado en un cofre. Pero hoy quiero escribirla y también quemarla, volver atrás para borrarlo todo o mejor arrancar esa página, no negando lo que pasó sino comprendiéndolo y liberándolo para que las olas se lo lleven. Esta es la historia que viví, con la piel del mar…

I

Hace algún tiempo, lo suficiente para olvidar algo y tan poquito como para recordarlo, vino un viejo amigo forastero a pasar sus vacaciones junto a la playa. Quedamos en que todos los demás amigos nos encontraríamos por la noche en la orilla para celebrar con música popular y un gran banquete. Ese día fui tan sencilla como siempre he sido, aunque el resto de las chicas vistieron de fiesta. Me quedé cerca de la mesa donde había algunos dulces y refrescos mientras mis hermanas bailaban cerca de la gran fogata. Mi amigo el forastero se acercó a donde me encontraba para saludarme, luego de poco tiempo me dijo que quería presentarme a alguien que le había acompañado en el viaje. Al ver a esta persona sentí cuán especial era, y esa noche llegué a casa diciendo a mis padres que había conocido a alguien muy interesante y que esperaba encontrarlo luego.

A la mañana siguiente volví al trabajo. Ese día me fui sin desayunar pues me había despertado muy tarde, así que pasé por un pequeño restaurante y allí encontré a mi Mar (así llamé a la persona interesante), por suerte se acordó de mí y me sonrió. Nos saludamos, y me invitó a desayunar pues no quería hacerlo solo. Yo acepté por dos razones: él era lindo y yo tenía hambre también. Estuvimos conversando un rato hasta que recordé que tenía que trabajar, así que me fui muy deprisa, pero antes me hizo prometerle que más tarde le vería en la orilla de la playa.

Esta vez me arreglé otro poquito, quería verme bien para cuando lo volviera a ver. Llegué al atardecer, y él ya estaba sentado viendo tan bello espectáculo natural. Me senté a su lado, y conversamos de todo un poco; también hablamos del Amor y yo le dije que le llamaba Mar al Amor, con curiosidad me pregunto por qué y le respondí:

–Porque lo único tan amplio que existe como el Amor es el Mar. Porque Amor es una palabra gastada para muchos que ya no creen en él; dicen que eso no existe porque no puedes encontrarlo ni verlo, entonces prefiero llamarlo Mar porque a él sí puedes verlo y tocarlo. Puedes medir cuán profundo es; sentir cómo te baña por completo, cómo te hace flotar sin necesidad de tener magia o alas. Sé que encontraré mi Mar, quizás esté más cerca de lo que creo… quizás no tanto, pero con la misma fuerza anhelo sentirlo y que lo sientan por mí.

Él me dijo que buscaba ese Amor, o ese Mar como yo le llamaba, pero que hasta ahora no lo había encontrado. Supongo que estábamos en la misma situación, perdidos en un río que supuestamente va hacia el Mar pero que nunca termina de llegar…

II

Mis sueños salieron de lo común, ahora aparecía un cielo con nubes y sol, la playa y él… él y su sonrisa que quería mía, sus labios que quería sólo míos, sus ojos que sólo a mí miraran. Era mi sueño y allí estaba volviéndose de a poco en mi realidad, en ésa que me hacía enormemente feliz y segura, donde podría llevarme al mundo porque sentía al mundo en mis manos… así me sentía de plena. Llena de Mar cuando me decía: «te quiero», «te extraño» y «te necesito».

Una majestuosa noche de luna llena de color rojo, y un hermoso cielo tachonado de estrellas fue el ambiente perfecto aquella noche, todo muy romántico y solitario. Asimismo el silencio cubría todo, yo podía escuchar su mirada y cómo ésta poco a poco me desnudaba. Se acercó con suma dulzura tocando mi mejilla, y besando con mucha pasión mis ya desnudos labios; acariciando mis cabellos que sueltos se movían porque él jugaba con ellos, con mi boca y mis manos. Fue la noche más perfecta, la noche donde se consumaba mi Amor o mi Mar, donde el viento no hacía bulla para no quitarnos la serenidad de la playa y del tiempo, donde la luna engalanada me sonreía mientras yo me sentía protegida entre sus brazos.

Alguna vez me escribió algo muy lindo, era como poesía. Traté de hacer lo mismo, pero no pude; creo que me comunico mejor con las palabras así que le dije:

–Aunque no pueda escribir lo mejor del mundo, ni tenga palabras para hacerlo porque no soy una estudiada en letras, lo poco que puedo decirte o lo que siempre quiero decirte lo sabes: yo te amo, y no habrá letras que puedan expresar algo más grande que eso, y me gustaría demostrarlo en todas las formas que necesites. No puedo negar que quiero estés conmigo por siempre, pero también quiero que tú lo quieras así. Siempre te respetaré y te amaré pase lo que pase, y aunque los tiempos sean duros prometo nunca dejarte solo, porque yo quiero ser uno solo contigo. Eres mi sol, eres mi vida y yo daría la vida por ti. Eres mi Mar, mi playa y mi arena… eres todo lo que soy.

III

Poco tiempo luego dejé de verlo tan seguido. Me extrañaba porque sentía distancia entre los dos, y a decir verdad no me gustaba. Fui a buscarle, y con una pizca de indiferencia me saludó. Me sentí muy confundida y pensé que había tenido un mal día, pero igual no era excusa para tratarme así. Cuando quise preguntarle algo me dijo que no quería seguir con lo que éramos, que esto se acababa; ahí me terminé de confundir, pues no entendía lo que había pasado o lo que pasaba, y aunque no explicó mucho (en realidad no explicó nada) me dejó muy en claro que nunca me había amado. Después de eso se fue a su lugar de origen, y jamás supe nada más.

Veme aquí con miras al horizonte, y escribiendo sobre estos pedazos de papel. Hay muchos por qué que no tendrán respuesta nunca, pero supongo que ese Mar tenía sus razones para irse. Mis días después fueron bastante tristes, y donde mi amor pasó a ser odio pues no le perdonaba haberme dicho «te quiero» sin sentirlo; no le perdonaba haber jugado conmigo ayudado por su gran retórica, pero más grande eran los reproches para mí misma porque me sentía como una tonta por haberle creído. No tardé en darme cuenta que yo era mi principal fuente de dolor, que el amar conlleva a sufrir y que quien no ama nunca será completo, y que querer y amar son dos cosas muy distintas. Terminé perdonándome y perdonándole, supongo que nunca sabrá lo que ha causado su juego de aventuras, pero yo sí sé pues me enseñó a amar aunque duela hacerlo.

Quería conocer el Mar y creí hacerlo con esta persona, pero no fue así… simplemente conocí su piel o su manto. El verdadero Mar es profundo e infinito, no es cobarde ni traidor. Se me mostró cómo era ese Mar, pero aún no llega el momento para navegar en él, sólo vi su piel y es más bello de lo que jamás pensé. El Mar a mí se mostrará a su momento, por ahora me toca valorar lo que ha sucedido y a dejarlo ir pues cada cosa nos enseña algo de este Océano llamado Vida, donde hay belleza y oscuridad, y que es tan amplio y profundo que quién quiera saberlo todo nunca sabrá nada.

Conviví con la piel del Mar, y aquí sentada espero lo que haya que esperar…



Waldylei Yépez



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032.Con la piel del mar.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
17/04/06 02:22 p.m.
20/05/06 01:09 a.m.
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domingo, 16 de abril de 2006

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Eres tú (mi más grande amor)

Al nacer el sol se inicia la labor del obrero y de la bella que realiza la costura. Al doblez de la tela que se une con hilos, con esfuerzo ellos mantienen la casita que han construido.

En la cima de la vida no hace falta más nada porque ya se ha logrado todo, pues en la suavidad de una caricia se puede entregar el alma, y el amor suficiente para cubrir toda necesidad que naciera en el corazón o en la mente.

Cuando me siento caminar rumbo al cielo, puedo ver dentro de tus ojos más de una frase junto al sonido no entendible de tu voz y eso me hace sentir un amor inmenso. Tú, un pedacito de mí. Un ser puro que acaba de nacer de un amor puro, sin mancha ni ofensa. Es de tu mano de la cual quiero ir al parque, sentarme a mirar una película, contemplar el horizonte, bailar o llevarte a donde sea porque quiero vivir cada momento junto a ti, y quiero cantar todo lo importante que eres para mí.

Debajo de la lluvia nos esconderemos, y te guiaré a través de mis consejos. Te diré todo lo que aún mis labios no dicen. Me ahoga tu llanto, y evitaré en lo posible que marque tu rostro porque yo te cuidaré… mi más grande amor, mi más grande ilusión.

No importa el tiempo pues en mí muy bien guardado te llevo, y no habrá corriente que pueda derribar el recuerdo que te dejo. Vuela ave de paz, deja que mi amor entre a tu corazón que es tan grande y fuerte como el sol, que no teme a la lucha y tocaré para ti la más hermosa melodía. Viviré en cada momento hasta que muera por olvido, pero mientras el olvido aún no llegue aquí seguiré para decirte que soy quien más te quiere. ¡Te amo mi ilusión! ¡Te amo bebé de mi corazón!



Waldylei Yépez



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031.Eres tú (mi más grande amor).Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
26/03/06 10:15 p.m.
16/04/06 09:02 p.m.
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sábado, 15 de abril de 2006

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Te amo de letras

En mi vida escribí todo aquello que debía y lo que no, quizás sólo eso hice: escribir y escribir, pero sin llegar a manifestarlo en la realidad porque no tenía posibilidad alguna. Mis pensamientos en sólo letras se han convertido, en sólo letras… ¿y qué más que letras podría entregar si en sólo letras mi valentía existe?

Pero ahora que no tengo nada que decir y sí mucho que callar, ¿cómo hago? ¿Cómo escribir sin letras, sin razones y sin sentir? Las letras eran mi forma de decir cuánto amaba y creía, pero incluso ellas se han vuelto dolor; me ayudaron a liberar mi sentimiento y ahora me atan al sufrir porque cada vez que escribo lo único que hago es escribir cinco letras, pero si tan sólo

( T ) omaras mis manos, podrías
( E ) ncontrar el centro de mi latir.

( A ) veces, y todo el tiempo te siento dentro de mí,
( M ) as mi vida se ha detenido,
( O ) ¿será que nunca he vivido?

( D ) e verdad que la interrogante es sin respuesta, pero
( E ) stuve creyendo que nada de ti necesitaba, sin embargo

( L ) ejos estaba de la realidad,
( E ) ra mi manera de evitar pensarte y
( T ) raté de olvidarte una y otra vez.
( R ) aro es vivir por otro, respirar por otro, por otro ser,
( A ) decir verdad mi yo prefiere morir
( S ) i ya no estás aquí.

Pero, ¿cómo estás si nunca estuviste? Y es que nunca has estado, porque ni siquiera sabes mi nombre, y tampoco te importa pues lo más cerca que he estado es a metros de ti. Soy un desconocido… y ser un desconocido me parece poco, pero no puedo exigir aquello que no será mío.

Sólo letras y nada más que letras. En letras te amo, porque sólo en letras he podido amarte, y a su vez renunciar a ti. ¡Cuánto te amo! Pero te amo sólo en letras, en estas letras que me atan tanto, que me liberan tanto, y que tanto amargan mi existencia. Luché, mucho he luchado para que tú no veas esto porque mucho temo recibir de ti una burla; de los demás me importa muy poco, pero de ti sería un golpe bajo, inmenso golpe y un golpe trágico. Me escondo detrás de las letras para no admitir abiertamente lo que mis ojos gritan, los celos que a mi mente embargan por creerte en brazos de otro ser. Temo verte a los ojos, no aguantaría tu mirada, esa mirada de indiferencia que regalas a cuanto desconocido pasa por tu frente. Yo quisiera esa otra mirada, aquella que das al que llamas: «tu amor», aquella que sé que ese alguien no valora tanto como yo sí lo haría, pero la vida es vida y ¡cómo envidio su suerte!

¡Te amo! Y aunque mi amor es en letras aún así se siente, pues yo lo siento y lo sufro. Te amo de letras, y aunque es en puras letras… son ellas donde mi alma queda, donde mi latir se refleja, y donde vive lo que soy… porque soy… lo que reflejan mis letras.



Waldylei Yépez



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25/03/06 11:18 p.m.
15/04/06 08:17 p.m.

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sábado, 8 de abril de 2006

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Hola

Sé que detrás de mi firme mirada se encuentra la debilidad que jamás quise mostrarte. También percibo que esperabas más de mí ahora como yo esperé de ti ayer, pero todo ha cambiado tanto desde el invierno pasado. Te dije muchas cosas que eran duras de escuchar, y ahora me arrepiento de algunas de ellas. Tanto es así que se me ha hecho difícil el dormir, pero hoy quisiera decirte «Hola» y contarte algunas otras cosas porque me callé varias que eran importantes… aunque no sé si quieras escucharme. Recuerdo cuando eras mío y podía hablarte de todo… ojalá pudiese hacerlo de nuevo.

No trates de arreglarme porque no estoy rota. Me siento contenta de las muchas vivencias que he tenido, aunque sé que pudieron ser mejores. Ayer mientras tú estabas aquí fui inmensamente feliz, pero eso fue ayer. Hoy quiero decirte que sí eras importante para mí, pero déjame decírtelo empezando por un «Hola».

Quisiera sonreír y al final repetir las muchas palabras que mi mente piensa, entre ellas que estoy bien y que vivo pendiente de ti aunque no esté cerca. Sigues siendo importante para mí, y lo que más quiero es que todo te salga bien. Sé que muchas noches no pudiste dormir pensando en alguna que otra culpa, pero no hay necesidad de eso.

Déjame decirte «Hola» una vez más pues hay varios puntos que debo aclarar. Hablemos de lo que no hemos dicho, de las luces y las sombras, del presente y del olvido.

Déjame hablarte un par de minutos a solas. Déjame empezar simplemente con un… «Hola».



Waldylei Yépez



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08/04/06 10:31 a.m.
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sábado, 25 de marzo de 2006

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Ya no puedo volver

No puedes imaginar cuánto duele saber que no me amaste, y además creer que has jugado conmigo. Sin prever las consecuencias, echaste mi amor a la basura porque no te importaba. Por supuesto que alguien te esperaba, pero para tu mala suerte ella también te dejó. Y ahora vuelves para levantar las cenizas que dejaste de mi amor… lo siento ya no puedo volver. Es cierto que una vez me conformé con nada, pero ya no más.

Ve con ésa que aunque esté a tu lado jamás estará contigo. Ve con ésa a la que preferiste antes que a mí. Ve con ésa, al final ustedes están hechos tal para cual. Yo me encargaré de mí. Me encargaré de sanar, y de dejar de sufrir.



Waldylei Yépez



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26/03/06 12:00 a.m.

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Ya no me recuerdo

Hace tantas lunas que no sé de ti que creo poco me recuerdas ya, si es que aún lo haces. Te conocí en una conversación donde estuvimos con quien nos presentó. Recuerdo que el tiempo parecía tener prisa, pero yo no. Quería quedarme allí y hablar de todo. Inmediatamente sentí magnetismo, y preví cuán importante serías para mí. Lo que no esperaba era que tu nombre durmiera en mi pecho cada noche, y tu presencia caminase sobre mis huellas.

Alguna vez visitamos el mar, y la luna nos arropó con su luz mientras cada uno prometía nunca alejarse. Pero te fuiste, y aún a esta hora yo te espero porque no hay forma de olvidarte, ni de sacarte de mi respiración pues dentro de mí llevo tu aliento.

Veo pasar la luz y la sombra; el agua y el hielo; el transitar de las hojas en la carretera; todo se va, pero tú no. A veces deseo con toda mi fuerza no saber más nada de ti porque quiero alejarme, pero no puedo.

Ya no existe un tiempo anterior a ti, porque el inicio de mi vida fue cuando te conocí. Sonará raro esto, pero ya no me recuerdo… porque antes sabía quién era al mirarme en tus ojos, y eso no lo hago desde hace mucho. Me olvidé de mí, pero no me olvido de ti. En cambio tú… tú te olvidaste de mí esa misma noche de abril. La noche cuando fue tu partir, y empezó mi sufrir.



Waldylei Yépez



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25/03/06 11:38 p.m.

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martes, 21 de marzo de 2006

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Pasos de mayo

Cuando pierdes el autobús estás segura de que otro vendrá más allá, siempre formando cadenas porque detrás de lo uno encontrarás a lo otro. Mientras pasa la tarde sabes que saliste temprano en la mañana, y que regresarás en la noche; que cuando se acaba la mantequilla debes ir a comprar otra; que ha sido un día difícil, pero mañana podría estar peor porque detrás de lo uno… encontrarás a lo otro.

Mientras va en marcha el paso del año siempre esperas tener más suerte, porque al iniciar el Año Nuevo te llenaste de nuevas y renovadas esperanzas. Pediste prosperidad y paz para los tuyos; anhelabas arreglar la casa, y tantas cosas más. Sí, son muchos los planes a corto o mediano plazo. Jamás esperamos que las cosas cambien dramáticamente, y por lo general, los cambios queremos hacerlos nosotros porque tendríamos control de cada uno de ellos. Pero cuando entra en juego lo que algunos llaman destino, pues lo cambia todo.

Los pasos dejan huellas. Unas mil veces caminadas porque se vuelve a caminar sobre ellas, y otras intactas en una sola pisada. También están las huellas que nunca se dejan, y aquellas que nunca se borran a pesar del paso del tiempo. Paso tras paso, y huella tras huella, las frías marcas que el paso de mayo deja…

Entra la mañana a la capital, se cierran las puertas al salir del hogar. Se oye el sonido de un autobús que te lleva a prisa pues se hace tarde para entrar al salón de dibujo; como todo el tiempo, te fue más o menos bien, y a la hora del almuerzo a casa otra vez. Paso a paso caminas a tu hogar, en la calle ni alma que mirar, pero una puerta que cerrada siempre está, ya no lo está. Ves un círculo de amigos que raro te parece encontrar, sigues caminando y allí está tu mamá limpiando la casa. Qué raro, no fue a trabajar aunque se subió contigo al autobús en la mañana.

Nubes pasajeras que derraman sus escarchas rojas, limpiando e inundando la calle que te encuentras al andar. Serpientes y cobras que cobardemente atacan a quien mucho pan de vida ha brindado, a quien en libertad ríe y a su familia aprecia; a quien se ha esforzado en volverse firme pilar de humanidad, porque a los que son buenos: ángeles he de llamar. Fina línea del tiempo reducida a segundos. Ventanas que guardan más de un secreto de rápidos destellos filosos que marcan el fin de los tiempos, de la mano del polvo explosivo, la idea macabra y la cobarde ejecución, basados en el simple poder del dinero porque la ley es no meterse con el que tiene, aunque sea para defender al que no tiene. Un acto de hielo, una voz que se apaga y la luz se consume, un manantial de bondad que se seca tan sólo por codicia y por orgullo. Aguas que se vuelven mares rojos de historias, recuerdos olvidados e imágenes imborrables, presencias incomparables y la rabia que como fuego arde.

Los pasos del día se vuelven pesados en ocasiones. Querer huir del momento lo puedes hacer, pero huir de la realidad nunca. Los pasos de mayo fueron terribles, marcaron dolor y marcaron rencor, dejaron un por qué y un dolor latente que vuelve a nacer porque ocho años no son suficientes para olvidar lo inolvidable. Un 14 de mayo marcado en la mente de muchos niños y adultos. Cuando algo existe sabes que a su momento dejará de existir, pero aún así hay ocasiones en que el saber la verdad no te hará sentir bien, y mucho menos sabiendo que son cosas evitables. La verdad siempre sale a la luz, pero incluso eso no prenderá la mecha de la vela apagada. Aún hay ríos y mares rojos que se han vuelto océanos, y vidas que se han vuelto tristeza. Sigue lloviendo, pero espero que escampe y los ríos de las calles se sequen, para volver a transitar por ellas y tener la seguridad de no ser parte del agua que allí se encuentra.



Waldylei Yépez



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21/03/06 10:58 p.m.

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martes, 14 de marzo de 2006

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Me enamoré de ti

Veme aquí, sentada en la historia y con vista al tiempo, mientras por mis pies pasa la arena del sendero y sobre mis mejillas chocan las palabras del viento. Viento que a su vez mece las hojas de un árbol, árbol que si miro hacia arriba forma mi cielo. Aquí estoy, pretendiendo ser sincera conmigo mientras miro las nubes que van formando figuras y arrojando escarchas al vacío, escarchas que se esparcen mientras los rayos de luz tocan la clorofila. Pienso en los milagros que habitan el mundo y transitan por él, ángeles de sueños, rostros y reflejos, y entre todos ellos la excepción, la diferencia… tú.

«Me enamoré de ti» así dice mi mente traidora que no deja de pensarte, y que no para de soñarte cuando debiera descansar por las noches; y es que suena tan sencillo… tan simple, como si esas palabras fueran tan fáciles de sentir, como si todo fuese una simple frase, y he descubierto que no es así, que para poder decirte «me enamoré de ti» he pasado por más de un sentir, y por más de un pensamiento.

He fusionado mi mente, cuerpo y alma a un sólo propósito: el vivirte en esta hora, en este día o de aquí en adelante. Volví a soñarte despierta mientras mi pensamiento teje un mundo perfecto, un mundo de rosas y palabras bonitas que no tendría fin porque no dejaríamos que acabase. Un mundo donde hay espacio para el perdón y mis letras tienen sentido, donde mi corazón vive y late por ti, donde soy capaz de amoldarme para convivir.

A esta hora y a toda hora nunca miro el reloj, porque no me gusta ver este tiempo en el que no estás, y estando junto a ti tampoco quiero ver la hora de tu marchar. ¿Sabes? Hay tantas cosas que me gustan de ti. Tienes algo en la voz que me estremece, y algo en la piel que me magnetiza. Mariposas revolotean a la mitad de mi ser, palabras a medias y mis ojos que sólo a ti buscan, que sólo a ti siguen.

¿Por qué he de sentirme así? En mi mente no hay respuesta, pero la mente no ama; a ella sólo le corresponde analizar, y de análisis el amor no vive. Grande es mi desesperación por verte. Qué loco es que, a pesar de la distancia, te sienta a milímetros de mi corazón. Qué loco es decirte que me enamoré, pero ¡qué linda es la locura donde vivo! ¡Qué lindo el tiempo en que estás conmigo! ¡Qué lindo sería tomarte de las manos y besar tus labios! ¡Qué lindo sería decirte que te amo! Porque quiero ser libre de gritar al mundo lo que siento, porque quiero decirles que tú miras más allá de mis ojos, que son de tus labios de los que quiero un beso y mil más, que es entre tus brazos donde quiero descansar, y que sí, que tu amor me hace volar y me hace soñar.

Tu ausencia sólo es la excusa para anhelar más tu presencia. Es más, ella ni siquiera existe porque nunca estás ausente, porque siempre estás aquí cuando te encuentras lejos. Pongo mis manos sobre mis ojos, los tapo como lo haría aquel que va ser sorprendido, y siempre que los destapo espero encontrarte frente a mí; serías la sorpresa más hermosa y la que más me haría feliz.

«Me enamoré de ti» era algo que muchas veces temí decir al no saber si me corresponderías, pero llegué a un punto donde era tan grande mi sentir que ya no cabía en el gran espacio que abarca un corazón. Esto que siento ya no lo puedo ocultar. A fuego está tu nombre escrito en mi ser. Amo lo que eres. Te amo desde el alba al anochecer.



Waldylei Yépez



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14/03/06 11:33 p.m.
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miércoles, 8 de marzo de 2006

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Solo quería decirte

Mi valioso sueño, mi adorable amor,

Hoy me he despertado con muchas ganas de verte —aunque toda la noche estuviste conmigo mientras caminabas en mis pensamientos—, pero esta mañana en particular me haces más falta que nunca. Jamás he dejado de pensarte, es sólo que quizás dejé de decírtelo, como también desde hace mucho no te digo que te quiero porque pensé que era obvio.

Hace meses recordaba tus palabras y las mías, como cuando aquella vez cambié mi “te quiero” por un “te amo”… sí, creí que ya era hora de decirlo. Aún sonrío al recordarlo. Y qué alegría cuando me respondiste de la misma manera.

Recuerdo todas las cartas que, como ésta, te envíe junto con algunas fotos hechas postales. Hasta ahora no sé si llegaron en su totalidad porque con ese asunto de las guerras, enviar algo a otro sitio se hacía muy difícil. No sabes cuántas veces soñé con ser un ave para poder migrar hasta ti, o quizás ser del tamaño de un reloj para poder enviarme a mí misma por correo. Yo sólo quería zarpar en un barco con rumbo a la felicidad, tomar un avión o el tren, lo que fuera.

Amor, hoy he sentido unas enormes ganas de hablarle a tu corazón, y mientras escribo mi mente vaga en la ilusión más grande que he tenido. ¿Sabes? Cuando quiero verte, me quedo muy quieta mientras me fusiono al silencio cerrando mis ojos muy lentamente, luego te veo hablándome de lo que nunca dijiste. Me lleno de ternura, y subo mi mano hacia tu rostro para acariciarlo muy despacio, perdiéndome en tu mirada y respirando a tu ritmo.

Hace tiempo que no me escribes, y aún espero con la misma ansía leerte. La última vez pregunté si me querías, y dijiste simplemente “claro”… no me molesta, es sólo que esperaba leer un “te quiero” de nuevo. Ya hace medio siglo que no lo dices… bueno prefiero pensar que fue ayer, mientras aún espero.

Sé que he sido muy torpe, y me comporté como una niña poco responsable —cuando aún era una niña—, pero a medida que crecí fui aprendiendo mucho. Sí, es cierto que no lo viste, pero cuando lo hagas estarás orgulloso.

Yo sólo quería decirte que aún te amo, y que no olvidé todo lo que dije. Que aún recuerdo cuando soñábamos con estar juntos, que aunque ha pasado el tiempo yo aún te espero porque sé que estaremos juntos como lo prometimos. Porque éramos el uno para el otro, esa media mitad.

Sólo quería decirte que entre las líneas se va mi alma, que aún recuerdo con dolor cuando nos separamos, y que mis manos ya están cansadas… pero que dentro de mí las letras no se acaban.

Espero con gran ilusión una pronta respuesta, mientras se despide quien te amó medio siglo, y quién te amará el resto de lo que quede del tiempo.

Con amor, tu niña.



Waldylei Yépez



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024.Solo quería decirte.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
08/03/06 10:56 p.m.
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sábado, 4 de marzo de 2006

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Sin más que decir

En las sombras de una casa medio vacía
pretendía esconder lo que soy,
pretendía esconder cualquier cosa
pues mis paredes jamás me delatan,
y jamás me enseñan nada.
Pero aún sin querer enseñarme
yo aprendí de su silencio.
Aprendí que ya es hora de callar,
y que es hora de mirar,
mirar las mil y una cosas
que están a punto de pasar.
Y éste es mi último aliento de letras
hasta que tenga otra cosa que decir,
o hasta que tenga más trozos para escribir.
Vivo entre recuerdos e ideas,
vivencias o experiencias
serenas o aplastantes,
y en mi mente agobiantes.
Vivo del que vive
porque soy quién aprendiendo sigue;
porque sólo estando en sus zapatos
entiendo de la vida, y los malos tratos,
o de las cosas buenas que se acercan.
Aprendí del amor en la vivencia,
de ese amor espiritual
que va al cielo y más allá.
También he querido aprender
a tener fortaleza de pared,
para estar de pie sin llorar,
y dejar de derramar lágrimas al andar.
Pero me ha sido imposible,
pues son ellas las compañeras de mis ojos,
las que yacen en mis alegrías, tristezas o enojos.
¡Ay! Quiero ser como tú, pared,
quisiera que me enseñaras tantas cosas;
quisiera escuchar sin juzgar ni culpar;
guarecer y proteger a quienes amo;
aprender de tu silencio
porque mucho he herido con palabras,
y por eso ha sufrido mi alma.
Sin más que decir
aquí detengo mi lápiz,
y en mi gaveta, por ahora, le guardo
junto a muchas páginas blancas que vacías se hallan,
esperando el momento de llenar el vacío,
en el instante de un nuevo día, de un nuevo brío.
Detrás de la voz me quedo, detrás de mi yo,
aquí en soledad me siento a esperar
a ver si me enseña a no llorar.
A despedirme de lo que se me ha ido
sin culpas y sin castigos.
No soy una niña, pero tampoco una mujer aún,
es mucho lo que me falta por ver,
por escribir y por hacer,
pero en la música nace la pausa,
y la pausa es parte de ella
porque contribuye para hacerla.
Las lágrimas no han sido malas
porque ellas forman parte de mi enseñanza;
tienen protagonismo en quién soy
y marcan el camino a dónde voy.
Mis andanzas continúan,
y en mi camino letras hallaré,
las de ahora y las de siempre,
y las que nunca escribiré.



Waldylei Yépez



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023.Sin más que decir.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
04/03/2006 11:00 p.m.
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lunes, 27 de febrero de 2006

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Yo para ti estaré

Aunque existan muchas vivencias en el camino,
y el tiempo pase volando,
tú y yo seguiremos siendo,
no importa que estemos bajo distintos cielos.
Sólo cierra tus ojos y allí me encontrarás
para acompañarte en tu soledad.

Porque cuando me necesites, allí estaré.
Te prestaré mis labios
cuando los tuyos no sonrían.
Y si tus ojos no ven el camino,
podrán acompañarte los míos.
Cuando tus manos se cansen, yo te ayudaré.
En mis hombros podrás apoyarte.
La labor de mis oídos será escucharte,
y mi boca tratará de guiarte.

Porque no importan las distancias,
yo estaré, así como tú has estado.
Has disculpado mis ofensas,
y también me has perdonado.
Me has regalado tu lealtad, y me apoyaste cuando más necesité.
Gracias por mantenerme de pie.

Es cierto que el tiempo ha pasado,
pero tú no perteneces al pasado.
Cada día me acuerdo de ti
porque todo el tiempo estás aquí.
No importa que el cielo sea gris,
siempre pintas un arco iris para mí.

Y qué lindo es que no olvidemos
que prometimos seguir unidos por el lazo del cariño.
Qué lindo porque mientras eso sea así, a tu lado seguiré,
y, por siempre, yo para ti estaré.



Waldylei Yépez



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27/02/2006 4:30 p.m.
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Cuando me importaba

Recuerdo cuando me importaba,
pero ya ha pasa'o el tiempo
entre tantas quejas y lamentos,
y ahora me pregunto:
¿Acaso a alguien más le importará?

Acaso les importará:
Si los niños van a la escuela,
y los ancianos comen;
si la naturaleza se mantiene
o si alguien la destruye;
si hay justicia, respeto, igualdad;
si no hay discriminación racial;
si se respetan las leyes de Dios;
si en la familia no hay temor;
si se respeta la vida y la calma;
si todos buscan la salvación de su alma.

Pero las cosas han cambia'o tanto,
y los grandes sólo ven por su interés.
Porque les vale si se funden los polos,
o si desaparece el ozono.
¿Qué importa el calentamiento global
cuando importa el petróleo y su deriva'o?
¿Cuándo habrá tiempo pa' preocuparse por lo pequeño?
Eso como justicia, fraternidad o sueños.
Por ahí dicen que tonto el que se meta con una potencia,
porque a ellos se les respeta.
Tonto porque sentirá la furia de los grandes dragones,
mirando el poderío de los mejores.

¿Y qué pasa con los que nos quejamos de toda maldad?
¿Nos dirán que están ocupa'os arreglando problemas
con las guerras, petróleo y el hambre?
¿O haciendo acuerdos con muros de alambre?
¿Les importará los miles de niños
que en nombre de la libertad se han ido?
¿Acaso está bien lo que hace el guardián?
¿Está bien aunque no estemos de acuerdo con el can?

Si les importáramos, nos ayudarían.
Si te necesitan en el piso, ahí te quedarías.
Ellos son los que han de sobrevivir,
y eso es asunto de puro negocio.
El guardián decide qué pasará.
El guardián decide a quién salvará.

Cuando me importaba, me hacía tantas preguntas.
Cuando me importaba, soñaba con sueños tontos.
Cuando me importaba, deseaba que a los grandes les importara.
Cuando me importaba, me preguntaba si a ti también te importaba.



Waldylei Yépez



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021.Cuando me importaba.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
26/02/2006 10:16 p.m.
27/02/2006 3:00 p.m.
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domingo, 26 de febrero de 2006

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Perdóname

Sueños… con mi lápiz creaba sueños,
esos lugares para ir volando,
pero, de repente, vi caer el cielo,
y cuando las cosas caen, es por algo.

No sabía lo que decía.
No medí las palabras.
Me amaste de más, y eso te hizo daño.

Nosotros no éramos uno, y tenía que irme.
No quería ser frío, no quería herirte.
Porque yo sí te quiero, pero no te amo.

Perdóname por creer que sólo era un juego,
y que de mis palabras nunca te enamorarías.
No quería hacer mal.
No pensé que a tus sueños destrozaría.

Pero alto volaste en la ilusión,
y yo del suelo no despegué.
Ahora todo lo hemos olvidado.
Prometí estar para ti,
pero ya no puedo de esa manera.
Creí que podríamos vivir en una ilusión pasajera,
pero ahora sé que signifiqué más para ti.

No te quería herir.
Sé que dije que permanecería contigo.
Es cierto que te quiero mucho.
Yo nunca quise hacerte daño.
Perdón, mil veces perdón por este mal trato.



Waldylei Yépez



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26/02/2006 9:52 p.m.
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Sé que ella

Sé que buscas una piel
que te abrigue con su sombra;
que te dé ese calor
que sólo da el amor;
que te invada la sonrisa,
y la paz de la brisa.

Pero aunque lo hayas buscado,
nadie podrá borrar la huella que dejé.
Nadie podrá igualar mi manera de tocar y de besar,
ni mucho menos mi forma de tu piel amar.
Porque lo que ha sido, ha sido grande,
porque me he entregado en alma y carne.
Y nadie ha visto lo que yo vi más allá de tu piel,
allí dónde se funde tu cuerpo y tu esencia.

Buscabas refugio en unos brazos,
y lo encontraste entre los míos.
Anhelabas la dulzura y la ternura
que sólo yo pude darte.
A la luz y a la sombra, siempre supe amarte.

Sé que ella, la que ocupa tu morada,
no es más que tu forma de olvidarme.
Sé que ella te acaricia por las noches,
y despiertas en sus brazos por el día.
Sé que ella quiere borrar lo que fui
porque no puede ser, lo que yo sí.

Sé que quieres que yo sea ella,
la que amas, la que besas.
En su rostro ves el mío,
y anhelando, un suspiro.

Soy más que una simple huella, y lo sabes,
pues palpito en tu pecho.
Soy lo que siempre has querido.
Soy a quien siempre… llevarás contigo.



Waldylei Yépez



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26/02/06 09:20 p.m.
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