sábado, 25 de marzo de 2006

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Ya no puedo volver

No puedes imaginar cuánto duele saber que no me amaste, y además creer que has jugado conmigo. Sin prever las consecuencias, echaste mi amor a la basura porque no te importaba. Por supuesto que alguien te esperaba, pero para tu mala suerte ella también te dejó. Y ahora vuelves para levantar las cenizas que dejaste de mi amor… lo siento ya no puedo volver. Es cierto que una vez me conformé con nada, pero ya no más.

Ve con ésa que aunque esté a tu lado jamás estará contigo. Ve con ésa a la que preferiste antes que a mí. Ve con ésa, al final ustedes están hechos tal para cual. Yo me encargaré de mí. Me encargaré de sanar, y de dejar de sufrir.



Waldylei Yépez



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26/03/06 12:00 a.m.

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Ya no me recuerdo

Hace tantas lunas que no sé de ti que creo poco me recuerdas ya, si es que aún lo haces. Te conocí en una conversación donde estuvimos con quien nos presentó. Recuerdo que el tiempo parecía tener prisa, pero yo no. Quería quedarme allí y hablar de todo. Inmediatamente sentí magnetismo, y preví cuán importante serías para mí. Lo que no esperaba era que tu nombre durmiera en mi pecho cada noche, y tu presencia caminase sobre mis huellas.

Alguna vez visitamos el mar, y la luna nos arropó con su luz mientras cada uno prometía nunca alejarse. Pero te fuiste, y aún a esta hora yo te espero porque no hay forma de olvidarte, ni de sacarte de mi respiración pues dentro de mí llevo tu aliento.

Veo pasar la luz y la sombra; el agua y el hielo; el transitar de las hojas en la carretera; todo se va, pero tú no. A veces deseo con toda mi fuerza no saber más nada de ti porque quiero alejarme, pero no puedo.

Ya no existe un tiempo anterior a ti, porque el inicio de mi vida fue cuando te conocí. Sonará raro esto, pero ya no me recuerdo… porque antes sabía quién era al mirarme en tus ojos, y eso no lo hago desde hace mucho. Me olvidé de mí, pero no me olvido de ti. En cambio tú… tú te olvidaste de mí esa misma noche de abril. La noche cuando fue tu partir, y empezó mi sufrir.



Waldylei Yépez



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25/03/06 11:38 p.m.

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martes, 21 de marzo de 2006

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Pasos de mayo

Cuando pierdes el autobús estás segura de que otro vendrá más allá, siempre formando cadenas porque detrás de lo uno encontrarás a lo otro. Mientras pasa la tarde sabes que saliste temprano en la mañana, y que regresarás en la noche; que cuando se acaba la mantequilla debes ir a comprar otra; que ha sido un día difícil, pero mañana podría estar peor porque detrás de lo uno… encontrarás a lo otro.

Mientras va en marcha el paso del año siempre esperas tener más suerte, porque al iniciar el Año Nuevo te llenaste de nuevas y renovadas esperanzas. Pediste prosperidad y paz para los tuyos; anhelabas arreglar la casa, y tantas cosas más. Sí, son muchos los planes a corto o mediano plazo. Jamás esperamos que las cosas cambien dramáticamente, y por lo general, los cambios queremos hacerlos nosotros porque tendríamos control de cada uno de ellos. Pero cuando entra en juego lo que algunos llaman destino, pues lo cambia todo.

Los pasos dejan huellas. Unas mil veces caminadas porque se vuelve a caminar sobre ellas, y otras intactas en una sola pisada. También están las huellas que nunca se dejan, y aquellas que nunca se borran a pesar del paso del tiempo. Paso tras paso, y huella tras huella, las frías marcas que el paso de mayo deja…

Entra la mañana a la capital, se cierran las puertas al salir del hogar. Se oye el sonido de un autobús que te lleva a prisa pues se hace tarde para entrar al salón de dibujo; como todo el tiempo, te fue más o menos bien, y a la hora del almuerzo a casa otra vez. Paso a paso caminas a tu hogar, en la calle ni alma que mirar, pero una puerta que cerrada siempre está, ya no lo está. Ves un círculo de amigos que raro te parece encontrar, sigues caminando y allí está tu mamá limpiando la casa. Qué raro, no fue a trabajar aunque se subió contigo al autobús en la mañana.

Nubes pasajeras que derraman sus escarchas rojas, limpiando e inundando la calle que te encuentras al andar. Serpientes y cobras que cobardemente atacan a quien mucho pan de vida ha brindado, a quien en libertad ríe y a su familia aprecia; a quien se ha esforzado en volverse firme pilar de humanidad, porque a los que son buenos: ángeles he de llamar. Fina línea del tiempo reducida a segundos. Ventanas que guardan más de un secreto de rápidos destellos filosos que marcan el fin de los tiempos, de la mano del polvo explosivo, la idea macabra y la cobarde ejecución, basados en el simple poder del dinero porque la ley es no meterse con el que tiene, aunque sea para defender al que no tiene. Un acto de hielo, una voz que se apaga y la luz se consume, un manantial de bondad que se seca tan sólo por codicia y por orgullo. Aguas que se vuelven mares rojos de historias, recuerdos olvidados e imágenes imborrables, presencias incomparables y la rabia que como fuego arde.

Los pasos del día se vuelven pesados en ocasiones. Querer huir del momento lo puedes hacer, pero huir de la realidad nunca. Los pasos de mayo fueron terribles, marcaron dolor y marcaron rencor, dejaron un por qué y un dolor latente que vuelve a nacer porque ocho años no son suficientes para olvidar lo inolvidable. Un 14 de mayo marcado en la mente de muchos niños y adultos. Cuando algo existe sabes que a su momento dejará de existir, pero aún así hay ocasiones en que el saber la verdad no te hará sentir bien, y mucho menos sabiendo que son cosas evitables. La verdad siempre sale a la luz, pero incluso eso no prenderá la mecha de la vela apagada. Aún hay ríos y mares rojos que se han vuelto océanos, y vidas que se han vuelto tristeza. Sigue lloviendo, pero espero que escampe y los ríos de las calles se sequen, para volver a transitar por ellas y tener la seguridad de no ser parte del agua que allí se encuentra.



Waldylei Yépez



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21/03/06 10:58 p.m.

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martes, 14 de marzo de 2006

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Me enamoré de ti

Veme aquí, sentada en la historia y con vista al tiempo, mientras por mis pies pasa la arena del sendero y sobre mis mejillas chocan las palabras del viento. Viento que a su vez mece las hojas de un árbol, árbol que si miro hacia arriba forma mi cielo. Aquí estoy, pretendiendo ser sincera conmigo mientras miro las nubes que van formando figuras y arrojando escarchas al vacío, escarchas que se esparcen mientras los rayos de luz tocan la clorofila. Pienso en los milagros que habitan el mundo y transitan por él, ángeles de sueños, rostros y reflejos, y entre todos ellos la excepción, la diferencia… tú.

«Me enamoré de ti» así dice mi mente traidora que no deja de pensarte, y que no para de soñarte cuando debiera descansar por las noches; y es que suena tan sencillo… tan simple, como si esas palabras fueran tan fáciles de sentir, como si todo fuese una simple frase, y he descubierto que no es así, que para poder decirte «me enamoré de ti» he pasado por más de un sentir, y por más de un pensamiento.

He fusionado mi mente, cuerpo y alma a un sólo propósito: el vivirte en esta hora, en este día o de aquí en adelante. Volví a soñarte despierta mientras mi pensamiento teje un mundo perfecto, un mundo de rosas y palabras bonitas que no tendría fin porque no dejaríamos que acabase. Un mundo donde hay espacio para el perdón y mis letras tienen sentido, donde mi corazón vive y late por ti, donde soy capaz de amoldarme para convivir.

A esta hora y a toda hora nunca miro el reloj, porque no me gusta ver este tiempo en el que no estás, y estando junto a ti tampoco quiero ver la hora de tu marchar. ¿Sabes? Hay tantas cosas que me gustan de ti. Tienes algo en la voz que me estremece, y algo en la piel que me magnetiza. Mariposas revolotean a la mitad de mi ser, palabras a medias y mis ojos que sólo a ti buscan, que sólo a ti siguen.

¿Por qué he de sentirme así? En mi mente no hay respuesta, pero la mente no ama; a ella sólo le corresponde analizar, y de análisis el amor no vive. Grande es mi desesperación por verte. Qué loco es que, a pesar de la distancia, te sienta a milímetros de mi corazón. Qué loco es decirte que me enamoré, pero ¡qué linda es la locura donde vivo! ¡Qué lindo el tiempo en que estás conmigo! ¡Qué lindo sería tomarte de las manos y besar tus labios! ¡Qué lindo sería decirte que te amo! Porque quiero ser libre de gritar al mundo lo que siento, porque quiero decirles que tú miras más allá de mis ojos, que son de tus labios de los que quiero un beso y mil más, que es entre tus brazos donde quiero descansar, y que sí, que tu amor me hace volar y me hace soñar.

Tu ausencia sólo es la excusa para anhelar más tu presencia. Es más, ella ni siquiera existe porque nunca estás ausente, porque siempre estás aquí cuando te encuentras lejos. Pongo mis manos sobre mis ojos, los tapo como lo haría aquel que va ser sorprendido, y siempre que los destapo espero encontrarte frente a mí; serías la sorpresa más hermosa y la que más me haría feliz.

«Me enamoré de ti» era algo que muchas veces temí decir al no saber si me corresponderías, pero llegué a un punto donde era tan grande mi sentir que ya no cabía en el gran espacio que abarca un corazón. Esto que siento ya no lo puedo ocultar. A fuego está tu nombre escrito en mi ser. Amo lo que eres. Te amo desde el alba al anochecer.



Waldylei Yépez



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14/03/06 11:33 p.m.
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miércoles, 8 de marzo de 2006

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Solo quería decirte

Mi valioso sueño, mi adorable amor,

Hoy me he despertado con muchas ganas de verte —aunque toda la noche estuviste conmigo mientras caminabas en mis pensamientos—, pero esta mañana en particular me haces más falta que nunca. Jamás he dejado de pensarte, es sólo que quizás dejé de decírtelo, como también desde hace mucho no te digo que te quiero porque pensé que era obvio.

Hace meses recordaba tus palabras y las mías, como cuando aquella vez cambié mi “te quiero” por un “te amo”… sí, creí que ya era hora de decirlo. Aún sonrío al recordarlo. Y qué alegría cuando me respondiste de la misma manera.

Recuerdo todas las cartas que, como ésta, te envíe junto con algunas fotos hechas postales. Hasta ahora no sé si llegaron en su totalidad porque con ese asunto de las guerras, enviar algo a otro sitio se hacía muy difícil. No sabes cuántas veces soñé con ser un ave para poder migrar hasta ti, o quizás ser del tamaño de un reloj para poder enviarme a mí misma por correo. Yo sólo quería zarpar en un barco con rumbo a la felicidad, tomar un avión o el tren, lo que fuera.

Amor, hoy he sentido unas enormes ganas de hablarle a tu corazón, y mientras escribo mi mente vaga en la ilusión más grande que he tenido. ¿Sabes? Cuando quiero verte, me quedo muy quieta mientras me fusiono al silencio cerrando mis ojos muy lentamente, luego te veo hablándome de lo que nunca dijiste. Me lleno de ternura, y subo mi mano hacia tu rostro para acariciarlo muy despacio, perdiéndome en tu mirada y respirando a tu ritmo.

Hace tiempo que no me escribes, y aún espero con la misma ansía leerte. La última vez pregunté si me querías, y dijiste simplemente “claro”… no me molesta, es sólo que esperaba leer un “te quiero” de nuevo. Ya hace medio siglo que no lo dices… bueno prefiero pensar que fue ayer, mientras aún espero.

Sé que he sido muy torpe, y me comporté como una niña poco responsable —cuando aún era una niña—, pero a medida que crecí fui aprendiendo mucho. Sí, es cierto que no lo viste, pero cuando lo hagas estarás orgulloso.

Yo sólo quería decirte que aún te amo, y que no olvidé todo lo que dije. Que aún recuerdo cuando soñábamos con estar juntos, que aunque ha pasado el tiempo yo aún te espero porque sé que estaremos juntos como lo prometimos. Porque éramos el uno para el otro, esa media mitad.

Sólo quería decirte que entre las líneas se va mi alma, que aún recuerdo con dolor cuando nos separamos, y que mis manos ya están cansadas… pero que dentro de mí las letras no se acaban.

Espero con gran ilusión una pronta respuesta, mientras se despide quien te amó medio siglo, y quién te amará el resto de lo que quede del tiempo.

Con amor, tu niña.



Waldylei Yépez



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024.Solo quería decirte.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
08/03/06 10:56 p.m.
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sábado, 4 de marzo de 2006

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Sin más que decir

En las sombras de una casa medio vacía
pretendía esconder lo que soy,
pretendía esconder cualquier cosa
pues mis paredes jamás me delatan,
y jamás me enseñan nada.
Pero aún sin querer enseñarme
yo aprendí de su silencio.
Aprendí que ya es hora de callar,
y que es hora de mirar,
mirar las mil y una cosas
que están a punto de pasar.
Y éste es mi último aliento de letras
hasta que tenga otra cosa que decir,
o hasta que tenga más trozos para escribir.
Vivo entre recuerdos e ideas,
vivencias o experiencias
serenas o aplastantes,
y en mi mente agobiantes.
Vivo del que vive
porque soy quién aprendiendo sigue;
porque sólo estando en sus zapatos
entiendo de la vida, y los malos tratos,
o de las cosas buenas que se acercan.
Aprendí del amor en la vivencia,
de ese amor espiritual
que va al cielo y más allá.
También he querido aprender
a tener fortaleza de pared,
para estar de pie sin llorar,
y dejar de derramar lágrimas al andar.
Pero me ha sido imposible,
pues son ellas las compañeras de mis ojos,
las que yacen en mis alegrías, tristezas o enojos.
¡Ay! Quiero ser como tú, pared,
quisiera que me enseñaras tantas cosas;
quisiera escuchar sin juzgar ni culpar;
guarecer y proteger a quienes amo;
aprender de tu silencio
porque mucho he herido con palabras,
y por eso ha sufrido mi alma.
Sin más que decir
aquí detengo mi lápiz,
y en mi gaveta, por ahora, le guardo
junto a muchas páginas blancas que vacías se hallan,
esperando el momento de llenar el vacío,
en el instante de un nuevo día, de un nuevo brío.
Detrás de la voz me quedo, detrás de mi yo,
aquí en soledad me siento a esperar
a ver si me enseña a no llorar.
A despedirme de lo que se me ha ido
sin culpas y sin castigos.
No soy una niña, pero tampoco una mujer aún,
es mucho lo que me falta por ver,
por escribir y por hacer,
pero en la música nace la pausa,
y la pausa es parte de ella
porque contribuye para hacerla.
Las lágrimas no han sido malas
porque ellas forman parte de mi enseñanza;
tienen protagonismo en quién soy
y marcan el camino a dónde voy.
Mis andanzas continúan,
y en mi camino letras hallaré,
las de ahora y las de siempre,
y las que nunca escribiré.



Waldylei Yépez



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023.Sin más que decir.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
04/03/2006 11:00 p.m.
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lunes, 27 de febrero de 2006

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Yo para ti estaré

Aunque existan muchas vivencias en el camino,
y el tiempo pase volando,
tú y yo seguiremos siendo,
no importa que estemos bajo distintos cielos.
Sólo cierra tus ojos y allí me encontrarás
para acompañarte en tu soledad.

Porque cuando me necesites, allí estaré.
Te prestaré mis labios
cuando los tuyos no sonrían.
Y si tus ojos no ven el camino,
podrán acompañarte los míos.
Cuando tus manos se cansen, yo te ayudaré.
En mis hombros podrás apoyarte.
La labor de mis oídos será escucharte,
y mi boca tratará de guiarte.

Porque no importan las distancias,
yo estaré, así como tú has estado.
Has disculpado mis ofensas,
y también me has perdonado.
Me has regalado tu lealtad, y me apoyaste cuando más necesité.
Gracias por mantenerme de pie.

Es cierto que el tiempo ha pasado,
pero tú no perteneces al pasado.
Cada día me acuerdo de ti
porque todo el tiempo estás aquí.
No importa que el cielo sea gris,
siempre pintas un arco iris para mí.

Y qué lindo es que no olvidemos
que prometimos seguir unidos por el lazo del cariño.
Qué lindo porque mientras eso sea así, a tu lado seguiré,
y, por siempre, yo para ti estaré.



Waldylei Yépez



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022.Yo para ti estaré.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
27/02/2006 4:30 p.m.
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Cuando me importaba

Recuerdo cuando me importaba,
pero ya ha pasa'o el tiempo
entre tantas quejas y lamentos,
y ahora me pregunto:
¿Acaso a alguien más le importará?

Acaso les importará:
Si los niños van a la escuela,
y los ancianos comen;
si la naturaleza se mantiene
o si alguien la destruye;
si hay justicia, respeto, igualdad;
si no hay discriminación racial;
si se respetan las leyes de Dios;
si en la familia no hay temor;
si se respeta la vida y la calma;
si todos buscan la salvación de su alma.

Pero las cosas han cambia'o tanto,
y los grandes sólo ven por su interés.
Porque les vale si se funden los polos,
o si desaparece el ozono.
¿Qué importa el calentamiento global
cuando importa el petróleo y su deriva'o?
¿Cuándo habrá tiempo pa' preocuparse por lo pequeño?
Eso como justicia, fraternidad o sueños.
Por ahí dicen que tonto el que se meta con una potencia,
porque a ellos se les respeta.
Tonto porque sentirá la furia de los grandes dragones,
mirando el poderío de los mejores.

¿Y qué pasa con los que nos quejamos de toda maldad?
¿Nos dirán que están ocupa'os arreglando problemas
con las guerras, petróleo y el hambre?
¿O haciendo acuerdos con muros de alambre?
¿Les importará los miles de niños
que en nombre de la libertad se han ido?
¿Acaso está bien lo que hace el guardián?
¿Está bien aunque no estemos de acuerdo con el can?

Si les importáramos, nos ayudarían.
Si te necesitan en el piso, ahí te quedarías.
Ellos son los que han de sobrevivir,
y eso es asunto de puro negocio.
El guardián decide qué pasará.
El guardián decide a quién salvará.

Cuando me importaba, me hacía tantas preguntas.
Cuando me importaba, soñaba con sueños tontos.
Cuando me importaba, deseaba que a los grandes les importara.
Cuando me importaba, me preguntaba si a ti también te importaba.



Waldylei Yépez



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021.Cuando me importaba.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
26/02/2006 10:16 p.m.
27/02/2006 3:00 p.m.
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domingo, 26 de febrero de 2006

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Perdóname

Sueños… con mi lápiz creaba sueños,
esos lugares para ir volando,
pero, de repente, vi caer el cielo,
y cuando las cosas caen, es por algo.

No sabía lo que decía.
No medí las palabras.
Me amaste de más, y eso te hizo daño.

Nosotros no éramos uno, y tenía que irme.
No quería ser frío, no quería herirte.
Porque yo sí te quiero, pero no te amo.

Perdóname por creer que sólo era un juego,
y que de mis palabras nunca te enamorarías.
No quería hacer mal.
No pensé que a tus sueños destrozaría.

Pero alto volaste en la ilusión,
y yo del suelo no despegué.
Ahora todo lo hemos olvidado.
Prometí estar para ti,
pero ya no puedo de esa manera.
Creí que podríamos vivir en una ilusión pasajera,
pero ahora sé que signifiqué más para ti.

No te quería herir.
Sé que dije que permanecería contigo.
Es cierto que te quiero mucho.
Yo nunca quise hacerte daño.
Perdón, mil veces perdón por este mal trato.



Waldylei Yépez



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26/02/2006 9:52 p.m.
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Sé que ella

Sé que buscas una piel
que te abrigue con su sombra;
que te dé ese calor
que sólo da el amor;
que te invada la sonrisa,
y la paz de la brisa.

Pero aunque lo hayas buscado,
nadie podrá borrar la huella que dejé.
Nadie podrá igualar mi manera de tocar y de besar,
ni mucho menos mi forma de tu piel amar.
Porque lo que ha sido, ha sido grande,
porque me he entregado en alma y carne.
Y nadie ha visto lo que yo vi más allá de tu piel,
allí dónde se funde tu cuerpo y tu esencia.

Buscabas refugio en unos brazos,
y lo encontraste entre los míos.
Anhelabas la dulzura y la ternura
que sólo yo pude darte.
A la luz y a la sombra, siempre supe amarte.

Sé que ella, la que ocupa tu morada,
no es más que tu forma de olvidarme.
Sé que ella te acaricia por las noches,
y despiertas en sus brazos por el día.
Sé que ella quiere borrar lo que fui
porque no puede ser, lo que yo sí.

Sé que quieres que yo sea ella,
la que amas, la que besas.
En su rostro ves el mío,
y anhelando, un suspiro.

Soy más que una simple huella, y lo sabes,
pues palpito en tu pecho.
Soy lo que siempre has querido.
Soy a quien siempre… llevarás contigo.



Waldylei Yépez



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26/02/06 09:20 p.m.
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Acerca de ti

Hace tiempo que olvidé cómo olvidar,
y aprendí a vivir por mí
tratando de mejorar en el camino,
pero hay cosas que te marcan para siempre.
No olvido lo que dijiste,
y lo que me hiciste sentir.
Me dolió que no correspondieras,
pero cuando duele es que valoras,
y cada palabra fue cierta
porque aunque termine, detenerse no cuenta.
Amé todo acerca de ti,
y aunque no pudiste hacer lo mismo por mí,
sé que mi eterno dolor fue más corto
porque me enseñaste a ver más allá de mis ojos.
Sólo una palabra dijiste al partir,
pero el tiempo se detuvo allí
limpiando mis ojos con lluvia.
Me quedé detrás de la puerta
sin la valentía de preguntar por qué.
Eras la compañía que siempre quise,
y amaba tu manera de ser.
Sé que nunca sentí tus latidos,
pero no me impidió imaginarlos.
Nuestros cielos eran distintos,
y aún así yo podía sentirlo,
sentir lo que nunca supiste,
y aquello que nunca diré.
El corazón rompe cualquier barrera
cuando encuentra su otra mitad,
y yo creí haber encontrado la mía…
Ya no importa lo sucedido,
hiciste lo que debías e hice lo que podía.
No hay sufrimiento para mí
porque sólo puedo tenerte cariño,
sin importar que mil pasos nos separen.
Siéntete en paz como yo
porque fue hermoso lo que sucedió.
Mañana un arco iris vendrá,
y para cada uno, su media mitad.
Aunque las cosas parezcan grises sigue adelante,
y ama todo acerca de ti,
así como yo una vez lo hice,
así como sé que otra también lo hará.



Waldylei Yépez



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018.Acerca de ti.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
26/02/06 05:12 p.m.
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Mi amor y terror por las palabras

Viví rodeada de las palabras mucho antes de nacer
porque desde aquel sitio podía escuchar los ruidos.
Luego al nacer tuve que convivir con ellas y aprenderlas.

Amaba las palabras porque abrían muchas puertas,
enormes posibilidades y grandes enseñanzas.
Muchas de ellas me reconfortaron,
y algunas otras me acompañaron.
Lo que no sabía era que incluso ellas
tenían otra cara como las monedas.

Con el tiempo aprendí que cada día posee su grandeza,
y también que todo es un aprendizaje,
pero lo que no sabía era que podía temerle a lo amado.
Terror a lo que amas, una gran pesadilla.
Un día como hoy nació mi amor y terror por las palabras
porque comprendí que como te aman, te acaban.

Una vez regalé mis mejores palabras,
no las de la mente sino las que el corazón habla.
Pensé que la mitad de otro corazón se había unido al mío,
pero fueron las palabras las que cambiaron mi destino.
Las palabras a mí me enamoraron,
y luego me destrozaron.

Porque cuando menos lo esperaba,
ese alguien amado duras palabras me regaló,
y mi corazón fue terriblemente herido.

Infinito es el poder de la palabra.
Inmenso es el poder de la letra.
Culpable no es ella, sino quién la usa.
Una herramienta tiene su función,
pero es mala si se le da un mal manejo.
Poderosa es la palabra que permite curar.
Peligrosa es la palabra que permite matar.

Eres responsable de tus palabras,
pero nunca verás su poder
hasta que veas las consecuencias de usarla,
porque con ellas puedes llegar a herir o destruir,
o puedes ayudar y levantar.
Tú decides cómo usas tus palabras,
pero cuidado con herir a la persona que más amas.



Waldylei Yépez



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26/02/06 02:05 a.m.
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Durmiendo en el piso

Hace mucho tiempo que nadie ve hacia mi interior.
Y desde siempre fui lo que soy,
sólo que nadie se percató.
Si por fuera no eres brillante,
¿qué importa si dentro eres diamante?
Fui quién se quedaba en la lluvia
mientras en casa dormían;
quién no tenía nada y menos una sábana,
una manta tendida, o una almohada en mi cama,
pues mi cama siempre fue el piso,
helado, solo y como un risco.

Bebí sólo en vasos de cartón,
y comí poco en platos desechables.
Mi miseria era mucha,
y aparentemente irremediable,
pero mirando al mundo a los ojos
pude ver que soy el más rico de todos.
Yo veía al mundo entero tal cual era,
pero ellos ven lo que quieren ver.
Yo creía que dentro permanecía la riqueza,
pero ellos creían lo que querían creer.
Podían elegir, pero así se mentían.
Yo vi el mundo como era e inventé el mío propio,
lejos de problemas y dilemas
teniendo tiempo de ver la lluvia o las estrellas.
Me di cuenta que la gente su imaginación no usa,
y la importancia de las pequeñas cosas se les pierde con el tráfico,
las malas palabras y el daño de la pintura en el auto.

Quienes se quejan y lloran por algo pequeño
les puedo dar consuelo,
en tanto yo esconderé mis lágrimas
porque aprendí a consolarme en silencio.
Aprendí que soy más libre
porque mi felicidad está en mi ser,
y las del mundo está en alguien o en un objeto:
un par de zapatos o un vestir nuevo.
Dicen ser más libres, y por el contrario son presos
del trabajo, la vida o deseo;
son ricos de lo que no quiero.

No soy protagonista en el mundo,
pero prefiero quedarme así escondido.
Escondido puedo ver el cuadro completo:
a los protagonistas y a quienes intentan serlo.
Observar es aprender y se actúa después de aprendido.
Aquí sobre el piso dormido,
aprendí a ser lo que ellos no han sido:
un observador y amante del día;
con una sonrisa que recibe la luz del sol,
y a las plantas que de sí dan con amor.

Durmiendo en el piso bañado de polvo,
y acompañado del frío,
comprendí que cuando me falta algo
es que veo la necesidad del mismo.
Que si me falta otra cosa puedo sobrevivir,
pero quién tuvo todo y lo pierde
no podrá hacer lo mismo
porque no tuvo tiempo de necesitarlo y ganárselo.
Lo fácil siempre tiene su precio
cuando los tiempos difíciles llegan.
En este piso comprendí eso y más;
en esta cama, he visto en mi vida el andar.



Waldylei Yépez



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viernes, 24 de febrero de 2006

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Soñador

A veces hay ocasiones en las que estás muy bien,
y otras donde te quedas pensando
mientras acumulas las vivencias en la punta de un lápiz,
y recuerdas cómo tu alma se paralizó por la miseria.
Creías que sería más fácil vivir;
te comerías al mundo porque lo tenías en tus manos.
Era fácil todo, pero aún era más fácil equivocarse.
Y, por supuesto, también era mucho más fácil ver las derrotas
después de haber tenido tantos triunfos.
Luchabas, luchabas por un ideal concreto y tenías las armas,
pero tener las armas no quiere decir que tendrás la victoria.
Fácil era soñar cuando no tenías problemas,
pero, ¿qué haces con los sueños cuando lo que hay son problemas?
A veces los tiras a la basura, como yo lo hice.

Soñador...
Vagas entre el pesimismo que se volvió tu realidad
porque dejaste que te controlara.
A veces fuiste creído y no precavido.
Mil cosas se interpusieron de repente,
pero no fuiste capaz de ver que la primera piedra tú la pusiste,
sí, cuando dejaste de creer.
Si miraras atrás una sola vez, verías a lo lejos que tú pintaste el cielo de gris,
que volviste tu mundo al revés.

Basta de lastimarte.
Basta de creer que no vales nada o que vales menos.
Quien pone el precio de sí mismo, eres tú.
Hay mucho que ver aún, presta atención;
la respuesta la tiene tu corazón.
No importa qué te digan.
Si no puedes creer, entonces nada pasará
porque siempre depende de ti.
Si te dicen que no vales,
no lo creas y se desvanecerá la mentira.
Si te dicen que vales mucho,
créelo, no porque alguien lo diga, es porque tú lo sabes.

Tejedor...
Arma tus sueños de nuevo.
Sé que cuando empezaste la carrera tenías toda la energía,
y ahora tal vez sientes que ya no te queda más que dar.
Descansa y vuelve a cargarte.
Tú iniciaste la carrera, y tú debes concluirla.
No importa que no lo entiendan, aún tienes razones para seguir.

Eres más de lo que esperan;
esto es sólo el principio de lo que comenzaste.
El ayer ya pasó, y es hora de vivir el presente
porque puedes ser mejor de lo que fuiste,
y luchar por lo que siempre quisiste.
Soñador es el momento de volver a crear,
es el momento de volver a soñar,
y no importa si hay que volver a empezar.



Waldylei Yépez



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015.Soñador.Colección Andanzas 2006.Waldylei Yépez.docx
24/02/06 11:31 p.m.
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Te dibujaré

Con los colores del arco iris
te dibujaré a ojos cerrados.
Tendrás un azul de príncipe y una espada de sol,
una armadura de carne y un inmenso corazón.

Haré tus manos emprendedoras
con las cuales serás mi líder aquí y ahora.
También serás el guía
que esté conmigo día tras día.
Tendrás firme pisada y presencia,
de voz apacible y justicia en su esencia.

Voy a utilizar diversos matices,
colores y un lápiz de tonos grises.
Te dibujaré bajo un cielo inmenso e infinito,
y de la transparente brisa tomaré tu aliento.
Con la dulce miel haré tus labios,
y te diré a cada instante lo mucho que te amo.

Un color arena al camino caerá
cuando de mis manos se resbale en libertad.
Dibujaré tus estrellas con polvo de diamante,
y en tu mirar hallaré el horizonte.

Y si quizás todavía no hay un rostro
es porque quiero más que una foto.
Quiero más de lo que ella puede mostrar,
porque amo lo que en ti ha de morar.

Te dibujaré más allá de la vista,
y tomaré más allá de tus labios.
Ni la distancia de ti me separa,
porque te quiero con toda mi alma.



Waldylei Yépez



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24/02/06 10:38 p.m.
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