viernes, 29 de octubre de 2010

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Fuerte

Fuente Imagen: Google Images.

A veces vamos caminando despacio a través de la ciudad,
y mientras otros nos miran… nosotros les miramos,
llegando a ver mucho más de lo que ellos querrán aceptar.
Nos reunimos en las entrañas de la gran ciudad
y más de alguna idea se me cruza por la cabeza,
tan sólo pienso y observo, observo…
cada cambio en las expresiones de los rostros,
puedo saber quién sonríe de verdad
y para quién sólo es una costumbre.
Me siento fuerte entre las entrañas del mundo,
ahí caminando sobre las piedras de la calle,
sintiéndome tan imponente ante las hormigas,
pero más pequeño que la ínfima parte del espíritu que me conforma.
Fuerte, pero más débil de lo que es conveniente expresar
y pienso en todo lo que no puedo expresar.
Fuerte, nuevamente fuerte
para dejarme creer en lo que me puedo convertir si creyera en mí.
Sentada entre decenas de personas
y una situación que no me deja ir,
algunos huyen de las ventanas que muestran la inmensidad,
mientras otros vagan en la diversidad…
Entonces pienso:
"Aquí está el mundo, y yo en medio de él
puedo elegir creer y ser,
hacer y ceder,
puedo elegir entre ser fuerte y perder,
observar y conocer".
Mi pequeña sonrisa pasará inadvertida,
como los sueños o pesadillas que sólo conoce mi almohada.
Me gustaría ser fuerte otra vez.
Me estorba el pasado, la televisión que suena,
los gritos de la vecina y las heridas que no cicatrizan.
Miro mi cabello y está desorganizado
pero mis pensamientos se dirigen al mismo camino:
Ser fuerte, quiero dejarme ser fuerte,
porque sé que lo sería si lo creyera, si me lo dijera.

Fuerte, fuerte otra vez…
Waldylei Yépez
09/09/2010 12:55 p.m. Santiago de Chile.
Inspirado por una melodía
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sábado, 16 de octubre de 2010

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De las ruinas del Castillo II: El Imperio de Razón

016. De las ruinas del Castillo II: El Imperio de Razón. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

Se escuchaban las risas entre los pasillos. Todo era un festejo en aquella sala, la principal del Castillo. Se hizo un banquete en honor a Corazón; a él podía vérsele con una sonrisa inmensa. La puerta principal estaba totalmente abierta y sin nadie que vigilara, pues así había sido su orden. Corazón quería vivir en un sitio donde el miedo, a ser atacado, no limitara la belleza de su entorno. Entonces, quitó la vigilancia de todo el Castillo, dejando así el paso a todo visitante o experiencia que quisiera llegar.
El Guerrero Razón no estaba muy de acuerdo y se opuso totalmente, pero Corazón convenció al Guerrero Intuición y éste cedió a su petición.

- No me gusta la idea. ¡Estamos expuestos! ¡Somos vulnerables! -. Gritaba Razón.
- Corazón piensa que no es necesaria tanta coraza en el Castillo, nuestras últimas experiencias han sido muy satisfactorias hermano. De mi parte, le doy mi voto a esta petición y sé que no comprendes el por qué, pero ya verás que todo estará bien -.
- Si algo sucede Intuición, tú llevarás la responsabilidad de lo que pueda pasarle a Corazón, y serás tú quien se lo explique al Creador… -. Sentenció Razón.

« ¡No me interesa lo que diga mi hermano! Mi deber es proteger a Corazón, y lo haré… así sea en contra de su propia voluntad ». Pensaba.

En la fiesta del banquete, Corazón bailaba con los habitantes del Castillo que incluían a Intuición, pero Razón estaba muy cauteloso mirando a todos lados como un fiel guardaespaldas.

- ¡Relájate Razón! ¡Hoy estamos de fiesta! -. Le decía Corazón mientras lo empujaba a la pista de baile.
- Bailaré después -. Se excusaba echándose hacia un lado.

De repente, otro guerrero se le acerca a Razón y conversan en voz baja. Éste se había convertido en su mano derecha.

- ¿Qué tal la fiesta? -. Le dijo sonriente.
- ¡No me vengas con esas cosas, Desconfianza! -. Le respondió.

El Guerrero Desconfianza permanecía cerca de Razón, según lo que le conviniera a este último. Razón sabía que él podría serle muy útil, además lo había nombrado el siguiente al mando después que Corazón cometiera la locura de desproteger al Castillo. Ambos permanecían muy pendientes de todo lo que ocurriera a los alrededores.

- Tranquilo mi Señor, yo me he encargado de todo lo necesario… ya sabe, por si surge alguna sorpresita inesperada -. Le decía Desconfianza.
- Eso espero, espero que estemos preparados por si acaso…-.
- Ya sabe que la desconfianza siempre nos hace dar un paso adelante… -. Le sonreía con malicia, como aquel que sabe más de lo que dice.

Continuó la fiesta sin mayor percance.

- ¡Qué extraño! -. Se escuchó a alguien decir. - No nos avisaron que habría una tormenta, pero el cielo está muy oscuro -.

La mayoría siguió sin prestar mayor atención, pero Desconfianza y Razón no estaban tan seguros de que “no fuese nada”. Se miraron entre ellos. Desconfianza asintió, como si le estuviera diciendo que captaba su mensaje. Dejó el vaso que llevaba en la mano y salió rápido de la sala.

Razón se acercó a una de las ventanas. Miraba con recelo.

« Esto no puede ser bueno… Cielo oscuro… Estamos muy vulnerables; hasta el más mínimo ataque podría llegar a esta sala ». Pensaba.

Desconfianza salió del Castillo. Miró a los alrededores y aunque ya era de noche, estaba mucho más oscuro que de costumbre.

- Esta oscuridad es más espesa… es más… perversa -. Se dijo para sí mismo.

En un momento dado, comenzó a escuchar un leve sonido. Pero no podía ver nada a lo lejos, la niebla también se había hecho presente. Se apresuró a llamar a otro guerrero fiel a Razón, le dio un recado y le dijo que era urgente que Razón lo supiera. El guerrero corrió a la sala.

Llegó a la presencia de Razón y en voz baja repitió las palabras de Desconfianza. Asintió. Luego Razón le dijo algo al oído, la expresión de premura se posó en el rostro del guerrero, el cual salió corriendo poco después. Razón siguió mirando por la ventana, su rostro se endureció.

- Esto no es bueno… -. Se escuchó la voz de Desconfianza que llegó al lugar. - Aún no puedo asegurarlo, pero si estoy en lo correcto el sonido a lo lejos podrían ser caballos y vienen directo hacia acá -.
- ¿Guerreros? -.
- No puedo asegurarlo, la niebla es muy densa -.
- ¿Ves esa niebla más oscura que hay en el cielo? No es niebla común, son espíritus malignos… -. Lo miró con firmeza.
Desconfianza entendió.
- Podemos defendernos… -.
- A mi señal, las sueltan…-. Desconfianza asintió. - Ve a tu puesto, y prepara a los muchachos -.
Desconfianza corrió en medio de la fiesta. Los demás lo vieron pasar, pero no causó mayor impresión.

Afuera era aún mayor el sonido del galopar de los caballos. Razón por fin pudo divisar a los mismos, supo cuán grande era el ataque.

« ¡Rayos! ».

Mientras, Corazón bailaba en medio de la sala. Entre los presentes, así saliendo de la nada, una daga lo apuñala de muerte por la espalda. Él suelta un grito de dolor y cae al suelo.

Al otro extremo de la sala, Razón grita a todo pulmón mirando por la ventana:

- ¡CIERREN LAS PUERTAS! ¡CIERREN EL CASTILLO! -.

Pero ya era muy tarde, los caballos y sus soldados los habían rodeado y algunos entraron al recinto. Comenzaron a volar grandes rocas que, con lanza piedras, llegaban desde el lado enemigo y las mismas chocaban contra el Castillo creando un horrible sonido de guerra.

Razón subió la mirada, los espíritus malignos también habían llegado.

- ¡GÁRGOLAS! -. Y se abrieron unos pasadizos secretos, en el piso, a lo ancho de Castillo, entonces desde las oscuridades se veía cómo figuras monstruosas con alas salían. Las inmensas Gárgolas, protectoras del Castillo y arma infalible contra espíritus, brujas y maleficios, se alzaban y atacaban en defensa del recinto.

Dentro del Castillo todo era un caos, a los guerreros al mando de Intuición les había caído por sorpresa el ataque y no llevaban sus armas consigo. Por su parte, Intuición estaba preocupado por Corazón quien había sido herido a traición por alguien que se infiltró. El Corazón había sido traicionado. Intuición trató de protegerlo de nuevos ataques, pero muy pronto se vio rodeado de muchos enemigos.

« Abrimos nuestras puertas, y quedamos a merced del mal ». Él pensaba.

- ¡Razón! -. Gritó Intuición.

Razón se volteó y vio que Corazón estaba herido, además rodeado de mucha plaga que quería exterminarlo. Saltó y corrió al lugar. Llegó como todo un guerrero con su espada, y entre él e Intuición protegieron a Corazón.

- ¿Ahora estás satisfecho? ¿Ves lo que provocó tu ingenuidad? -. Le gritó Razón a Intuición con total rabia y reproche. Intuición sólo calló, sabía que se había equivocado.

Entre los espíritus y los soldados del mal, apoyados de sus grandes piedras, destrozaron mucho el Castillo en pocos minutos. Aquello había sido un cataclismo, y un golpe de muerte a Corazón.

Razón le gritó a su hermano.

- ¡Lleva a Corazón al lugar seguro! ¡Debemos protegerlo! -.
- Yo debo quedarme contigo, lo enviaré con otros soldados -.
- ¡No! Nadie lo protegerá como alguno de nosotros dos, y sólo tú sabes cómo llegar a ese lugar a parte de mí. ¡Tú debes ir con él! -.
- Razón e Intuición deben estar juntos, fue la orden del Creador -.
- ¡Yo soy más fuerte que tú! ¡Yo puedo manejar esto! Si dejas morir a Corazón nada tendrá sentido, y si él muere será por tu culpa. ¡Tú nos llevaste a esto! ¡Es tu culpa Intuición! Te lo advertí, esto era muy fácil de deducir pero no me escuchaste, aunque sea hazlo ahora y trata de enmendar un poco lo que tu sentimentalismo le ha ocasionado al Castillo -.

Intuición no supo qué decir. Miró firmemente a Razón, después se volteó y ayudó a Corazón a levantarse y juntos se dirigieron a los pasadizos más secretos de todo el Castillo. En el camino Corazón le decía.

- Tú debes estar junto a Razón, debes quedarte con él. Sólo cuando están juntos es que puede existir equilibrio en el Castillo. Juntos son más fuertes -. Decía Corazón.
- Lo sé, mi Señor. Pero también es cierto que todo esto es mi responsabilidad, así que primero lo llevaré a un lugar seguro y regresaré a la batalla -. Contestó.

Las gotas de sangre caían de vez en cuando al suelo.

- ¿Cómo está mi Señor? -.
- Un Corazón puede aguantar muchos golpes, mi fiel Intuición. Incluso puede aguantar las puñaladas que le dan, puede desangrarse pero no morirá. Un Corazón muere, si y sólo si él quiere morir…-.

Lágrimas de impotencia derramaba Intuición. Había puesto “en bandeja de plata” a su Señor, no lo había protegido como él prometió. Ahora él se desangraba; es mucha responsabilidad saber que por tu culpa, se desangra un Corazón.

En la sala principal del Castillo, continuaba la guerra. Razón, ahora también al mando de los guerreros de Intuición, luchaba contra todas las fuerzas siniestras que amenazaban al Castillo.

En otro lugar, en uno de los tantos pasillos, se escuchaba correr a alguien. Se abrió una puerta y la sombra pasó hacia dentro de una habitación.

- ¡Tenemos un gran problema! -. Gritó una voz femenina.
- ¿Qué sucede, Confianza? -. Otra voz femenina le contestó.
- Mi Señora, Llama del Amor -. Se hincó ante ella. - El Castillo está siendo atacado por fuerzas del mal, a través de todos los flancos -.
- ¡¿Dónde está Corazón?! -. Le preguntó sumamente preocupada.
- Nadie lo sabe, la última vez que se le vio iba acompañado de Intuición. Mi Señora, él iba herido… todos creen que ahora está escondido en algún lugar, al cual nadie tiene acceso -.
- Debemos encontrarlo, Confianza. Si el Corazón no está presente, la Llama del Amor se apagará… y es muy difícil encender un Amor ya extinto -. Le dijo con premura.
- Pero, ¿Cómo lo vamos a encontrar? -.
La Llama del Amor se quedó pensando.

« Cuando el Corazón se aleja y cae en la distancia. Cuando un Corazón es encerrado en una Caja de Cristal, a favor o en contra de su voluntad… sólo un Gran Amor puede rescatarlo de su encierro, sólo un Gran Amor es capaz de pasar a través de las oscuridades, a través de las más intensas sombras y salir victorioso. Sólo un Gran Amor puede encontrar y rescatar a un Corazón herido y atrapado ».

- Yo puedo encontrarlo -. Contestó la Llama del Amor. - Pero necesitaré de tu ayuda, Confianza -. Culminó.
- Yo seré su fiel compañera, Llama del Amor. La protegeré y ayudaré para que su flama no se extinga -.

Salieron del cuarto con la firme intención de no darse por vencidas.

« Sólo el Amor puede romper el cristal, donde esté encerrado un Corazón ».

Por su parte, la guerra contra el Castillo era fuerte. Razón era el máximo líder ahora, y junto a sus tropas pudo hacer retroceder al enemigo. Los sacaron del Castillo y cerraron las puertas. Se dio la orden de cerrar absolutamente todo el Castillo, y así se hizo. Las Gárgolas se apostaron en las fachadas exteriores a vigilar, para ese momento la niebla de maleficios y espíritus también había cedido.

- Amigos… -. Razón se dirigía en un discurso a los presentes. - esta noche hemos sido atacados, de la forma más vil, por nuestros enemigos. Corazón e Intuición confiaron en que todo estaría bien, y el mal se aprovechó para darnos un golpe bajo. Esta noche el Castillo se ha convertido en ruinas, como pueden verlo. Intentaron destruirnos y en cierta forma lo lograron. Dañaron a nuestro Corazón, pues él confío y creyó estar rodeado de seres que le querían, pero fue traicionado cuando menos lo esperaba. Corazón está ahora con mi hermano, Intuición, en una Caja de Cristal y donde ya nadie podrá hacerle daño. ¡Es nuestro deber protegerlo! ¡Ya no vendrá nadie más a querer dañar nuestro Corazón! -. Se escuchaban los aplausos. - Les aseguro que ésta es la mejor decisión que hemos podido tomar. ¡Corazón debe permanecer para siempre en ese sitio seguro! -.
- Es cierto -. Se escuchaba entre murmuraciones.
- Guerreros bajo el mando de Intuición, ¿Están de acuerdo con nosotros? ¿Podemos contar con ustedes? ¿Son ustedes fieles al Castillo, a las nuevas decisiones que se han tomado? -. Preguntaba Razón.

Los Generales se miraron entre ellos. No sabían cuándo Intuición volvería, pero estaban seguros que él estaba cuidando en persona a Corazón.

- Nosotros seguiremos la iniciativa de nuestro Director Intuición. Él ahora está protegiendo con su vida a Corazón, y hubiera querido que nosotros hiciéramos lo mismo. Por tanto, los Guerreros del Sentimiento ahora estarán bajo el mando del Guerrero Razón. ¡Somos fieles al Castillo! -.

Se escuchaban aplausos.

- A partir de ahora, no existirá ni un solo pensamiento, idea, ni nada que no pase por la supervisión de Razón. Todo, absolutamente todo, lo aprobaré o rechazaré bajo los criterios que correspondan, y que garanticen el bienestar de los habitantes del Castillo y la de nuestro Señor Corazón. Toda Emoción y todo Sentimiento será manifestado, si y sólo si tiene autorización previa de la Razón. Se comenzará a controlar y a ordenar, con el propósito de preservar la integridad de lo que nos quedó en estas ruinas. El exceso de confianza e ingenuidad nos llevó a donde estamos ahora: ruinas; ahora nos toca tomar acciones, aplicar la lógica y la deducción, entonces estaremos bien… -.
- ¡Sí, Señor! -. Gritaron al unísono. - Combatiremos a su lado, y daremos nuestras vidas por el Castillo y por Corazón -.
- ¡Eso no está bien! -. Se escuchó una voz.
- ¿Quién ha dicho eso? -. Preguntaba Razón.
- He sido yo -. Se mostró entonces la Llama del Amor, junto a su compañera Confianza.
- ¿Por qué dices que no está bien? -.
- La solución jamás podría ser encerrar a Corazón en una Caja de Cristal, y mucho menos para siempre. Debemos sacar a Corazón de donde está encerrado, y sí: encerrado, que no es lo mismo que estar protegido -.
- No entiendes, queremos que él esté bien -.
- El fin no justifica los medios -.
- Estás equivocada, y no voy a dejar que pongas en peligro a nuestro Corazón. Arréstenla -.

El guerrero Desconfianza quería tener el honor de arrestarla, pues siempre ha sido contrario al Amor, y por tanto, ahora quería ser su opresor. Entonces Confianza se opuso sacando su espada.

- El problema no es entre nosotros, Confianza -. Le dijo Desconfianza.
- Soy fiel compañera del Amor, y no dejaré que intentes siquiera estar cerca de ella -.

Desconfianza desenvainó su espada.

- ¡Esto no es necesario! ¡Nuestros enemigos están afuera, no aquí! -. Se escuchó a alguien decir.
- Nosotros no permitiremos ni que el Amor o la Confianza intenten poner en peligro a nuestro Corazón, si hemos de reprimirlas… lo haremos. Depongan sus armas. Esto no debe ser una guerra entre nosotros, pero si ustedes quieren… responderemos -. Decía Razón con el rostro endurecido.

La Llama del Amor colocó su mano sobre el hombro de Confianza. Ella asintió y guardó su espada. Desconfianza sonrió con malicia.

- Ustedes -. Dijo Razón señalando algunos guerreros. - Escóltenlas hasta el cuarto del Amor, y que ninguna salga de allí… a menos que yo lo ordene -.
- ¡Sí, Señor! -. Y las llevaron de regreso al cuarto. Allí quedaron encerradas.

- Mi Señora, si no encontramos a Corazón su flama se apagará -. Decía Confianza.
- Me temo que ya comenzó a pasar, y no porque no esté Corazón sino por el inmenso frío que ahora embarga al Castillo -. Miraba por una ventana con mucha tristeza.

Al otro lado del Castillo, Intuición se encontraba con Corazón.

- ¡No puede ser que nos hayamos quedado encerrados aquí! -.
- ¿No sabías que esto se cerraría automáticamente al entrar? -. Preguntaba Corazón.
- No, mi Señor. Mi hermano nunca me lo dijo -. Decía con frustración.
- Tenemos un gran problema, Intuición -.
- Sí, lo sé. Salir de aquí no va ser tan fácil -.
- No hablo de ese problema -.
- ¿Entonces? -.
- Dejaste a tu hermano solo con todo el poder sobre el Castillo. Encerró a su Corazón, en un sitio en el cual, si bien no le pasaría nada tampoco lo dejaría salir. Te alejó sin dejarte oportunidad de participar en sus decisiones, lo cual significa que se hará su voluntad… y bien sabes lo frío que puede llegar a ser tu hermano -.
- Tenemos que salir de aquí -.
- Hay algo más que me preocupa… -. Dijo con la cabeza cabizbaja y la cara triste.
- ¿Qué cosa? -.
- La Llama del Amor. Sin un Corazón que alimente su flama, se va apagar… -.
- Pero, pero mi Señor… Es precisamente su Llama la que mantiene cálido el Castillo, sin el Amor muchas cosas no llegan a ser posibles… -.
- Eso es algo que tú lograste entender, pero Razón no. Él no lo sabe. Como así mismo no sabe muchas cosas, porque no las comprende… por eso te necesita a su lado, por eso tu presencia crea el equilibrio -.
- Debe haber alguna forma de salir de aquí… -.

Comenzó hacer frío dentro del lugar donde se encontraban. Ambos se miraron.

- Razón se ha impuesto. Terminará haciendo cosas que creerá que son buenas, pero cuyas consecuencias no lo serán tanto… -. Dijo Corazón.

En la sala principal, Razón ordenaba a los guerreros doble vigilancia.

- A partir de hoy las cosas van a cambiar. La razón se impondrá ante la ingenuidad, y nunca más los ataques de los soldados y espíritus malvados del Pasado y el Futuro podrán hacernos daño. ¡Ahora estamos preparados! ¡Y nuestro Corazón está resguardado! ¡Jamás volverán a engañarnos ni a traicionarnos! Empezaremos a estar mucho mejor, porque nuestra desconfianza nos hará dar muchos pasos adelante. Éramos vulnerables… pero esa época terminó, ahora comienza el Imperio de la Razón… -.

Todos levantaron sus espadas como símbolo de triunfo.

- Los cambios en el Castillo son necesarios, y a partir de ahora resurgiremos de las ruinas mucho más fuertes, porque hemos aprendido que con sentimentalismos no llegamos a nada. Ahora somos fuertes, somos razonables… somos triunfadores -.

- ¡Razón! ¡Razón! ¡Razón! -. Gritaban al unísono.

El Amor, la Confianza, Intuición y Corazón permanecieron encerrados, y fue entonces que las cosas cambiaron mucho, dentro aquel Castillo…

- Ahora, yo mando -. Decía Razón mientras Desconfianza sonreía maliciosamente.

Continuará…

16/10/2010 4:30 p.m.
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martes, 12 de octubre de 2010

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Ya no necesito que leas esto

015. Ya no necesito que leas esto. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Persona especial,

Quisiera saludarte, pero no creo que sea necesario pues no sabrás que te saludo. Quisiera despedirme, pero hace ya mucho tiempo que tú te despediste de mí cuando te olvidaste que yo existía. Más yo, aunque quise, nunca pude despedirme de ti.

Hasta hace muy pocos minutos, te busqué por última vez. Aunque llevo mucho diciendo que sería la última vez, y viví de “ultimas veces” por mucho tiempo. Ésta sí será la última… ¿Y cómo sé que de verdad será la última? Porque mi corazón se ha embargado de resignación, de una forma tal que tus recuerdos se han cubierto con mantas, sí, así como cuando alguien se cambia de casa y quiere proteger los muebles de tanto polvo que les caerá, de tanta telaraña a la que estarán expuestos. Sé que tus recuerdos estarán expuestos al polvo, la telaraña y al olvido. ¿Sabes? Intenté que no fuera así, intenté aferrarme tanto a ti que mi necesidad de buscarte se hizo terrible; esperé muchas veces en silencio que te acordaras de mí, que te acercaras… que en resumidas cuentas, me apreciaras como yo lo hacía contigo. Sé que yo también me equivoqué, y he pagado muy caro mi error; sufrí de la manera que nunca sabrás… Ya no necesito que lo sepas.

Te extraño. Siempre lo hice. Los suspiros salen de mi ser, de verdad que me aferré mucho a ti… hay demasiada nostalgia en mi pecho, demasiado dolor.

Como sé que no leerás esto, te diré las cosas que no quiero que sepas. Durante mucho tiempo estuve siguiendo tus pasos, pues quería saber si estabas bien. Leí en sigilo muchas cosas que escribiste, y en más de una ocasión quise darte mi opinión y es cuando recordaba que ya no existo para ti. Cuando presentía que la tristeza te rodeaba, quise con todo mi corazón darte la mano y hasta abrazarte. Y cuando me pasaron cosas muy fantásticas, yo quería compartirlas contigo… pero no estabas, y no podía hacerme presente porque había quedado muy fuera de tu vida.

Soñé muchas veces contigo, y hasta te imaginaba caminando junto a mí. Me quedaba con la esperanza de que las cosas volverían a ser como antes, que regresaríamos al punto en que nuestros caminos se separaron y continuaríamos desde ahí: desde donde nos quedamos. Que todo esto no sería más que un viejo recuerdo, y que nuestra presencia en la vida del otro sería algo positivo… sí, creí en esa ilusión por mucho tiempo y pasaron los días, las semanas y los meses… Me quedé tan atrás en el tiempo, con la esperanza que me acompañaba. Pero resultó que hasta la esperanza se cansó, y a solas me dejó sobre aquella banca. Aún así, te esperé. Sin la esperanza que me acompañara, pero igual te esperé.

Podría hacerte llegar esta carta si quisiera, podría buscar alguna forma para que te toparas con ella… pero no lo haré. No lo haré porque ya no necesito que leas esto. O quizás sí me gustaría que lo leyeras… Pero, ¿Para qué? Gasté mucho de mi vida queriendo estar con quien no quería estar conmigo, queriendo hablar con quien no deseaba hablarme. Escribiéndole a quien jamás leyó lo que escribí. Necesitaba de ti, pero ahora necesito aprender a no necesitarte, y mi primer paso es éste: escribir sin necesidad de que lo sepas… Ya no necesito que lo leas.


Aún no sé cómo dejarte ir.

Aún no sé cómo sacarte de mí.

Aún no sé cuándo se irá el dolor,

de, por fin, comenzar a decirte adiós.

… Decirte adiós.

12/10/2010 5:13 p.m.
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lunes, 27 de septiembre de 2010

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Cielo vs. Infierno


Fuente Imagen: Google Images

014. Cielo vs. Infierno. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Con cariño: Para la niña que sufrió cuando le asustaban las llamas eternas.

Bienvenido. Déjame ser el anfitrión de este instante, de este espacio. Disculpa lo sencillo de esta habitación, sé que es demasiado simple ver cuatro paredes blancas y sin siquiera un mueble para sentarse. Pero, ¿Quién necesita un mueble? Vamos a sentarnos, sí, aquí en el piso. Bien, al menos yo estoy cómodo. ¡Vamos! Siéntate conmigo.

¿En qué te hace pensar este espacio vacío? Seguramente en nada, porque quizás pensemos que aquí no hay nada. Sin embargo, aquí puedes encontrar el todo. Ya sea tu propio todo interior o el todo exterior que conoces (que en verdad es sólo una ínfima parte de ese exterior real que conforma al mundo).

Esta habitación es como un lienzo en el cual puedes pintar lo que quieras. Podrías tomar algunas brochas, pinceles, lápices o marcadores y crear un retrato de tu vida, no diré que bonito o feo porque esas calificaciones son subjetivas, de mi parte usaría colores vivos. Gustos hay muchos en el mundo, así que tienes libertad de decidir cómo decorar este sitio, es tu mente, es tu visualización; eres libre de crear aquí y ahora.

Quiero imaginar en este instante que estas paredes están decoradas de vegetación, además nuestro piso quiero que también lo sea y el techo ya no es blanco sino que tiene forma de cielo. Justo ahora todo cambia y ya no estamos en la habitación, estamos en medio de una vegetación. A mí me parece fantástico esto de imaginar. Dejemos el cielo, pintemos las paredes de un horizonte y cambiemos el piso por agua, y estaremos entonces sentados sobre el mar. Podemos reproducir aquí cualquier cosa, cualquier escena. Vamos a revivir un episodio familiar, el que quieras. Puedes verte a ti mismo sentado conversando con familiares o amigos, en tu casa, en la casa de los abuelos; ahora estas paredes son idénticas a las de ese sitio. Ves las expresiones corporales de esas personas, si quisieras hasta podrías escuchar sus voces. ¿Justo al lado de quién estoy sentado? ¿Dónde estás sentado o parado tú? Déjame mirar por la ventana que está allá al fondo, me ves moverme por todo el espacio y resulta que ahora formo parte de aquella escena, pero nadie nos ve, somos dos visitantes que han revivido un recuerdo pasado, pero tampoco tiene que ser pasado, podría ser futuro como una vivencia que querrías tener. Vuelven a cambiar las paredes, techo y piso, ahora estamos rodeados de estrellas, estamos en algún punto del Universo. Nuestra mente es tan poderosa que podemos vernos en otros sitios, reviviendo recuerdos, conversando de nuevo con alguien que no vemos desde hace años. Incluso podemos representar cosas nunca antes vistas a través de hipótesis de cómo pueden ser las mismas, y a través de estas suposiciones acercarnos a una idea más conocida que sí podamos asimilar o expresar hacia nuestro exterior, pues resulta que nuestro exterior no puede ver lo que nosotros vemos en esta habitación de nuestra mente, porque todo lo que está acá es abstracto así que lo traducimos de alguna manera para darle forma más concreta. Es así, valiéndonos de las cosas conocidas, que representamos aquellas que no podemos explicar porque nunca se han visto. Este es el caso del Cielo y el Infierno, nadie los ha visto y ha vuelto para contarlo, no podemos verificar y hacer un estudio científico de las puertas hacia esos sitios, pero podemos representar basándonos en cosas conocidas aquello que desconocemos. Creamos hipótesis que nos ayudan a tener una idea más concreta, porque lo abstracto es más difícil de entender por todos. ¿Qué hacemos en este caso? “Traducimos” de tal manera que nos aseguremos que esas explicaciones las pueda entender cualquier persona, intentando, por supuesto, que se mantenga la esencia de la imagen original.

Apoyándome en la publicación de la señora Conny Méndez y su revista “El Nuevo Pensamiento”, me atrevo entonces a enumerar algunas de las representaciones concretas que se han hecho sobre cosas relacionadas con creencias.

¿Cómo harías tú para expresarle a una persona que estás viviendo una situación muy difícil en casa, donde hay muchos problemas y sientes una profunda frustración, tristeza y dolor? ¿Con qué lo compararías? Piensa un instante. Te diré que la comparación que muchos harían es: “estoy viviendo un infierno”. Pero eso lo podemos hacer ahora, que ya tenemos un conocimiento previo de que el mismo es un sitio donde se sufre. Sin embargo, pongámonos a pensar en el momento que alguien, por primera vez, quería decirles a sus iguales humanos sobre este sitio. Recuerda, el pensamiento es algo abstracto por tanto no tiene forma concreta, y absolutamente todo nace de una idea, entonces, alguien debió pensarlo primero y después llevarlo a palabras que pudieran comunicarle a sus iguales la idea que se tiene. Pero, ¿Cómo representaríamos un Infierno para que los demás lo entiendan? Bueno veamos las características: Debe estar totalmente privado de la presencia de Dios, por tanto no puede tener cielo, y para que eso no suceda debe estar tapado como una cueva, pero tampoco puede entrar la luz del sol… ¡subterráneo! Así debe ser ¿no? Sin cielo, sin luz, sin presencia de Dios, entonces se cumple las características. Y como necesitamos un nombre, ya lo tenemos: “subterráneo”, pues resulta que infierno viene del latín inférnum o ínferus: ‘inferior, subterráneo’. Ya tenemos una parte de ese sitio, y tenemos esta habitación de tu mente donde estamos ahora, así que vamos a decorar esto de tal manera que sea una caverna subterránea. No tenemos la luz del sol, no podemos ver el cielo y sabemos que estamos encerrados pero falta el dolor, el sufrimiento, y como comprenderás esas cosas no pueden ser representadas como un automóvil o una casa; son sensaciones o emociones, son estados mentales, entonces debemos acercarnos de alguna manera gráfica para poder decirle a nuestro exterior “esto es lo que se vive allí dentro”. Evocamos entonces al fuego, porque realmente duele quemarse, y si queremos decir que duele demasiado entonces lo necesario es quemar “todo el cuerpo”, por tanto, las llamas rodearán el entorno y no habrá manera de detenerlas, pero para completar necesitamos que sea por toda la eternidad, así que chasqueemos los dedos y que se enciendan las llamas… Bienvenido a mi infierno, el que acabo de construir para ti. No me mires con esa cara de extrañeza, ¿Cómo es eso de que acabas de construir un infierno para mí? Pues es totalmente cierto, nuestro entorno puede construir “infiernos” para nosotros y nos van afectar si y sólo si se lo permitimos. ¿Todavía lo dudas? Camina sonriente por la calle y si se aparece un tipo y te raya la madre ¿Seguirás con la sonrisa? Si estás en tu casa y te visita alguien indeseado ¿Seguirás con la sonrisa? Si estás de vacaciones y tu jefe te llama a trabajar ¿Seguirás con la sonrisa? Las cosas que nos rodean pueden influir en nuestro estado de ánimo, para bien o para mal; son diversas las situaciones que podemos vivir día con día que “nos dirán cómo sentirnos”.

Si yo comenzara a mostrarte imágenes que tú detestas, si llenara esta habitación de periódicos con malas noticias. Si comenzara hablarte en un tono de voz cada vez más alto, más alto, más alto… Si en vez de gritarte a lo lejos, te gritara al oído… Y escuchas que mi voz se hace cada vez más y más chillona, ¡Ya no quieres escucharme! ¡Quieres taparte los oídos!… ¡Es suficiente! Me gritas. Aún sientes demasiado ruido, quieres que todo se calle y que te dejen en paz… pero resulta que yo no he subido el volumen de mi voz, y aún así el pensar en cosas feas puede conectarte con este infierno…

Retomemos entonces, un cuadro de personas con cara de terror y envueltas en llamas expresará un gran tormento. Pero, un tormento se puede vivir cuando se está esclavizado por los celos infundados… Es como vivir en un infierno ¿no? En este caso, no es el entorno el que construye el infierno, sino que yo mismo lo construyo para mí, y por ende, le construiré otro infierno a la persona que esté conmigo. No eres capaz de construir uno sino dos infiernos a la vez… quizás más.

Para concluir esto del infierno, me gustaría comentar acerca de La Divina Comedia de Dante Alighieri. ¿Por qué? En alguna oportunidad me dijeron que Dante era o fue un “maestro” al cual le fue permitido visitar el infierno y describirlo en su obra ya mencionada. En primera me corresponde decir que el poder de las letras es tal, que es posible crear y hacer sentir al lector aquello que se intenta expresar. La composición escrita ha sido investigada muchas veces y se sabe que el escritor puede dejar plasmado, junto a las letras, sus propios estados de ánimo. Por tanto, Dante como así mismo cualquier otra persona, que tuviera su talento, pudo describir este infierno sin problema alguno. Ya lo hemos mencionado, tenemos la posibilidad de suponer cosas, podemos traer a la realidad concreta pensamientos a partir de algo ya conocido. Dante evoca conocimientos ya conocidos como, por ejemplo, cuando menciona a Judas Iscariote. Pero además, menciona a Casio y Bruto que son nada más y nada menos que los que provocaron la muerte de Julio César, esto ocurre cuando él se encuentra en la presencia de Lucifer. Es obvio ver que estos tres personajes son los resaltantes, al punto de que los relaciona directamente con el príncipe de las tinieblas. Uno por traicionar a Jesús y los otros a Julio César. Investigando un poco sobre el autor encontramos que escribió un tratado en latín donde expresa sus ideas políticas, en ellas se encuentra la necesidad de la existencia del Sacro Imperio Romano. Podemos ver entonces cuán importante es el Imperio Romano para el autor y la conexión de por qué Casio y Bruto se encuentran entre los más traidores de todos. Si la Divina Comedia se hubiese escrito en nuestros días, es casi seguro que no hablaríamos de Casio y Bruto sino de personajes como Hitler. ¿Qué quiere decir esto? Dante fue un hombre que tenía un gran talento, y que pudo usar su bagaje de conocimientos previos para crear una obra. Pero esto no quiere decir que él, por obra y gracia de lo Divino, tocara las puertas del infierno y lo dejaran pasar al punto de toparse de frente con el propio Lucifer. Si a él le hubiese llamado la atención otros personajes, o hubiese vivido otro período de tiempo, entonces otros serían esos traidores que La Divina Comedia menciona.

Cerrando con ese comentario, entonces regresemos a nuestra habitación mental de tono blanco. Sí, regresamos acá donde no hay nada, no hay pensamientos que aturdan ni mucho menos. Liberándonos de las visualizaciones anteriores, sigamos con nuestra conversación…

¿Qué pasa con el Cielo entonces? El Cielo es un lugar donde todo es armonía y paz, donde se está en tranquilidad, según las religiones y creencias. Si tuviéramos que pensar en un cuadro que invocara la idea de Cielo encontraríamos uno, por supuesto, pintado con ese cielo que podemos ver si miramos hacia arriba, nubes, personas felices o niños felices tocando la tan conocida arpa, eso es infaltable. ¿Pero de dónde sale esta idea? De un pensamiento, como nace todo. Imaginemos nuevamente la primera vez que alguien debió “traer” a la realidad concreta aquello. Revisemos las características: Cielo es opuesto al Infierno, y si este último es subterráneo pues aquel otro debe estar en las alturas, sí, así grande, donde necesitemos mirar hacia arriba y nunca hacia abajo. Porque resulta que si miramos hacia abajo, estaríamos viendo algo “menos que nosotros”, pero si lo Divino es más grande (y está alejado de los humanos), entonces tiene que ser hacia arriba, difícil de alcanzar porque recuérdese que al cielo van sólo los elegidos y redimidos, o sea no cualquier gente… El cielo evoca luz y ¡qué coincidencia que en el cielo esté el sol! Definitivo, no hay mejor prueba que aquello para estar totalmente seguro que allá arriba, donde reside la luz, es el “lugar preciso” para la gente que es buena. Sigamos entonces. Tenemos la inmensidad, tenemos la luz (que por sí misma evoca todo lo bueno), la grandeza más grande de todas que sólo puede tener lo Divino, porque imposible que un simple humano tenga tal grandeza y por eso estamos tan pero tan separados del cielo. Ahora, ¿Cómo hacemos que un simple humano, que a lo más puede saltar, pueda llegar hasta allá arriba? Bueno, las aves pueden volar, lo que le hace falta al hombre son las alas… ¡Entonces vamos a ponerle alas! ¡Perfecto! ¡Vamos bien! Seguidamente necesitamos una expresión de deleite, y esa expresión se consigue por ejemplo con la música, podemos entonces pintar a la persona tocando un arpa, pues el arpa era el instrumento musical por excelencia en la época, aún no se inventaba el piano pero si esto hubiese sido así, seguramente los cuadros que representan al cielo tendrían a los ángeles tocando el piano. Recordemos nuevamente, podemos representar lo abstracto de manera concreta utilizando lo que ya conocemos, es la única forma de que otros puedan entender nuestro mensaje al querer comunicarlo. Nuestro mensaje será entendido si y sólo si nuestro exterior tiene algún conocimiento previo del tema, pues de no ser así nuestro mensaje no será entendido o interpretado de la manera correcta.

Quiero aprovechar para realizar un comentario respecto a esas cosas que se interpretan de una manera y de otra según sea la persona. En alguna ocasión escuché decir que era malo, en términos de pecado, comer carne de cerdo (cochino, puerco, chancho,… como gusten decirle) porque estos animales siempre andaban entre la mugre, el barro y la cosa, y que además no podían mirar hacia arriba, donde está el cielo, porque en sí mismos son como “pecadores”; básicamente nacen con la “marca de pecado”, y por eso no pueden mirar hacia arriba. Entonces, vamos a fijarnos en eso de que: “lo que sea que no pueda mirar hacia arriba, donde está el cielo, es pecador o malo”. Ahora vamos a suponer que los humanos no pudieran mover su cuello hacia arriba, sino que solamente pudieran mirar hacia delante y hacia abajo. Para el momento de pintar el Cielo y el Infierno, basándonos en las características que ya dijimos, dime tú ¿Dónde crees que estaría el Cielo? ¿Dónde crees que estaría el Infierno? Me atrevo a decir que el Cielo estaría hacia abajo y el Infierno hacia arriba: El Cielo, que es morada de lo Divino, nunca puede dejar de estar a nuestra vista, pues debemos ser buenos (qué casualidad que con un problema en el cuello, no tengamos hacia donde mirar…), y el Infierno, que representa lo malo, “hay que darle la espalda”. O quizás no, quizás el Cielo sí estaría a nuestras espaldas pero no porque queramos alejarnos de lo Divino sino porque “somos tan pecadores que no podemos ver el rostro de Dios” ¿Se ve lo que quiero decir? ¿Se nota que son los seres humanos los que interpretan cosas abstractas, dándole un significado concreto, para que pueda ser entendido en palabras por sus iguales? ¿Y que después, valiéndose del poderío que tenga, imponer esa concepción a los demás? Una idea, interpretada por un humano, llega tan lejos como su poderío político le permita…

En definitiva, si estás rodeado de cosas positivas que te hacen sentir feliz: junto a tu familia, con un empleo que te guste, teniendo una buena calidad de vida,… podrías expresar que: “vives en el Cielo”. Caso contrario, si tienes problemas de celos con tu pareja, no tienes un trabajo estable y de paso los jefes que te tocan son malos, si tienes un montón de cuentas por pagar, problemas con tu familia,… podrías decir: “mi vida es un Infierno”. Retomando la idea de “Ángeles y Demonios”: ¿Qué es Infierno? Es el estado mental donde todas las cosas están mal, donde los pensamientos negativos se apoderan de tu tranquilidad (y buena salud mental) y te convierten en alguien con un estado no-armónico. ¿Y el Cielo? Es el estado mental donde todas las cosas están bien, donde existen pensamientos positivos y te sientes tranquilo, eres alguien en un estado armónico.

Tu vida aquí y ahora puede ser un Cielo o un Infierno. Tú puedes pintar las paredes de tu mente en la manera que quieras. Tú decides si vivir en medio de los celos o no. El entorno sí influye en nuestra vida, pero nosotros podemos decidir cuánto y cómo. Por ahora, pintemos estas paredes con un nuevo Albor y nos vemos en una próxima ocasión. Despierta…

10/08/2010 05:38 p.m.
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viernes, 13 de agosto de 2010

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A veces parece...

013. A veces parece.... Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

A veces parece como si la vida nos impusiera el que sólo debemos expresar nuestras alegrías. No sé si muchas personas estarán de acuerdo o no con eso, puesto que algunos tienen la posibilidad de expresar que están tristes, pero otros no… Parece mentira lo que digo, pero es cierto. Existimos personas que por dentro, en ciertas ocasiones, somos un mar de nostalgia y sollozos, pero no podemos gritarlo al mundo porque no faltará el que diga: “¡Pero no estés triste!” y compartirá una sonrisa que apenas alcanzará a ser una curita para la gran herida, pero no diremos eso sino que en su lugar le haremos creer que “ya estamos bien”. Sonreiremos y cuando nos den la espalda, la sonrisa fingida desaparecerá de nuestro rostro. El dolor nos hace ser hipócritas porque no queremos causarles lo mismo a los demás.

Presencio el cómo otros conversan animados, mientras miro hacia otro lado porque mis ojos se han enjugado. ¿La razón? Tú… Mejor dicho: tu ausencia. Quisiera conversar contigo de esa manera tan animada, quisiera formar parte activamente de esa conversación pero contigo, porque tu presencia es razón suficiente para hacerme sonreír y vivir este instante con alegría. Los días de fiesta, no son tal si no estás para vivirlos conmigo; otros bailan, sonríen y participan… yo apenas me quedo apartado en alguna mesa preguntándome qué estarás haciendo ahora, me siento solo…  me siento tan solo.

Espero, como cada día, el momento para conversar contigo. Me emociono al saber que te encontraré en minutos, porque nuestra cita de todas las noches es infaltable. Llega la hora. Enciendo mi computador e inicio sesión. El usuario y contraseña me conectarán contigo. He llegado antes, así que para esperarte me pondré hacer alguna cosa. Reviso un par de correos y me topó con nuestras fotos, las que sacamos la vez en que estuvimos juntos, entonces las miro y sonrío mientras me quedo soñando con esos momentos. ¡Llegaste! Corro a saludarte y apenas me hablas mi corazón palpita de emoción. Conversamos animados por horas hasta el momento de dormir, me despido con un beso imaginario, con uno de esos dibujos que llaman emoticones. Nos desconectamos y hasta allí llega mi sonrisa… la única forma de mantenerla, y a veces lo hago para sentirme acompañado, es seguir pensando en ti y no dejar de hacerlo hasta dormirme. Te extraño.

A veces parece que tu esencia se funde con la mía y que no importa el límite o la frontera, porque yo puedo estar contigo. Pareciera también como si todo el Universo se hubiese confabulado para que nosotros nos encontráramos, para que naciera este amor sin darnos cuenta. Este amor que no tiene lógica para unos cuantos; que algunos bendicen y que otros critican… Por ahí dicen que “el que vive de ilusiones muere de desengaños”, pero eso no es cierto para ti, pues eres más que eso que intentan tildar de “simple ilusión”. Pero, ¿Cómo una ilusión, que siempre las ilusiones son frágiles, puede aguantar tanto? Porque a veces pareciera que nos enfrentáramos al mundo en pleno, porque es tan cruel esto de separarme de ti cuando más feliz me siento, porque no es sólo desconectarse de esa sesión que me acerca a ti, es verte o verme partir en ese avión que al mismo tiempo que nos une, pues nos separa… Volver a separarme de ti hasta Dios sabe cuándo, porque lo único que me queda es la incertidumbre del no saber nada. “Parece difícil” pensarán ¿no? No sólo parece, sino que lo es… No puedo preguntarte si querrías salir a pasear este fin de semana, no puedo tomar un taxi y llegar hasta tu casa, pero puedo amarte como a nadie y con eso me basta, aunque no niego que a veces esta realidad me destroza el alma, y como si esto no fuera suficiente llega aquel que me critica intentando minimizar lo que siento, rebajando mi amor a tan siquiera una ilusión sin pensar a detenerse en todo esto…

A veces parece que la vida nos pone pruebas, pruebas que hemos afrontado y logrado superar. Y hay veces que me quedo pensando en si era mucho pedirle a la vida que viviéramos en la misma ciudad, pues al menos yo podría llamarte y podría buscarte. En alguna ocasión, sentí tantas ganas de correr a ti que, quizás por tres segundos, me olvidé de todo y pensé en buscar dinero para el taxi porque yo quería verte, si tan sólo aquello hubiese perdurado un par de segundos más, yo habría llegado a la puerta para salir de mi casa… pero hubiese sido mucho más feo retornar a la realidad justo cuando pusiera la llave para salir.

En otra ocasión, mientras te veía en mi pantalla, alzaste los brazos como si quisieras abrazarme y volví a olvidar mi realidad, casi alzo mis brazos en tu busca, cuando me di cuenta me congelé por completo y sentí cómo un puñal me atravesaba… A veces escapar de la realidad y regresar puede ser tan terrible. Imagina amar a alguien y no saber cuándo ni cómo harás para verle de nuevo, parece difícil… yo te aseguro que lo es, créeme que es una gran prueba de la vida… Y aún así dicen, o dan a entender, que no es posible o que lo que siento es una ilusión. ¿Qué saben de la vida? ¿Qué saben del amor? Si no saben que el amor puede crear milagros, no saben nada del amor.
A veces parece que estoy solo frente al computador, que no hago otra cosa que teclear y una pantalla me muestra aquello que tecleo.
A veces parece que estás a miles de kilómetros lejos de mí, cuando en verdad estás aquí.
A veces parece como que quizás no seas tan indispensable, cuando en verdad si me alejo enfermo de dolor, dolor que sin ti es perdurable.
A veces parece que le hablo a una máquina, pero en verdad ella es sólo el medio con el cual le hablo a tu mente y emociones.
A veces parece que te extraño, pero no es a veces sino que todo el tiempo: yo te extraño.

Pero sobre todo, y a unos cientos o miles de kilómetros, aunque sólo a los demás les parezca, es verdad cuando digo:

Yo te amo.

A veces parece… pero no es que parece, sino que es así… Yo te amo a ti, a pesar de los miles de kilómetros: Yo te amo a ti.

13/08/2010 03:19 p.m. – 05:14 p.m. – 09:20 p.m.
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sábado, 24 de julio de 2010

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Mi felicidad imaginada

012. Mi felicidad imaginada. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Hay muchas cosas que quisiera conversar contigo. Permíteme hacerlo de esta manera, permíteme conversar conmigo… para llegar a ti. Muchos intentos fallidos de comunicación he hecho, y no porque nos cueste conversar sino porque no hay una oportunidad para hacerlo. Me quedo pensando en quienes sí tienen la posibilidad de platicar todo el día si quisieran y no lo hacen, y yo que quiero no puedo.

Eres mi felicidad imaginada, no sólo porque representas la felicidad que imagino sino porque tengo que valerme de la imaginación para sentirme feliz, porque ser feliz es estar contigo, y estar contigo es… imaginar, imaginarlo.

Me pregunto dónde estás, en qué caminos dejan huellas tus zapatos, si sonríes al recordarme. Me pregunto qué lugares visitaste, si almorzaste temprano o más tarde, me pregunto tantas cosas que sólo puedo imaginarme.

Permíteme creer la mentira que prefiere mi cabeza, así puedo mirarte y no sentirte tan distante; para no sentirme tan vacía al ver que a mi alrededor no puedo hallarte.

Eres la luz que ilumina mi camino, aquella que ilumina pero que está a años luz de distancia. No, que no sea años luz, ni meses, ni días… No, eso me separa de mi felicidad, por eso no quiero enfrentar la realidad, darme cuenta que no estoy y que no estás.

Mi felicidad imaginada, porque sólo imaginando puedo ser feliz… Sólo imaginando logro hablar contigo cada vez que quiero. También logro aferrarme en un abrazo cada vez que puedo. Y logro sentirte cada vez que necesito, pero sólo así porque en verdad, no estoy ni estás conmigo.

Y me imagino a tu lado, mirándote con cara de ternura y amando cada fracción de tu rostro, el timbre de tu voz. Puedo vigilar cada movimiento, estar atenta a cada mirada y reacción… entonces sé que estoy contigo y que estás conmigo, aunque sea imaginando.

Callas y me miras, sonríes y genera una gran emoción en mí, me encanta tanto verte sonreír. No digo nada, quiero eternizar el momento pero despierto, una voz, un alguien o algo presente y real me arrebata la imagen, el pensamiento. Y descubro que no eres como ellos: alguien presente y real, sólo estás viviendo en mi mirar y en mi soñar. Respiro, retomo el pensamiento y allí estás de nuevo. Sonrío y nadie sabe por qué, nadie sabe que me hace sonreír tu sonrisa, que me hace soñar tu mirada, que eres más importante que el resto del mundo, que eres el centro de mi Universo.

Eres mi felicidad imaginada, necesito decírtelo. Necesito conversar contigo de alguna manera, así sea hablar conmigo misma y jamás tener tu respuesta. Es mejor hablarte imaginadamente de mi amor, que callarme esto que soy: quien te ama en pensamientos, quien a ti regala su corazón.

Posiblemente seguiré imaginándote, quizás mucho tiempo más, pero quiero decirte que eres el pensamiento fundamental en mi vida, y que si no te imaginara no sería tan feliz como hoy en día, aunque sea imaginativamente.

Eres mi felicidad imaginada,
no sólo porque representas la felicidad que imagino
sino porque tengo que valerme de la imaginación para sentirme feliz,
porque ser feliz es estar contigo, y estar contigo es…
imaginar…
… imaginarlo.
Tú, mi felicidad imaginada. Mi realidad… aún no hallada.

24/07/2010 08:01 p.m.
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viernes, 2 de julio de 2010

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Tú, Dios y yo

011. Tú, Dios y yo. Colección Albor. Waldylei Yépez.docx

En esta noche triste y fría, cuando sentimientos tan profundos me embargan, quisiera volver a escribirte… Sé que dije, la vez pasada, que no volverías a saber de mí, que no volvería a molestarte y en cierta forma lo he cumplido. Sí, tú no sabrás de mí y no volveré a tu vida, pero eso no quiere decir que tú no vuelvas a la mía. De hecho, estás tan presente que dudo que alguna vez, dejé de tenerte dentro de mí.

Me siento en este piso frío y envuelta por luces tenues, apenas logro ver mis letras en este papel mientras mi piel sufre, pues no quiero abrigarme. Hay tanto que quisiera decirte y que no puedo, por eso necesito un intermediario y ése será mi Dios. Sé que él sí puede llegar a donde estás, sé que puede abrigarte… sé que él puede, lo que yo no.

Y así comienzo mi conversación con Dios. No es un rezo, porque olvidé cómo rezar. De niña sabía hacerlo, pero la adultez me sugirió olvidarlo y lo olvidé. Ahora tan sólo sé, hablar con Dios.

Ay querido Dios, siéntate conmigo, ahora necesito un poco de tu tiempo y de tu consuelo. El piso está frío y la noche mucho más. Más helado se pone todo cuando dejas de prestarle atención a las cosas cotidianas que causan estrés, y te centras a pensar en las escenas tristes de la vida, aquellas que desearías que no hubiesen ocurrido jamás.

Hace mucho tiempo, amigo Dios, conocí a una persona maravillosa y única. Se ganó un pedacito de mi corazón y de mi cariño; un puesto muy importante en mi vida; más de algún pensamiento al día, sencillamente le mantuve presente… le mantengo presente. Nos despedimos hace mucho, y sé que tuve culpa, no sé si toda la culpa pero sí fui responsable. ¿Y sabes qué Dios? Le extraño. No sé si valga la pena decirle, mejor no le digas eso. Quizás ya me ha olvidado, aunque yo no lo he podido hacer. Es posible que ya no le importe nada de mí, ¡Y debieras decirle que ya no me importa nada de su persona! Pero es mentira… y Dios no puede mentir ¿verdad? Entonces, si no puedes mentir y a la vez sabes todo, podrás decirme si de su parte ya me echo al olvido… No, mejor no me digas, no quiero saber. No sé si sería peor eso, o las ganas de llorar que me da el recordarle con nostalgia. Le quiero. Pero, ¡no le vayas a decir eso! Quizás no le importe, es posible que hasta se burle de mí, jamás creería que en la distancia me importa tanto, que sigo sus pasos a donde va tan sólo para tener evidencia de que está bien. A veces me hace mal, prestarle toda mi atención y jamás poder hablarle…

¿Sabes Dios? A veces me gustaría pedirle perdón, siento que le fallé y no sé cuánto. Pero tal vez me diga que no importa, y quizás yo sienta que todo este sufrimiento ha sido en vano, o es posible que tan sólo me diga eso porque no le interesa el asunto; porque ya no soy importante; para cortar la conversación simplemente.

Le admiro. Por una y mil razones que quizás no entenderías Dios, pero sí te puedo decir que me enseñó a volar cuando había olvidado que tenía alas, y fue una pieza indispensable en el proceso que tuve acerca de la búsqueda de un propósito; me enseñó a entender las cosas que no entendía, guiándome con cariño… Sí Dios, te hablo de alguien importante para mí, pero quizás de alguien que ya me olvidó. Es grande el dolor que siento al pensar que debo hacerme a la idea de esa realidad. No sé cómo soltar lo único que queda de esa persona, porque aunque sea dolor, tal vez prefiero eso a tener que olvidarle.

¿Puedo abrazarte un poco Dios? Me siento tan vulnerable. Disculpa que me emocione, yo… nada, no importa, nada de lo que diga es importante… Y disculpa pues manché la túnica de Dios con las lágrimas de mi alma. He llorado tanto por esto, que no sé si vale la pena o sólo fui una ilusa de la vida.

Dios, sé que te llamé para que fueses mi intermediario, pero creo que ya no es necesario. Presiento que ninguna de mis palabras tendrá la menor importancia, y no quiero que sean tratadas como una mentira, no quiero que se piense que digo esto tan sólo por decirlo, y que Dios fue tan infame que se prestó para comunicar una mentira, mi mentira. Tú y yo sabemos la verdad Dios, pero vamos a evitar más capítulos tristes, es lo mejor. Así que, puedes volver a tu trabajo Dios, ya no ocuparé más tu tiempo. Pero no te olvides de visitarme después, ya no será para enviarte con un mensaje, sino para que me ayudes asimilar este dolor o quizás para hacerme compañía entre tanta soledad.

Gracias por venir.

Mi Dios es alguien que no mentiría.
Tú, una persona importante en mi vida.
Yo, quizás el recuerdo que dejaste atrás,
atrás, allá atrás… para no volver jamás.
Nunca más.

02/07/2010 8:59 p.m. – 9:05 p.m.
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viernes, 11 de junio de 2010

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Funeral de ilusiones


Fuente Imagen: Google Images

Había deseado expresar estas cosas antes,
pero no lo hice porque no encontré las palabras apropiadas.
Di tantas vueltas a las ideas,
que cuando comencé a escribir,
terminé con algo distinto entre las manos.
Quería expresar mi desilusión por tantas cosas,
deseaba saber si tenemos algún mecanismo creador de ilusiones
porque a mí me gustaría desactivarlo,
sacarlo de mi vida aunque ello significase vivir sin ilusión.
Suena bastante trágico eso de vivir sin ilusión,
pero más allá de eso, considero que sería el camino que yo escogería,
al menos de pena y decepción, jamás sufriría.
Pero fallé en mi búsqueda, y me tuve que conformar con pensar
que si existe algo culpable de ilusiones, no lo podré arrancar.
Y como uno muere en la resignación,
no acepto que mis ilusiones mueran sin antes embriagarlas de alcohol,
pues si van a morir: que lo hagan sin darse cuenta,
que pierdan el panorama gracias a la cerveza,
diluyendo la realidad que da tristeza.
Me sirvo una copa y les doy la bienvenida al funeral de una ilusión,
celebremos, celebremos que al menos tengo una razón para sufrir,
porque más nada me quedó, sólo eso: una razón para el dolor.
¡Pero celebremos! Aquí la única que tiene que llorar soy yo
y no lo hago, prefiero pensar en lo que quedó de mi amor.
¡Ja! ¿A quién engaño? Ése que llamo amor: es otro muerto,
o al menos aún agoniza, no sé si es dolor o si tan sólo era alegría,
si es la razón de mi muerte o si era la razón por la cual viviría.
¿Por qué seremos así? Esperar lo que no debemos…
eso que sabemos que no obtendremos,
no sé, no sé si estoy a los extremos o al medio,
si me quedé en el blanco, o si todo se puso negro.
Un funeral de ilusiones, me temo que apenas comienzan los entierros,
¡Qué broma chico! Acabo de botar mi última lágrima
y ahora es que me queda razón para llorar.
Me da tanta tristeza pensar que éste no será el final definitivo,
que a pesar de que me siento tan mal, vendrán nuevas razones
o mejor dicho, desilusiones…
Si crees que te has salvado, pues olvídalo, apenas comienza aparecer la verdad,
la verdad de la infelicidad, la razón de este, pequeño pero recurrente… funeral.

Waldylei Yépez
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miércoles, 26 de mayo de 2010

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Presiento

Fuente Imagen: Google Images
Hoy en día he tenido el miedo de preguntarme a dónde vamos,
o qué es lo que somos.
Yacemos ante la vida como un par de árboles de profundas raíces,
con una base estable y firme, aferrada a la dura roca.
Creímos entonces que si nuestros tallos eran fuertes
y nuestras ramas estaban unidas,
la caída no estaría presente en nuestras vidas.
Creímos entonces que permaneceríamos así, unidos
por el tiempo de los tiempos.
Pero olvidamos un detalle,
nos asentamos justo frente al abismo,
y además olvidamos que el tiempo erosiona,
tanto a la piedra como a la roca,
y fue así, que por culpa del mismo tiempo,
nos fuimos acercando al abismo,
o el abismo se nos vino encima.
Hoy en día he tenido el miedo de preguntarme a dónde vamos,
porque presiento que las oscuridades nos acechan,
porque la erosión del tiempo jamás se detendrá
y un día terminaremos cayendo,
como han caído los más grandes árboles.
Presiento...
Que caeremos al abismo que se impone al frente,
que olvidaremos cuando antes estuvimos juntos
y trabajamos para profundizar raíces,
pero las raíces no podrán mantenernos de pie cuando la erosión llegue.
Cederemos, quizás tú primero o tal vez yo,
se deslizará nuestra base y quizás un día
alguien recordará lo que fuimos, o tal vez no.
Presiento que el tiempo regresivo comenzó,
que la dura roca en su ceder, ya empezó,
y que muy pronto diremos: el cariño terminó,
y este poema, que entre tristezas se escribió,
se romperá, cuando culmine... lo que fuimos tú y yo.
Waldylei Yépez
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sábado, 22 de mayo de 2010

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Hay tanto que quisiera llorar

Fuente imagen: Google Images

Cuánto me gustaría poder escribir con lágrimas este instante,
pero no aquellas que recorren el rostro
sino de esas que duelen y ensombrecen el aura,
pero sobre todo, de aquellas que asesinan al alma.

Lo sé, suena terrible… pero así de terrible es mi tristeza a veces.

Podría llenar esta página de las más bellas realidades,
y más de uno se emocionaría al encontrarlas,
pero más que hablar de la belleza,
yo quiero hablar de la nostalgia.

Es hermoso encontrar al amor y pasear con él.
Vestir con tonos rosas nuestra realidad.

Pero, ¿Hasta dónde nos lleva la tristeza cuando el amor no está?
Tristeza y nostalgia, mucha soledad.

Hoy quisiera encontrarme con tu rostro amor,
quisiera aferrarme a ti y decirte cuánto te he extrañado.
No ha sido, no han sido fáciles todos estos días en los que no has estado,
en los que te he buscado enloquecidamente.
Duele tanto no estar para ti y que no estés para mí,
duele esta nostalgia que incluso mata.
Duele… hay tanto que quisiera llorar…

Hay tanto que no sabría decirte,
no sabría expresarte este temor mío,
porque temo perder la esperanza.
No estoy, no estás: no estamos,
y al mismo tiempo seguimos juntos,
no sé hasta cuándo,
no sé si hasta mañana o fue hasta ayer,
hay tanto que no sabría decirte...

Pero, aunque no sepa por dónde empezar,
quiero comenzar a llorar, y con eso mi dolor expresar,
sé que no será agradable ver el rostro de mi sufrir,
pero ya no puedo con esto que he llegado a sentir...

Hay tanto, hay tanto...
Es mucho lo que yo... quisiera llorar...

Waldylei Yépez
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