martes, 9 de octubre de 2007

, ,

El Privilegio de Amarte

011. El Privilegio de Amarte. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

He intentado escribir un par de ideas, pero no he podido plasmar nada concreto. Será que no tengo inspiración alguna, o que no puedo unir satisfactoriamente dos palabras. Sigo intentado decir algo importante, pero las letras superfluas sobran.

¿Qué te puedo contar de ésta noche? Quizás que es una noche como cualquier otra. Creo que no hay nada fuera de lo común, excepto porque ésta vez quiero escuchar tu voz diciendo: “Hola, que tal”. Sí, me encantaría que hicieras sonar mi teléfono.

Mientras escribo puedo imaginarte, allí yaces sentado leyéndome sin motivo alguno, aunque quizás yo te lo pedí o te insté a que lo hicieras. Sin embargo, nunca he pretendido que me leas. Para serte sincera, nunca he esperado nada de ti y aún así, terminas dándome cosas que no esperé, que no pedí pero que necesitaba aunque no lo dijese. He estado preguntándome, ¿Cómo es posible que seas así? Es que me sorprende tus pequeños-grandes detalles que siempre hacen la diferencia.

Estuve repasando los capítulos de mi vida, hace relativamente poco tiempo, y siempre se me ha tildado de ser alguien tal o cual. Pero no sé por qué razón ahora, me gustaría saber cómo me ves tú. Por otra parte, ¿Te gustaría saber cómo realmente soy? ¿Te interesa saber cuáles son mis niñerías? ¿O conocer mi firmeza cuando se trata de seriedad? De mi parte, no sé mucho de ti tampoco, creo que estamos en la misma situación. ¿Quién reside detrás de ése rostro? ¿Quién respira bajo ése nombre tuyo?

Me sorprende verte aparecer cada vez que necesito un apoyo. Me inquieta sentir que, en algún momento, voy a comenzar a necesitarte más de lo normal. Pero para seguir siendo franca, no voy a impedirlo. Me agrada cada uno de tus gestos.
Continuar leyendo El Privilegio de Amarte

lunes, 1 de octubre de 2007

, ,

La Librería del Amor

010. La Librería del Amor. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Ana era una mujer dedicada a los libros y las letras, se había casado con Ricardo hacía un par de años. Él había prometido ayudarla con la apertura de la Librería que tanto deseaba. Trabajando juntos se logró hacer para principios del mes de Abril. Ella buscó la ayuda de su mamá para la caja y administración, mientras su esposo continuaría en su trabajo original.

Alejandra, Pedro y Miguel eran jóvenes emprendedores que Ana decidió contratar. Todos tendrían más o menos su edad, se había casado joven y había sido privilegiada con un matrimonio feliz. Estaba alcanzando poco a poco lo que se había trazado.

De ella, podemos decir que era un mujer atractiva, con cabellos largos castaño claro y ojos color café. Su porte era la de una mujer muy segura, decidida y firme. Ana y Ricardo hacían la pareja perfecta; él nunca dio de qué hablar.

En la librería todo marcharía de viento en popa, los empleados eran muy colaboradores y pronto se harían grandes amigos de su jefa. Ana estaba complacida.

Sin embargo, meses más tarde sentiría una caída importante en las ventas, pues la competencia terminó siendo ardua. Esto le llevó a una crisis financiera, que podría acabar llevándola a recortar personal, y era algo que no quería hacer. A pesar de las trabas, se mantuvo junto al apoyo de todos. Pero la situación se hacía cada vez peor.

Un día, antes del horario de cierre, uno de los empleados subió a la segunda planta para hablar con Ana, en su pequeña oficina junto al depósito.

- Disculpe, ¿Puedo pasar? -. Le pregunta Miguel a su jefa.

- Por supuesto, adelante -. Le contesta Ana, mientras se quita sus lentes para leer.

- Estoy aquí porque quisiera presentarle el mayor apoyo y colaboración posible. Me parece que las bases para ésta librería son muy importantes, y le parecerá raro pero me gustaría colaborar con algo de dinero para pagar algunos compromisos. No es mucho, pero estimo que podría sacarla de apuros -.
Continuar leyendo La Librería del Amor
, ,

Café con leche

009. Café con leche. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

- ¿Aún no terminas ésa pintura? -. Preguntó una voz femenina que retumbó en la habitación.

- No hermanita, aún no la termino -.

Sofía López era la hermana menor de María Emilia, ésta última era toda una artista del lienzo; por su parte, Sofía se encargaba de la Galería de exposición y las presentaciones de las obras de su hermana.

- ¿Pero qué le falta? Yo la veo completa -.

El paisaje representaba un pequeño café en el centro de la ciudad, ciudad que abandonarían pronto puesto que María Emilia se casaría en los próximos meses. La cafetería plasmada, era un lugar cómodo y sencillo con mesas disponibles al aire libre. Marie, que era su apodo artístico, había realizado una excelente imagen de aquel sitio, incluyendo unas mesas con muchas personas, pero había un detalle extraño: la mesa principal yacía con las sillas vacías, y era la única que estaba así.

- No, le falta algo… -. Le contestó Marie a su hermana.

- Bueno, para mí está todo perfecto -.

- Pues para mí no -. Y Marie puso sus pinceles en la mesita que tenía a un lado. - Le falta algo, pero aún no sé qué es -. Y se quedó pensativa.

- Tu última presentación en la Galería será en dos semanas, y prometiste todas las piezas nuevas Marie, es necesario que la termines o la muestres así sin terminar. Sé que no te agrada la idea, no me pongas ésa cara, pero ésta será “tu despedida” y debe quedar bien, de eso me preocupo yo pero necesito que termines tu parte del trabajo -.

- Lo terminaré, o si no hago otro cuadro, no hay problema con eso -.

Sofía le dio una palmada de apoyo y se retiró, mientras Marie seguía pensando cómo acabar la pintura, no tenía falta de inspiración era sólo que no sabía como acabar ésa, precisamente.

Se quedó un rato más pensando pero decidió ir a dar una vuelta, tomó un libro y su chaqueta cuando salió. Caminó alrededor de la plaza y por el centro, terminó llegando al mismo establecimiento que había pintado. Era una buena hora así que aprovecharía de tomarse un cafecito. Todas las mesas estaban ocupadas, espero un rato a ver si alguna persona se retiraba. Unos minutos después terminó desocupándose un sitio.

- Por favor, me da un cafecito con leche -. Le dijo al mesero.

Contemplaba el sitio, las personas que entraban y salían.

« Creo que terminaré pintando otro cuadro, será lo mejor ». Pensó.
Continuar leyendo Café con leche

jueves, 27 de septiembre de 2007

, ,

Aunque sea poco

008. Aunque sea poco. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Sabes que para darte, tengo poco. Supongo que mi mayor riqueza es el don que me hace respirar. Y si hablamos de talentos, creo que lo mejor que sé hacer es escribir, tal vez eso es lo único que poseo y que no dudaría en darte. De nada me sirve tantas palabras, si no tengo a quién dirigirlas. Quizás no haría nada de esto, si no tuviese la plena seguridad de que estas letras algún día llegarían a ti. Confío en que tus ojos no se cerraran ante ellas.

No tengo nada material que pueda representar lo que siento. No hay música, bailes o detalles, ni momentos perfectos para decidir amar. Supongo que yo decidí amarte hace mucho tiempo atrás, cuando ni siquiera sabías que existía.

La fuente del amor tiene muchas formas. Yo te he amado en varias de ellas, desde la orilla hasta el origen donde brota. Y a pesar de que tiene muchas formas, sigue fluyendo como río que se mueve y se mantiene, que no se seca ni se detiene.

No tengo mucho para ofrecerte, y aún así, el solo hecho de estar contigo me hace sentir como si no me faltase nada. Porque aunque muchas cosas aparenten estar mal, con mirar un instante tu foto en mi mente, puedo sentir que puedo arreglarlas y que sí vale la pena los esfuerzos, y las cosas que he dejado de hacer para seguir mis sueños.

Sé que es poco, pero permíteme regalarte mi alma en una vocal, en medio de una consonante. Cuán feliz sería si me dejases ser tu verbo presente, no quién te acompaña sino el que te vive. No quién está para complementarte, ser quién está para ser parte de ti y tus instantes.

Continuar leyendo Aunque sea poco

martes, 25 de septiembre de 2007

, ,

NO LO LEA... No es importante

007. NO LO LEA… No es importante. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

No mire éste montón de letras, no tiene caso pues no hay nada relevante allí. ¿Qué hace leyendo esto? Vaya, haga algo más productivo, usted tiene una montaña de preocupaciones y cosas que hacer como para que pierda su tiempo conmigo.

Aquí sólo tratamos el caso en que una recepcionista atiende de mala manera a alguien porque está cansada de la gente que le pregunta lo mismo. Entonces la persona sucumbe, y ella piensa que no ha hecho nada mal porque ése era su trabajo: darle una respuesta, no importando que su vida se viese afectada por si ésta era negativa. Y te vas, esperabas que alguien te ayudara pero nadie ha entendido tu situación, nadie está en tus zapatos y no les importa si estabas enfermo, de luto, agonizante o algo así, tú eres del montón que “tiene que esperar”. No culpen a la recepcionista, su trabajo era el decirte que te habían negado la solicitud y punto, tú eres del montón que se hace esperar, nadie está interesado en tu vida, no eres un caso aparte, por tanto no te dan prioridad porque… no es importante.

Más allá vemos a un señor moribundo con problemas de asfixias, y en el ambulatorio le dicen que tiene que hacer la cola, que hay mucha gente y que tiene que esperar su turno, el señor no tiene ni posibilidad de decir algo en su defensa, debería ser obvio que su caso es una emergencia pero no, lo hacen esperar un par de horas, cuando la enfermera lo llama por ser su turno, el pobre viejo yace tendido en un banco muerto hacía una hora. ¡Pero ése era un caso que no tenía importancia!, que podía esperar. “Hay mucha cola, hay mucha gente, dejemos ésta emergencia para después… no es importante”.
Continuar leyendo NO LO LEA... No es importante

viernes, 14 de septiembre de 2007

, ,

El Seis del Dieciséis

006. El Seis del Dieciséis. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Un día más para la cuenta de las rutinas. Pensé que no habría nada fuera de lugar, pero no siempre es así ¿verdad? Supongo que un día común para cierto número de personas, sería para otros como el fin del mundo. Siempre me preguntaré, ¿Qué mano dirige la vida de las personas? Al parecer, una que no vemos. ¿Decidimos ser lo que somos? Particularmente, creo que sí. Sin embargo, ¿Dónde quedan las circunstancias? ¿Por qué muchos nos dejamos llevar aún por ellas? Pero la pregunta más importante, que quiero formular, no es ésa, sino la que dice ¿Por qué muchos han preferido el camino “incorrecto” (al cual creemos sucumben por una circunstancia)? No lo sé. Podemos formularnos miles de teorías, y hasta los profesionales querrán manifestar su punto de vista, pero quizás no podamos dar con una “causa”, o razón, a nivel general.

Hay que aclarar que cuando la autora utiliza el término “incorrecto”, lo hace para referirse al lado “criminal” en éste texto. Por tanto, ¿Las circunstancias podrían volverme un “delincuente”? Y aquí llegamos a un punto donde el tema, por tratarse de delito, se hace demasiado amplio, así que volvemos aclarar que nos referimos a los hechos de robo o hurto en la presente.

Tengo que decir que hoy he quedado atónita. Anteriormente, no había tenido ni la oportunidad ni la experiencia de “tratar de entender” a un asaltador o carterista. Le voy a llamar “carterista” para comparar a nuestro delincuente con robos “pequeños” a bolsillos. Quedando de acuerdo con éste punto, prosigo.

Esta mañana salí con mi progenitora a casa de una tía. Mientras nos dirigíamos a la parada de autobuses, se nos ocurrió comprar un pan azucarado y jugo para llevar. Posteriormente, seguimos el rumbo. Al llegar a la parada, un autobús que cubre la ruta 16 yacía estacionado, por un instante mi acompañante dudó de montarse allí y me pregunta:

- ¿Nos vamos aquí o esperamos un “rapidito”? -. Refiriéndose a un carrito por puestos.
Continuar leyendo El Seis del Dieciséis

martes, 11 de septiembre de 2007

, ,

Hablemos

005. Hablemos. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

¿Por qué será que la vida nos enfrenta con caminos impredecibles? ¿Por qué será que nos presenta verdades, que llegan a pesar tanto? He reflexionado mucho sobre eso último: la verdad. Por ello, quizás es que hoy quisiera hacerle honor, y aceptarla porque seguirle negando de nada sirve, de nada ayuda. No se puede dar más prórroga a lo que es imposible retrasar. Pienso que ya ha llegado el momento de hacer lo que no hemos tenido coraje de hacer: hablar.

Por eso, te he pedido que ésta noche nos sentemos a mirar las estrellas, porque son ellas las que me llenan de calma. Tampoco quiero que nadie nos interrumpa pues, una verdad a medias sólo resulta ser una media mentira.

Sé que quizás te confundan mis palabras, pero no trato de hacer una novela de lo que no fue ni una pequeña prosa. Sólo quiero darle fin a lo que nunca tuvo principio.

Sé que, de tu parte, has dado todo cuantos has podido. No me es desconocido, cuánto te preocupas por mí y todo cuánto me has ayudado. También sé que evitarías decir muchas cosas, que piensas podría causarme algún daño. Y que lo último que quieres ver, es una lágrima rodando sobre mis mejillas. Pero hay cosas que no se pueden disimular, porque sólo se esconde lo que puede ser arropado por palabras, más el sentir mismo no las necesita, por tanto lo que sientes no se puede negar o esconder.

Sé que me tienes un gran cariño, aunque yo te vea como algo más que un amigo. Sé que nunca te enamoraste de mí, aunque lo intentaste pero el amor no yace en el “intento”, el que lo dice llena su cabeza de mentiras. El amor nace simplemente, puesto que es algo que se da y no es algo que se fuerza aparecer.
Continuar leyendo Hablemos

sábado, 8 de septiembre de 2007

, ,

Aunque sea lo último que diga

004. Aunque sea lo último que diga. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Uno nunca sabe qué puede pasar en el siguiente minuto de nuestra vida. No llegamos a saber cuántas personas cantan, en este preciso momento, la canción que se escucha de fondo. No, no lo sabemos. Tampoco nos imaginamos cuánta gente se da un beso. Cuántos son los que sonríen o duermen, los que comen o caminan.

Llegamos a conocer muy poco en realidad, ¿no crees?.

No tengo ni la menor idea de por qué te llegó está carta, cuándo lo hizo o si de verdad la leíste. También es cierto que no sé por qué la escribo, por qué dudo tanto en terminarla y por qué quiero hacerlo.

¿Alguna vez te preguntaste si eras escritor o poeta? ¿Músico o compositor? ¿Una persona común y corriente? ¿O una persona más corriente que común?

Redundan mis ideas. Pienso lo mismo que pensé hace un minuto, y me pregunto si dentro de un minuto pensaré lo mismo que ahora. ¿Soy el hijo o soy el padre? ¿Soy la madre o soy la hermana? ¿Soy el ruiseñor o soy el ave que saluda en vuelo alto?.

¿Sabes? Si cierro mis ojos puedo ser lo que quiera, desde el mar a la pradera; el riachuelo o el océano y aún así soy el viento, la luz y el tiempo.
Continuar leyendo Aunque sea lo último que diga

miércoles, 5 de septiembre de 2007

, ,

Despierta

003. Despierta. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Siempre creí que las cosas me saldrían bien. Sencillamente, pensaba que podría llegar a tener las respuestas adecuadas. Pero me di cuenta que permanecía equivocada, que a veces no miraba con mis ojos ni pensaba con mi mente. Divagué en lo que serían mis pensamientos para darme cuenta que no eran los míos. Me miré al espejo y desconocí aquella imagen. Quise hablar y salieron palabras necias y vacías.

Muy por encima de las voces que habla mi cabeza, escuché una mucho más profunda. Me dije entonces:

- ¿Quién es ésta que veo frente a mí? ¿Quién es la que dice llevar mi nombre? -.

Luego de aquel instante de “locura”, volví a ser la de siempre. Pero muchas veces más, la mujer en el espejo, volvía a presentarse.

Miraba como ella, pensaba y hablaba como ella. No era yo, era ella. Ella era yo, o yo era ella.

Un día de irreparable cansancio, mis pestañas se unieron y soñé. Soñé con el sol y con aquel no-sol del cual todas las estrellas hablan.

Me vi en una habitación sin paredes, sin bombillos y con luz, allí se posó. Tenía mi cara, se hizo dueña y señora de mis gestos pero no pensaba como yo.

- ¿Eres tú o soy yo? ¿Acaso eres lo que no soy? -. Le dije.
Continuar leyendo Despierta

miércoles, 15 de agosto de 2007

, ,

Huellas

002. Huellas. Colección Despierta. Waldylei Yépez.doc

Todo cuanto somos hoy en día, se ha debido al “trabajo” continúo que hemos hecho sobre nuestro propio ser. Es más fácil confirmarlo de lo que crees, solamente ponte a recordar cómo eran tus actitudes y aptitudes hace cinco años atrás. ¿Eras la misma persona de hoy? Seguramente algunos dirán: “Por supuesto, tengo el mismo número de identificación, la misma cara y huellas dactilares”. Pero, no es eso a lo que me refiero. Yo hablo de la manera de ver al mundo, de ver tus propios problemas y las acciones que tomaste hace cinco años y las que tomarías hoy sobre eso mismo. La pregunta es: ¿Actúas igual que hace cinco años? Yo creo que no. ¿Y sabes por qué? Porque luego de una experiencia cualquiera, terminas aprendiendo si debías actuar de ésa manera o si no debías hacerlo.

De la mano de ésas experiencias, están las personas que ocasionaron las mismas. Puesto que lo bueno o lo malo, en lo cual llegan afectarnos las acciones de otras personas, también residen en quiénes somos hoy.

Pongamos un ejemplo. Hace un par de años alguien traicionó mi confianza, aquello resultó afectarme tanto que pudo nacer en mí un profundo rencor. Ahora, ¿Cómo afecta esto mi personalidad? Pues sencillamente me volvió desconfiado, si soy un pesimista, o me volvió cauteloso, si soy optimista. Adicionalmente, si acepté en mí aquel rencor, esto podrá ocasionarme muchos males, puesto que no es algo que pueda “bendecirte” para nada. Si, por el contrario, trasmuté ése pesar, ya no tendré ése bloque sobre mis hombros recordándome aquel episodio, y lo que se hizo o se dejó de hacer.
Continuar leyendo Huellas