lunes, 28 de marzo de 2011

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Cómo puedes…

Fuente Imagen: Google Images.

Cómo puedes ponerte a caminar lejos de mí,
cuando sin ti, apenas puedo sobrevivir.
Cómo puedes sencillamente respirar,
cuando yo me estoy ahogando aquí.

Cómo puede ser posible que no derrames las mismas lágrimas que yo,
cuando durante mucho decías amarme,
cuando durante mucho decías soñarme.

Y ahora me dejas en este espacio tan vacío,
¿Puedes ver mi alma sumida en la soledad?
¿Puedes ver mis lágrimas inundar mi cuarto?
¿Puedes ver que no cesa mi llanto?

Cómo puedes…
Me decías que era sólo a mí a quien amarías,
me decías tantas cosas.
Cómo pudiste…

Si vinieras a verme ahora
me verías llorar desconsoladamente,
porque así se lloran los grandes amores,
así se sufre por amores como éste.

Sólo a mí me amarías, eso dijiste
y yo te creí.
Sólo a ti te amaría, eso te dije
y por eso sufro así.

Cómo pudiste abandonarme.
Cómo pudiste dejarme a mi suerte,
cuando yo era “todo para ti”.

Ven a mirar lo que hiciste,
ven a ver las consecuencias de tus palabras,
ven a mirarme a la cara,
ven a mirar cómo muere mi alma.

Cómo puedes caminar lejos de mí,
cuando yo ni siquiera puedo ponerme de pie.
Cómo puedes sencillamente sonreír,
mientras yo ya no sé qué es eso.

Hay muchos por qué,
pero supongo que eso tampoco te importa ya.
Ahora hay mucho rencor
porque no sé cómo decirte adiós.

Cómo puedes hacer borrón y cuenta nueva.
Cómo puedes…

Mírame en este espacio vacío
donde todo me recuerda a ti,
me pregunto si te acordarás que te amaba
y me dejaste aquí…

Cómo pudiste.
Cómo es que puedes hacerme esto.

¿Cómo puedes?

Waldylei Yépez
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domingo, 20 de marzo de 2011

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Sin nombre

Fuente Imagen: Google Images.

La más grande de las tristezas no ha podido nombrarse,
por eso este poema, o el intento de aquél, no tiene nombre.

No puedo nombrar ni mucho menos decir,
no puedo decirles, amigos míos, lo que adentro yo siento.

Pero podría darles, quizás, unas palabras nacidas de este sentir,
que no son otra cosa que sólo el dolor y la tristeza del fin.

El fin que no es tal, el amor que es el mal,
el mal que me atormenta, porque incluso el amor puede atormentar.

Desde mis oscuridades les escribo,
pues el amor a la oscuridad me ha llevado.

Resulta, mis queridos amigos, que yo amé,
amé tanto que mi corazón se desbordó,
pero no supieron amarme como esperé.

Pero no crean ustedes que fui exigente,
todo lo contrario, hay muchas cosas que me callé,
hay muchas cosas que me hirieron y que omití
porque yo amaba tanto, que el amor me enseñó a sufrir.

Vivo dentro de una relación que no me llena,
con alguien que no sabe amar y a quien no amo ya,
pero la costumbre de su compañía ha sido tal
que lo idóneo ya no es correcto, o lo correcto no es ideal.

Dejar atrás lo que tengo, es dejar atrás miles de historias
que de mi mente no quiero borrar.

Este “amor” es parte de lo que soy,
y de lo que seguiré siendo: aunque no sea feliz.

Sí, el amor me enseñó a sufrir.
Soy de los que creen que amar es sufrimiento,
de los que creen que amar es llorar
y aguantar todo aquello que venga.

La situación es complicada, no me pidan que les explique.
No me pidan que haga algo al respecto,
pues yo no puedo.

Si me aparto de quien no me ama,
sufriría incluso por eso: por no tener su desamor,
por no tener su compañía que, aunque me hiere, me acompaña.

Me acostumbré a la idea de que amar también es sufrir,
y créanme que extrañaría sufrir si me voy,
porque si me voy ya todo cambiaría
y no podríamos reunirnos con la familia.

No me perdonaría no estar en las fotos de cumpleaños,
aunque esas fotos no hablen del sufrimiento
sino de la felicidad de aquel instante.

Yo no puedo, en serio mis amigos,
no podría enfrentarme a los cambios,
a las consecuencias de enfrentar lo que vivo hoy.

No critiquen mi decisión,
no critiquen que he decidido sufrir hasta el fin de mis días.
No critiquen que los defectos de mi pareja ya los conocía,
y que pude hacer algo y no lo hice.

Por último, no critiquen el montón de veces que vendré a ustedes
para que escuchen sin parar mis lamentos, año tras año,
ténganme paciencia, yo sé que elegí sufrir…

Seguiré desahogando mis penas a través de las letras,
seguiré contándoles de su desamor,
seguiré como hasta el sol de hoy
sin poder hacerle caso al corazón
que me dice: ya he sufrido mucho por amor.

Lo siento corazón, cuánto lo siento,
pero es mejor que tú sufras
a que sufran otros, por culpa tuya y mía,
porque vale más que otros sean felices
a costa de tu felicidad, lo siento corazón.

Verdaderamente, cuánto lo siento…

Waldylei Yépez
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