Mostrando entradas con la etiqueta Minicolección. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Minicolección. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de septiembre de 2012

, ,

Me propongo

Fuente: Googles Images.

Me propongo a perderme en tus ojos.
Me propongo a perderme en el abismo, en la nada.
Me propongo a tantas cosas.
A ninguna de ellas en realidad.
Me pierdo es este mar de palabras,
que no habla más que de cosas cotidianas.
Me encuentro reflejado en tus pupilas,
que hoy no me miran diferente a otros días.
Para ti no soy más que el mismo de siempre,
que a veces critica a la gente.
Que a veces te mira de frente,
aunque sé que a veces me mientes.
Me propongo ser más que una historia,
o sólo un alguien que quiere la gloria,
sólo un alguien que camina descalzo
esperando que otro alguien le dé un abrazo.
Quisiera proponerme que más cosas nos unan.
Quisiera pensar que nuestras historias se suman.
Quisiera mirar la ventana de este tren,
mirarte al reflejo y diciéndote: ven.
Para ti parece más cómodo el puesto del frente,
quizás porque allí va por quién vas sonriente.
Quisiera decirte a la cara
que ése a quien amas, no te ama.
Quisiera contarte que sufre otro amor,
que yo lo conozco y él sabe quién soy.
Porque lo conozco quisiera advertirte de él,
decirte que por nada del mundo te fíes de aquél.
No, no te enamores de ése,
mejor enamórate de quien este verso siente,
este verso que te habla de amor,
este amor desgraciado que irradia como sol,
pero un sol que casi nadie ve,
mucho menos tú que sólo tienes ojos para él,
y a él sólo le importa quien está a dos puestos más,
tú, sencillamente, no existes en su realidad.
Lamento mi amor decirte la verdad,
la verdad que él jamás te dirá.
Seguiré en este puesto de tren,
quizás esperándote en vano
y tú esperándole a él.

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Me propongo

miércoles, 19 de septiembre de 2012

, ,

Me rindo

Fuente: Google Images.

Este no es el poema alegre
que seguro esperas leer.
Pero si me ves escribirlo
fue porque lo necesité.
Te prometo ya no quitarte más tiempo,
porque yo también me cansé de perderlo.
Quizás te parecerá apresurado lo que diré,
pero no tengo nada más que agregar:
Me rindo.
Sí, con estas líneas me rendiré.
Sé que es lo último que esperas,
y yo no quería hacerlo,
pero ya fue demasiado para mí.
La situación parece un ataque masivo,
y ya no soporto el dolor que me embarga.
Sé que esperabas que volara alto,
pero la suerte me abandonó,
por su parte, el sol se escondió
y la esperanza también me dejó.
Mi escudo fue baleado,
me ahoga el temor,
me ahoga el llanto,
ya no quiero más,
ya no puedo más.
Porque cuando mi escudo servía
me creía muy fuerte,
pero llegó el momento de decirlo:
no puedo cumplir tus expectativas,
lo siento, me rindo
antes de que, por completo, me destruya
y te destruya a ti mismo.
Y si mañana me ves caminando por la calle,
no me saludes, no quiero llorar
por lo que pudo ser y no fue,
por lo que pudo ser y no será.
Lamento estas palabras de renuncia.
Sí, este no es el poema alegre
que seguro querías leer.
Pero si me viste escribirlo
fue porque lo necesité.
Te prometo ya no quitarte más tiempo,
porque yo también me cansé de perderlo.
Quizás te pareció apresurado lo que dije,
pero no tengo nada más que agregar:
Me rindo.
Sí, leíste bien,
con estas líneas me rendiré,
sí, con estas líneas me alejaré,
... con estas líneas te dejaré.

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Me rindo

jueves, 15 de marzo de 2012

, ,

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

Fuente: Google Images.

En esta triste madrugada,
en esta fría madrugada,
escuchando una canción de despedida,
de esas despedidas que aún no se dicen,
pero que aunque no se digan allí están,
he querido escribir un par de líneas,
tal vez tan sólo son líneas de un desahogo,
quizás es que quiero expresar en ellas mi rabia
¿o debería decir: mi enojo?,
como también puede ser que quiera llorarlas
para así sacarlas de mi alma.
En esta madrugada de mi vida,
en ésta que está tan llena de nostalgia,
quiero rememorar la frase más significativa:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar",
y después de recordarla
me pregunto: ¿qué pensó el poeta al declamarla?,
y más aún: ¿por qué no advirtió lo difícil,
sí, lo difícil de empezar el camino que no existe?
Tan sólo dijo que miraríamos hacia atrás
pues allá es donde queda lo que ya ha pasado,
pero nunca advirtió lo difícil de dar el primer paso.
¡Oh poeta! Hoy te he recordado y te he reprochado,
cuán difícil es volver a empezar después de despedirse
porque al despedirse se abre una nueva senda,
pero no advertiste lo que duele emprenderla.
En esta madrugada de mi vida,
en ésta que llena la piel de mi rostro de tanto llanto,
e incluso aquél que aún no se expresa,
quiero confesar que los nuevos caminos me aterran.
Poeta, poeta del camino,
hoy te he recordado y también te he reprochado,
me contaste lo que pasaría algunos pasos adelante
pero: ¿cómo enfrento el primer paso?, eso no me lo contaste.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar", así dijiste
pero te faltó advertirme:
"y aunque sea difícil: da el primer paso,
que con el primer paso comenzarás el andar,
y, por ende, la senda a transitar".

"Caminante no hay camino",
pero vaya que aterra no saber hacia dónde caminar,
aunque uno sepa que "se hace el camino al andar"...

Waldylei Yépez
Continuar leyendo "Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

miércoles, 23 de noviembre de 2011

, ,

Renuncio a ti

Fuente: Google Images.

Me gustaría entender el por qué necesito tanto escribirte esta noche.
Me gustaría entender el por qué mi cabeza te piensa tanto,
el por qué mi boca sigue pronunciando tu nombre
y el por qué mi oído no para de escucharte,
a pesar de que tus labios yacen enmudecidos, yacen callados,
pues tus palabras hace mucho que me abandonaron.
No sé por qué siempre termino escribiéndote a ti,
a ti que sólo letras tristes me has inspirado.
¿Cómo puede alguien sembrar tanto acá en el pecho,
y al mismo tiempo sólo dejarte llanto?
¿Cómo es que terminé sintiendo tanto por ti,
y mis letras más tristes también las has inspirado tú?
¡Qué primavera más triste me tocó!
Y a la llegada del verano, pues nada mejoró.
De verdad, me gustaría saber por qué mi cabeza no para de pensarte,
por qué no para de soñarte.
Hoy vivo una noche muy triste,
postergué mi tristeza tanto como la esperanza me dejó,
pero justo esta misma tarde, me dijo que no volverías y se marchó.
Te esperé,
por muchos días y muchas lunas,
te esperé
e intente no creer en supuestos, o en generar hipótesis absurdas,
cada día te esperé,
esperé a que me escribieras y nunca respondiste mi última carta,
quizás por eso no la respondiste, porque querías que fuera la última.
¿Sabes? Hubo un tiempo en que me sentí muy mal,
hubo un tiempo en que mis acciones no fueron adecuadas
y sé que la tristeza se adueñó de ti,
entonces me reclamaste haberte dejado a solas,
a solas justo cuando más me necesitaste
y me arrepentí muy sinceramente,
pero justo ahora quien se quedó a solas fui yo,
a solas justo cuando más te necesité.
Pudiera pensar que ésta fue tu venganza,
pero la verdad es que si lo hubieses planeado
jamás habría sido tan perfecto,
tan perfecto jamás habría resultado.
¿Sabes? He decidido renunciar a ti,
he decidido renunciar a tu recuerdo esta noche,
renunciar a tus cartas, renunciar al abrazo que imaginé me darías,
sí, porque esperaba más de ti, esperaba tu consuelo
pues de verdad te necesitaba,
y sólo encontré tu silencio…
Ya no quiero seguir esperándote,
ya sé que no vendrás,
ya sé que no escribirás,
ya sé que te perdí
y ahora sabes que me perdiste a mí…
A partir de ahora, no serás inspiración en mis cartas,
ni siquiera en aquellas que sólo reflejan tristeza.
Eso que estaba en mi pecho y que sentía por ti,
también acabo de sacarlo de ahí.
Ya no te buscaré,
ya no intentaré encontrarte,
y la verdad no espero que me busques tú a mí,
y tampoco creo que puedas hallarme aquí.
Mi noche acaba de nublarse,
lloverá, tronará y quizás el rayo aparecerá,
y tal vez mañana sea un día oscuro
donde las palabras no saldrán por culpa de este nudo,
y quizás llore un poco porque te perdí
y porque me has perdido,
porque te fuiste
y porque yo también me he ido.
¡Renuncio a este cariño!
Renuncio.
Renuncio a ti…
Renuncio a la relación donde yo te hice daño,
y donde después, tú me hiciste daño a mí…
Renuncio.
Renuncio a ti.
Waldylei Yépez
Continuar leyendo Renuncio a ti

sábado, 24 de septiembre de 2011

, ,

Llegué a pensar que debía escribir algo para una despedida

Fuente: Google Images.

Llegué a pensar que debía escribir algo para una despedida,
pero jamás creí que me despediría de ti.
Se suponía que debía hacerlo hace un mes,
pero no lo supe hasta hace horas, como tres.

Sí, llegué a pensar que debía escribir algo para una despedida.

Esta noche he rememorado muchas cosas,
y no creí que esto terminaría así.
No pensé que otros tuvieran que llevarte rosas,
y no creí que tendría que llorar por ti.

Llegué a sentir que algo quizás ocurría,
pero jamás que se tratara de que te irías.
Lloro desconsoladamente en un rincón oscuro,
quizás porque mi alma yace al desnudo,
y todo mi rostro está empapado
al saber que ya no estás a nuestro lado.

No sabía cómo decirte,
no sabía cómo despedirme,
entonces te escribí estas líneas
aunque quizás no sea suficiente para una despedida.

Te quiero mucho, hermano.
Ahora, con nuestro padre, estarás a su lado.

Un día le escribí al Halcón y al Albatros,
pero no sabía que hoy a ti te escribiría.
Ojalá allá descanses y seas feliz,
y que cuides de tus hijos
como tu padre cuidó de ti...

Como nuestro padre, cuidó de ti...

* A tu memoria querido hermano.
Waldylei Yépez
Continuar leyendo Llegué a pensar que debía escribir algo para una despedida

lunes, 12 de septiembre de 2011

, ,

Blasfemia literaria

Fuente: Google Images.

Hoy será el día en que, diga lo que diga,
será lo que yo diga.
Hoy será el día en que, aunque diga lo que diga,
mis ideas no van a ser vencidas.

Porque hoy no usaré palabras de otros,
ni compraré expresión a antojos,
porque aprendí que las letras se copian
pero no valen más si te las copias.

Por eso quizás yo tenga mejores formas,
mejores formas de expresarme,
pues teniendo un poquito de tu apoyo:
"el chorrito de agua
se convierte en un arroyo".

Hoy decidí que no buscaré poemas para ti,
ni le creeré a nadie que otros escribirán mejor,
creeré que si tengo algo que decir
seguro preferirías que lo dijera yo,
pues yo también sé hablar de amor
y puedo describirte al sol.

Digo que quizás, tal vez, podría ser,
yo no necesitase a Neruda
para declararte un pensamiento,
o hablarte de la grandeza del firmamento.

Sólo necesito algunas cosas,
y para ello no requiero saber demasiado,
como dicen por ahí: "ser mucho literario",
pues lo literario no siempre es lo soñado.

Porque no creo que Baudelaire
diría lo que digo yo.
Y si Neruda leía a Quevedo,
¿a quién le importaría eso?

¿Será que si leo a Góngora
las cosas me saldrán mejor?
¿Mallarmé pondría las letras
a tus pies?

Blasfemia literaria,
quizás eso puedo ser,
quizás eso quiero ser...

Y qué importa
si la luna parece torta,
lo que importa es lo que siento ahora,
y que quizás a nadie más le importa.

Insisto que no sé quién es Víctor Hugo,
insisto que no leí la Ilíada,
desconozco el oxímoron
o que la metáfora es marrón.

Sólo digo que quizás,
y sólo quizás un tal vez podría ser,
yo pudiera escribir al revés
y lograría decirte lo que eres para mí.

A lo literario
le regalaré un desacato,
porque tantas reglas
ya me aprietan los zapatos.

Sé que muchos querrían matarme ahora,
que blasfemo de las letras,
no creo que sabiendo
quién es el Quijote,
me sienta más grandote...

Insisto que muchos querrán matarme,
insisto que digo lo que no quieren que diga,
pero quizás tal vez podría ser
yo sea el más ordinario de la clase entera,
pero si tú eres mi apoyo
no me tocará el enojo.

Estoy diciendo que podrías salvarme,
estoy diciendo tantas cosas
sin siquiera inspirarme.

Todas estas letras son mi blasfemia,
sin palabras vulgares,
y aún así me hacen volar como aves,
no permitas que las palabras se traben.

Y es que lo escrito pertenece al pasado,
el siglo de oro murió hace ya tanto,
pero antes de que me digan:
"esto es lo peor que pudieses haber escrito",
te diré lo que quiero:

Quizás, quizás si me miras a los ojos
yo podría ser mejor,
tú eres mi apoyo,
mi dulce mar,
mi buen arroyo.

Y antes de que me echen de aquí,
diré que no necesito de palabras de otros,
no permitiré que Neruda te hable por mí
porque yo tengo mis propias palabras
y mis propios enojos.

Al olvido las dulces palabras de amor,
con mis propias palabras te hago mi declaración...

Sí, así de "vulgar" escribo yo
y aún así sé describir al sol
y escribirte: amor...

Y escribirte... mi amor.

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Blasfemia literaria

sábado, 10 de septiembre de 2011

, ,

El Halcón y el Albatros

Fuente: Twitter.

Hacia arriba,
hacia el cielo,
muy allá,
sobre el mar,
donde las olas perseverarán
y el silencio te envolverá.

Hacia arriba
en vuelo alto,
un vuelo incierto
donde ruge el mal tiempo.

El Halcón y el Albatros,
con alas abiertas,
al viento enfrentaron
y con entusiasmo volaron.

Allá se les ve,
allá se les ve volar.
Allá se les ve,
allá se les ve surcar.

Siendo los mejores en su especie,
los mejores en su actuar,
levantando Desafíos
o iluminando Viña del Mar.

El Halcón de Chicureo,
allá en la Colina,
se quedará en el corazón
al igual que su canción.

De los marinos se dice,
se dice que vuelven,
vuelven reencarnados en aves
o convertidos en Diomedeidaes.

Diomedeidaes les dicen,
otros les dicen Albatros
que vuelan entre el azul y amarillo,
navegando, como lo haría Cubillos.

El Halcón y el Albatros
han emprendido su vuelo,
sobre el mar que tanto amaban,
hacia la isla que anhelaban.

El Halcón y el Albatros de Juan Fernández,
ellos que siempre tuvieron un corazón bien grande,
se despiden de la tierra,
se despiden hacia el cielo.

El cielo les recibe,
les recibe iluminado,
porque siempre fueron buenos...
muy buenos hermanos.

El Halcón de Chicureo,
el Albatros del océano,
le dicen adiós al mundo
pero Chile los extraña tanto...

Adiós, buenos amigos,
adiós, buenos hermanos,
ojalá un día emprendan vuelo
y así puedan visitarnos.

Y así puedan visitarnos...

* A la memoria de los Felipe C. (Felipe Cubillos y Felipe Camiroaga) eternos visitantes
de la Isla Juan Fernández.

Waldylei Yépez

Fuente: Google Images.
Continuar leyendo El Halcón y el Albatros

domingo, 3 de julio de 2011

, ,

Gotas de llanto

Fuente: Google Images.

A veces pienso que somos apenas dos gotas de lluvia
que se enfrentan al sol,
intentando no desvanecer ante su calor,
pero muriendo ante el dolor de desaparecer.
A veces pienso que no somos más que un sueño,
un sueño donde nos juntamos para vivir un imposible e inalcanzable camino
que hace flaquear nuestras metas,
porque resulta tan difícil enfrentar lo que enfrentamos a diario.
Son tantas las cosas que pudimos haber sido…
disculpa que hable en pasado ahora,
no puedo evitarlo.
No sé si me estoy acostumbrando a la idea de perderte,
aunque quizás sí,
quizás he asumido la realidad de que te estoy perdiendo
o que ya te perdí.
Somos dos gotas de llanto,
de llanto inminente que no tardará tanto en llegar.
Sé que la música que suena de fondo viene a despedirte,
pero me gustaría tanto no verte llorar
y quizás la única forma es pedirte que te vayas de una vez,
antes de que mi corazón no pueda más el llanto aguantar.
Sé que a futuro me preguntaré por qué renuncié a ti,
por qué renuncié cuando todo indicaba que nos iría bien
y me culparé por cobarde,
me culparé por no esperar aunque resultara difícil
y entonces al reflexionar
me daré cuenta que no quise aquella corta espera
y la cambié por una larga donde jamás llegas.
Es difícil estar sin ti, es difícil esperarte
pero lo será más aún el olvidarte.
Hoy somos dos gotas de llanto,
nada más que eso somos.
Nada más que eso hemos sido.
Me pregunto: ¿Cuál será nuestro camino?
Dímelo tú, no sé cuál sea nuestro destino,
si separarnos ahora
o seguir como seguimos.
Dos gotas de llanto,
más que eso quisiera ser,
más que eso podemos ser,
más que eso ¿tú quieres ser?

Waldylei Yépez

Fuente: Google Images.
Continuar leyendo Gotas de llanto

sábado, 2 de julio de 2011

, ,

Desacuerdos

Fuente: Google Images.

Estas son las cosas que tú haces,
lee y observa cómo de verdad te ves.
Te hago una pregunta: ¿Te crees el mejor?
Déjame decirte que actúas como el peor.
Lee y date cuenta cómo son las cosas,
y por qué muchos no te tratan como rosas.
¿Cómo tratas así a alguien que te trata mal?
Sí, quita la cara de sorpresa y mira la verdad.
Más de uno sabe que tratas mal a quienes quieres enseñar,
y muchos no creen que seas bueno en formar,
lo único que haces bien es maltratar.

Si crees que castigando se puede enseñar,
pues no estoy de acuerdo con el pensar.

Si cree que sus años de experiencia le hacen mejor,
me parece que, a usted, lo hacen peor.
Sí, es verdad, su forma de tratar
es una mala forma de enseñar.
¿Dónde quedó su humanidad?
¿Por qué el formador de formadores
resulta más implacable que cualquier otro?
¿Dónde queda la bondad de su rostro?
¿Dónde fue a parar su parte espiritual?
¿Cree de verdad que con castigo se pueda enseñar?
Debería recordar que para un aprendizaje humano
se necesita el procesamiento mental,
la cognición es importante
pero no su condicionamiento operante.

Si crees que castigando se puede enseñar,
pues no estoy de acuerdo con el pensar.

¿De qué le sirve que le tengan miedo por la nota?
¿Se siente muy bien al tener “poder” sobre los demás?
¿Cree que por ser autónomo en su cátedra
puede joder a los otros?
¿Acaso no le importa que sus estudiantes se puedan sentir mal?
¿Cree que son piedras y rocas irrompibles
y por eso es implacable en su actuar?
Quizás usted piense que hace lo mejor que puede,
pero ¿por qué no le pregunta a los alumnos?
Si es bueno ellos se lo dirán,
y si es malo debería usted cambiar.
Si hoy fue un mal día, no lo pague con ellos,
ellos no tienen culpa de lo que le pueda pasar.

Si crees que castigando se puede enseñar,
pues no estoy de acuerdo con el pensar,
vaya pensando en cambiar su metodología de enseñar,
porque el aprendizaje humano es mucho más,
mucho más que un puto condicionamiento,
y ésa… ¡sí es la verdad!…

Waldylei Yépez

Fuente: Google Images.
Continuar leyendo Desacuerdos

sábado, 18 de junio de 2011

, ,

Veintiuno

Fuente: Google Images.

Hay veces que me quedo pensando en la vida,
y no sé cómo es que pasan muchas cosas.
Hay veces que quiero pensar que nada está mal,
pero el mundo me hace ver que no, que esto es lo real.

Y pensar que sólo eran veintiún años,
no era más que veintiuno los que tenías.

Hoy por alguna razón quise escribirte,
y escribir a todos los que, como tú,
se fueron a los veintiún.

No puedo reescribir la historia
y decir que era muy bueno lo que hacías,
aunque para muchos: hayas sido el mejor.

¿Qué pasó que tu destino se torció?

Hoy no hago más que pensar en cuántas historias serían distintas,
y que por razones diversas fueron como fueron.
Escucho el sonido religioso y la llamada del olvido,
pues no dejarás más que lamentos,
y quien fuiste antes, ahora pasará desapercibido.

Toco la puerta del tiempo,
pues quise interceder por ti, pues sólo tenías veintiuno,
y me dijo: “no hay más que se pueda hacer,
se toman decisiones, no importa cuántos años tengas”.
Le dije que sólo eran veintiuno,
me dijo: “debió pensar en ello…”.

A los veintiuno crees que nada te pasará,
que todo le pasa a los demás,
y que después de los veintiuno vendrán más,
pero mira el resultado: ya no estás.

Y pensar que sólo eran veintiún años,
no era más que veintiuno los que tenías.

Hoy por alguna razón quise escribirte,
y escribir a todos los que, como tú,
se fueron a los veintiún.

A los veintiuno…
Tan sólo fueron veintiuno…

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Veintiuno

lunes, 6 de junio de 2011

, ,

Al inexistente

Fuente Imagen: Google Images.

Me permitiré confesarte
lo que esconde mi rostro,
aquello que yace
bajo el piso de mis emociones.
Me permitiré confesarte todo.
Me permitiré ser yo,
antes que todo eso que quieren que sea.
Me permitiré, pues,
ser más que una máscara de seda,
más que la doble cara de géminis,
y más franca que un escorpión,
o quizás más cruel que su propio aguijón.
Me permitiré ser la fuerte,
la dura y la implacable.
Me permitiré cantarte toditas tus verdades.
Comenzaré por contarte que ya no hablo con el cielo,
así como muchas veces me viste hacerlo.
Ya no creo que los sueños sean nubes tampoco,
pues ni soñando se puede volar un poco.
Ya no creo en las cosas que te dije que creía,
acabé despertando… tenía que hacerlo algún día.
Te imaginé llegando como un príncipe
en busca de su princesa,
pero en lugar de alegrías, quedé con mil tristezas.
Llegué a creer que el mundo era dulce a tu lado,
de un sabor a chocolate, pero se volvió salado
hasta alcanzó hacerse amargo.
Problema femenino:
“creer en el perfecto masculino”,
creer que existen príncipes y no sapos,
aunque la mente te mienta, creando del sapo un príncipe
para posarte entre sus brazos,
mas siempre seguirá siendo sólo un sapo,
pues la perfección… sólo dura un rato.
Mi mente creó de ti al hombre más ideal,
aquel que era distinto a los demás,
pero no eras tan distinto ¿Verdad?
Sí, puedes escudarte bajo la excusa de que sólo fue mi culpa,
risas te da ahora,
pero niega que te gustó ser el personaje principal de la obra,
y hasta te esforzaste en ser el príncipe que la princesa adora.
Jugaste al enmascarado, pretendiendo ser tan perfecto al principio,
y terminando tan cruel al final.
Te felicito, fuiste un buen actor en tu actuar.
Creí en unicornios,
hasta creí que la luna se podía bajar,
creí en la Atlántida,
hasta creí que las sirenas cantaban con las olas del mar.
Creí en tus palabras y en tu silencio,
creí que había en tus ojos sinceridad,
creí que construiríamos un sueño distinto
y terminaste engañando a mi instinto,
la intuición tampoco me ayudó,
fui la tonta de este cuento de dos.
Problema femenino:
“creer en el perfecto masculino”,
cuando ese “perfecto” no existe,
aunque la mente lo contrario indique.
Veme aquí sentada,
ya no le escribo ni a las hadas,
el unicornio, para mí, se murió
y la Atlántida se esfumó,
quizás ninguno existió,
como lo nuestro, que sólo se desvaneció.
Pero permíteme felicitarte nuevamente,
osaste a representar muy bien tu actuación,
al principio sí que fuiste perfecto ¿O no?
Déjame responder a mí esa pregunta:
¡Vaya que fuiste perfecto!
Yo misma te enseñé cómo enamorarme,
sí, ya sé que en eso soy bastante culpable,
y tú, un completo irresponsable.
Ya no me ensañaré ni trataré de insultarte,
total, ya perdí todo lo que me quitaste
e insultarte no me devolverá lo que me robaste:
ya no volveré a ser como antes.
“Te odio” es una frase todavía muy bonita para ti,
así que mereces mucho menos que eso,
aunque no se me ocurre cuánto es lo menos.
Por ahora, no seguiré gastando mi tiempo,
lo que sí te dejo claro es que te vayas olvidando,
olvidando de todas las cosas buenas que te dije,
cuando te las dije realmente creía que eras más parecido a él,
al hombre inexistente que sólo vivió en mi mente,
al hombre perfecto que hoy en día ya no vive en ti,
ese hombre perfecto que ya no está aquí…
Y a ese hombre dedico mis palabras…
Al inexistente…
ese hombre de cristal,
caído del más alto pedestal…

Waldylei Yépez

Fuente Imagen: Google Images.
Continuar leyendo Al inexistente

sábado, 28 de mayo de 2011

, ,

¿Cómo?

Fuente Imagen: Google Images.

Ven a ver cómo pasa el tiempo
mientras te quedas solo,
por ignorar todo lo que quise darte
pero qué más da, ya eso no es importante.

Has liberado toda la rabia y el miedo
que jamás vi en mí antes.
Mis palabras se vuelven cañones
que destruyen tu imagen.

¿Intentas disculparte?
No me interesa disculparte,
y mucho menos perdonarte..

¿Cómo? ¿Cómo me convertí en lo que me convertiste?
Pregúntatelo a ti mismo.
Ahora ves millones de guerras en mi interior,
pero tú plantaste cada semilla que así germinó.

Ahora, te dices que te equivocaste,
pero ya no pasarás por encima de mí como antes,
puedes volver sobre tus pasos,
ya no hay lugar para ti en mi regazo.

¿Y me dices que ahora eres feliz?
Que estás de lo más feliz solo,
pero no es lo que cuenta tu mirada,
no, no es lo que cuenta tu mirada.

Tú siempre tuviste la razón,
y nunca jamás me dijiste que la tenía yo,
me ignoraste
y así me marchitaste.

¿Cómo? ¿Cómo me convertiste en tu peor enemigo?
Comenzaste caminando lejos de mí,
sembrando miedos que germinaron en guerras,
ahora aguántate la astilla de la madera.

¿Cómo? ¿Cómo me convertiste en lo que soy?
Cuando me dejaste sola,
aprendí a vivir sola,
aprendí todo lo que tú me enseñaste.

Y ahora me preguntas cómo,
¿Cómo puedo ser tan dura?
Tú me enseñaste, sí me enseñaste…

¿Cómo? ¿Cómo llegamos a odiarnos?
Pero sobre todo,
¿Cómo es que llegué a decirte: te amo?
Si en ti no hay nada que valga la pena amar,
y no sé si valga la pena odiar…

Entonces, ¿Cómo?
¿Cómo llegamos a odiarnos?
¿Cómo es que llegamos a amarnos?

Waldylei Yépez

Fuente Imagen: Google Images.
Continuar leyendo ¿Cómo?

sábado, 9 de abril de 2011

, ,

Considérelo

Hoguera de la Inquisición. Fuente: Google Images.

Muy bien, señor sabelotodo.
Mucho sabes de mí, y lo que ven mis ojos,
cómo me siento, y qué tan mal me fue en la vida.

Sé muy bien que tienes la solución,
y que tus palabras no lastiman
por mucho que me digas “bruto”,
porque no lo haces con “esa intención”.

Sé muy bien que tu religión es “la verdadera”,
y que estudiaste en la mejor escuela,
que te llenas la boca hablando de “la palabra de dios”,
y que crees que el asesino será perdonado,
si se arrepiente ante el señor.

Sé que también dijiste que quien insulte al cristo,
pero se arrepienta, será perdonado.
¿Quisiste decir que quién no se arrepienta,
debería ser castigado?
¿Cuál sería el mejor castigo para ti?
¿Una cruzada? ¿O el retornar de la inquisición?
Tú hablas, ¿Pero acaso tienes razón?

Hablas de la palabra de dios,
¿Acaso sabes cuántas modificaciones lleva?
¿Y que esas modificaciones son hechas por humanos?
¿Te has puesto a pensar cuánto corrompe el poder?
¿Será que el poder no corrompe nunca a la religión?

Esto sólo es un recordatorio, señor sabelotodo.

Considera esto:

¿Cuánto dinero mueve la figura de dios?
¿Cuánto poder tuvieron sus representantes?
¿Sabías que el clero se molestó en el siglo XII
porque les prohibieron golpear a los judíos?
“Apalear a los judíos” le llamaban
a la “santa tradición” de Tolosa, en semana santa.

Señor sabelotodo, que se cree “el elegido”.
¿Necesitas creerte más especial que los demás?
¿Ser la luz que brilla en la oscuridad?
¿Ser la salvación del mundo?

¿Qué es para ti la salvación del mundo?
¿La muerte de todas las personas que consideras “malas”?
¿Será por eso que pides con ahínco el fin del mundo?
¿Así de una vez por todas vendrá el castigo del padre,
y demostrará que siempre la tuya era la verdad?

Señor sabelotodo, ¿Por qué escribes tanto del “último día”?
¿Por qué colocas a tu dios amoroso como el peor y más cruel?
¿Te das cuenta que tú mismo te contradices?
¿O no te has dado cuenta de eso?

Considera esto,

Si tú eres la luz contra la oscuridad, ¿Por qué la llamas para que venga?
¿Por qué insistes con “el último tiempo”?
¿Por qué te causa tanto agrado que otros sean castigados?
¿Necesitas que el mismo rey de reyes te elija?
¿Que te felicite por tu gran labor de “amor”?
“¡Que sean castigados los que insultan al rey!”,
¿Y que te den una corona por ser un “santo”?
Si tus palabras son de amor, ¿Por qué insultas
a quien piensa distinto a tu dios?
¿Por qué es tan difícil razonar el libro sagrado?
¿Porque odias que tu contrario te gane y tenga razón?
¿Porque es más fácil aceptar como siempre han sido las cosas y ya?

Muy bien, señor sabelotodo.

Si usted se cree santo, yo no lo sacaré de ahí.
Si cree tener la verdad, no le impondré la mía.
Pero dejemos algo claro:

Ni usted es el más especial del mundo,
ni su religión es la única y original,
ni siquiera es la más vieja,
y tampoco es la más santa.
Su religión lleva acuestas muchos muertos,
pues su base es un charco de sangre,
y no, no importa que Messori pida que se “olviden los errores pasados”,
porque eso no le devolverá la vida a la gente.
Eso no le devolverá la dignidad a quienes se la quitaron
y tampoco deshará la crueldad de violaciones contra niños desamparados.

La próxima vez, señor sabelotodo,
que quiera defender a su religión haciendo alarde de “su pureza”,
vea los libros de historia,
estos no se escribieron así porque “fueran ateos” sus autores,
se escribieron así porque así fue la historia… por mucho que a usted no le parezca.

Considérelo… Todo esto es parte de la “verdad”,
que no es la suya ni la mía, señor sabelotodo, pero no deja de ser verdad.

Waldylei Yépez

"Máquinas de maldad" (Inquisición) Fuente: Google Images.
Continuar leyendo Considérelo

lunes, 4 de abril de 2011

, ,

Confieso que no he vivido

Fuente Imagen: Google Images.

“El futuro no me devolverá el tiempo perdido del pasado”.
Así reza el epitafio que tiene mi sueño,
ese sueño muerto de hace algunos años.

A diferencia de Neruda,
que dice que ha vivido,
yo confieso que no he vivido.
Mi problema es que el tiempo no se detiene,
y no hay forma de que vuelva a empezar mi camino…
Sí, confieso que no he vivido.

Confieso ante ustedes, mis amigos, que me he mentido
creyendo que podría volver a empezar ese sueño perdido,
pero no fue así.
Me he aferrado a lo perdido tan profundamente,
que alcanzar otros sueños no me es suficiente.
Sí, se puede volver a empezar
pero siempre empiezas otros sueños…
Nunca los que ya han muerto…
Y yo quiero ese sueño muerto,
quisiera poder revivirlo,
alcanzarlo y concluirlo,
pero jamás será así
porque lo que muere: muerto queda.

¡Ay, mis queridos amigos!
Me he convertido en un lago de lágrimas
que miran con horror el pasar del hoy.
¡Cuán cobarde fui!
No hice nada cuando pude,
y ahora sólo me lamento cuando puedo.

De nada me sirven los aplausos y las felicitaciones de hoy,
yo quería que todo esto pasara ayer.
Debí superar cada etapa de mi vida cuando correspondía,
pero no fue así.
Mi reloj se ha atrasado en años.
Veo a mi alrededor y todo avanzó, menos yo.
Es ahora cuando doy mis primeros pasos,
nadie sabe cuánto dolor me causa mi fracaso.
Fracasé,
lo hice aunque hoy haya alcanzado otras metas.
Fracasé,
aunque de mi dolor sólo yo sepa.

Confieso que soy infeliz,
no importa que mi rostro una sonrisa tenga.

Confieso que no he vivido,
y que me embarga
una tristeza agria
y muy amarga.

Confieso que no me alegra alcanzar otras cosas,
lo que quería ya lo perdí
hace mucho tiempo atrás.

Mi reloj se ha atrasado en muchos años ya.

Confieso que no he vivido,
a diferencia de Neruda.
Confieso que he perdido…

Todo lo que una vez quise,
todo lo he perdido.

Mi reloj se ha atrasado,
y ya no hay ninguna forma de adelantarlo.

Confieso que no he vivido…

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Confieso que no he vivido

lunes, 28 de marzo de 2011

, ,

Cómo puedes…

Fuente Imagen: Google Images.

Cómo puedes ponerte a caminar lejos de mí,
cuando sin ti, apenas puedo sobrevivir.
Cómo puedes sencillamente respirar,
cuando yo me estoy ahogando aquí.

Cómo puede ser posible que no derrames las mismas lágrimas que yo,
cuando durante mucho decías amarme,
cuando durante mucho decías soñarme.

Y ahora me dejas en este espacio tan vacío,
¿Puedes ver mi alma sumida en la soledad?
¿Puedes ver mis lágrimas inundar mi cuarto?
¿Puedes ver que no cesa mi llanto?

Cómo puedes…
Me decías que era sólo a mí a quien amarías,
me decías tantas cosas.
Cómo pudiste…

Si vinieras a verme ahora
me verías llorar desconsoladamente,
porque así se lloran los grandes amores,
así se sufre por amores como éste.

Sólo a mí me amarías, eso dijiste
y yo te creí.
Sólo a ti te amaría, eso te dije
y por eso sufro así.

Cómo pudiste abandonarme.
Cómo pudiste dejarme a mi suerte,
cuando yo era “todo para ti”.

Ven a mirar lo que hiciste,
ven a ver las consecuencias de tus palabras,
ven a mirarme a la cara,
ven a mirar cómo muere mi alma.

Cómo puedes caminar lejos de mí,
cuando yo ni siquiera puedo ponerme de pie.
Cómo puedes sencillamente sonreír,
mientras yo ya no sé qué es eso.

Hay muchos por qué,
pero supongo que eso tampoco te importa ya.
Ahora hay mucho rencor
porque no sé cómo decirte adiós.

Cómo puedes hacer borrón y cuenta nueva.
Cómo puedes…

Mírame en este espacio vacío
donde todo me recuerda a ti,
me pregunto si te acordarás que te amaba
y me dejaste aquí…

Cómo pudiste.
Cómo es que puedes hacerme esto.

¿Cómo puedes?

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Cómo puedes…

domingo, 20 de marzo de 2011

, ,

Sin nombre

Fuente Imagen: Google Images.

La más grande de las tristezas no ha podido nombrarse,
por eso este poema, o el intento de aquél, no tiene nombre.

No puedo nombrar ni mucho menos decir,
no puedo decirles, amigos míos, lo que adentro yo siento.

Pero podría darles, quizás, unas palabras nacidas de este sentir,
que no son otra cosa que sólo el dolor y la tristeza del fin.

El fin que no es tal, el amor que es el mal,
el mal que me atormenta, porque incluso el amor puede atormentar.

Desde mis oscuridades les escribo,
pues el amor a la oscuridad me ha llevado.

Resulta, mis queridos amigos, que yo amé,
amé tanto que mi corazón se desbordó,
pero no supieron amarme como esperé.

Pero no crean ustedes que fui exigente,
todo lo contrario, hay muchas cosas que me callé,
hay muchas cosas que me hirieron y que omití
porque yo amaba tanto, que el amor me enseñó a sufrir.

Vivo dentro de una relación que no me llena,
con alguien que no sabe amar y a quien no amo ya,
pero la costumbre de su compañía ha sido tal
que lo idóneo ya no es correcto, o lo correcto no es ideal.

Dejar atrás lo que tengo, es dejar atrás miles de historias
que de mi mente no quiero borrar.

Este “amor” es parte de lo que soy,
y de lo que seguiré siendo: aunque no sea feliz.

Sí, el amor me enseñó a sufrir.
Soy de los que creen que amar es sufrimiento,
de los que creen que amar es llorar
y aguantar todo aquello que venga.

La situación es complicada, no me pidan que les explique.
No me pidan que haga algo al respecto,
pues yo no puedo.

Si me aparto de quien no me ama,
sufriría incluso por eso: por no tener su desamor,
por no tener su compañía que, aunque me hiere, me acompaña.

Me acostumbré a la idea de que amar también es sufrir,
y créanme que extrañaría sufrir si me voy,
porque si me voy ya todo cambiaría
y no podríamos reunirnos con la familia.

No me perdonaría no estar en las fotos de cumpleaños,
aunque esas fotos no hablen del sufrimiento
sino de la felicidad de aquel instante.

Yo no puedo, en serio mis amigos,
no podría enfrentarme a los cambios,
a las consecuencias de enfrentar lo que vivo hoy.

No critiquen mi decisión,
no critiquen que he decidido sufrir hasta el fin de mis días.
No critiquen que los defectos de mi pareja ya los conocía,
y que pude hacer algo y no lo hice.

Por último, no critiquen el montón de veces que vendré a ustedes
para que escuchen sin parar mis lamentos, año tras año,
ténganme paciencia, yo sé que elegí sufrir…

Seguiré desahogando mis penas a través de las letras,
seguiré contándoles de su desamor,
seguiré como hasta el sol de hoy
sin poder hacerle caso al corazón
que me dice: ya he sufrido mucho por amor.

Lo siento corazón, cuánto lo siento,
pero es mejor que tú sufras
a que sufran otros, por culpa tuya y mía,
porque vale más que otros sean felices
a costa de tu felicidad, lo siento corazón.

Verdaderamente, cuánto lo siento…

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Sin nombre

domingo, 27 de febrero de 2011

, ,

Otras manos

Fuente Imagen: Google Images.

Al nacer, fueron otras manos las que le recibieron.
Las de su madre no querían hacerlo.
Y su silencio no calmó el llanto de la criatura.
Lo hicieron otros brazos, generosos por demás,
pero nunca los de la madre, que le faltaban desde ya.

Al llegar a casa, ella regaló al bebé
al primero que se lo recibiera,
y ése otro fue quien dio de comer
a la pobre criatura que aquélla no quisiera.

Al crecer, pensó en buscar a sus padres,
le dijeron que su madre le tuvo de dieciséis,
que era inmadura,
y su padre, se perdió después.

Dieciséis, dieciséis,
quién dijo que se puede vivir sin pensar en consecuencias.
Dieciséis, dieciséis,
eres capaz de crear una vida y destruirla a la vez.

Su propia madre le advirtió de la vida
y ella dijo que sería libre de hacer lo que quisiera,
ahora yo sé que sí hizo lo que quiso:
me dejó en abandono,
me dejó muy solo.

Nunca escuché de sus labios un te quiero,
o una frase de amor,
tan sólo el silencio fue capaz de regalarme.
Nunca “creció” ni fue responsable,
ni ahora que tengo la edad que ella tenía
es capaz de acercarse.

No le odio, ni buscaré para reprocharle
pero aún me repito:
¿Por qué? Si yo era tan inocente, ¿Por qué?
¿Por qué ha dejado mi vida en otras manos,
cuando yo le acompañé desde su vientre?
¿Por qué prefirió despreciarme
cuando no fui yo quien la abandonó?

He escuchado tantas veces
recriminaciones de terceros,
que ella es esto y lo otro.
Yo no diré nada, total ni siquiera la conozco,
ella no me permitió hacerlo.

Pero, ¿Por qué?
¿Por qué me dejó si yo era tan inocente?
No le importó si tenía hambre o frío,
sólo se fue.

“Sólo tenía dieciséis”
pero eso no es excusa,
yo también llegué a los dieciséis
y eso no me quitó responsabilidad
en los actos de la vida.

Y la historia dijo:

Al nacer, fueron otras manos las que le recibieron.
Las de su madre no querían hacerlo.
Y su silencio no calmó el llanto de la criatura.
Lo hicieron otros brazos, generosos por demás,
pero nunca los de la madre, que le faltaban desde ya.

Otras manos,
fueron otras manos quienes le dieron de comer,
le cobijaron del frío,
y llenó el vacío que le dejó su falta de querer.

Otras manos,
¿Por qué?
No fueron las tuyas las que me recibieron al nacer.
¿Por qué?

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Otras manos

viernes, 25 de febrero de 2011

, ,

Zombi

Fuente Imagen: Google Images.

En las pequeñas cosas yacen eternas fortunas o infortunios.

El otro día cuando hablaba con él
se disculpaba por el silencio en que se sumió.
Me decía: tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia,
pero está bueno ya...
Nunca te olvidaré.

Su decisión fue como bomba
que cayó en mi cabeza,
y me convirtió en un zombi:
caminando sin caminar,
sin comprender,
y estando sin estar.

Las pequeñas cosas hicieron que significara mucho para mí.

Pero el otro día lo vi callarse cuando llegué.
Su familia comenzó a fingir.
Y la seriedad de la relación
se la llevó la imaginación.

Pero...
No se trata de ti,
ni de tu familia,
… llegamos hasta aquí.

Así me convertí en zombi:
caminando por el mundo
sin caminar.
Mirando sin estar.

Derrumbó mi mundo,
¿Y ahora cómo lo recupero?

Y así me decía:
tenemos que hablar,
no se trata de mí,
no se trata de mi familia...
pero esto llega hasta aquí.

Es tan fácil para ti,
pero yo...  ¿Cómo vuelvo a vivir?

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Zombi

jueves, 17 de febrero de 2011

, ,

Una razón


Fuente Imagen: Google Images.

Dame una razón para creerte,
aunque ya no quiera.
Una razón que me haga superar la barrera,
del odio que has sembrado en mí.
Dame una razón…

Es que si me muevo por el mundo: en quiebra,
me despojo de mis ilusiones
y recapacito de este amor,
la situación a la muerte: se asemeja.

Es que, aunque ya no quiera escuchar tus palabras,
te aseguro que las mentiras que me engañan,
me dieron más felicidad
que saber la verdad.

Entonces, dame una razón,
y sólo una, para creer en ti.
Una vez más…

Cuando él me habla del futuro,
me siento triste de que sea él
y no tú.
Siento desvanecer mi corazón.
A él no lo amo, como te amo yo.

Por eso, dame una razón para creer en ti.
Para creer de nuevo y sobrevivir,
a la tempestad que se aproxima.
Por favor, dame una razón…

Sé que nuestros mundos, no son uno.
Sé que fui quien no perdonó.
Sé que fuiste el que cambió
ese tesoro que te di,
por la que hoy duerme junto a ti.

También sé que ya no podré perdonarte,
que no hay posibilidad de reconciliarse,
que nunca podría olvidar
que mi amor tú pisoteaste.

Sin embargo, aún en silencio, me gusta creer
que hay una razón
por la cual yo pudiera amarte,
y rescatar mi corazón
de estas garras del olvido,
el odio y la pasión…

Dame una razón,
y sólo una razón…

Tanto me gustaría creer en ti.
O quizás ser más justa, y amarlo a él
como él me ama a mí.
Me gustaría no pedirte una razón,
sino pedírmela a mí, para sacarte de aquí,
para sacarte de mi corazón…

Tanto quisiera tener una razón,
para entender que ya no existe un “dos”.
Para borrar este amor,
y amarlo a él,
así como te amé yo.
Pero necesito de una sola razón:
que no tengo hoy…
Que no tengo hoy.

Dame una razón…

Waldylei Yépez


Fuente Imagen: Google Images.
Continuar leyendo Una razón

miércoles, 26 de enero de 2011

, ,

Las mil y una cosas

Fuente Imagen: Google Images.

A veces me gustaría escribir sin parar,
así podría decir las cosas que no he dicho.

A veces pienso que es mejor no escribir sin parar,
y así no tener que arrepentirme de lo dicho.

A veces, y sólo a veces, quisiera no despertar
para no tener que ver la realidad de la que soy presa.

A veces, muchas veces, quisiera ver mis ideales realizados
y así entender que no son sólo fantasías.

Y otras veces, agradezco que no se realicen,
pues no todo lo que creo tiene que ser necesariamente así.

Decidí pensar en mil cosas distintas,
decidí plantearme una nueva actitud de vida
y aún así hoy, no es mucho lo que he cambiado.

Comencé a contarme mis experiencias
y sumé las veces en que he fracasado,
pero creo que una vida sin fracasar es más dichosa,
aunque más me haya enseñado el fracaso.

Mi nombre escuché cuando alguien lo alzó,
y también escuché que otro lo pisoteó.

Mi confianza ha sido desecha
y de lealtad, no quedó más que miseria.

Me equivoqué enormemente,
prejuzgué decenas de veces.

He caído en más precipicios que las felicidades que he vivido,
o quizás ni siquiera eso es así…

La realidad va más allá de lo aparente,
aunque lo aparente sólo sean tristezas
o más alegrías que penas.

Surjo de las más profundas oscuridades de la mente,
surjo de donde el miedo está presente.

Mil cosas, mil cosas embargan mi cabeza,
los monstruos se acrecientan.

Recibí y di falsas reverencias,
la hipocresía llegó y tocó alegre mi puerta.

Me pongo a pensar en una cosa más,
como si no fuera suficiente ya,
me puse a pensar en ti
y mis ganas de que me saques de aquí…

Las mil y una cosas que pienso
son las mil y una cosas que siento.

Las mil y una cosas que tengo…

Waldylei Yépez
Continuar leyendo Las mil y una cosas