viernes, 24 de febrero de 2006

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Soñador

A veces hay ocasiones en las que estás muy bien,
y otras donde te quedas pensando
mientras acumulas las vivencias en la punta de un lápiz,
y recuerdas cómo tu alma se paralizó por la miseria.
Creías que sería más fácil vivir;
te comerías al mundo porque lo tenías en tus manos.
Era fácil todo, pero aún era más fácil equivocarse.
Y, por supuesto, también era mucho más fácil ver las derrotas
después de haber tenido tantos triunfos.
Luchabas, luchabas por un ideal concreto y tenías las armas,
pero tener las armas no quiere decir que tendrás la victoria.
Fácil era soñar cuando no tenías problemas,
pero, ¿qué haces con los sueños cuando lo que hay son problemas?
A veces los tiras a la basura, como yo lo hice.

Soñador...
Vagas entre el pesimismo que se volvió tu realidad
porque dejaste que te controlara.
A veces fuiste creído y no precavido.
Mil cosas se interpusieron de repente,
pero no fuiste capaz de ver que la primera piedra tú la pusiste,
sí, cuando dejaste de creer.
Si miraras atrás una sola vez, verías a lo lejos que tú pintaste el cielo de gris,
que volviste tu mundo al revés.

Basta de lastimarte.
Basta de creer que no vales nada o que vales menos.
Quien pone el precio de sí mismo, eres tú.
Hay mucho que ver aún, presta atención;
la respuesta la tiene tu corazón.
No importa qué te digan.
Si no puedes creer, entonces nada pasará
porque siempre depende de ti.
Si te dicen que no vales,
no lo creas y se desvanecerá la mentira.
Si te dicen que vales mucho,
créelo, no porque alguien lo diga, es porque tú lo sabes.

Tejedor...
Arma tus sueños de nuevo.
Sé que cuando empezaste la carrera tenías toda la energía,
y ahora tal vez sientes que ya no te queda más que dar.
Descansa y vuelve a cargarte.
Tú iniciaste la carrera, y tú debes concluirla.
No importa que no lo entiendan, aún tienes razones para seguir.

Eres más de lo que esperan;
esto es sólo el principio de lo que comenzaste.
El ayer ya pasó, y es hora de vivir el presente
porque puedes ser mejor de lo que fuiste,
y luchar por lo que siempre quisiste.
Soñador es el momento de volver a crear,
es el momento de volver a soñar,
y no importa si hay que volver a empezar.



Waldylei Yépez



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24/02/06 11:31 p.m.
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Te dibujaré

Con los colores del arco iris
te dibujaré a ojos cerrados.
Tendrás un azul de príncipe y una espada de sol,
una armadura de carne y un inmenso corazón.

Haré tus manos emprendedoras
con las cuales serás mi líder aquí y ahora.
También serás el guía
que esté conmigo día tras día.
Tendrás firme pisada y presencia,
de voz apacible y justicia en su esencia.

Voy a utilizar diversos matices,
colores y un lápiz de tonos grises.
Te dibujaré bajo un cielo inmenso e infinito,
y de la transparente brisa tomaré tu aliento.
Con la dulce miel haré tus labios,
y te diré a cada instante lo mucho que te amo.

Un color arena al camino caerá
cuando de mis manos se resbale en libertad.
Dibujaré tus estrellas con polvo de diamante,
y en tu mirar hallaré el horizonte.

Y si quizás todavía no hay un rostro
es porque quiero más que una foto.
Quiero más de lo que ella puede mostrar,
porque amo lo que en ti ha de morar.

Te dibujaré más allá de la vista,
y tomaré más allá de tus labios.
Ni la distancia de ti me separa,
porque te quiero con toda mi alma.



Waldylei Yépez



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24/02/06 10:38 p.m.
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sábado, 18 de febrero de 2006

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Bandera blanca

Cómo te extraño mami
al mirar a las estrellas,
o como cuando miro el mar
gritando las palabras: "amor y paz".

Cómo te extraño luz de luna,
tranquila y serena en el diván.
Cómo te extraño, querida justicia,
¿qué te has hecho? ¿Dónde estarás?

Amigo soldado, no tengo armas
sólo un clavel y un corazón detrás.
Mira mis manos, no hay que temer,
una bandera blanca voy a poner.
Yo sólo quiero un poco de paz,
y no ver morir a nadie más.

Extraño a mi hermano,
también a mi padre,
y aquel amigo que ya no está.
Todos fueron vulnerables,
a las balas y a lo demás.

Bandera blanca, tan limpia y pura,
sé que los grandes errores tienen,
pero a nosotros, ¿por qué culpar
de las decisiones de los demás?
Decía mi madre: "serás buen hombre,
y a la guerra tú detendrás,
pero una guerra no para a balas;
bandera blanca vamos a izar".

Cómo te extraño amigo mío,
ya pronto iré con mi mamá.
Sé que soy tan sólo un niño,
y los grandes no escucharán,
pero mi bandera blanca no soltaré;
por  los niños, aguantaré.

Bandera blanca ya estás manchada,
la tinta roja ya no saldrá.
Es la tinta que todo mancha,
mientras seguimos gritando: "paz".

Cómo extraño la luz del sol.
Cómo te extraño, querida flor.
Extraño el día que no volvió,
el que la guerra me arrebató.



Waldylei Yépez



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17/02/06 06:42 p.m.
18/02/06 09:12 p.m.
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viernes, 17 de febrero de 2006

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Mi pasado, tú

Quién lo diría,
que al terminar conmigo quedaría vacía.
Quién pensaría,
que esto una realidad se volvería.
Y tú lo negaste,
negaste lo mucho que yo te amé.
Mi pasado, tú,
un amor que no verá luz.

Travieso es el destino
donde un día me quieres y otro me dejas.
El tiempo no perdona,
y va olvidando de ese amor hasta su sombra.
Herido, herido estuvo un corazón
que en pedazos se quedó.

Y ahora vienes a pedirme un por qué.
¿Por qué no volvemos a ser?
Porque la puerta que abierta estuvo,
se cerró.
Porque las dudas de un querer,
se sembró.
Porque mi necesidad de alejarme,
nació.
Y el amor que profesé,
ya se murió.

No olvido los minutos dichosos
ni las letras que a ti entregué.
Me culpo por haber estado a tus pies,
y amarte como aquella vez.
Te culpo por quererme sin querer,
y por convertirme en lo que soy.

Fuimos lo mejor que pudo ser ese "nosotros",
aunque a veces dudo de si existió
o si tal vez fue otra de mis ilusiones,
de un pasado que sufrí a montones.
De un pasado donde su protagonista fuiste tú;
tú, un amor que yo soñé,
la persona que tanto amé.

Mi pasado, tú,
pero en mi presente no.
Lo que fue ya pasó.
Así jugó conmigo tu amor,
así jugó conmigo tu ayer,
el ayer, que ya no volverá a nacer.



Waldylei Yépez



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17/02/06 09:00 p.m.
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martes, 14 de febrero de 2006

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Únicos

Te amo y te necesito…
no hay más que deba decir.
Todo lo que siento,
lo siento por ti.

Tú, único para mí en el mundo.
Yo, única para ti en el mundo.

Tú eres yo y yo soy tú,
únicos entre la multitud.

Un sólo cuerpo
bajo un mismo sol.
En una sola alma
fundidas en el amor.

Únicos entre la gente…
en alma, cuerpo y mente.



Waldylei Yépez



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14/02/06 12:04 p.m.
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domingo, 12 de febrero de 2006

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Arte de mujer

En el exterior o la intimidad,
donde sea el arte de mujer prevalece.
Esas curvas que se mueven en armonía;
perfecta silueta trazada con maestría.

Tu cuerpo tierra firme,
con tus montañas galopantes llenas de vida.
Tierra viva y cultivable,
desde tu centro, un árbol nace.

Tu pasión que arde como fuego
llevándote hasta la entrega más allá de tu carne,
de tus labios, de tus pechos.

Tu palabra apacible como el viento.
Curas con ella al más herido
dándole calma y a veces olvido.

Tu boca fuente de vital agua para la vida.
Sacias la sed con besos de dulce miel,
jugando al amor como sólo tú lo sabes hacer.

Tu quinto elemento es el corazón.
Corazón de mujer que todo puede, que a todos guarda;
proteges con tu instinto y tu coraza.

Mujer, símbolo de la vida,
el arte que a todos inspira.
También símbolo del amor,
tú, poderosa naturaleza llena de ilusión.



Waldylei Yépez



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12/02/06 01:57 a.m.
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Mi perspectiva

Mi vida se ha vuelto una ola de instantes
donde algunos han paralizado ideas y sentimientos;
otros, por el contrario, han dado su apoyo a ellos.
Es un andar y venir de vivencias
colmadas de amores o contiendas.

Bebiendo del conocimiento podrás ver qué te conviene,
y a cada instante y a toda hora serás tú mismo.
No importa que te aceche la oscuridad,
tú conoces la diferencia entre el bien y el mal.
Por eso, sé ese guerrero de luz que busca la verdad y la justicia,
porque no hay fronteras que no puedan ser derribadas.
Conozco la diferencia entre la luz y la sombra,
entre el éxito y el fracaso, entre lo fácil y los obstáculos.

Hoy más que nunca reafirmo mi perspectiva
pues ya no tengo que demostrar quién soy,
porque ya soy más de lo que los demás esperan.
No permitiré que nada derrumbe mis sueños
porque he luchado mucho para mantenerlos.
Me tumbaron una vez, pero no volverá a pasar
pues yo decido hasta dónde llego,
y mi límite es el cielo.

De frente al horizonte,
y con paso firme sobre la tierra.
Así sin modelo a seguir,
seguiré camino al porvenir.
Porque nadie más cobarde que quién se deja vencer;
fui cobarde, pero eso fue ayer.

Ya no siento vergüenza al decir que mucho amo,
ni del vacío que me dejó algún adiós
porque amé sin límites ni restricciones.
No me da vergüenza decir: te amo, te quiero, perdóname…
Palabras difíciles de pronunciar en su momento,
pero ahora las digo y las mantengo
sobre la tierra, frente al sol y contra el viento.

Ésta es mi nueva perspectiva,
de ahora en adelante la mirada hacia el frente.
Atrás no hay nada que buscar;
lo aprendido, aprendido está.
Quién soy está aquí y ahora
en la lucha por la meta que más añora.



Waldylei Yépez



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12/02/06 12:40 a.m.

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sábado, 11 de febrero de 2006

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A ti me entrego

Bajo la fría luz de luna,
y sin perder de vista a las estrellas
conté para cada una de ellas
una razón para decir cuánto te quiero.
Pero al acabárseme las luces del cielo,
opté por un pañuelo
donde escribí mil veces te quiero,
y al reverso un te amo
con cinta, corazón y flecha,
y tu nombre y el mío sobre ella.

Aquí se me han marcado tus manos,
y tu olor lo transpira mi cuerpo.
Uso tus huellas de zapato,
y tu hombro como apoyo.
Tu boca se ha vuelto mía
como así tu piel y tu alegría.

Hermoso es oír los latidos de tu pecho.
Tocarte con delicadeza.
Que te arrulles en mis brazos
sabiendo que sólo entre ellos puedes dormir.
Maravilloso es sentirte más cerca que mi sombra,
y más necesario que mi alma.
Inconmensurable es la noche
que a ti me entrego hasta el alba.

A ti me entrego
para amarte total y completamente.
A ti me entrego
porque sólo siendo tuya soy completa.
Aquí se entrega tu niña, tu mujer y tu amante.
A ti me entrego, porque nací para entregarme.

Para entregarme a ti... mi dulce y fiel amante.



Waldylei Yépez



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11/02/06 10:46 p.m.
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Encuentro

Comienza a oscurecer poco a poco,
al caer la noche se acaba todo,
la niña buena debe ir a dormir,
mañana temprano debe salir.

Portarse bien ha sido su vida,
cuidar el vocabulario día a día,
carita alegre y de sonrisa,
esta noche vive la vida.

Camino del pasillo que te lleva
poco a poco a la alcoba llegas,
frente a ti un tipo te espera
para llevarte de la luna a la tierra.

En ese encuentro furtivo
despacito tus sentidos despiertan,
empezando con un beso en el cuello,
y otro hacia debajo de tus caderas.

La luna se engalana con su vestido plata,
sobre la mesa ya vacías dos copas,
encontrados entre sabanas blancas,
sin luz y a puertas cerradas.

Tus labios lentamente tocan cada rincón,
mientras hay un incendio feroz,
el calor sube cada instante,
se apodera de ti volviéndose interesante.

Las manos recorren los cuerpos
como el aire al desierto,
sedientos de más pasión
se motiva a la acción.

Caricias vienen, caricias van,
momentos que nadie sabrá,
sin compromisos están,
al despertar el otro no estará.

Mañana volverás a tu papel,
portarte bien ante el mundo,
que nadie se entere de tu gozo,
el que te da ese encuentro glorioso.



Waldylei Yépez



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071.Encuentro.Colección El Poder de las Letras.Waldylei Yépez.docx
11/02/06
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Mi sacrificio

El ayer era tan diferente del hoy,
ayer tenía muchas cosas por las cuales luchar,
hoy no me queda ninguna de ellas,
ya he dejado sueltas mis riendas.

Me pregunto por qué los sacrificios
nunca son conocidos,
y por qué vivo yo cautivo
junto a mis penas y sin sentido.

Hice tantas cosas por ti,
miles de sacrificios te ofrecí,
y ninguna vez te mentí
porque todo mi ser fue para ti.

Nunca pensé en el costo,
y que los problemas frustrarían mi reposo,
o que estaría esta noche pensando
cómo sería si estuviese a mi lado.

Recuerdo cuando juntos miramos
aquellas estrellas y nos besamos,
pasaron muchas cosas y te perdí,
no te imaginas cómo duele no tenerte aquí.

Mi único y gran amor tú,
mi único y gran anhelo tenerte,
pero al saber que no puedo poseerte
esta noche ya mi vida clama muerte.

Me dormí tanto tiempo queriendo no despertar,
y aún deseo lo mismo sin cesar,
pero mi suerte no llega hasta allá,
ya no hace falta otra razón hallar.

No quiero mirar el cielo más
ni contemplar otra estrella en la inmensidad,
una niebla oscura me rodea sin piedad,
y ésa es toda mi realidad.

Te perdí y nunca supiste lo que te di,
te alejaste y me quitaste el sentir,
ya el corazón omite los latidos,
y en mí sólo hay un gran vacío.

Aquí sentado en un cuarto oscuro
espero mi muerte día a día,
la paz que será mi alegría
fuera del llanto de mi agonía.

Sólo puedo ver el color negro frente a mí,
el ataúd ya veo venir,
pero no se apura para sacarme del sufrir
que esa noche me dejó tu despedir.



Waldylei Yépez



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070.Mi sacrificio.Colección El Poder de las Letras.Waldylei Yépez.docx
11/02/06
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