viernes, 30 de diciembre de 2005

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La llegada

Abrazado a las estrellas
entre nebulosas y el cinturón de Orión,
rodeado del cántico de planetas regentes,
entre uno que otro meteorito despistado,
y lo oscuro de un agujero.

Otros que duermen en el menguante de la luna,
y aquellos que juegan con planetas
pasándoles como pequeñas pelotas,
bordeadas por el polvo procedente del cosmos.

Desapercibido pasaba uno de ellos,
pues siempre rodeado de nubosidad
nadie sabía qué interior traía.

Un día como cualquier otro,
pero diferente de todos,
se fue desvaneciendo el grueso manto
que ocultaba enormes bellezas,
entre ángeles se rumora de hermosura terrenal,
y todos quieren de cerca admirar.

Muchos se arriesgan a llegar a lo lindo,
pero mientras descienden sus alas se queman,
-quien tesoros busca debe saber que algo sacrificará-
pero la adaptación es rápida al terreno;
se brinca y baila cuando la luna canta,
el generoso sol aporta aún de sí,
y ahora existen las estrellas fugaces.

La llegada puede ser aparatosa y sacrificada,
pero cuando se adaptan pueden admirar nuevas cosas;
tememos a los cambios, pero a veces son necesarios
como explorar y conocer, dejar y poseer.

Ahora se dice que los ángeles son hombres,
y los hombres son ángeles que transitan la tierra,
pero siguen con algunas costumbres:
ignorar lo que no es "bonito" a la vista,
ya no con planetas sino con personas.
Hay mucho que deberán aprender,
por ejemplo que la belleza es interna,
y que ésta no es fácil de ver.

El que no arriesga nada gana,
muchos son los que aún no contemplan nada
pues decidieron quedarse con la luna y los planetas;
quizás están contentos, pero quién sabe,
por mi parte, aprendí a mutar con el paisaje.



Waldylei Yépez



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30/12/05 01:03 a.m.

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jueves, 29 de diciembre de 2005

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Apertura

Oscuras capas sobre la superficie acuosa,
oscuros mantos sobre el área terrestre,
oscura expansión ante un nubarrón,
bajo lo oscuro una visión;
aire asfixiante, agua sedienta,
sin sonido audible ni tacto en el aire.

Cada uno por su género,
pero el género aún no existe.
Monstruos de agua espesa
en océanos desérticos,
seis días o mil por ellos,
el Génesis de los tiempos.

Fuerte pieza, de piedra pinza,
piedra angular donde yace el hierro,
hierro forjado que marca una Era.
Vuelo o cabalgar de criaturas,
el caminar de la tierra,
el correr del tiempo
en carrera al espacio.

Gran poder de creación
sin búsqueda de lo perfecto
sino en vías de perfección.
De la puerta para adentro
grandes movimientos,
y de la puerta para afuera
el universo se acrecienta.

Cada cosa tiene su tiempo,
y el camino es más que un destello.
El arte cuando acaba es cuando empieza.
Rayos de vida caen en la tierra
chocando contra mil y un corazón.
¡Levántate al galope!
¡Comienza tu vuelo!
¡Emprende el andar!
Reproduzcan por su género,
y entiendan que éste es un comienzo.
Así como tu obra no concluye,
la mía tampoco lo hará.
Tu gran arte no cambiarás de un día para el otro;
en cambio le trabajarás con paciencia,
así yo lo haré aunque no te parezca.

Yo construí el ‘comienzo’ y te lo he regalado,
guárdalo y haz uso de él cuando convenga.
No temas o apenes por volver a empezar
ni dudes de si aún servirá.
A su momento verás lo que has ganado,
y lo perdido, perdido no está,
sólo se ha transformado,
y un crecimiento ha dejado.



Waldylei Yépez



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29/12/05 11:20 p.m.
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sábado, 10 de diciembre de 2005

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Por mí misma

Los caminos no son rectos,
y cuando encontré un cruce el rumbo cambió,
ya no era el mismo pavimento liso de siempre,
desconocí lo que conocí.
Las vías se cruzaban y había más de una manera,
confundida caí en una actitud pasiva
esperando que alguien me guiara.
Sola me enfrenté a la avenida de la vida,
pero fue más difícil de lo que creí
hasta el punto de no resistir,
de no resistir...

Yuli alguna vez pensó que no era posible,
y ahora ve cómo baila, ve cómo va y viene,
ella truncó partes de su sueño
cuando pensó lo primero,
pero es sabia y de espíritu jovial
se cansó del "no puedo" y luchó por su ideal.
Tan segura de sí muchos le toman como modelo,
pero ella me enseñó algo:
- El modelo a seguir te lo dicta el corazón
cuando en silencio él sopla las palabras correctas.

Cuando conocía la calle que transitaba
encontré chicos y chicas llamados "amigos"
que luego fueron "jueces" cuando perdí el control,
qué difícil fue mantener la cabeza erguida,
y más aún aceptar que fallé dos veces...

Ana tan segura y bonita,
de rápidos triunfos,
cien por ciento dedicada,
y como inteligente asociada.

Pero cada persona lleva su ritmo,
querer ser como otra no será solución,
y depender tampoco tiene razón.
Quería ser otra persona sin equívoco alguno,
pero quien no se equivoca no es humano.
Lo mejor es seguir siendo yo,
y buscar los triunfos por mí misma.

Prometí lo que no se puede, no equivocarme nunca;
ahora prometo lo que se puede, levantarme después de cada caída.
Fallar alguna vez está bien, es normal,
de toda vivencia algo aprenderás.
Mi gran problema fue uno:
el dejar de creer en mí,
el segundo fue no combatir esa idea…
siempre es lo mismo, y es un error.

Quizás muchas sean las pruebas que se te pondrán,
pero no entregues tan rápido tus sueños,
llega hasta el final de la línea con el último aliento,
recuerda que: - Los ángeles no mueren y Dios no se va,
el cielo es azul y el sol tiene ganas de brillar,
la verdad, la lucha y el triunfo estarán a mi alcance,
todo llega a su debido momento.

Yo seré superada sólo por mí misma,
y tú también, recuérdalo.
No te compares con nadie.



Waldylei Yépez



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10/12/05 11:35 p.m.
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martes, 6 de diciembre de 2005

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Tormenta

Un príncipe azul que no fuese mentira
con vestir elegante y corazón de diamante…
creí encontrar el de mi vida,
y me enseñó muchas cosas
entre ellas a llorar...

Estuvo conmigo un tiempo,
luego fui una tormenta.
Sus mentiras convertidas en letras
me derrumban al piso con ira, lágrima y torpeza.

Me pregunto, ¿por qué la mentira?
No le importé, sólo un juego fue.
Antes yo era un cielo azul,
y mira en lo que me convertiste:
una tormenta, así me quisiste.

Nada está bien,
todo fue mentira.
Llueve en mi cama,
llueve en la ducha,
y llueve en mi almohada.
El gemir del silencio,
y en las noches recuerdos.

Ése a quién adoré,
a quién una vez profesé amor verdadero,
me ha clavado un puñal en el pecho,
y herida frente a un huracán me dejó;
él sabía lo que hacía,
y en su inocencia ya no creo.

Ya no me importa más,
¿qué fue lo que pasó?
Mis ilusiones fueron cambiadas,
soy una desconocida entre la gente,
ya no tengo más y no importa lo que piense.

Fui, mucho fui,
ya nada está bien.
Me trago mis lágrimas e inspiración,
mi rostro dice todo;
yo era un cielo azulito,
y ahora estoy rota y en el piso.

Las conversaciones me las guardo,
ya no quiero más nada de él,
me enseñó a ser una tormenta,
y mi mente me atormenta.
Mi dolor es real, ya no puedo más,
me tragaré todo al final,
del azul pasé al gris,
y en una tormenta me convertí.



Waldylei Yépez



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06/12/05 07:23 p.m.
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El hombre que yo amo

Ese niño sabio que vive en su interior,
de mente abierta, despierta y creativa,
de manos fuertes y sensibles,
de rostro serio y tierna sonrisa.

Su presencia con energía desbordante,
corazón inocente, abnegado y entregado,
de labios cálidos y firmes palabras,
un hombre justo sin temor alguno.

El hombre que yo amo es el sol que me da vida,
sol exclusivo como la tierra y su satélite,
tan propio como los peces del agua y el azul del mar,
tan necesario como las vitaminas para el alma
dándome luz, amor y esperanza.

El hombre que yo amo le gusta mi boca rozar,
mi cuello y manos besar,
a mi oído muchas cosas decir,
y entre mis brazos dormir.

El hombre que yo amo
sabe que lo amo,
y él también me ama
pues su corazón me lo recita;
sus besos no mienten
pues mis labios lo sienten.

El hombre que yo amo es mi esencia,
él todo lo arregla con su presencia,
dice lo necesario en el momento correcto,
me lleva de la mano volando contra el viento.

Ese hombre no trata de cambiarme,
no trata de dañar mi corazón,
no me deja sola en una tempestad
ni buscará herirme sin piedad.

Navega entre las olas de mi cabello castaño,
vuela como ave entre mis sueños,
camina entre los poros de mi piel,
toca como al cristal mis desnudos labios,
simplifica los miedos que tengo del mundo
rompiendo las paredes que me quitan el rumbo.

El hombre que yo amo quiero que sea sólo mío,
yo quiero ser sólo de ese hombre;
el hombre que aparece por las noches en mis sueños
o que, al despertar del día, se convierte en mis anhelos.

Su andar y el mío siguen unidos,
mi destino a su lado siempre ha sido,
en mi corazón se ha convertido,
y a mi alma se ha fundido.
A mi alma se ha fundido él...

El hombre que yo amo.



Waldylei Yépez



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03/12/05 10:10 p.m.
06/12/05 06:32 p.m.
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sábado, 3 de diciembre de 2005

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Noticias

"No me digas que te vas" es el titular.
Los periódicos caminan en la ciudad,
la televisión que no hace más que hablar,
y en la radio las noticias van a empezar.

Nuevo, nuevas armas y estrategias.
Cambiaste tu manera de tratar,
y sentencias a muerte a quien te amó;
un juicio injusto Made in Casa,
sin apelación ni jurado,
sólo un verdugo y su aliado.

"No me esperaba este cambio"
en pancartas y gritos de protesta.
En la ciudad un caos que despierta,
y tú reprimiendo te me acercas.

En el apartado de sucesos
la muerte de un pequeño,
de un pequeño corazón,
y la agonía de mi amor.

Un pronóstico del tiempo
donde mucha lluvia caerá,
la lluvia de mis ojos
que dejan desolada a la ciudad.

"No me digas que te vas",
las últimas palabras antes de empezar
con esta nueva guerra nuclear.

Ya no te conozco,
eres un desconocido que ha secuestrado
la felicidad de mis manos;
no existen tratados ni pactos,
comienza el bloqueo de actos.

Hoy no hay noticias buenas,
y mañana no sabemos.
Has hecho la diferencia
destruyendo tus promesas.

"No digas que te vas"
a pesar de todo mi corazón gritará,
gritará que aún te puede amar.
Roto, roto está mi corazón,
roto, roto está mi amor.

No digas que te vas,
no puedo creer que ya no estás.
Yo que pensé conocerte,
y aquí me dejas, con una herida de muerte.



Waldylei Yépez



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03/12/05 10:37 p.m.

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viernes, 25 de noviembre de 2005

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Rosas de Katrina Dubracci

Rosa blanca, transparente y sincera,
rosa leal, firme y honesta,
rosa que vuela, libera y expande,
rosa que sueña, construye y vence,
rosa que salta, camina y avanza,
rosa que defiende y comparte...

                     ROSA DE AMISTAD.

Rosa amarilla, de vela y luz,
rosa de avance y riqueza,
rosa viva y deslumbrante,
rosa fuerte y valiosa,
rosa de triunfo, magia y futuro...

                     ROSA DE EMPRENDIMIENTO.

Rosa azul, inmensa y serena,
rosa de tiempo y espacio,
rosa de reflexión y pensamiento,
rosa de lo especial y original,
rosa que sobresale, anima y declara,
rosa de cielo, mar y sueños...

                     ROSA DE ESPECIALIDAD.

Rosa negra, oculta y de espera,
rosa de cambios y nuevas experiencias,
rosa de cierre y nuevo comienzo,
rosa de duda y nuevo entendimiento,
rosa de la verdad y las tristezas,
rosa de desahogo y enojo,
rosa de liberación...

                      ROSA DE TRANSFORMACIÓN.

Rosa roja, poderosa y peligrosa,
rosa de romance y decepciones,
rosa de canto y serenata,
rosa de chocolate y caramelo,
rosa de miel y de besos,
rosa de felicidad o tristezas,
rosa de tiempo o engaños,
rosa de pasión y celos liberados...

                      ROSA DE AMOR.

Rosas tras rosas,
la vida no siempre es así.
Rosas tendrás y perderás.
A las rosas amarás,
y quizás por ellas sufrirás.
Podrás volver a empezar,
y ellas siempre estarán.

Que cada día sea:

Un nuevo amanecer,
una nueva página y
un nuevo comienzo.
Siempre siendo tú y...

                      CON LA MISMA PLUMA.



Waldylei Yépez



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011.Rosas de Katrina Dubracci.Colección Katrina Dubracci.Waldylei Yépez.docx
25/11/05 11:10 p.m.
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Baila conmigo

Sé que mis pasos no he mejorado,
que poco capto el son de la música,
y que quizás pueda pisar sin intención sus pies.

Pero, bella señorita cubierta de seda,
desde lejos deslumbra su belleza.
Las estrellas envidian su luz,
las otras damas su elegancia y carisma.
Los caballeros rosas derraman;
yo soy un sencillo invitado,
pero con un corazón conquistado.

Permítame esta corta pieza,
no me niegue su presencia.
Quizás yo sea un poco torpe,
pero de caballerosidad enorme.
Para usted el universo entero,
para mí sólo un baile quiero.

Déjeme tomarle de la mano,
y dirigirle reina hasta su trono.
Sus manos en mi cuello,
mientras mis temblorosa manos están en su cintura.
Mi bella, ¡qué grande es su ternura!

No se ha burlado de mi poca práctica,
al contrario, me ha ayudado
enseñando un par de tácticas.
Me ha dicho que me deje llevar,
usted me han enseñado a bailar.

Al terminar le he dicho que ha sido un placer,
mientras otros quieren tener la misma suerte con usted.
Piden su mano y me he resignado,
listo para irme me ha dicho: no hemos terminado,
baila conmigo otra pieza,
poco a poco mejorarás en destreza.



Waldylei Yépez



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010.Baila conmigo.Colección Katrina Dubracci.Waldylei Yépez.docx
25/11/05 10:38 p.m.
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El Poder del Amor

A veces resulta fácil describir algo, o describir a alguien, pero en otras ocasiones no lo es. Nada es absoluto ni exacto, vivimos de aproximaciones hablando matemáticamente. Pero tampoco aplica en todo, eso también es relativo, pues a veces vivimos de cercanías y lejanías. Nada que tenga relación con el hombre es totalmente predecible; ni siquiera la astrología, quizás ésta llegue acertar en sus predicciones de cómo eres, pero el tiempo y las circunstancias pueden cambiarnos drásticamente; ¿y si hablamos del caso de conocer a alguien más? También habría que tomar en cuenta que “nunca conocerás totalmente a quién no quiere mostrarse en su totalidad”. Las personas cambian, este mundo cambia, cambiamos de zapatos, ropa, gustos, parejas, políticas, aliados,… muy cierta es la frase de: “el hombre nunca sabe lo que realmente quiere”.

Por otra parte, hoy somos personas distintas a las de ayer. Y en esta configuración de personalidad una de las cosas que más nos marca es nuestro propio pasado, pues muchos vivimos de él mientras otros lo dejamos atrás buscando cambiar nuestro presente para recibir un mejor futuro, esto último considerando eso de que lo que se siembre hoy se cosechará mañana, porque no se puede pretender tener naranjas cuando se sembró limones.

El pasado es parte de nosotros, lo que hay que hacer es aprender a vivir con él sin dejar que sea quien decida. Cada uno de nosotros está lleno de decepciones, tristezas, alegrías, llantos, melancolías, anhelos, dolores,… pero son cosas ya vividas que en su mayoría representan aprendizajes diversos, esos aprendizajes son los que se deben tener presentes, no el dolor o la tristeza que ya pasó.

Todo en la vida se compone de ciclos, unos más fuertes de cerrar que otros, pero son etapas que se deben quemar, y así debe ser. Hay grandes ciclos que aún hoy nos acompañan, y que quizás nos acompañen por un tiempo más; incluso habrán casos que esto será para siempre. Somos distintos y nos aferramos y aferraremos con distinta intensidad a nuestro pasado.

El tiempo trae vivencias en diversas maneras como diversas son las actitudes que tomamos frente a ellas. No es malo tomar una pausa, un lapso de reflexión que ayude a buscar dónde fallamos, qué se hizo mal y hasta qué no se hizo. Que sea como una pequeña parada en nuestro viaje, donde podamos tener unos minutos para respirar o tomar un café.

Sólo nosotros podemos elegir seguir creciendo. Si nos aferramos demasiado al ayer veremos sólo lo que el ayer nos mostró, ¿y el hoy? ¿Acaso perderemos la oportunidad de ver lo que el hoy quiere mostrarnos? Tomemos nuestro tiempo, pero no prolonguemos demasiado pues detrás del hoy viene el mañana, y el tiempo no esperará por nosotros.

Vengo del ayer donde sufrí grandes decepciones, grandes tristezas, un dolor que pensé que no se iría, soledades infinitas, oscuridades presentes, miseria y miedo inclemente.

Llegué al hoy con más fortaleza, conociendo que debo ser precavido, constante y valiente, que existen medicinas y algo llamado fe, que la oscuridad se va cuando hay luz, que hay alguien que puede acompañarme, que existe un hombro donde apoyarme, un amor que me espera, una mano amiga que expresa su lealtad, una palabra de aliento entre las letras, la riqueza de una sonrisa que aún puedo dar independientemente de que mis ojos alguna vez hayan llorado o que aún lo hagan, que aún puedo amar aunque una vez sentí que mi corazón estaba desecho, que todavía pasarán cosas malas, pero la primera vez es cuando más duele pues eras inocente aún. En el ayer se preparó el camino y ahora sé a qué me enfrento, y el conocimiento será el poder que nadie podrá quitarnos.

Ahora espero al mañana, que aunque no sé qué traerá consigo, estoy ansiosa de su llegada, para iniciar mi nuevo viaje y próximo desembarco que tampoco sé qué me depara, pero ya quiero averiguarlo.

Así como en la equilibrada mezcla de sentimiento y letra está: el poder de las letras, y las vivencias y añoranzas construyen: el poder del adiós, en tu corazón está la fortaleza y grandeza de alma que te permitirán perdonar y perdonarte, aprender de esas vivencias que quizás daño te hicieron, curar las heridas y luego borrar las cicatrices, volver a empezar si es preciso… ése es el poder del amor. El que no tiene límites, no le importa el espacio o el tiempo, es entrega y sacrificio.

Busca tu fuerza y fortaleza en el amor, y verás que todo podrás hacer. Nada es absoluto y aún las cosas puedes cambiar, aún tú puedes cambiar, pero siempre hazlo para bien.

El más grande amor, es el propio.

Todo está dentro de ti… el poder del amor está allí. ¡Atrévete a descubrirlo!



Waldylei Yépez



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009.El Poder del Amor.Colección Katrina Dubracci.Waldylei Yépez.docx
25/11/05 09:58 p.m.
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domingo, 20 de noviembre de 2005

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Corazón abierto

La luz se va,
y mis ojos se prenden o apagan.
Cada latir trae tu nombre
desde el silencio
entre oscuridad y oscuridad.
Te necesito tanto como cuando parte un minuto más.
Todo este tiempo siento que estás conmigo
protegiéndome de la noche.

Si miro mi techo puedo ver las estrellas;
al cerrar mis ojos veo tu cara;
al rozar mi almohada te beso;
todo el tiempo vienes a mí;
cuando se apaga la luz
la luna me habla de ti,
te veo y te siento
porque soy tu otra parte,
cada día y para siempre.

Hoy soñaré
que estás y me tomas de las manos,
me abrazas y me necesitas.
Seré siempre tuya desde el inicio del ocaso,
hasta la venida de un alba cualquiera.
El sol y la luna se encontrarán esta noche
en un eclipse total;
las partes se unirán,
y podré besar tus ojos
mientras me dices que me quieres.

Mi corazón te hablará
sin palabras, sin mentiras.
Toda mi vida y ser serán tuyas
como nunca han sido antes,
y estaremos juntos.

No hay nada que temer
pues nadie te amará como yo;
el siempre de los siempre
mi corazón abierto para ti estará.

Corazón abierto desbórdate,
mientras duermes entre mis brazos;
cuando bese tu frente,
y haga de mis caricias un arte.

Nada nos detendrá,
nadie tomará lo que te pertenece,
un eclipse total
donde te entregaré mi amor,
donde permaneceremos los dos
con un sólo amar y en un sólo despertar.



Waldylei Yépez



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20/11/05 08:08 p.m.
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sábado, 19 de noviembre de 2005

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Lo que hemos olvidado

Sueños, en el silencio construí sueños
que algún día viviría,
aquellos que me harían volar,
y por siempre soñar.

Pero lo olvidamos.
Dijimos muchas cosas en ese tiempo,
la ilusión se fue muriendo,
y de poquito la compresión se desvanece;
tu mirada ya no me inquieta,
ya no notas mi presencia,
el verme por costumbre ha sido,
el cariño se ha desprendido.

Lo que hemos olvidado...

-¡Mis sueños te entregaré!
Yo estaré contigo.
-¡Te amaré toda mi vida!
Tú estarás conmigo.
-¡Estaré contigo en las buenas y las malas!
Aquí estaré.
-¡Nada va cambiarnos!

Pero míranos, mucho se ha perdido ahora,
ya no sueñas conmigo y peleas por todo.
Me acusas sin poder defenderme;
prefieres a otra gente.
Con palabras mucho es lo que hieres.
Mira en lo que nos convertimos,
esto no fue el plan de niños;
siempre me amarías y defenderías,
cuidarías de mí como yo de ti,
pero mira...

Lo que hemos olvidado...

-¡Eres mi cielo!
Te amaré por siempre.
-¡No trataré de cambiarte!
Te amo como eres.
-¡Yo daría mi vida por ti!
Por siempre juntos.
-¡No te juzgaré!
Amor mío.
-¡Siempre estaré para ti!

Mucho fue lo que dijimos,
y lo hemos olvidado,
pero no olvides que todavía puede salir el sol
pues yo aún estoy aquí… mi amor.



Waldylei Yépez



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004.Lo que hemos olvidado.Colección Mi Alma.Waldylei Yépez.docx
19/11/05 10:29 p.m.
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Mi amor

Nada de lo que pueda decir podría representar el tamaño
de la parte más pequeña que conforma mi amor.

Nada podría mejorar los momentos que fueron nuestros,
no hay dinero que pague el valor de los mismos.

No hay persona alguna que iguale tu presencia.

No hay dulce más rico que el que puedes dar a mi boca.

No hay contratiempo que evite pueda estar contigo.

No hay tiempo ni espacio que me separe tanto.

No hay distancias que no puedan ser combatidas con los sueños,
pues son ellos los que me acercan cada noche a ti.

Si estás conmigo, nada podrá contra mí.

Tú mi fuerza y mi destreza, corazón e inspiración.

Mis brazos han estado abiertos todo el tiempo,
te ofrezco descanses en ellos, prometo cuidar de tus sueños.

Mi boca es sólo tuya, mis manos y mi amor, mi mente y pasión,
infinitas razones tiene el corazón para amarte como lo hago yo.

Mi fortaleza has sido. De tu mano a cada paso me levanto.
A tu lado aprenderé a caminar, correr y saltar.

Como dos pajaritos y su nidito, protegernos del inclemente frío,
yo en tus brazos y tú siempre entre los míos.

De tu mano caminar, a tus ojos fijamente mirar, a tus labios tiernamente besar.

Tus manos, sonrisa, y corazón son míos, como tuyos son los míos,
como míos son los tuyos.

Es un privilegio amarte corazón, amarte sin razón, amarte por lo que eres,
que me ames por lo que soy.

Tal como eres me gustas, tal como soy te gusté.

Te quiero tal como explico, tal como explico te extrañé.

Esta noche soñaré contigo, iremos al palacio que he construido,
susurraré a tu oído lo que aún no has oído,
y te daré los besitos que te he prometido.

Tantas palabras para decir, todas redundan en mi sentir,
y siempre te habré de decir...

¡TE AMO!



Waldylei Yépez



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19/11/05 09:20 p.m.
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Nadie es como él

Todo parecía estar mal,
pero él llegó volando entre luces y colores,
secó mis lágrimas y al decir:
"No sufrirás más",
mi corazón se desbordó.

¿Qué está pasando? Me pregunté.
No importa, él está aquí,
y me enseñó a creer, cuando no creía,
me hizo sentir especial, cuando pensé que era común,
nadie es como él, nadie.

Cuando todo parece estar mal
él rescata mi inspiración,
y levanta mi rostro.

Alegría es lo que siento,
él es un cielo perfecto,
es mucho lo que podría decir.

Simplemente es él,
mi inspiración y fortaleza.

No se romperá nuestro lazo,
yo soy él, desde el alba al ocaso,
él desde un beso al abrazo.



Waldylei Yépez



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19/11/05 08:07 p.m.

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viernes, 18 de noviembre de 2005

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Señor Juan

¿Es nueva esta conversación
donde usted me dice lo que es bueno?
No, no lo es.
Todo es real, usted me dice qué debo hacer Señor Juan,
me dice qué es bueno para mí y también recalca mis errores.
En mis fotos a todo color se ve mi dolor.
Sé que puedo fallar, pero en su sabiduría Señor Juan
debería tener en cuenta que me puedo levantar.

Cada vez me siento solo, aunque todos estén aquí.
Cada uno tiene sus razones para continuar,
yo también tengo las mías, Señor Juan.
Quizás no sea una superestrella
o a quién todos quieren,
pero tampoco aspiro a ser como usted.

Alguien le demostrará que no debería subestimar.
No es el mejor de mis momentos,
pero las cosas podrían estar peor, y no es así.
Yo mismo le demostraré, Señor Juan, qué puedo hacer.
Quizás deba caminar por caminos empedrados,
pero tengo razones para seguir.

¿Por qué no cree en mí?
Siempre podremos equivocarnos,
pero vale más dudar y luego levantarse,
que caerse y allí dejarse.

Señor Juan, crea en mí.
El cielo se vuelve gris a veces,
pero no significa que el azul no volverá;
en vez de criticar, ¿por qué no da sus palabras de aliento?
Me levantaré, aunque me tarde, lo haré,
porque no hay nada que me detenga
cuando yo no quiero que lo hagan,
se lo demostraré Señor Juan,
aunque nadie confié en mí.
Le diré una cosa nada más:
a su momento verá que está equivocado,
que su manera de hacer fuerte
me destruyó, pero fortaleza tengo
y no es por usted, es por mi alma.
Un día me verá brillando,
y me dirá: "te subestimé".

El gris puede ser un negro o un blanco,
depende de qué color le añadas más.
Sé dónde estoy parado, y nada me tumbará.
Me caí y digo "no más",
me da pena que me vuelva pasar,
pero me alegra el alma
que siempre me vuelvo a levantar.



Waldylei Yépez



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18/11/05 08:12 a.m.
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sábado, 12 de noviembre de 2005

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Ven a mí

Toma tu moto y sumérgete en la historia
donde las calles son de chocolate y madera,
donde las fantasías vuelan,
y los buenos recuerdos nacen.

Visita la isla del norte
donde las playas hablan de noche,
y la luna baja bailando al son de las estrellas.
Ven a mí, y cásate con tu reina.

Ven a mí,
y sigue el ritmo del son.

Caminemos bajo la luz de luna
buscando el principio del tiempo,
el final del universo,
y la grandeza de un beso.

De la mano vamos al fin del mundo,
solos tú y yo en la aventura del amor,
sueños que nunca dejaré ir
al igual que a ti.

Ven a mí,
y despierta mis talentos.

Ven a mí,
y bésame un poco.

Ven a mí,
no te dejaré solo.

Prometo soñar contigo todo el tiempo,
tuyo es mi territorio y universo.
Deja y te susurro al oído una suave canción,
muchos besos y palabras de amor.

Ven a mí,
y quédate conmigo.

Ven a mí,
nunca más estarás solo.

Ven a mí,
tú serás mi todo.

Ven a mí...



Waldylei Yépez



Datos del archivo:

008.Ven a mí.Colección Katrina Dubracci.Waldylei Yépez.docx
12/11/05 10:12 p.m.
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