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viernes, 15 de abril de 2011

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A la mujer que amo

022. A la mujer que amo. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Dedicado a la Mujer, criatura maravillosa -al igual que el Hombre-, que el Universo creó.

Hoy he decidido sentarme a escribirte, algunas pocas palabras nada más, y no sé si al final me salga bien esto. Sé que no soy como tú, tú tienes ese don para expresarte de una manera que a mí me llega a conmover, y eso que no soy un experto en la lectura. No sé cómo lo haces. A veces me has arrancado lágrimas de emoción, sí, para algunos quizás les suene mal porque “los hombres no lloran”, pero vaya que yo sí he llorado mucho en tu regazo. Ante ti soy el ser más vulnerable que jamás conocí, o que jamás creí ser, pero a pesar de ello no tengo miedo, a pesar de parecer “una presa fácil” no tengo miedo, porque muchas veces has podido hacer mil cosas conmigo y, en vez de eso, tú siempre me has protegido. Cuando me siento como un niño, justo como ahora mismo, siempre me has cuidado con amor, pudiéndome refugiar entre tus brazos. Me haces sentir un niño pequeño, y a la vez el hombre más grande y más seguro que tampoco pensé que podía ser. No sé cómo haces posible estos milagros, cómo es que has sembrado este sentir dentro de mi corazón. Yo, que jamás hablé de sentimientos y amor tan profundos con alguien más, ahora eso es todo lo que llena mi vida: este amor profundo que siento por ti. Te has convertido en mi vida, realmente ha sido así.
Alguna vez leí algo, en donde se recomendaba, que lo mejor era salir con una chica que leyera, pero también decía que mejor que eso era: salir con una chica que escribiera. Recuerdo que yo sonreí, me dije a mí mismo: “Yo amo a una chica que escribe”. No dejo de admirar la manera cómo te expresas, el cómo haces para dejar tan marcado a un lector, el cómo haces para que se identifique… La verdad, creo que nunca sabré cómo lo haces.
¿Sabes? Me da vergüenza enseñarte esta carta, sé que a lado de las letras que puedas escribir esto, que he escrito, no tiene ningún valor, es decir, mis palabras jamás serán tan bonitas como las tuyas… Todo esto son simples letras, pero vaya que es inmenso el sentimiento detrás de ellas.
Sé que no puedo describir aquí la cabalidad de tu belleza, lo suave de tu piel y lo hermoso de tu sonrisa al amanecer. Despertar contigo y dormirme junto a ti, vaya que es lo más maravilloso que me tocó vivir. No puedo describir el lenguaje que toma mi cuerpo cuando tú estás cerca, quizás no me creerías si te digo que mi cuerpo puede reconocer tu presencia, más rápido de lo que mi mente procesa. Es como si mi cuerpo completo pudiera comunicarse con el tuyo, en un lenguaje que sólo ellos conocen, incluso cuando ni siquiera se están tocando.
Cuán suave y apasionados pueden ser los besos de tus labios, esos besos que son vida para mí. Un solo beso tuyo y quedo como activado, siento recorrer la sangre viva por todo mi cuerpo, y tocarte es lo que más quiero… Tu cuerpo, me enloquece. Tu sensualidad, me desborda. Tus montañas tibias, me apasionan.
Hay muchas cosas que me gustan y que valoro de ti. Me has hecho sentir como tu “príncipe azul”, pero además supiste darte cuenta de que los “príncipes” también buscan a su “princesa”, y tú eres todo cuanto yo pudiera querer de una “princesa”. Me has enseñado tantas cosas, y has respetado lo que soy pues lo que yo he cambiado de mí es porque yo quise hacerlo, jamás me pediste que lo hiciera. Muchas veces me he preguntado: “¿Cómo es que me aguantas?”, la verdad no tengo respuesta, entonces te lo pregunto y sólo me respondes que me amas. Ese sentimiento embarga mis entrañas.
Vivo contigo un amor a plenitud, en una relación donde puedo sentirme yo mismo. ¿Cómo puedo agradecerte todo lo que haces por mí? ¿Cómo le agradezco al Universo esta bendición que trajo a mi vida? Te aseguro que nadie podría amarte, así como te amo yo… Así, como yo te amo.
Eres una mujer increíble, maravillosa, la más hermosa de las personas. Tú me valoras por lo que soy, porque lo que soy va más allá de lo que hay en mis bolsillos o entre mis piernas, tú valoras mi alma y corazón. ¡Cuán feliz me siento, amor!

La mujer que amo,
no hay palabras para describir
a la mujer que amo.
Podría decir algunas cosas,
como que eres el rostro que ilumina mis días,
el refugio donde me siento protegido.
La voz amable que me hace sentir en un hogar,
ese hogar construido acá en el corazón.
Tú eres la mujer que yo amo,
aquella que me hace temblar,
llorar y hasta, de rabia, patalear,
pues no todo es color de rosa
pero jamás lo gris supera el color,
este amor que es de color brillante.
Ni escritor ni poeta
pero te he escrito en verso,
tú sabes que no son simples palabras,
sabes que esto es lo que, de verdad, yo siento.

Simples y sencillas palabras,
para ti, para la única.
Para la mujer…

A la mujer que yo amo…

De verdad…

Te Amo.

15/04/2011 5:45 p.m.

Este texto fue escrito por Waldylei Yépez
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viernes, 1 de abril de 2011

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El cuadro que nunca pintaste

Fuente Imagen: Google Images.

021. El cuadro que nunca pintaste. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Es hermoso ver la mañana desde tu ventana. ¿Alguna vez alguien te lo dijo? ¿Alguna vez alguien se sentó aquí y contempló la mañana que llega hasta tu cama? Yo nunca te lo dije ni podría decírtelo ahora, porque jamás me escuchas.
Ha pasado tanto tiempo desde que hablamos, he contado los meses en los cuales desapareciste de mi vida y aún así me imagino en medio de los espacios donde vives… como si aún pudiera estar en ellos…
Disculpa si la subjetividad hace que cuente la historia a mi manera, pero es que recordarla a tu manera me causa mucho daño. Aunque debo admitir que cuando hablo de tu versión, sólo se trata de una suposición porque no dimos tiempo siquiera de que me reclamaras algo… aunque lo poco que dijiste, fue suficiente reclamo para mí.
Le tuve miedo a tu amor, lo admito. Tenía muy poca preparación para una confesión como ésa. Intenté entonces tomar distancia, y mírame ahora: tan distante de ti… Cumplí el objetivo sin quererlo, sin quererlo ya. Me reprocho haberte fallado, haberte dejado a solas con tu soledad cuando buscabas mi compañía.
En serio… Qué linda se ve la mañana desde tu ventana. Desearía regresar el tiempo atrás, realmente fuiste importante para mí y lo sigues siendo, aunque ahora yo sólo sea una persona más que camina sobre el mundo… y a quién ya no miras pasar.
He visto algunos de tus cuadros, siempre tuviste talento para eso. Tus dibujos, tus pinturas son tantas ya. También sé que hay cuadros que nunca has pintado, conozco de uno que dejó de hacerte ilusión hace mucho. Recuerdo que, cuando aún hablábamos, me preguntaba si alguna vez me pintarías a mí… Sí, suena mal que yo lo diga, pero es que yo veía que pintabas a otros y yo quería tener ese privilegio también. Llegué a querer que pintaras lo que veías en mí, ahora pienso que ya no ves nada en mí y que por eso no lo pintaste nunca.
No soy más que recuerdos, un fantasma sonámbulo que no quiere dejar tu entorno, el último suspiro de una historia pasada y acabada. Admito que no quiero dejarte, aunque fui yo quien se fue primero; me aferro a ti, aunque sé que ya no te importo.
Qué linda se ve la mañana desde tu ventana. Hace poco vi pasar a tu gato, ése que tiene nombre de galleta y que es tan consentido que jamás duerme si no es contigo, lo he visto en varios de tus dibujos también. Admito que ese gato es un buen compañero, nada parecido a mí que cuando pude huí. Huí de ti… No sabes cuánto me cuesta sincerarme, pero sé que es esto lo que piensas así que tampoco es una sorpresa.
Desearía que pudieras escucharme, desearía ser más que la imaginación de alguien, de alguien que imagina venir a visitarte. De alguien que se imagina viniendo a pedirte perdón, tu perdón. De alguien que desearía que todo fuera como antes, porque sí te quiso… porque sí te quiero.
Qué linda se ve la mañana que llega hasta tu cama a despertarte, desearía que yo fuera lo primero que vieras al abrir tus ojos y no ese árbol que reposa del otro lado de la ventana, porque en verdad no estoy aquí y porque tú no estás allá donde realmente estoy.
Soy el cuadro que nunca pintaste, aquel rostro que jamás dibujaste y que probablemente tu mente borró. Fui todo lo que ya no soy, y soy todo lo que nunca fui… lamento que ya sea muy tarde para eso, para ser lo que ya no te importa que sea…
Soy el cuadro que nunca pintaste, la historia que no dibujaste.

01/04/2011 04:01 p.m. - 04:21 p.m.
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viernes, 25 de febrero de 2011

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De las ruinas del Castillo V: La caída del Rey

020. De las ruinas del Castillo V: La caída del Rey. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

El tiempo parecía detenerse en aquel minuto trágico. ¿Qué era lo que estaban viendo? ¿Qué era lo que había pasado? Nadie lo entendía. Se quedaron inmóviles. Y aquel cuerpo tendido no era más que un cuerpo inerte, sin vida, sin brillo. Al Corazón ya no se le oía latir.

- Está muerto… El Corazón está muerto -. Alguien susurraba.

La Llama reaccionó y corrió a donde estaba él. Y el Amor lloró sobre aquel Corazón herido… Sobre aquel Corazón muerto.

Confianza estaba en trance, no daba crédito a lo que veían sus ojos. El Creador le había dicho que aún no pasaba lo peor, pero jamás imaginó que lo peor sería la muerte del Corazón. Y sí, aquella era la más grande de las tragedias, sobre todo porque ella sabía que la Llama del Amor también iba morir en cualquier momento.

Razón, apenas reflexionando un poco, pensó en la consecuencia que esta muerte traería para el Castillo.

« El Castillo será destruido muy pronto…». Pensaba.

Intuición tampoco reaccionaba.

- Corazón… -. Apenas se les escuchó decir.

De repente, la Llama les gritó:

- ¡Ayúdenme! -.

Valentía y Confianza corrieron y entre los tres movilizaron aquel cuerpo a uno de los cuartos del Castillo. Razón e Intuición no se movieron de sus puestos, no reaccionaban.

- ¡¿Cómo diablos pasó esto?! -. Por fin dijo Razón.
- No lo sé, hermano. No lo sé -.

Truenos y relámpagos se apoderaron del exterior. Todo el Castillo estaba rodeado de espíritus y soldados del mal, eran tantos que aquello parecía una gran niebla de oscuridad. Entonces se escuchó cuando las hordas comenzaron a gritar:

- ¡MUERTE AL REY! ¡MUERTE AL REY! -.

Luego hubo silencio, como si estuvieran esperando ordenes de alguien.

- ¡EL REY HA MUERTO! ¡EL REY HA MUERTO! -. Fue lo siguiente que se escuchó.

Razón e Intuición se miraron entre ellos.

- Ya lo saben… -. Dijo Intuición.
- Tenemos un traidor. Alguien vendió a nuestro Rey -. Respondió aquel.

En la sala aparecieron algunos Generales del Castillo.

- ¡Las hordas se preparan para atacar! -. Dijo uno de ellos.
- Tomen posiciones defensivas -. Ordenó Razón. - Yo estaré en mi estudio -. Terminó diciendo.

Los generales se extrañaron de su actitud. En plena guerra, ¿Y él quería estar solo en su estudio? Entonces miraron a Intuición, como esperando alguna orden.

- Yo también estaré en mi estudio -. Dijo y se fue.

Algún General comentó:

- Seguro necesitan estar solos para planificar una estrategia. Mientras, nosotros estaremos en posición de defensa -. Los otros asintieron.

Razón caminaba por el pasillo con la mente en blanco, aún no sabía cómo procesar el hecho de que Corazón estuviera muerto. Lo mismo le pasaba a Intuición, que se dirigía al otro lado del Castillo.
Llegó a su estudio. Cerró la puerta y se sentó en un sofá. Todo estaba oscuro. Comenzó a hablar solo:

- Con la muerte del Corazón vamos rumbo a la destrucción. Un Castillo sin Amor y Corazón, deja de ser fuerte. No podrá aguantar un gran ataque y estamos en medio de eso precisamente. Los fantasmas externos, siempre saben aprovecharse cuando el interior es sólo destrozos… ¿Cómo no nos dimos cuenta? -.

Las sombras crecían a su alrededor, esas figuras oscuras que se alzaban desde el piso y se posaban frente a él. Razón las veía llegar. Las veía sentándose a su lado, y la energía negativa se apoderó del entorno. Razón estaba apunto de sucumbir ante las sombras del pesimismo.

Al otro lado del Castillo, Intuición vivía una escena similar. Las sombras lo envolvían, esas sombras del dolor que son capaz de opacar los más bellos sentimientos y emociones. Él estaba apunto de sucumbir al abismo, puesto que todo por lo cual había luchado ya no existía. Lloró, se permitió hacerlo.

Aquel instante en el Castillo era terrible: Corazón muerto, el Amor apunto de morir, Razón sucumbiendo ante el pesimismo e Intuición cayendo en el abismo; el mal exterior con su eminente ataque y el mal interior capaz de abrir las puertas infernales. Nada parecía estar bien, nada.

En el cuarto de Corazón, la Llama del Amor permanecía a lado del cuerpo inerte. Sin embargo, sus fuerzas se habían debilitado mucho, su flama se extinguía muy rápidamente. Confianza estaba muy preocupada por ella.

- Mi señora… -.
- Estoy bien, Confianza -.
- No es así… -.
- Debe descansar para reponer fuerzas -. Le dijo Valentía que aún estaba con ellas.
- El Amor sin un Corazón no sobrevive, no importa que vaya y descanse. Mi final llegará más temprano que tarde -.

Confianza y Valentía se pusieron cabizbajos, no sabían qué hacer. Mientras, la Llama miraba a su Corazón con mucho cariño y le sonreía.

- Mi Corazón ha muerto y su Amor con él -. Se cumplía la profecía.

En la sala principal, los Guerreros del Castillo yacían en posición de defensa. Todos eran concientes de que las cosas no estaban bien, y aunque no supieran sobre la muerte del Corazón, dentro de ellos presentían que estaban viviendo una gran tragedia. Era como si se despidieran, pues algo muy malo estaba por ocurrir.

- Nos van atacar, señor -. Decía uno de los soldados a su superior. Éste último se limitó a mirar hacia el frente, no dijo nada pero su cara mostraba una gran preocupación.

Las gárgolas, encima del Castillo, estaban alborotadas pues era inminente el ataque de los espíritus del mal.

- Tenemos que hacer algo -. Le dijo uno de los generales a otro.
- Debemos esperar a nuestros líderes, Razón e Intuición, de nada sirve lanzarnos impulsivamente a un ataque. Debemos tener una buena estrategia, si no es así moriremos mucho más rápido de lo que pensamos. La impulsividad nunca deja nada bueno -. Respondió el otro.

La Razón y la Intuición sencillamente no estaban disponibles. Pasaban por un proceso de dolor y de crítica para sí mismos, no comprendían ni se perdonaban haber dejado al Corazón a merced de la muerte.

Razón yacía cabizbajo.

- ¿Qué va pasar ahora? -. Se preguntó a sí mismo.

Puso sus manos sobre su rostro, apoyando los codos de sus brazos sobre sus piernas. Un segundo después, descubrió su rostro y se quedó mirando hacia el suelo absorto en algún pensamiento. Afuera se escuchaba el choque de grandes piedras contra el Castillo, también el alboroto de los soldados del mal.
Razón miró hacia la puerta y se levantó de su asiento, su rostro expresaba firmeza. Al mismo tiempo, Intuición desde su estudio miraba de la misma manera su puerta. Ambos comenzaron a caminar, y salieron de los respectivos sitios en donde estaban. Nadie lo notaría, pero los pasos de estos dos guerreros yacían increíblemente coordinados, como así mismo comenzaron a tener la misma mirada. Parecía como si la Razón y la Intuición se hubiesen vuelto uno solo, como si se hubiesen fusionado. Atravesaron los pasillos y se dirigían a la sala principal, al llegar al sitio cada uno salió por las puertas laterales y se encontraron de frente.
En aquella sala habían muchos soldados y generales, se quedaron mirándolos al llegar y esperando sus ordenes.

- ¡Prepárense! -. Dijeron al unísono.

En el cuarto del Corazón, la Llama moría junto a su amado. Alguien irrumpió aquella escena.

- ¡Valentía! Razón e Intuición darán la orden de ataque, te necesitamos… -. Dijo aquel que llegó.
- Ve con ellos… -. Le dijo Confianza.
Él asintió.
- ¡Espera! -. De repente le gritó Confianza. - Necesito que me hagas un favor… -.
Valentía le escuchó y asintió. Salió corriendo de aquel cuarto segundos después.

- ¿Qué necesitabas? -. Preguntó entonces la Llama.
- Necesitamos la ayuda de algunos guerreros, no quiero dejarla sola por eso envié a Valentía a que los buscara él -. Respondió Confianza.
- ¿Cuáles guerreros? -.
- El Creador me dijo que los guerreros Comunicación, Constancia y Esperanza podrían ayudar en estos difíciles momentos -.
- El Creador... -. Suspiró la Llama. - ¡Cuánto me gustaría que estuviese aquí ahora! -.

En la sala principal, los generales preguntaban a los guerreros qué hacer.

- Nos defenderemos, pero antes de eso necesitaremos ayuda… -. Respondieron ambos a una sola voz.

Caminaron entonces hacia la sala que comunicaba con las puertas del infierno, al llegar le pidieron a los soldados que las abrieran. Los generales se miraban entre sí, muy extrañados.

- No hay mucho tiempo… ¡Ábranlas! -. Y así lo hicieron.

Al primero que vieron fue a la Autocrítica. Éste le hizo señales a los guerreros Errores de que no atacaran, lo mismo pidieron Razón e Intuición a los correspondientes bajo su mando. Autocrítica se acercó a los guerreros.

- Esto sí que me sorprende. Su Creador me encierra y ustedes… ¿Me dan la posibilidad de escapar? ¿De qué se trata este gesto? -. Preguntó con una sonrisa irónica.
- Queremos hacer un trato -. Respondieron a una sola voz.
- ¿Y es que ahora ustedes hablan así? -. Se burlaba. - ¿Cómo hacen para coordinarse de esa manera? -. Moría de risa.
- Esto es importante… -. Le respondieron con seriedad.
- Ya, bueno está bien -. Burla. - Es que me causa gracia escucharlos… -.
Razón e Intuición respondieron muy firme y claramente.
- El Corazón ha muerto… -.
Se escuchó una ola de asombro en la sala y la Autocrítica borró de su rostro todo indicio de risa.
- ¿Qué están diciendo? -.
- El Castillo será destruido con el próximo ataque de las fuerzas del mal -.
- ¿Qué es lo que planean hacer? -.
- Hagamos un trato y vamos a unir fuerzas, nosotros solos no podemos con lo que se viene de afuera. Los guerreros Errores te hacen caso, si les ordenas ayudarnos te seguirán -.
- ¿Y por qué están tan seguros de que vamos a ayudarlos? -.
- Porque siempre se puede sacar algo bueno de la Autocrítica y de los Errores -.
Autocrítica los miró con firmeza y luego se volteó a mirar a los guerreros bajo su mando, casi todos asintieron.
- Está bien. Nuestros conflictos son con ustedes y no contra el Castillo, además de que nos conviene defenderlo… ¿Cuál será la estrategia de ataque? -. Terminó por decir.

Todos se unieron en la sala principal. Los guerreros Errores lucharían de la mano con los Triunfo e Ilusiones. Todos los que conformaban aquel Castillo lucharían juntos contra las fuerzas del mal.

- Eso es inteligencia -. Murmuraba alguien. - Teníamos unas puertas infernales que hubiesen podido jugar en nuestra contra, en lugar de ello nuestros líderes han puesto de su parte a la Autocrítica y los Errores. Tenemos un enemigo menos, y un aliado para enfrentar lo exterior. Es una buena estrategia -.

Se hizo silencio en la sala.

- Tenemos que defender al Castillo desde varios puntos -. Decían Razón e Intuición al unísono.
Miraban a los generales a su alrededor, necesitaban elegir quienes serían los encargados de las posiciones principales.
- ¡Señor! -. Irrumpió una voz aquella sala. - Ellos podrán ayudarnos… -. Y aparecieron tres guerreros junto a aquel.
- ¿Quiénes son? -.
- Comunicación, Constancia y Esperanza -.
- Muy bien, Valentía -.
- El Creador fue quien los recomendó antes de irse -.
Razón e Intuición asintieron.
- Necesitamos seis grupos: Uno de ellos se quedará aquí para defender el núcleo del Castillo, los otros cinco se posicionarán formando una estrella de cinco puntas, nuestro símbolo de balance y protección. En la punta de Fuego: Autocrítica. En la punta de Tierra: Valentía. En la punta de Agua: Constancia. En la punta de Aire: Comunicación. Y en el Espíritu: Razón-Intuición. Esperanza se quedará en el núcleo, se encargará de defender el Castillo si algún mal entra, la Esperanza es lo último que perderemos -.
Tomaron un respiro y prosiguieron.
- Esta noche ha sido la caída de nuestro Rey. Pero además, esta noche daremos nuestra vida por el Castillo y les demostraremos a las fuerzas del mal que no les será fácil destruirnos. ¡Que la muerte llegue cuando ya no tengamos nada más que dar! ¡No vamos a morir guardándonos lo mejor que hay en nosotros! ¡Se metieron con el Castillo, entonces aténganse a las consecuencias! ¡Y VÉANNOS LEVANTARNOS DESDE LAS RUINAS DEL CASTILLO! -.
Comenzaron los guerreros a gritar.
- ¡QUE VIVA EL REY! ¡QUE VIVA EL REY! -. Y corrieron a tomar sus posiciones.

A lo lejos, en el cuarto del Corazón, Confianza miraba la movilización de soldados. La Llama, ya casi extinta, se posó a descansar sobre el pecho de su amado. Quería morir allí cerca de su Corazón.

Los guerreros tomaron sus posiciones. Las puertas principales se abrieron, y los primeros en salir a enfrentar aquel mal fueron: Razón e Intuición. Los soldados del mal se burlaban, esa es la principal característica de lo externo cuando quiere hacer daño a lo interno.

- Puede que hayan asesinado a nuestro Corazón a través de la Mentira y la Traición. Pero incluso ellos no son nada, son demasiado insignificantes ante lo que el Castillo representa -. Comenzaron a decir los guerreros. - Creen haber destruido al Castillo, pero justo ahora cuando más dañado está: es que se encuentra más fuerte. Los grandes daños crean grandes dolores, pero son estos apenas crisoles que te enseñan a ser más sabios y más fuertes. Mataron al Corazón, pero unificaron a la Razón y la Intuición, por tanto, el mal externo será destruido. Quedar en ruinas no significa destrucción, tan sólo significa oportunidad. Y ésta es nuestra oportunidad de volver a levantarnos. Ahora estamos unidos, ahora estamos más vivos… -.

En ese momento, dentro de aquel cuarto en el Castillo, la Confianza se asombra y se asusta ante lo que ve: el Corazón desesperado intentando tomar aire. La Llama se levanta con sorpresa y la Confianza la ayuda porque está débil. Corazón comienza a toser.

- ¿Qué ha pasado? -. Pregunta sin casi poder hablar.
- Estabas muerto… y has resucitado -. Le dice Amor con los ojos enjugados.

En el campo de batalla los guerreros se preparan.

- ¡Guerreros de la Luz! ¡Defiendan el Castillo en el nombre del Rey! -. Gritan Razón e Intuición a una sola voz.

Todos saltan a luchar contra las fuerzas del mal.

De repente, Razón lanza al aire su espada y lo mismo hace Intuición. Un tercer personaje aparece de un salto por sobre sus cabezas y toma las espadas, cae delante de ellos.

- ¡Creador! -. Se escucha gritar a algunos guerreros.

Éste une las espadas y forma la nueva Espada de Doble Filo.

- ¡YO SOY EL QUE YO SOY! -. Y de la nueva espada sale un rayo de luz que termina rodeando al Castillo, formando así un escudo protector. - Nadie morirá esta noche. El Amor que yace en el núcleo del Castillo lo protegerá, porque el Amor es Luz y la Luz cuida de sí misma. Que las fuerzas del mal se destruyan por sí solas, en cuanto a nosotros no dejaremos que nos toque su energía negativa. Se aproxima un nuevo día, y la oscuridad le teme a la luz, por tanto, todos los ataques cesarán pronto. No será necesario gastar energía en ellos -. Decía el Creador a todos sus guerreros.
- Creador… el Corazón ha… -. Intento informar Razón e Intuición.
- Si el Corazón de verdad estuviera muerto, yo no estaría aquí… -. Respondió.
- ¿Entonces? -.
- No es tan fácil matar a un Corazón, un gran Amor siempre puede revivirlo. Así mismo, la Conciencia del Ser puede mantener vivo a un Corazón que ha sido traicionado por las mentiras. Amar es igual a Ser. Amar es mucho más que esperar a que me amen, Amar es dar todo de sí y ser feliz por ello, ser feliz por entregarse plenamente. El Corazón vivirá siempre que lo que ha pasado esta noche suceda, la unión y equilibrio dentro del Castillo es la presencia del Ser, de la Conciencia. El Corazón vive y el Amor vive porque todos ustedes hacen eso posible. Todo está conectado -.
Los guerreros asintieron y el Creador les regresó sus espadas.

A lo lejos se veía llegar la luz del sol.

- Ha sido una larga noche, pero no será la más larga de todas. Siempre deben estar preparados, siempre. Los procesos internos apenas están comenzando -.
- ¿Cuándo culminarán? -.
- Siempre que haya vida, jamás culminan. La vida es un profundo y constante aprendizaje. Jamás se deja de aprender… -.

Los guerreros regresaron al interior del Castillo, y se encontraron con el Corazón y su Amor…

Puede que tu Castillo sea constantemente atacado,
y puede que la Autocrítica quiera aplastar tu Razón.
Puede que la Intuición a veces no esté presente,
y puede que al Corazón lo dañe la Mentira y la Traición.
Pero jamás la Llama del Amor puede extinguirse,
ni hay que dejarla sola con la Desconfianza y la Duda.
El Amor debe ser lealmente acompañado por la Confianza y la Comunicación.
Que la Constancia no deje de aparecer y la Valentía esté presente.
Que la Esperanza sea lo último que se pierda…

Levántate siempre, aunque todo parezca en ruinas…

Levántate desde las ruinas del Castillo pues…

Cada hombre es un Castillo y cada Ser, su Creador.

Tú eres su Creador.

25/02/2011 08:04 p.m.
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sábado, 12 de febrero de 2011

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Al otro lado del abismo


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019. Al otro lado del abismo. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Abrió sus alitas y las expandió completamente. Miraba fijamente al horizonte mientras medía la fuerza del viento. Aquel pequeño de ojos soñadores, imaginó alzar el vuelo y enfrentarse a la distancia, a la frontera… al abismo que los separa muchas veces. Pequeños, pequeños de plumas suaves, pájaros de corazón valiente, que de cuando en cuando alzan vuelo para encontrarse.
Allí puede vérseles, uno a lado del otro, frente al abismo que se impone. Uno al lado del otro, sin querer separarse. Uno al lado del otro, así es como quisieran quedarse.
Sus miradas se entristecen, saben que ha llegado el momento de despedirse, de despedirse nuevamente… Y es que estas despedidas de repente saben a muerte, porque son despedidas inacabables: muchas son, muchas serán… muchas vendrán.
Sus ojos se iluminan cuando se encuentran, porque la vida está en compartir, en sencillamente estar. Cuando alguno se va, ya no hay color, ya no hay vida, ya no la hay.
Pájaros que se enfrentan a miles de kilómetros, que vuelan a lo alto y aterrizan para estar juntos, pues juntos son felices. Pero, ¡Ay de aquellos pobres! Cada despedida trae su propio destrozo, su propia herida.
Él alza el vuelo y se enfrenta al abismo en pleno, y ella se queda sobre la rama del árbol que está por irse al abismo, no porque caiga sino porque el abismo se vuelca a ella al verlo partir. Lo ha visto partir otras veces, y otras tantas es ella quien le tocó irse.
¿Cómo se puede vivir de encuentros y despedidas? Ellos sí que lo saben. Parecen tranquilos, pero sólo parecen… sabe Dios qué les pasará por dentro.
Y a la caída de la noche, cuando ella lo recuerda partir, su corazón se destroza y le ataca la más letal de las melancolías. Se queda muy quieta y su respiración se hace lenta. Se acurruca ante el frío que le embarga y su mirada se vuelve triste. Cabizbaja.
Recuerda cuando ella se despidió, recuerda cuando él lo hizo… piensa en todas las veces que volverá a ocurrir. Le parece triste. Nada se puede decir. Se queda muy quieta y melodías muy tristes rondan su cabeza. Siente morir… una vez más.
No queda otra cosa que un abismo entre ellos. No queda otra cosa que la esperanza de que un día, aún muy lejano, vuelvan a estar juntos. No queda otra cosa… tan sólo queda la nada y la triste canción de la caída del sol.
Hace tanto frío ahora. Sus ojos quedan empañados. Un arranque de coraje le hace levantar la cabeza, así como cuando alzas la vista para que las lágrimas no caigan, pero igual lo hacen aunque tú no quieras.
Alza su propio vuelo en sentido contrario, pues hay una vida que continuar aunque parezca que la despedida te arrebata todo.
Al cerrar el día parece que todo termina, pero mañana será otro día… y aquella pajarita que cree morir por su despedida, seguirá el camino con la esperanza de volver a encontrarlo un día...

Los pajaritos regresan a su mundo.
Cada uno está al otro lado del abismo:
tierra, mar y montaña,
arena, piedra y un gran río,
he allí el gran espacio que a ellos separa,
he allí el espacio sombrío.
Nuevas despedidas vendrán
y un día, alguno, irá al otro lado
a visitar al ser que más han anhelado:
“El Amor vence las fronteras”
pero también causa penas,
las penas que dejan dolor
el dolor de saber de tu adiós.
Pues no basta sólo con escuchar tu voz,
ese canto anhelado que hace aparecer al sol.
Su sol se fue, se fue su sol.
Siguen siendo uno,
pero sus mundos siguen siendo dos…
Siguen siendo dos…

24/09/2010 – 11/02/2011 – 12/02/2011 1:06 a.m. – 10:45 a.m. – 10:52 a.m.


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jueves, 9 de diciembre de 2010

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De las ruinas del Castillo IV: El Despertar del Ser

018. De las ruinas del Castillo IV: El Despertar del Ser. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

Cuando la estocada final, de la Autocrítica contra la Razón, iba hacer acto de presencia para impregnar la sala de una trágica escena, se escuchó un grito masculino a lo lejos:

- ¡AUTOCRÍTICA! -.

Éste se desconcentró de su ataque y miró hacia donde se había escuchado el ruido. Se trataba de un segundo piso, un cuerpo con armadura y espada se asomaba entre el ventanal que daba vista a la sala. El guerrero se lanzó a través del espacio vacío y cayó en posición de defensa. La poderosa Autocrítica apenas sonrío un poco.

- El Guerrero Intuición… Bienvenido. ¿Has venido a observar cómo me deshago de tu hermano? -.

Intuición no respondió nada. Pero, la interrupción ocasionada, le dio oportunidad a Razón de alejarse de la espada de la Autocrítica y buscar su propia arma.

- Esto será divertido… Veamos qué tanto pueden hacer ustedes dos contra mí. No creo que mucho, pero dejaré que se ilusionen. Sí, eso sólo son ustedes: ilusos, que creen que pueden detener a la Autocrítica -.

Ambos guerreros seguían en posición de defensa.

- La Autocrítica siempre sabe cómo atacar a la Razón, siempre con ataques bien argumentados que resultan irrefutables. Después de que me encargue de la Razón, me haré cargo de ti, Intuición. Y verás cómo la Autocrítica, también puede controlar y doblegar a los sentimientos… -.

Autocrítica se abalanzó contra la Razón y lo empujó fuertemente contra las paredes, el guerrero cayó al piso nuevamente. Intuición corrió para socorrer a su hermano, pero la Autocrítica respondió con un fuerte golpe en su abdomen, lanzándolo así al otro extremo de la sala.

- Soy indestructible. La fuente que me da poder viene del Núcleo del Castillo. Si bien ustedes son poderosos… En mi caso, soy la suma del poder de cada uno. Tengo tanto poder que puedo abrir las puertas del infierno cada vez que me dé la gana. A mí se me debería declarar el rey del Castillo… ¡Tengo tantas cualidades a mi favor! No como ustedes que no hacen más que equivocarse, y tengo que hacerles ver sus errores… Es que, modestia a parte, lo sé todo. Pero no me agradezcan, es un bien que yo les haga notar el saco de equivocaciones que llevan y llevarán sobre sus hombros. Dejaron el Castillo sin protección y a merced de los demonios, yo jamás habría hecho eso… Ustedes pusieron al Corazón en peligro. Los felicito, son “buenos” guardianes. Yo sí sé que es bueno para el Castillo, por eso me haré cargo a partir de ahora, y los relevaré a cada uno… -.

- ¿Abriste las puertas del infierno para quitarnos de nuestros puestos? ¿Para que los guerreros Errores hicieran el trabajo de acabarnos? ¿Estás loco? ¿Pones en peligro a todo el Castillo, desde adentro, por la estupidez de creer que tus pensamientos y decisiones son los correctos? ¿Destruyes al interior porque crees que al final eso servirá de escarmiento? ¡Eres un idiota! ¡No sabes nada! -. Decía Intuición.

- El Castillo me necesita, aunque nadie aquí sepa reconocerlo. Por otro lado, yo no he sido responsable de sus Errores… sólo les doy la oportunidad a ellos para vengarse de ustedes. Pero no se preocupen, al final yo salvaré el día… seré un héroe, cosa que no son ustedes. Por suerte, no tengo Errores que me persigan -.

- Si supieras de verdad las cosas, sabrías que el daño interno que produces, más que escarmiento, es daño irreparable… Haces sufrir al interior, “por su bien”. No comprendes nada. Sí, puede que tu poder sea la suma del de nosotros, que seas más poderoso, pero sólo eres la suma de lo negativo. Crees que castigando, se aprenderá. Crees que criticando, enseñas. Basas tu éxito en suma de daños y dolores internos que lleven, según tú, “a mejorar” o tener un aprendizaje… Eres tú el que no sabe nada -. Agregaba Razón mientras intentaba levantarse.

- No me voy a poner a discutir con ustedes, jamás podrán entender mi pensamiento. Además, mi tiempo es invaluable como para ponerme a explicarles, con la absoluta claridad mental que me caracteriza, los detalles de lo que es bueno para el Castillo. Y sí, mi metodología puede que haga sufrir un poco, pero les aseguro que al final del día el escarmiento llega, y comenzamos a andar en el camino correcto. No pido que lo comprendan, las limitantes mentales que ustedes tienen son irreparables, entonces no pueden ver lo adelantado y evolucionado que yo estoy. Pero dejando las charlas, porque ya me cansé de tanta ignorancia que percibo, es hora de despedirse… -. Decía con una malvada sonrisa.

Algunos guerreros Triunfo aparecieron de repente, juntos intentaron atacar a la Autocrítica. Mientras, Intuición se acercó rápidamente a donde estaba Razón aún de rodillas.

- Hermano… -.

- Si vamos a morir, que sea defendiendo al Castillo hasta el final… -. Decía Razón.

- No nos daremos por vencidos tan fácil… -.

- Hermano, gracias por luchar a mi lado -.

Intuición asintió. De repente, la cara de Razón se iluminó como cuando alguien tiene una idea.

- Esa es la forma… -.

- ¿Qué? -.

- Él es la suma negativa de nosotros en fuerza. Entonces, tenemos que ser la suma positiva… -. Mirando a Intuición le decía. - Tenemos que atacarlo como equipo, juntos somos más fuertes; el todo es más que la suma de partes… -.

Intuición asintió y ayudó a su hermano a levantarse, mientras a lo lejos se escuchaban los truenos de un mal tiempo.

Autocrítica destruyó a los osados guerreros que intentaron defender a Razón e Intuición. Ahora había llegado el momento de destruir a los hermanos.

- ¿Unas últimas palabras? -. Reía malvadamente mientras los miraba.

Rechinó la puerta principal del Castillo. Pasos se abrieron camino entre los pasillos y las salas. Afuera las enormes gárgolas hacían ruido, los truenos no cesaban.

- Bien, si no tienen nada que decir… -. Autocrítica se preparó para realizar un ataque importante.

- Yo sí tengo algo que decir… -. Se escuchó una voz a sus espaldas.

- ¡Rayos! ¿Y ahora quién me interrumpe? -. Volteándose.

Una figura con túnica se posó en el arco que daba entrada a esa sala.

- … el todo es más que la suma de las partes… -. Murmuró Intuición mirando a su hermano. Éste último asintió, sin dejar de mirar a la nueva figura que había llegado.

- ¿Quién eres? -.

- Yo Soy el que Yo Soy -.

Intuición se quedo mirando su espada un instante.

- Hermano… -. Razón asintió como si adivinara su pensamiento.

Intuición lanzó su espada al recién llegado, de manera que éste pudiera tomarla en el aire. Lo mismo hizo Razón. Autocrítica se extrañó de esto, no entendía por qué le daban sus espadas al que había llegado.

El guerrero unió las espadas, acercando la parte de atrás de las filosas hojas, y formando así una nueva Espada de Doble Filo. Esta espada ahora era doblemente poderosa, sus ataques estarían cargados del poder de la Razón y de la Intuición, y nada podría ser más fuerte.

- ¿Te crees muy fuerte porque ahora tienes una espada de doble filo? -. Reía a carcajadas. - Nadie podría vencerme, mi fuerza viene del Núcleo… Ni tú ni nadie podría hacer algo contra mí -.

- Yo sí puedo vencerte… -. Por fin habló el guerrero.

- ¿Ah sí? -. Más carcajadas. - ¿Y qué harás? ¿Qué encontrarás más fuerte que el Núcleo del Castillo? -.

- ¿Más fuerte que el Núcleo? Yo Soy más fuerte que el Núcleo… Yo creé al Núcleo; Creé al Castillo… -.

- Eso es imposible -. Sonreía.

- No es imposible para el Ser que Todo Lo Sabe, para el Creador… -.

- ¡Es suficiente! -.

Y Autocrítica lanzó un ataque contra el Creador, pero éste lo esquivó y lo golpeó después. El Creador vuelve atacar y hiere a la Autocrítica, éste último no lo podía creer.

- ¿¡Cómo diablos!? -.

- La Autocrítica siempre se ha creído autosuficiente, el invencible y el que nunca se equivoca. Dañas a los otros con crueldad, usando sus errores para echárselos en cara… se acabó -.

Volvió a golpearlo y la Autocrítica cayó al suelo.

- No importa qué pase conmigo, siempre regresaré… Setenta veces siete regresaré -.

- Y estaré esperándote en cada una de ellas -. Respondía el Creador.

- Nos volveremos a ver… -.

- Mientras tanto, que las puertas del infierno se abran para ti… -.

Y el Creador lanzó a la Autocrítica al infierno. Después volvió a colocar los sellos, que impiden que las puertas se abran nuevamente.

Se reunió con Razón e Intuición, y les devolvió sus espadas.

- Cuando la Razón y la Intuición trabajan juntos como uno solo, entonces el Creador se despierta. Y se comienza a Ser lo que en verdad Eres -. Les dijo.

- Gracias por venir -. Agradeció Intuición.

- Ustedes me han traído, sólo ustedes pueden despertar a la Conciencia -.

- ¿Te quedarás en el Castillo? -. Preguntaba Razón.

- Cuando todo el proceso interno que equilibra finalice, el Ser permanecerá despierto. Mientras esos procesos no concluyan, el Ser despertará consciente pero será de manera intermitente. Por eso no puedo quedarme, aún falta mucho camino por recorrer y trabajos internos que hacer. Hay un gran desastre dentro del Castillo ahora, y los ataques no cesarán aún -.

En ese momento, irrumpieron en la sala el Corazón, la Llama del Amor y su fiel compañera la Confianza junto a Valentía.

- ¡Creador! -. Saludó emocionado el Corazón.

- Me alegra saber que estás bien, Corazón -. Correspondió el saludo.

- ¿Te quedarás? -.

- No, no en esta ocasión, pero espero regresar pronto -.

El Creador miró a Confianza y le pidió un instante para hablar en privado.

- Dígame Creador -.

- Haces bien quedándote cerca de la Llama del Amor, no debes dejarla sola nunca. Pase lo que pase, no te separes de ella ¿Entiendes? -.

- Lo entiendo, no me separaré de ella -.

- Confianza -. Su rostro se endureció. - Tienes una gran responsabilidad sobre tus hombros, y necesito que lo sepas. La Llama del Amor se ve constantemente amenazada por diversos peligros en el Castillo, como por ejemplo: estar cerca de Desconfianza. Desconfianza, como ya lo sabes, es contrario al Amor y, aunque él no lo sabe, uno solo de sus impulsos es suficiente para apagarla. La Desconfianza puede matar al Amor, sin siquiera proponérselo concientemente. No debes permitirlo… -.

- ¡Creador! Comienza a asustarme -.

- No me queda mucho tiempo, por eso necesito decirte estas cosas sin rodeos -.

- Desconfianza sabe que no puede conmigo, tenemos la misma fuerza -.

- Desconfianza nunca trabaja solo, su mano derecha Duda es el soporte más poderoso que tiene. Entre Desconfianza y Duda, sí pueden sacarte del camino y eso sería dejar al Amor a merced de ellos -.

- No, no, eso no pasará… -.

- Tú también tienes un soporte, está sigiloso pero siempre has podido contar con su ayuda -.

- ¿Quién? -.

- El guerrero Comunicación. Mientras la Confianza y la Comunicación escolten al Amor, estará todo bien -.

- Señor, hay algo que no entiendo… Se supone que todos en el Castillo velamos los unos por los otros, pero usted me ha puesto todo en un tono que me da a entender que esto es una guerra… -.

- Es una guerra interna y externa a la vez… Enfócate en proteger al Amor, que no se apague su flama por nada del mundo -.

Confianza estaba confundida pero sabía que protegería a la Llama.

- Todos en el Castillo tienen su propia función, las cosas son más complejas de lo que parece a simple vista. Desconfianza y Duda contribuyen a ayudar a la Razón, por algo son su mano derecha, pero ellos no son buenos para la Llama. Dentro del Castillo no se puede pensar en función de blanco o negro. Hay muchas cosas internas que se deben trabajar -.

- Pero si usted sabe todas estas cosas, ¿Por qué no se queda para guiarnos? -.

- Porque incluso yo debo adaptarme a las Leyes que afectan a todos. El Creador no es el ser todopoderoso que puede transgredir sus propias normas, así no funciona. Antes de que yo pueda quedarme definitivamente aquí, deben pasar muchas cosas y superar muchas más -.

- Pero, quédese aunque sea hasta arreglar lo que se dañó con estos golpes recientes. La hemos pasado mal, necesitamos apoyo… -.

- Aún… -. El Creador se calló un instante y su rostro mostró más preocupación. - Aún lo peor está por venir -.

Confianza quedó muy asustada.

- Busca a Comunicación, a Esperanza y a Constancia, ellos podrán ayudar en los momentos difíciles que se avecinan. Yo debo irme ya… -.

- Pero… pero… -.

- No te olvides de tu tarea… -. Y el Creador se fue sin despedirse de nadie más.

Confianza corrió a donde estaban los demás.

- ¿Dónde está el Creador? -. Preguntó Corazón.

- Dijo que ya debía irse. Pero antes de hacerlo, me dijo que aún nos vienen más pruebas, más ataques -.

- Estaremos preparados, somos un gran equipo dentro del Castillo. Estas experiencias nos llenarán de sabiduría y fortaleza -. Contestaba sonriente el Corazón.

- Es mejor que vayamos planificando nuestros próximos pasos -. Decía Razón mientras comenzaba a caminar.

- Es importante que todos permanezcamos unidos, porque tenemos muchas cosas que arreglar y funcionando como un Todo será más llevadero -. Comentaba Intuición.

Se escucharon choques de piedras a las afueras del Castillo, ruidos de cristales rotos y truenos.

Comenzaron a caminar hacia la otra sala, pero Corazón se mantuvo de pie sin dar paso alguno. La Llama del Amor se dio cuenta, y volteó a preguntarle si no quería ir con ellos. El resto se detuvo a esperar la respuesta. Corazón miraba hacia el piso. De repente, subió la mirada y vio a la Llama a los ojos, le sonrió un instante.

- ¿Qué sucede? -. Ella le preguntó sonriente.

Pero él no contestó.

Un segundo después Corazón cayó de rodillas, como si estuviera muy cansado al punto de no poder sostener su propio cuerpo. Pero sus ojos perdieron brillo también…

De repente, su cuerpo terminó inclinándose hacia delante y cayó boca abajo. Fue entonces cuando pudieron divisar la herida en su espalda, una nueva herida trágica. Todos quedaron pasmados. Nadie se dio cuenta de cuándo ni cómo llegaron a herirlo, no podían comprender lo que estaban viendo.

Esos tres segundos fueron una eternidad. Y luego de ellos, tan sólo se escuchó el susurro de alguien:

- Está muerto, el Corazón está muerto… Está muerto -.

Esta historia continuará…

09/12/2010 6:33 p.m.
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lunes, 8 de noviembre de 2010

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De las ruinas del Castillo III: Abriendo las Puertas del Infierno

017. De las ruinas del Castillo III: Abriendo las Puertas del Infierno. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

Mientras en la sala principal el público aclamaba a Razón, en su cuarto-celda la Llama del Amor y Confianza permanecían encerradas.

- Tenemos que salir de aquí -. Decía Confianza, mientras miraba por la ventana aquel espectáculo que protagonizaba Razón.

- Es difícil, hasta para el Amor, ir en contra de todos aquí dentro. Mi objetivo es el bienestar del Castillo, pero hay cosas que terminan por apagar mi flama -. Contestaba con tristeza.

Toc, toc. Sonó la puerta del cuarto. Luego la manilla viró y entró uno de los Generales de Intuición.

- Buenas noches -. Dijo Valentía.

- Buenas noches. ¿Qué se le ofrece mi General? -. Preguntó la Llama.

- Le escuché atentamente cuando se enfrentaba a Razón; creo que usted tiene un buen argumento. Quiero preguntarle algo: ¿Puede encontrar a Intuición y a Corazón? ¿Puede llegar al sitio donde están? Me han dicho que sólo Intuición y Razón saben dónde queda, nadie más… -.

Por un instante, la Llama miró a Confianza de manera dubitativa. Volvió su mirada hacia el General y le dijo:

- El Amor siempre puede encontrar al Corazón, si el Corazón desea ser encontrado -.

El General se quedó mirándola con firmeza y seriedad. Luego le dijo:

- Confiaré en su palabra, y le acompañaré a donde sea necesario con el objetivo de encontrarlos -.

- ¿Traicionarás a Razón? -. Preguntó Confianza con sorpresa.

- No se trata de traicionar, se trata de actuar en el modo que uno considera más justo. Y la justicia sólo existe cuando Razón e Intuición están a cargo del Castillo, no sólo uno de ellos -. Respondió Valentía.

- Los guardias… -. Comentó la Llama.

- Por suerte, ellos están bajo mi mando y están dispuestos a apoyarnos. Usted sólo indíquenos hacia dónde debemos ir… -.

La Llama asintió y salieron sigilosos de aquel cuarto.

Caminaron por diversos pasadizos, algunos bastante oscuros y tenebrosos.

« El Amor, cuando es acompañado por la Confianza y la Valentía, todo lo puede… Incluso enfrentarse a las más profundas oscuridades, para encontrar a un Corazón perdido ».

Los guardias llevaban antorchas consigo.

- Parece que estuviéramos caminando sobre la oscuridad, y no en un pasadizo oscuro -. Comentó alguien con recelo.

- El Amor llega a enfrentarse a tantos obstáculos como oscuridades existen. Al final, el Amor es más fuerte -. Respondió la Llama.

- Eso espero… -. Murmuró entre dientes otro del grupo.

Ruidos los rodeaban, murmuraciones que no podían entenderse. La Llama comenzaba a sentirse mal; Confianza intentaba que se apoyara en ella. Amor le decía que estaba bien, que continuaría el camino. Y así estuvo por mucho rato, hasta que de súbito se detuvo. Se quedó como intentando escuchar algo.

Mientras tanto, dentro de la Caja de Cristal, Corazón se puso muy inquieto. Se levantó de su asiento como intentando escuchar algo.

- ¿Qué sucede, mi Señor? -. Preguntaba Intuición.

Corazón lo miro y se puso el dedo sobre los labios, señal de que se guardara mucho silencio. Se acercó entonces a donde podía verse la puerta de aquel sitio, y colocó su mano encima cerrando sus ojos.

En el pasadizo seguían quienes buscaban la Caja de Cristal. De repente, sus antorchas se apagaron y los guardias fueron invadidos por el temor, al darse cuenta que no podían volver a encenderlas. Además, las oscuridades les hacían ver espectros muy cerca de ellos, se sentían vulnerables porque no podían defenderse.

El Amor pedía silencio y calma. Cerró sus ojos.

- Hay veces que parece que el Amor es ciego, que no tiene ojos. Pero no saben que el Amor aprendió a defenderse entre las oscuridades que querían asustarle, entonces comenzó a guiarse con su sexto sentido, porque lo que veía con sus ojos podían engañarle. Cierren los ojos y los espectros externos no podrán asustarlos -.

Amor dio algunos pasos hacia delante, indicando que no la siguieran. Luego se detuvo y cruzó hacia su derecha. Se detuvo nuevamente y colocó su mano, extendiendo su brazo, sobre una superficie sólida que se encontraba allí.

Dentro de la Caja de Cristal, Corazón abrió los ojos de súbito y aún manteniendo su mano sobre la puerta, dijo:

- Me encontraste… -.

Intuición se extrañó del comentario.

- ¿Qué dice mi Señor? -.

Del otro lado de la puerta, Amor se sonrió y dijo:

- Te encontré -.

La puerta de la Caja de Cristal comenzó abrirse. Ambos quitaron sus manos, y cuando la puerta terminó de abrir ellos se encontraron uno de frente al otro.

- Pero, ¿Cómo logro llegar aquí? -. Preguntaba Intuición claramente sorprendido.

Valentía que se encontraba a unos metros, escuchó la voz de su Director. Abrió los ojos y a lo lejos podía ver luz saliendo de un cuarto. Dio orden a sus acompañantes y se dirigieron al lugar. Allí encontraron a la Llama del Amor junto a Corazón, y el Director Intuición.

- ¡Señor! -.  Saludó el General.

- ¡Valentía! -.  Dijo Intuición.

- La Llama del Amor nos guió hasta ustedes -. Le informó.

Intuición asintió.

- ¿Dónde está mi hermano? -. Preguntó entonces.

- Debe regresar de inmediato, Razón está al mando y no todas sus órdenes parecen ser la mejor opción -.

- ¡Vamos! -.

De repente, la Llama del Amor tomó muy fuerte la mano del Corazón y lo miró con suma preocupación. Corazón entendió su mensaje, pues entre el Amor y el Corazón la comunicación a veces no necesita de palabras.

- ¡Intuición! -. Dijo Corazón mirándolo. - Debes regresar… ¡Ahora! -.

La urgencia del tono de Corazón no era nada bueno. Comenzaron a moverse con rapidez de vuelta a la sala principal, pero no llegarían tan rápido como querían.

En la sala principal, aún Razón era aclamado por sus guerreros. Su sonrisa expresaba la victoria que aún gozaba.

- Podemos sentirnos seguros, estos cambios que se han propuesto le harán muy bien al Castillo y sus habitantes -. Decía Razón.

Entonces un guerrero entró corriendo y gritó a Razón.

- ¡Señor! Debe ver esto -.

Razón asintió y fue a ver. Lo escoltaron varios Guerreros Triunfo e Ilusiones.

Pasaron por otra sala, que era bastante grande, y siguieron hacia un pasillo que llevaba a una gran puerta de piedra. El guerrero que fue avisar, le hizo señal con el dedo que mirara al centro de la puerta. Razón miró, entonces firme y agresivamente preguntó:

- ¿Quién rompió los sellos de esta puerta? -.

El guerrero dijo que no lo sabía. Razón se acercó a la puerta y colocó su mano encima, de repente podía sentir ciertas vibraciones con sus dedos. Su cara mostró preocupación, pero como todo guerrero que va a una guerra y sabe del peligro, enfrentaría la situación con coraje y la determinación de que no importa morir, sino defender al Castillo hasta el final. Las vibraciones se incrementaron, la urgencia se posó en su rostro. Quitó la mano de la puerta y comenzó a retroceder.

- Retírense… -.

- Pero Señor, ¿Por qué? ¿Buscamos a quién rompió los sellos? -.

- Ya no importa quién rompió los sellos de esta puerta… quiero que se retiren -.

Razón seguía dando pasos hacia atrás, caminando de espaldas. Pero los guerreros no entendían por qué, y ellos no se movieron. Comenzaron a sentir que el piso se les movía, como un temblor.

- ¡CORRAN! -. Gritó con desesperó Razón, echándose a correr de regreso a la sala que estaba cerca.

Fue entonces cuando aquellas puertas de piedra se abrieron de súbito, quedaron abiertas de par en par. Una ola terrible de viento y calor fue expulsada hacia ellos, pero el mismo viento y calor retrocedieron al ser succionados por la puerta. Esta succión era tan fuerte que, los guerreros fueron halados hacia dentro. Se escuchaban gritos, algunos intentaron agarrarse de las paredes. Razón también fue arrastrado sobre el piso por la presión, sin embargo pudo resistir. Otros no lo lograron.

- ¡RESISTAN! -. Gritaba Razón.

Una gran luz de llamas infernales mostraba aquel terrible sitio, al cual poco a poco estaban cayendo los guerreros que acompañaban a Razón. Como se abrió, así mismo se cerró la puerta de súbito. La succión dejo de hacer efecto sobre los guerreros que quedaron en el pasillo.

Razón temblaba de impotencia, acababa de perder varios seguidores.

- ¡SALGAN DE AQUÍ! -.Todos corrieron.

Al llegar a la sala contigua, Razón destrozó una mesa de rabia por los guerreros que había perdido.

- Señor, perdimos varios guerreros Ilusión allá -. Dijo uno de los que habían quedado. - ¿Qué es esa puerta? -.

- Las puertas del infierno… Quien rompió los sellos sabía que esto pasaría, quiero que lo busquen y me lo traigan… ¡Ya! -. Una profunda ira albergaba a Razón.

Varios de los seguidores, corrieron a la sala principal en busca de apoyo.

- Las Ilusiones son los primeros en irse al infierno -. Se escuchó de repente una voz masculina.

Razón, que estaba cabizbajo de la rabia, subió la mirada e intentó buscar la fuente de aquella voz. Miro alrededor y divisó una silueta en un rincón oscuro de esa sala.

- ¿Quién eres? ¡Da la cara! -. Le gritó.

La figura se movió hacia delante. Su rostro fue iluminado y Razón pudo ver quien era.

- Tú… -.

Aquel era otro guerrero que llevaba armadura. Su cara también estaba protegida, apenas tenía descubierta la boca y se podía ver su sonrisa maliciosa. Dio unos pasos hacia delante.

- El Guerrero Razón… Escuché que estás a cargo del Castillo, pero no por mucho… -.

- Tuviste que haber sido tú… Los sellos…-.

Se escuchó una leve risa, pero sólo un poco pues aquel otro mantenía los labios cerrados. Risa burlesca y llena de crueldad.

En ese momento, llegaron algunos guerreros Triunfo a la sala.

- Señor, buscaremos al culpable de inmediato… -. Dijo uno de ellos, sin darse cuenta que Razón tenía de frente al guerrero de armadura.

- No creo que sea necesario buscar… -. Contestó Razón sin quitarle la mirada a su oponente.

- Qué bueno que han llegado, así nos divertiremos más… -. Nueva risa burlesca señalando hacia el pasillo, que iba hacia la puerta de piedra.

Razón miró de reojo hacia el sitio y vio el llegar de otros guerreros, estos vestían armaduras oscuras.

- ¿Quiénes son? -. Se escuchó a alguien preguntar en voz alta.

- Ellos son los guerreros llamados: Errores… Eran parte de mi grupo y ahora son mis enemigos, y por ende, enemigos del Castillo -. Contestó Razón.

- Así que te acuerdas de ellos, Razón. ¡Bravo! Pero igual tienes una cuenta pendiente, que te van a cobrar dentro de muy poco, te lo aseguro -.

Los guerreros Triunfo y Errores se prepararon para la lucha.

- La lucha entre Ángeles y Demonios… -. Decía el de armadura mientras sonreía con malicia.

Razón estaba preparado para sacar su espada de un momento a otro.

- ¡Que se escriba en la historia este día! ¡El día en que yo: el guerrero Autocrítica, doblegó al guerrero Razón! Que se abran las puertas del infierno, el lugar a donde te llevaré Razón y también a tu hermanito Intuición. Sólo equivocaciones son capaces de cometer, ustedes no sirven para nada. No saben hacer otra cosa que destruir al Castillo, creyéndose la excusa de que hacen lo mejor por él. No han sabido actuar nunca, hacen todo mal… Yo, lo arreglaré -. Decía la Autocrítica con soberbia.

- Te crees muy perfecto… -.

- Tus propios Errores, Razón, te llevarán al infierno esta noche. De eso puedes estar seguro… -.

Razón desenvainó su espada.

- Cielo versus Infierno -.

- Ángeles y Demonios -.

- Jamás dejaré que te quedes con el Castillo…-.

- Mírame convertirme en el nuevo Emperador -. Y se lanzó sobre la Razón con su espada oscura y afilada.

Mientras tanto las puertas del infierno volvieron abrirse, y comenzaron a salir viejos fantasmas y demonios del pasado. Los cristales de las ventanas y espejos, se rompieron explosivamente. Gritos y murmuraciones se escuchaban entre los pasillos y pasadizos.

Aún en el camino, de regreso a la sala principal, Corazón le advertía a Intuición que había un nuevo ataque al Castillo.

- Pero es imposible -. Decía Valentía. - Yo mismo me cercioré de que todas las puertas estuvieran cerradas, no había forma de que recibiéramos un ataque externo -.

- Éste no es un ataque externo, sino que viene desde adentro -. Advertía Corazón.

- Imposible…-.  Replicaba Valentía -. Nadie se hace daño a sí mismo desde adentro -.

- Eso no es cierto -. Contestó la Llama del Amor. - Los peores fantasmas viven dentro de nosotros. Ellos sí pueden destruir al Castillo, porque pueden atacar al núcleo directamente. Los ataques internos pueden llegar a ser mucho peores que los externos -.

- ¡No podemos permitirlo! -.

- Debes ayudar a tu hermano, todos estamos en peligro ahora -. Le decía Corazón a Intuición.

Corrieron tanto como podían.

« Aguanta hermano, aguanta ». Pensaba Intuición mientras corría.

En la sala de la batalla, los guerreros Triunfo y Errores se destrozaban entre ellos. También de un golpe, Razón cayó al suelo separándose de su espada. Autocrítica se preparó para dar la estocada final y ejecutarlo. Y mientras reía con maldad, le dijo:

- La Autocrítica doblegó a la Razón esta noche. Te he ganado…  -.



“Los monstruos son reales y los fantasmas también, viven dentro de nosotros y algunas veces son los que ganan”. (“...Monsters are real, and ghosts are real too. They live inside us, and sometimes, they win”). Stephen King.


Continuará…

08/11/2010 03:25 p.m.
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sábado, 16 de octubre de 2010

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De las ruinas del Castillo II: El Imperio de Razón

016. De las ruinas del Castillo II: El Imperio de Razón. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Cada hombre es un Castillo. Cada Ser, su Creador.

Se escuchaban las risas entre los pasillos. Todo era un festejo en aquella sala, la principal del Castillo. Se hizo un banquete en honor a Corazón; a él podía vérsele con una sonrisa inmensa. La puerta principal estaba totalmente abierta y sin nadie que vigilara, pues así había sido su orden. Corazón quería vivir en un sitio donde el miedo, a ser atacado, no limitara la belleza de su entorno. Entonces, quitó la vigilancia de todo el Castillo, dejando así el paso a todo visitante o experiencia que quisiera llegar.
El Guerrero Razón no estaba muy de acuerdo y se opuso totalmente, pero Corazón convenció al Guerrero Intuición y éste cedió a su petición.

- No me gusta la idea. ¡Estamos expuestos! ¡Somos vulnerables! -. Gritaba Razón.
- Corazón piensa que no es necesaria tanta coraza en el Castillo, nuestras últimas experiencias han sido muy satisfactorias hermano. De mi parte, le doy mi voto a esta petición y sé que no comprendes el por qué, pero ya verás que todo estará bien -.
- Si algo sucede Intuición, tú llevarás la responsabilidad de lo que pueda pasarle a Corazón, y serás tú quien se lo explique al Creador… -. Sentenció Razón.

« ¡No me interesa lo que diga mi hermano! Mi deber es proteger a Corazón, y lo haré… así sea en contra de su propia voluntad ». Pensaba.

En la fiesta del banquete, Corazón bailaba con los habitantes del Castillo que incluían a Intuición, pero Razón estaba muy cauteloso mirando a todos lados como un fiel guardaespaldas.

- ¡Relájate Razón! ¡Hoy estamos de fiesta! -. Le decía Corazón mientras lo empujaba a la pista de baile.
- Bailaré después -. Se excusaba echándose hacia un lado.

De repente, otro guerrero se le acerca a Razón y conversan en voz baja. Éste se había convertido en su mano derecha.

- ¿Qué tal la fiesta? -. Le dijo sonriente.
- ¡No me vengas con esas cosas, Desconfianza! -. Le respondió.

El Guerrero Desconfianza permanecía cerca de Razón, según lo que le conviniera a este último. Razón sabía que él podría serle muy útil, además lo había nombrado el siguiente al mando después que Corazón cometiera la locura de desproteger al Castillo. Ambos permanecían muy pendientes de todo lo que ocurriera a los alrededores.

- Tranquilo mi Señor, yo me he encargado de todo lo necesario… ya sabe, por si surge alguna sorpresita inesperada -. Le decía Desconfianza.
- Eso espero, espero que estemos preparados por si acaso…-.
- Ya sabe que la desconfianza siempre nos hace dar un paso adelante… -. Le sonreía con malicia, como aquel que sabe más de lo que dice.

Continuó la fiesta sin mayor percance.

- ¡Qué extraño! -. Se escuchó a alguien decir. - No nos avisaron que habría una tormenta, pero el cielo está muy oscuro -.

La mayoría siguió sin prestar mayor atención, pero Desconfianza y Razón no estaban tan seguros de que “no fuese nada”. Se miraron entre ellos. Desconfianza asintió, como si le estuviera diciendo que captaba su mensaje. Dejó el vaso que llevaba en la mano y salió rápido de la sala.

Razón se acercó a una de las ventanas. Miraba con recelo.

« Esto no puede ser bueno… Cielo oscuro… Estamos muy vulnerables; hasta el más mínimo ataque podría llegar a esta sala ». Pensaba.

Desconfianza salió del Castillo. Miró a los alrededores y aunque ya era de noche, estaba mucho más oscuro que de costumbre.

- Esta oscuridad es más espesa… es más… perversa -. Se dijo para sí mismo.

En un momento dado, comenzó a escuchar un leve sonido. Pero no podía ver nada a lo lejos, la niebla también se había hecho presente. Se apresuró a llamar a otro guerrero fiel a Razón, le dio un recado y le dijo que era urgente que Razón lo supiera. El guerrero corrió a la sala.

Llegó a la presencia de Razón y en voz baja repitió las palabras de Desconfianza. Asintió. Luego Razón le dijo algo al oído, la expresión de premura se posó en el rostro del guerrero, el cual salió corriendo poco después. Razón siguió mirando por la ventana, su rostro se endureció.

- Esto no es bueno… -. Se escuchó la voz de Desconfianza que llegó al lugar. - Aún no puedo asegurarlo, pero si estoy en lo correcto el sonido a lo lejos podrían ser caballos y vienen directo hacia acá -.
- ¿Guerreros? -.
- No puedo asegurarlo, la niebla es muy densa -.
- ¿Ves esa niebla más oscura que hay en el cielo? No es niebla común, son espíritus malignos… -. Lo miró con firmeza.
Desconfianza entendió.
- Podemos defendernos… -.
- A mi señal, las sueltan…-. Desconfianza asintió. - Ve a tu puesto, y prepara a los muchachos -.
Desconfianza corrió en medio de la fiesta. Los demás lo vieron pasar, pero no causó mayor impresión.

Afuera era aún mayor el sonido del galopar de los caballos. Razón por fin pudo divisar a los mismos, supo cuán grande era el ataque.

« ¡Rayos! ».

Mientras, Corazón bailaba en medio de la sala. Entre los presentes, así saliendo de la nada, una daga lo apuñala de muerte por la espalda. Él suelta un grito de dolor y cae al suelo.

Al otro extremo de la sala, Razón grita a todo pulmón mirando por la ventana:

- ¡CIERREN LAS PUERTAS! ¡CIERREN EL CASTILLO! -.

Pero ya era muy tarde, los caballos y sus soldados los habían rodeado y algunos entraron al recinto. Comenzaron a volar grandes rocas que, con lanza piedras, llegaban desde el lado enemigo y las mismas chocaban contra el Castillo creando un horrible sonido de guerra.

Razón subió la mirada, los espíritus malignos también habían llegado.

- ¡GÁRGOLAS! -. Y se abrieron unos pasadizos secretos, en el piso, a lo ancho de Castillo, entonces desde las oscuridades se veía cómo figuras monstruosas con alas salían. Las inmensas Gárgolas, protectoras del Castillo y arma infalible contra espíritus, brujas y maleficios, se alzaban y atacaban en defensa del recinto.

Dentro del Castillo todo era un caos, a los guerreros al mando de Intuición les había caído por sorpresa el ataque y no llevaban sus armas consigo. Por su parte, Intuición estaba preocupado por Corazón quien había sido herido a traición por alguien que se infiltró. El Corazón había sido traicionado. Intuición trató de protegerlo de nuevos ataques, pero muy pronto se vio rodeado de muchos enemigos.

« Abrimos nuestras puertas, y quedamos a merced del mal ». Él pensaba.

- ¡Razón! -. Gritó Intuición.

Razón se volteó y vio que Corazón estaba herido, además rodeado de mucha plaga que quería exterminarlo. Saltó y corrió al lugar. Llegó como todo un guerrero con su espada, y entre él e Intuición protegieron a Corazón.

- ¿Ahora estás satisfecho? ¿Ves lo que provocó tu ingenuidad? -. Le gritó Razón a Intuición con total rabia y reproche. Intuición sólo calló, sabía que se había equivocado.

Entre los espíritus y los soldados del mal, apoyados de sus grandes piedras, destrozaron mucho el Castillo en pocos minutos. Aquello había sido un cataclismo, y un golpe de muerte a Corazón.

Razón le gritó a su hermano.

- ¡Lleva a Corazón al lugar seguro! ¡Debemos protegerlo! -.
- Yo debo quedarme contigo, lo enviaré con otros soldados -.
- ¡No! Nadie lo protegerá como alguno de nosotros dos, y sólo tú sabes cómo llegar a ese lugar a parte de mí. ¡Tú debes ir con él! -.
- Razón e Intuición deben estar juntos, fue la orden del Creador -.
- ¡Yo soy más fuerte que tú! ¡Yo puedo manejar esto! Si dejas morir a Corazón nada tendrá sentido, y si él muere será por tu culpa. ¡Tú nos llevaste a esto! ¡Es tu culpa Intuición! Te lo advertí, esto era muy fácil de deducir pero no me escuchaste, aunque sea hazlo ahora y trata de enmendar un poco lo que tu sentimentalismo le ha ocasionado al Castillo -.

Intuición no supo qué decir. Miró firmemente a Razón, después se volteó y ayudó a Corazón a levantarse y juntos se dirigieron a los pasadizos más secretos de todo el Castillo. En el camino Corazón le decía.

- Tú debes estar junto a Razón, debes quedarte con él. Sólo cuando están juntos es que puede existir equilibrio en el Castillo. Juntos son más fuertes -. Decía Corazón.
- Lo sé, mi Señor. Pero también es cierto que todo esto es mi responsabilidad, así que primero lo llevaré a un lugar seguro y regresaré a la batalla -. Contestó.

Las gotas de sangre caían de vez en cuando al suelo.

- ¿Cómo está mi Señor? -.
- Un Corazón puede aguantar muchos golpes, mi fiel Intuición. Incluso puede aguantar las puñaladas que le dan, puede desangrarse pero no morirá. Un Corazón muere, si y sólo si él quiere morir…-.

Lágrimas de impotencia derramaba Intuición. Había puesto “en bandeja de plata” a su Señor, no lo había protegido como él prometió. Ahora él se desangraba; es mucha responsabilidad saber que por tu culpa, se desangra un Corazón.

En la sala principal del Castillo, continuaba la guerra. Razón, ahora también al mando de los guerreros de Intuición, luchaba contra todas las fuerzas siniestras que amenazaban al Castillo.

En otro lugar, en uno de los tantos pasillos, se escuchaba correr a alguien. Se abrió una puerta y la sombra pasó hacia dentro de una habitación.

- ¡Tenemos un gran problema! -. Gritó una voz femenina.
- ¿Qué sucede, Confianza? -. Otra voz femenina le contestó.
- Mi Señora, Llama del Amor -. Se hincó ante ella. - El Castillo está siendo atacado por fuerzas del mal, a través de todos los flancos -.
- ¡¿Dónde está Corazón?! -. Le preguntó sumamente preocupada.
- Nadie lo sabe, la última vez que se le vio iba acompañado de Intuición. Mi Señora, él iba herido… todos creen que ahora está escondido en algún lugar, al cual nadie tiene acceso -.
- Debemos encontrarlo, Confianza. Si el Corazón no está presente, la Llama del Amor se apagará… y es muy difícil encender un Amor ya extinto -. Le dijo con premura.
- Pero, ¿Cómo lo vamos a encontrar? -.
La Llama del Amor se quedó pensando.

« Cuando el Corazón se aleja y cae en la distancia. Cuando un Corazón es encerrado en una Caja de Cristal, a favor o en contra de su voluntad… sólo un Gran Amor puede rescatarlo de su encierro, sólo un Gran Amor es capaz de pasar a través de las oscuridades, a través de las más intensas sombras y salir victorioso. Sólo un Gran Amor puede encontrar y rescatar a un Corazón herido y atrapado ».

- Yo puedo encontrarlo -. Contestó la Llama del Amor. - Pero necesitaré de tu ayuda, Confianza -. Culminó.
- Yo seré su fiel compañera, Llama del Amor. La protegeré y ayudaré para que su flama no se extinga -.

Salieron del cuarto con la firme intención de no darse por vencidas.

« Sólo el Amor puede romper el cristal, donde esté encerrado un Corazón ».

Por su parte, la guerra contra el Castillo era fuerte. Razón era el máximo líder ahora, y junto a sus tropas pudo hacer retroceder al enemigo. Los sacaron del Castillo y cerraron las puertas. Se dio la orden de cerrar absolutamente todo el Castillo, y así se hizo. Las Gárgolas se apostaron en las fachadas exteriores a vigilar, para ese momento la niebla de maleficios y espíritus también había cedido.

- Amigos… -. Razón se dirigía en un discurso a los presentes. - esta noche hemos sido atacados, de la forma más vil, por nuestros enemigos. Corazón e Intuición confiaron en que todo estaría bien, y el mal se aprovechó para darnos un golpe bajo. Esta noche el Castillo se ha convertido en ruinas, como pueden verlo. Intentaron destruirnos y en cierta forma lo lograron. Dañaron a nuestro Corazón, pues él confío y creyó estar rodeado de seres que le querían, pero fue traicionado cuando menos lo esperaba. Corazón está ahora con mi hermano, Intuición, en una Caja de Cristal y donde ya nadie podrá hacerle daño. ¡Es nuestro deber protegerlo! ¡Ya no vendrá nadie más a querer dañar nuestro Corazón! -. Se escuchaban los aplausos. - Les aseguro que ésta es la mejor decisión que hemos podido tomar. ¡Corazón debe permanecer para siempre en ese sitio seguro! -.
- Es cierto -. Se escuchaba entre murmuraciones.
- Guerreros bajo el mando de Intuición, ¿Están de acuerdo con nosotros? ¿Podemos contar con ustedes? ¿Son ustedes fieles al Castillo, a las nuevas decisiones que se han tomado? -. Preguntaba Razón.

Los Generales se miraron entre ellos. No sabían cuándo Intuición volvería, pero estaban seguros que él estaba cuidando en persona a Corazón.

- Nosotros seguiremos la iniciativa de nuestro Director Intuición. Él ahora está protegiendo con su vida a Corazón, y hubiera querido que nosotros hiciéramos lo mismo. Por tanto, los Guerreros del Sentimiento ahora estarán bajo el mando del Guerrero Razón. ¡Somos fieles al Castillo! -.

Se escuchaban aplausos.

- A partir de ahora, no existirá ni un solo pensamiento, idea, ni nada que no pase por la supervisión de Razón. Todo, absolutamente todo, lo aprobaré o rechazaré bajo los criterios que correspondan, y que garanticen el bienestar de los habitantes del Castillo y la de nuestro Señor Corazón. Toda Emoción y todo Sentimiento será manifestado, si y sólo si tiene autorización previa de la Razón. Se comenzará a controlar y a ordenar, con el propósito de preservar la integridad de lo que nos quedó en estas ruinas. El exceso de confianza e ingenuidad nos llevó a donde estamos ahora: ruinas; ahora nos toca tomar acciones, aplicar la lógica y la deducción, entonces estaremos bien… -.
- ¡Sí, Señor! -. Gritaron al unísono. - Combatiremos a su lado, y daremos nuestras vidas por el Castillo y por Corazón -.
- ¡Eso no está bien! -. Se escuchó una voz.
- ¿Quién ha dicho eso? -. Preguntaba Razón.
- He sido yo -. Se mostró entonces la Llama del Amor, junto a su compañera Confianza.
- ¿Por qué dices que no está bien? -.
- La solución jamás podría ser encerrar a Corazón en una Caja de Cristal, y mucho menos para siempre. Debemos sacar a Corazón de donde está encerrado, y sí: encerrado, que no es lo mismo que estar protegido -.
- No entiendes, queremos que él esté bien -.
- El fin no justifica los medios -.
- Estás equivocada, y no voy a dejar que pongas en peligro a nuestro Corazón. Arréstenla -.

El guerrero Desconfianza quería tener el honor de arrestarla, pues siempre ha sido contrario al Amor, y por tanto, ahora quería ser su opresor. Entonces Confianza se opuso sacando su espada.

- El problema no es entre nosotros, Confianza -. Le dijo Desconfianza.
- Soy fiel compañera del Amor, y no dejaré que intentes siquiera estar cerca de ella -.

Desconfianza desenvainó su espada.

- ¡Esto no es necesario! ¡Nuestros enemigos están afuera, no aquí! -. Se escuchó a alguien decir.
- Nosotros no permitiremos ni que el Amor o la Confianza intenten poner en peligro a nuestro Corazón, si hemos de reprimirlas… lo haremos. Depongan sus armas. Esto no debe ser una guerra entre nosotros, pero si ustedes quieren… responderemos -. Decía Razón con el rostro endurecido.

La Llama del Amor colocó su mano sobre el hombro de Confianza. Ella asintió y guardó su espada. Desconfianza sonrió con malicia.

- Ustedes -. Dijo Razón señalando algunos guerreros. - Escóltenlas hasta el cuarto del Amor, y que ninguna salga de allí… a menos que yo lo ordene -.
- ¡Sí, Señor! -. Y las llevaron de regreso al cuarto. Allí quedaron encerradas.

- Mi Señora, si no encontramos a Corazón su flama se apagará -. Decía Confianza.
- Me temo que ya comenzó a pasar, y no porque no esté Corazón sino por el inmenso frío que ahora embarga al Castillo -. Miraba por una ventana con mucha tristeza.

Al otro lado del Castillo, Intuición se encontraba con Corazón.

- ¡No puede ser que nos hayamos quedado encerrados aquí! -.
- ¿No sabías que esto se cerraría automáticamente al entrar? -. Preguntaba Corazón.
- No, mi Señor. Mi hermano nunca me lo dijo -. Decía con frustración.
- Tenemos un gran problema, Intuición -.
- Sí, lo sé. Salir de aquí no va ser tan fácil -.
- No hablo de ese problema -.
- ¿Entonces? -.
- Dejaste a tu hermano solo con todo el poder sobre el Castillo. Encerró a su Corazón, en un sitio en el cual, si bien no le pasaría nada tampoco lo dejaría salir. Te alejó sin dejarte oportunidad de participar en sus decisiones, lo cual significa que se hará su voluntad… y bien sabes lo frío que puede llegar a ser tu hermano -.
- Tenemos que salir de aquí -.
- Hay algo más que me preocupa… -. Dijo con la cabeza cabizbaja y la cara triste.
- ¿Qué cosa? -.
- La Llama del Amor. Sin un Corazón que alimente su flama, se va apagar… -.
- Pero, pero mi Señor… Es precisamente su Llama la que mantiene cálido el Castillo, sin el Amor muchas cosas no llegan a ser posibles… -.
- Eso es algo que tú lograste entender, pero Razón no. Él no lo sabe. Como así mismo no sabe muchas cosas, porque no las comprende… por eso te necesita a su lado, por eso tu presencia crea el equilibrio -.
- Debe haber alguna forma de salir de aquí… -.

Comenzó hacer frío dentro del lugar donde se encontraban. Ambos se miraron.

- Razón se ha impuesto. Terminará haciendo cosas que creerá que son buenas, pero cuyas consecuencias no lo serán tanto… -. Dijo Corazón.

En la sala principal, Razón ordenaba a los guerreros doble vigilancia.

- A partir de hoy las cosas van a cambiar. La razón se impondrá ante la ingenuidad, y nunca más los ataques de los soldados y espíritus malvados del Pasado y el Futuro podrán hacernos daño. ¡Ahora estamos preparados! ¡Y nuestro Corazón está resguardado! ¡Jamás volverán a engañarnos ni a traicionarnos! Empezaremos a estar mucho mejor, porque nuestra desconfianza nos hará dar muchos pasos adelante. Éramos vulnerables… pero esa época terminó, ahora comienza el Imperio de la Razón… -.

Todos levantaron sus espadas como símbolo de triunfo.

- Los cambios en el Castillo son necesarios, y a partir de ahora resurgiremos de las ruinas mucho más fuertes, porque hemos aprendido que con sentimentalismos no llegamos a nada. Ahora somos fuertes, somos razonables… somos triunfadores -.

- ¡Razón! ¡Razón! ¡Razón! -. Gritaban al unísono.

El Amor, la Confianza, Intuición y Corazón permanecieron encerrados, y fue entonces que las cosas cambiaron mucho, dentro aquel Castillo…

- Ahora, yo mando -. Decía Razón mientras Desconfianza sonreía maliciosamente.

Continuará…

16/10/2010 4:30 p.m.
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martes, 12 de octubre de 2010

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Ya no necesito que leas esto

015. Ya no necesito que leas esto. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Persona especial,

Quisiera saludarte, pero no creo que sea necesario pues no sabrás que te saludo. Quisiera despedirme, pero hace ya mucho tiempo que tú te despediste de mí cuando te olvidaste que yo existía. Más yo, aunque quise, nunca pude despedirme de ti.

Hasta hace muy pocos minutos, te busqué por última vez. Aunque llevo mucho diciendo que sería la última vez, y viví de “ultimas veces” por mucho tiempo. Ésta sí será la última… ¿Y cómo sé que de verdad será la última? Porque mi corazón se ha embargado de resignación, de una forma tal que tus recuerdos se han cubierto con mantas, sí, así como cuando alguien se cambia de casa y quiere proteger los muebles de tanto polvo que les caerá, de tanta telaraña a la que estarán expuestos. Sé que tus recuerdos estarán expuestos al polvo, la telaraña y al olvido. ¿Sabes? Intenté que no fuera así, intenté aferrarme tanto a ti que mi necesidad de buscarte se hizo terrible; esperé muchas veces en silencio que te acordaras de mí, que te acercaras… que en resumidas cuentas, me apreciaras como yo lo hacía contigo. Sé que yo también me equivoqué, y he pagado muy caro mi error; sufrí de la manera que nunca sabrás… Ya no necesito que lo sepas.

Te extraño. Siempre lo hice. Los suspiros salen de mi ser, de verdad que me aferré mucho a ti… hay demasiada nostalgia en mi pecho, demasiado dolor.

Como sé que no leerás esto, te diré las cosas que no quiero que sepas. Durante mucho tiempo estuve siguiendo tus pasos, pues quería saber si estabas bien. Leí en sigilo muchas cosas que escribiste, y en más de una ocasión quise darte mi opinión y es cuando recordaba que ya no existo para ti. Cuando presentía que la tristeza te rodeaba, quise con todo mi corazón darte la mano y hasta abrazarte. Y cuando me pasaron cosas muy fantásticas, yo quería compartirlas contigo… pero no estabas, y no podía hacerme presente porque había quedado muy fuera de tu vida.

Soñé muchas veces contigo, y hasta te imaginaba caminando junto a mí. Me quedaba con la esperanza de que las cosas volverían a ser como antes, que regresaríamos al punto en que nuestros caminos se separaron y continuaríamos desde ahí: desde donde nos quedamos. Que todo esto no sería más que un viejo recuerdo, y que nuestra presencia en la vida del otro sería algo positivo… sí, creí en esa ilusión por mucho tiempo y pasaron los días, las semanas y los meses… Me quedé tan atrás en el tiempo, con la esperanza que me acompañaba. Pero resultó que hasta la esperanza se cansó, y a solas me dejó sobre aquella banca. Aún así, te esperé. Sin la esperanza que me acompañara, pero igual te esperé.

Podría hacerte llegar esta carta si quisiera, podría buscar alguna forma para que te toparas con ella… pero no lo haré. No lo haré porque ya no necesito que leas esto. O quizás sí me gustaría que lo leyeras… Pero, ¿Para qué? Gasté mucho de mi vida queriendo estar con quien no quería estar conmigo, queriendo hablar con quien no deseaba hablarme. Escribiéndole a quien jamás leyó lo que escribí. Necesitaba de ti, pero ahora necesito aprender a no necesitarte, y mi primer paso es éste: escribir sin necesidad de que lo sepas… Ya no necesito que lo leas.


Aún no sé cómo dejarte ir.

Aún no sé cómo sacarte de mí.

Aún no sé cuándo se irá el dolor,

de, por fin, comenzar a decirte adiós.

… Decirte adiós.

12/10/2010 5:13 p.m.
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lunes, 27 de septiembre de 2010

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Cielo vs. Infierno


Fuente Imagen: Google Images

014. Cielo vs. Infierno. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc

Con cariño: Para la niña que sufrió cuando le asustaban las llamas eternas.

Bienvenido. Déjame ser el anfitrión de este instante, de este espacio. Disculpa lo sencillo de esta habitación, sé que es demasiado simple ver cuatro paredes blancas y sin siquiera un mueble para sentarse. Pero, ¿Quién necesita un mueble? Vamos a sentarnos, sí, aquí en el piso. Bien, al menos yo estoy cómodo. ¡Vamos! Siéntate conmigo.

¿En qué te hace pensar este espacio vacío? Seguramente en nada, porque quizás pensemos que aquí no hay nada. Sin embargo, aquí puedes encontrar el todo. Ya sea tu propio todo interior o el todo exterior que conoces (que en verdad es sólo una ínfima parte de ese exterior real que conforma al mundo).

Esta habitación es como un lienzo en el cual puedes pintar lo que quieras. Podrías tomar algunas brochas, pinceles, lápices o marcadores y crear un retrato de tu vida, no diré que bonito o feo porque esas calificaciones son subjetivas, de mi parte usaría colores vivos. Gustos hay muchos en el mundo, así que tienes libertad de decidir cómo decorar este sitio, es tu mente, es tu visualización; eres libre de crear aquí y ahora.

Quiero imaginar en este instante que estas paredes están decoradas de vegetación, además nuestro piso quiero que también lo sea y el techo ya no es blanco sino que tiene forma de cielo. Justo ahora todo cambia y ya no estamos en la habitación, estamos en medio de una vegetación. A mí me parece fantástico esto de imaginar. Dejemos el cielo, pintemos las paredes de un horizonte y cambiemos el piso por agua, y estaremos entonces sentados sobre el mar. Podemos reproducir aquí cualquier cosa, cualquier escena. Vamos a revivir un episodio familiar, el que quieras. Puedes verte a ti mismo sentado conversando con familiares o amigos, en tu casa, en la casa de los abuelos; ahora estas paredes son idénticas a las de ese sitio. Ves las expresiones corporales de esas personas, si quisieras hasta podrías escuchar sus voces. ¿Justo al lado de quién estoy sentado? ¿Dónde estás sentado o parado tú? Déjame mirar por la ventana que está allá al fondo, me ves moverme por todo el espacio y resulta que ahora formo parte de aquella escena, pero nadie nos ve, somos dos visitantes que han revivido un recuerdo pasado, pero tampoco tiene que ser pasado, podría ser futuro como una vivencia que querrías tener. Vuelven a cambiar las paredes, techo y piso, ahora estamos rodeados de estrellas, estamos en algún punto del Universo. Nuestra mente es tan poderosa que podemos vernos en otros sitios, reviviendo recuerdos, conversando de nuevo con alguien que no vemos desde hace años. Incluso podemos representar cosas nunca antes vistas a través de hipótesis de cómo pueden ser las mismas, y a través de estas suposiciones acercarnos a una idea más conocida que sí podamos asimilar o expresar hacia nuestro exterior, pues resulta que nuestro exterior no puede ver lo que nosotros vemos en esta habitación de nuestra mente, porque todo lo que está acá es abstracto así que lo traducimos de alguna manera para darle forma más concreta. Es así, valiéndonos de las cosas conocidas, que representamos aquellas que no podemos explicar porque nunca se han visto. Este es el caso del Cielo y el Infierno, nadie los ha visto y ha vuelto para contarlo, no podemos verificar y hacer un estudio científico de las puertas hacia esos sitios, pero podemos representar basándonos en cosas conocidas aquello que desconocemos. Creamos hipótesis que nos ayudan a tener una idea más concreta, porque lo abstracto es más difícil de entender por todos. ¿Qué hacemos en este caso? “Traducimos” de tal manera que nos aseguremos que esas explicaciones las pueda entender cualquier persona, intentando, por supuesto, que se mantenga la esencia de la imagen original.

Apoyándome en la publicación de la señora Conny Méndez y su revista “El Nuevo Pensamiento”, me atrevo entonces a enumerar algunas de las representaciones concretas que se han hecho sobre cosas relacionadas con creencias.

¿Cómo harías tú para expresarle a una persona que estás viviendo una situación muy difícil en casa, donde hay muchos problemas y sientes una profunda frustración, tristeza y dolor? ¿Con qué lo compararías? Piensa un instante. Te diré que la comparación que muchos harían es: “estoy viviendo un infierno”. Pero eso lo podemos hacer ahora, que ya tenemos un conocimiento previo de que el mismo es un sitio donde se sufre. Sin embargo, pongámonos a pensar en el momento que alguien, por primera vez, quería decirles a sus iguales humanos sobre este sitio. Recuerda, el pensamiento es algo abstracto por tanto no tiene forma concreta, y absolutamente todo nace de una idea, entonces, alguien debió pensarlo primero y después llevarlo a palabras que pudieran comunicarle a sus iguales la idea que se tiene. Pero, ¿Cómo representaríamos un Infierno para que los demás lo entiendan? Bueno veamos las características: Debe estar totalmente privado de la presencia de Dios, por tanto no puede tener cielo, y para que eso no suceda debe estar tapado como una cueva, pero tampoco puede entrar la luz del sol… ¡subterráneo! Así debe ser ¿no? Sin cielo, sin luz, sin presencia de Dios, entonces se cumple las características. Y como necesitamos un nombre, ya lo tenemos: “subterráneo”, pues resulta que infierno viene del latín inférnum o ínferus: ‘inferior, subterráneo’. Ya tenemos una parte de ese sitio, y tenemos esta habitación de tu mente donde estamos ahora, así que vamos a decorar esto de tal manera que sea una caverna subterránea. No tenemos la luz del sol, no podemos ver el cielo y sabemos que estamos encerrados pero falta el dolor, el sufrimiento, y como comprenderás esas cosas no pueden ser representadas como un automóvil o una casa; son sensaciones o emociones, son estados mentales, entonces debemos acercarnos de alguna manera gráfica para poder decirle a nuestro exterior “esto es lo que se vive allí dentro”. Evocamos entonces al fuego, porque realmente duele quemarse, y si queremos decir que duele demasiado entonces lo necesario es quemar “todo el cuerpo”, por tanto, las llamas rodearán el entorno y no habrá manera de detenerlas, pero para completar necesitamos que sea por toda la eternidad, así que chasqueemos los dedos y que se enciendan las llamas… Bienvenido a mi infierno, el que acabo de construir para ti. No me mires con esa cara de extrañeza, ¿Cómo es eso de que acabas de construir un infierno para mí? Pues es totalmente cierto, nuestro entorno puede construir “infiernos” para nosotros y nos van afectar si y sólo si se lo permitimos. ¿Todavía lo dudas? Camina sonriente por la calle y si se aparece un tipo y te raya la madre ¿Seguirás con la sonrisa? Si estás en tu casa y te visita alguien indeseado ¿Seguirás con la sonrisa? Si estás de vacaciones y tu jefe te llama a trabajar ¿Seguirás con la sonrisa? Las cosas que nos rodean pueden influir en nuestro estado de ánimo, para bien o para mal; son diversas las situaciones que podemos vivir día con día que “nos dirán cómo sentirnos”.

Si yo comenzara a mostrarte imágenes que tú detestas, si llenara esta habitación de periódicos con malas noticias. Si comenzara hablarte en un tono de voz cada vez más alto, más alto, más alto… Si en vez de gritarte a lo lejos, te gritara al oído… Y escuchas que mi voz se hace cada vez más y más chillona, ¡Ya no quieres escucharme! ¡Quieres taparte los oídos!… ¡Es suficiente! Me gritas. Aún sientes demasiado ruido, quieres que todo se calle y que te dejen en paz… pero resulta que yo no he subido el volumen de mi voz, y aún así el pensar en cosas feas puede conectarte con este infierno…

Retomemos entonces, un cuadro de personas con cara de terror y envueltas en llamas expresará un gran tormento. Pero, un tormento se puede vivir cuando se está esclavizado por los celos infundados… Es como vivir en un infierno ¿no? En este caso, no es el entorno el que construye el infierno, sino que yo mismo lo construyo para mí, y por ende, le construiré otro infierno a la persona que esté conmigo. No eres capaz de construir uno sino dos infiernos a la vez… quizás más.

Para concluir esto del infierno, me gustaría comentar acerca de La Divina Comedia de Dante Alighieri. ¿Por qué? En alguna oportunidad me dijeron que Dante era o fue un “maestro” al cual le fue permitido visitar el infierno y describirlo en su obra ya mencionada. En primera me corresponde decir que el poder de las letras es tal, que es posible crear y hacer sentir al lector aquello que se intenta expresar. La composición escrita ha sido investigada muchas veces y se sabe que el escritor puede dejar plasmado, junto a las letras, sus propios estados de ánimo. Por tanto, Dante como así mismo cualquier otra persona, que tuviera su talento, pudo describir este infierno sin problema alguno. Ya lo hemos mencionado, tenemos la posibilidad de suponer cosas, podemos traer a la realidad concreta pensamientos a partir de algo ya conocido. Dante evoca conocimientos ya conocidos como, por ejemplo, cuando menciona a Judas Iscariote. Pero además, menciona a Casio y Bruto que son nada más y nada menos que los que provocaron la muerte de Julio César, esto ocurre cuando él se encuentra en la presencia de Lucifer. Es obvio ver que estos tres personajes son los resaltantes, al punto de que los relaciona directamente con el príncipe de las tinieblas. Uno por traicionar a Jesús y los otros a Julio César. Investigando un poco sobre el autor encontramos que escribió un tratado en latín donde expresa sus ideas políticas, en ellas se encuentra la necesidad de la existencia del Sacro Imperio Romano. Podemos ver entonces cuán importante es el Imperio Romano para el autor y la conexión de por qué Casio y Bruto se encuentran entre los más traidores de todos. Si la Divina Comedia se hubiese escrito en nuestros días, es casi seguro que no hablaríamos de Casio y Bruto sino de personajes como Hitler. ¿Qué quiere decir esto? Dante fue un hombre que tenía un gran talento, y que pudo usar su bagaje de conocimientos previos para crear una obra. Pero esto no quiere decir que él, por obra y gracia de lo Divino, tocara las puertas del infierno y lo dejaran pasar al punto de toparse de frente con el propio Lucifer. Si a él le hubiese llamado la atención otros personajes, o hubiese vivido otro período de tiempo, entonces otros serían esos traidores que La Divina Comedia menciona.

Cerrando con ese comentario, entonces regresemos a nuestra habitación mental de tono blanco. Sí, regresamos acá donde no hay nada, no hay pensamientos que aturdan ni mucho menos. Liberándonos de las visualizaciones anteriores, sigamos con nuestra conversación…

¿Qué pasa con el Cielo entonces? El Cielo es un lugar donde todo es armonía y paz, donde se está en tranquilidad, según las religiones y creencias. Si tuviéramos que pensar en un cuadro que invocara la idea de Cielo encontraríamos uno, por supuesto, pintado con ese cielo que podemos ver si miramos hacia arriba, nubes, personas felices o niños felices tocando la tan conocida arpa, eso es infaltable. ¿Pero de dónde sale esta idea? De un pensamiento, como nace todo. Imaginemos nuevamente la primera vez que alguien debió “traer” a la realidad concreta aquello. Revisemos las características: Cielo es opuesto al Infierno, y si este último es subterráneo pues aquel otro debe estar en las alturas, sí, así grande, donde necesitemos mirar hacia arriba y nunca hacia abajo. Porque resulta que si miramos hacia abajo, estaríamos viendo algo “menos que nosotros”, pero si lo Divino es más grande (y está alejado de los humanos), entonces tiene que ser hacia arriba, difícil de alcanzar porque recuérdese que al cielo van sólo los elegidos y redimidos, o sea no cualquier gente… El cielo evoca luz y ¡qué coincidencia que en el cielo esté el sol! Definitivo, no hay mejor prueba que aquello para estar totalmente seguro que allá arriba, donde reside la luz, es el “lugar preciso” para la gente que es buena. Sigamos entonces. Tenemos la inmensidad, tenemos la luz (que por sí misma evoca todo lo bueno), la grandeza más grande de todas que sólo puede tener lo Divino, porque imposible que un simple humano tenga tal grandeza y por eso estamos tan pero tan separados del cielo. Ahora, ¿Cómo hacemos que un simple humano, que a lo más puede saltar, pueda llegar hasta allá arriba? Bueno, las aves pueden volar, lo que le hace falta al hombre son las alas… ¡Entonces vamos a ponerle alas! ¡Perfecto! ¡Vamos bien! Seguidamente necesitamos una expresión de deleite, y esa expresión se consigue por ejemplo con la música, podemos entonces pintar a la persona tocando un arpa, pues el arpa era el instrumento musical por excelencia en la época, aún no se inventaba el piano pero si esto hubiese sido así, seguramente los cuadros que representan al cielo tendrían a los ángeles tocando el piano. Recordemos nuevamente, podemos representar lo abstracto de manera concreta utilizando lo que ya conocemos, es la única forma de que otros puedan entender nuestro mensaje al querer comunicarlo. Nuestro mensaje será entendido si y sólo si nuestro exterior tiene algún conocimiento previo del tema, pues de no ser así nuestro mensaje no será entendido o interpretado de la manera correcta.

Quiero aprovechar para realizar un comentario respecto a esas cosas que se interpretan de una manera y de otra según sea la persona. En alguna ocasión escuché decir que era malo, en términos de pecado, comer carne de cerdo (cochino, puerco, chancho,… como gusten decirle) porque estos animales siempre andaban entre la mugre, el barro y la cosa, y que además no podían mirar hacia arriba, donde está el cielo, porque en sí mismos son como “pecadores”; básicamente nacen con la “marca de pecado”, y por eso no pueden mirar hacia arriba. Entonces, vamos a fijarnos en eso de que: “lo que sea que no pueda mirar hacia arriba, donde está el cielo, es pecador o malo”. Ahora vamos a suponer que los humanos no pudieran mover su cuello hacia arriba, sino que solamente pudieran mirar hacia delante y hacia abajo. Para el momento de pintar el Cielo y el Infierno, basándonos en las características que ya dijimos, dime tú ¿Dónde crees que estaría el Cielo? ¿Dónde crees que estaría el Infierno? Me atrevo a decir que el Cielo estaría hacia abajo y el Infierno hacia arriba: El Cielo, que es morada de lo Divino, nunca puede dejar de estar a nuestra vista, pues debemos ser buenos (qué casualidad que con un problema en el cuello, no tengamos hacia donde mirar…), y el Infierno, que representa lo malo, “hay que darle la espalda”. O quizás no, quizás el Cielo sí estaría a nuestras espaldas pero no porque queramos alejarnos de lo Divino sino porque “somos tan pecadores que no podemos ver el rostro de Dios” ¿Se ve lo que quiero decir? ¿Se nota que son los seres humanos los que interpretan cosas abstractas, dándole un significado concreto, para que pueda ser entendido en palabras por sus iguales? ¿Y que después, valiéndose del poderío que tenga, imponer esa concepción a los demás? Una idea, interpretada por un humano, llega tan lejos como su poderío político le permita…

En definitiva, si estás rodeado de cosas positivas que te hacen sentir feliz: junto a tu familia, con un empleo que te guste, teniendo una buena calidad de vida,… podrías expresar que: “vives en el Cielo”. Caso contrario, si tienes problemas de celos con tu pareja, no tienes un trabajo estable y de paso los jefes que te tocan son malos, si tienes un montón de cuentas por pagar, problemas con tu familia,… podrías decir: “mi vida es un Infierno”. Retomando la idea de “Ángeles y Demonios”: ¿Qué es Infierno? Es el estado mental donde todas las cosas están mal, donde los pensamientos negativos se apoderan de tu tranquilidad (y buena salud mental) y te convierten en alguien con un estado no-armónico. ¿Y el Cielo? Es el estado mental donde todas las cosas están bien, donde existen pensamientos positivos y te sientes tranquilo, eres alguien en un estado armónico.

Tu vida aquí y ahora puede ser un Cielo o un Infierno. Tú puedes pintar las paredes de tu mente en la manera que quieras. Tú decides si vivir en medio de los celos o no. El entorno sí influye en nuestra vida, pero nosotros podemos decidir cuánto y cómo. Por ahora, pintemos estas paredes con un nuevo Albor y nos vemos en una próxima ocasión. Despierta…

10/08/2010 05:38 p.m.
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